—Para nosotros, la Secta Pico Celestial, esto no significa absolutamente nada. Aceptar estas píldoras de tu parte solo nos haría el hazmerreír ante los demás.

Dijo el maestro Duque con una actitud muy firme, y estas palabras casi parecían salirle entre dientes.

La mirada que dirigió hacia Fane parecía la de alguien que estaba viendo a su enemigo jurado. Fane se sintió un poco perplejo y se frotó la comisura de los labios. Parecía que el maestro Duque se había convertido en una persona irracional en este momento, capaz de cualquier cosa.

Fane no era del tipo que forzaría a alguien a aceptar algo que no querían. Si el maestro Duque no lo quería, entonces él lo tomaría de vuelta. Las ganancias obtenidas de la venta de estas píldoras de Tres Soles serían para él. Por lo tanto, Fane aceptó con calma todas las píldoras de Tres Soles y las guardó en su barco espiritual.

Fue en ese momento que Fane finalmente tuvo la oportunidad de echar un vistazo a Jubal, quien estaba parado detrás del maest