Una pequeña niña corre a todo lo que puede asustada mirando como unos extraños se acercan por el sendero que ella iba, hasta meterse entre unos arbustos temerosa, guardando silencio hasta que las voces se alejan sin que la hayan descubierto. Todavía se queda escondida un rato más por si acaso le da por volver y la atrapen si sale. Cuando una voz muy conocida la hace saltar.
— Gil, cariño, ¿qué haces escondida ahí? —pregunta una bella mujer inclinándose para ver por entre los arbustos.—Nada mamá, es que las personas me miran extraño y se burlan de mí —contestó saliendo, sintiendo que estaba segura en los brazos de su madre.—No es extraño amor, es solo curiosidad. Trató de explicarle una vez más, su madre. Pues era verdad lo que decía la niña, su hermoso cabello blanco y sus peculiares ojos hacían que todos la miraran como si ella fuera algo malo. No eran pocas las veces que tenían que escapar por tal motivo de los lugares.—¿Por qué mi pelo es blanco, mamá?—No lo sé cariño, fueron los designios de los dioses —contestó ella lo que realmente creía, no tenía otra explicación para tal hecho.—¿No puedes pintarlo?—¿Para qué quieres que lo pinte? Eres muy hermosa así hija. Van caminando, por un sendero del bosque rumbo al poblado. Habían ido a recolectar algunos frutos. Cuando están por llegar a la casa, ven como salen varias personas de la misma y se esconden. Cuando ya se han alejado lo suficiente, corren y entran en la casa por la puerta trasera, en el salón su padre tenía la cabeza agarrada con las manos, al sentirlas llegar la levanta.—¿Llegaron? ¿No tuvieron problemas? —pregunta preocupado.—¿Qué quería el jefe del pueblo aquí? —pregunta a su vez la mujer.—Lo de siempre, ya sabes, mucho habían tardado. Vino a decirme, que tenemos que abandonar el pueblo.—¿Por qué? ¿Qué nueva desgracias nos achacaron? ¿Adónde vamos a ir?—No lo sé querida, pero nos dieron hasta la noche para irnos, o seríamos perseguidos. Así que recoge todo y vámonos.—Está bien querido, vamos Gil, recoge lo más necesario, no podemos cargar mucho. En media hora se ponen en camino, su padre la carga para poder caminar más rápido, deben de dejar el territorio antes que caiga la noche. Al fin lo logran, están fuera del poblado. Se sientan a descansar un rato. Ya es noche cerrada. La luna brilla en el cielo.—Vamos a ver, si encontramos una cueva querida. Encenderemos fuego, la noche va a ser fría.—Creo que en aquella montaña, puede que encontremos donde refugiarnos.Caminan en medio de la vegetación, hasta llegar a la falda de la montaña. Una gran gruta se encuentra un poco más arriba, escalan con algo de dificultad, hasta que al fin llegan.—Gil linda, ven deja que te abrigue más.—¿Por qué mamá? No tengo frío, es hermoso aquí, mira papá las estrellas.—Si amor, es hermoso. Pero ve a ponerte más ropa, la noche va a ser muy fría.—¿Dormiremos aquí papá?—Si linda, lo haremos. Mañana tenemos que decidir para donde ir.—Creo que deberíamos irnos a la ciudad. Allá, mi prima nos puede albergar hasta que podamos buscar donde vivir.—¿Recuerdas por qué dejamos la ciudad, querida?—Sí, pero eso no ha vuelto a pasar, desde que adquirieron el color gris, no han vuelto a ser dorados.—No quiero arriesgarme, prefiero que busquemos otro pequeño poblado.—No amor, en la ciudad hay muchas personas. Es más fácil ocultarnos. Además, podemos ponerle lentes de contacto que le cambie el color de los ojos.—Eso es verdad, no lo había pensado. Tiene cinco años, ahora entiende lo bueno y lo malo. Está bien, con las primeras luces del día, nos iremos a la ciudad. Duermen en la cueva, la noche es muy fría por lo que han dejado la fogata encendida. Gil duerme en medio de sus padres. Un ruido hace que abra los ojos. Mira atentamente, unos ojos rojos la miran con atención, se asusta, y se esconde entre sus padres.Pero siente como unos pasos se acercan, vuelve a levantar la cabeza y se encuentra con un enorme lobo, sentado al lado del fuego que la mira con sus ojos rojos . Gil no sabe por qué, pero esos ojos la atraen, se acerca al lobo que se echa.Llega temerosa a su lado, el lobo mueve su cola despacio. Gil pierde el miedo y acerca su mano hasta que siente como el lobo levanta la cabeza y choca su nariz con su manita. Sonríe feliz, y roza su nariz con la de él.—¿Tienes frío? Yo también, aquí en el fuego es rico, ¿verdad? El lobo la contempla extasiado mientras mueve su cola en señal de amistad. Gil, se sienta a su lado, comienza a acariciarlo en la cabeza. Él entrecierra los ojos sintiéndose muy feliz. Ella se cansa y se recuesta a su lado, el calor que despide el lobo, hace que de a poco se quede dormida. El animal la envuelve con su cola, y se queda así hasta que siente que el padre de ella se mueve, se marcha sigilosamente, hasta estar detrás de unos arbustos. Donde se queda vigilante cuidando de que nadie se acerque al lugar.—Querida, querida, despierta. Ya tenemos que irnos —llama el padre poniéndose de pie. La madre busca asustada a su lado al no sentir a la niña.—Gil, ¿dónde está Gil?—Mírala allí cerca del fuego, parece que tenía frío.—Gil querida despierta, ya tenemos que irnos —la llama su mamá.—Mamá, ¿viste mi lobo? —pregunta todavía adormilada, girando la cabeza buscando por todas partes.—¿Qué lobo, querida? Debes haber estado soñando. Vamos amor, tenemos que llegar hoy a la ciudad. Bajan por el lado opuesto de la montaña, hasta salir al sendero que va a la ciudad, siempre seguidos por el enorme lobo sin que se dieran cuenta. Un auto que pasa de una pareja de ancianos los recoge y les hace el favor de llevarlos hasta el centro. Se dirigen a la casa de la prima de la madre, pero ella ya no vive ahí y nadie sabe decirles para dónde se mudó.—¿Y ahora qué hacemos, querido?—Vamos a tratar de encontrar un cuarto bien barato, tenemos unos ahorros, nos dará hasta que encuentre trabajo.—Yo también puedo trabajar.—Está bien querida, lo haremos los dos.Deambulan por la ciudad por muchas horas sin encontrar nada de lo que buscan, hasta pasado el mediodía caminan hasta llegar a un pequeño café. Se introducen en él, y compran algo para comer. Luego de que les sirven salen y se sientan en un pequeño parque a descansar que queda justo al cruzar la calle sintiéndose algo perdidos.—Es grande la ciudad querida.—Sí, muy grande, aquí podremos ocultar bien a Gil.—¿Crees que los enemigos aún la buscan? Era una bebé cuando la salvamos. Ellos no deben ni saber que nació, a lo mejor piensan que mi Luna escapó con ella, no nosotros.—Estoy segura que no descansarán hasta que den con ella. Ellos saben que ni tú ni yo dejaríamos a nuestra Luna sola. Y Gil es tan peculiar que se van a dar cuenta de que no nos pertenece, enseguida descubrirán de quién es.—Han pasado muchos años desde que pasó aquello. No han mandado a nadie por ella. Deben pensar que murió igual que nosotros. Explica el hombre mientras come su emparedado observando como Gil juega un poco más allá con unas ramas y hojas de los árboles. Todo este tiempo se han mantenido constantemente moviéndose de un lugar a otro. Primero huyendo de los enemigos, segundo porque las gentes en los poblados siempre se asustan por el color del cabello y los ojos de la niña y la culpaban de todas las cosas malas que sucedían siempre queriendo sacrificarla.—No importa, todavía no es tiempo de regresar —lo saca de sus pensamientos su esposa que come igual que él mirando la niña. —La seguiremos cuidando por una eternidad. La quiero como si fuera nuestra, no quiero que le pase nada.—¿No crees que debiéramos decirle quién es? Y declararle qué somos nosotros. Extraño ser yo, correr libremente por el bosque, convertirme en mi verdadero ser. —Todavía es muy pequeña, esperaremos hasta que cumpla dieciséis años. Aguanta un poco más querido ya falta poco. Después de eso nos iremos a vivir solos a una montaña y la entrenaremos. No sé los designios que tienen los dioses con ella y nosotros, pero yo no le fallaré a mi Luna. Se quedan en silencio un tiempo más comiendo lo que compraran en el café y descansando sus doloridos pies, para seguir en la búsqueda de trabajo, pero sobre todo de un lugar dónde pasar la noche. Cuando una voz a sus espaldas los hace girar.—Perdón, señores. ¿Pudieran por favor ayudarme con algo?— les pregunta una señora entrada en años— es que se me ha roto mi auto y no puedo dejar mis paquetes dentro de él hasta que vengan a buscarlo, se me echaría a perder las cosas, y debo hacer la entrega en tiempo. Les pagaré por sus servicios.— ¡Sí señora, con mucho gusto! —dice el padre de Gil poniéndose de pie de un salto.—¡Oh, qué niña tan exótica! —exclama al Gil acercarse—, ¿es suya?Se detienen en seco y la miran preocupados. No es la primera vez que los rechazan por el aspecto de su linda y pequeña hija.—Sí, es nuestra pequeña hija. —Felicidades, es muy hermosa.—Muchas gracias, señora —responden y respiran aliviados al ver como ella en verdad la elogió y le sonríe con cariño a Gil.—Acabamos de llegar a la ciudad—explica la madre, que también se apresta para ayudar a la amable señora. —Estamos buscando donde vivir y trabajar.—Pues se han puesto de suerte, estoy abriendo una nueva dulcería y me vendría bien que trabajaran para mí —ofrece enseguida trabajo. —Estoy en busca de nuevos trabajadores, podría incluso alquilarles un pequeño apartamentico detrás de la dulcería, pero se los advierto, está muy descuidado, tendrían que arreglarlo.—¡Oh, señora muchas gracias, muchas gracias! — exclaman enseguida los dos inclinándose delante de ella sin poder creer que hayan tenido tanta suerte. —No importa, le aseguramos que lo arreglaremos sin problemas. Aceptamos su
El enorme lobo negro con sus ojos rojos, está allí frente a ella. Avanza despacio a su encuentro, pero al ver como ella cierra los ojos y se hace un ovillo en una clara demostración del inmenso miedo que está experimentado, se detiene a unos cuantos pasos de ella. Se sienta en sus patas traseras y la observa sin hacer nada más, moviendo lentamente su cola de un lugar a otro. Gil aún tiembla asustada, y aunque él se detiene ella vuelve a retroceder hasta que su espalda choca con el tronco de un árbol, y se queda allí sin saber qué hacer. Observa como el lobo no hace un solo gesto de venir hacia ella de nuevo, todo lo contrario, se acuesta en el lugar con su cabeza sobre sus patas delanteras, sin dejar de observarla con sus ojos rojos que cambian a dorados, moviendo la cola suavemente. ¡No sabe qué pensar, es un enorme lobo! Lo ve como agacha sus orejas en una clara señal de sumisión ante ella. Eso lo sabe por la cantidad de veces que su padre le ha explicado que significa ese gesto e
Serafín al escuchar la pregunta de Gil, frena de un golpe y se detiene para girarse hacía ella. —¿De mi tamaño? ¿Qué quieres decir? ¿Dónde viste un lobo de mi tamaño?—pregunta muy preocupado su papá, y eso le intriga. ¿Sabrá su papá que existe su lobo? Lo ve ahora cómo gira su cabeza mirando para todas partes como si quisiera ver algo que los siga. Vuelve a poner en marcha el auto asustado. Gil al verlo de esa manera, le dice.—Es solo curiosidad papá.—Gil hija, hay cosas que no sabes, pero quiero que me prometas una cosa—le pide en un tono muy serio.—Lo que quieras papá.—Sí algún día ves a un lobo de mi tamaño me lo dirás enseguida. Es muy importante Gil. ¡Promételo! Puedes estar en serio peligro hija mía.—Lo prometo papá, lo prometo —se apresura a decir al sentir el miedo en la voz de su padre, que sigue hablando de igual modo.—Hija, yo sé que no me entiendes ahora, pero un día lo harás. Tienes que avisarme si viste un lobo de mi tamaño. ¿Viste uno? Confía en mi hija, te pro
Gil desde hace varios días nota a sus padres nerviosos y se le quedan mirando fijamente. Sabe que algo muy importante quieren decirle, pero pareciera que temieran. La otra cosa que la tiene nerviosa, es que ha comenzado a escuchar una voz en su cabeza que le dice que se llama Lúa, que muy pronto la conocerá. Buscó en la biblioteca el significado de ese nombre y descubrió que era Luna. La voz le había dicho que ella era hija de la Luna. Su lobo, por alguna razón, le dijo que no vendría hasta la luna llena. O al menos eso le pareció entender y su voz en la cabeza le tradujo. Eso le gustaba, porque desde que ella apareció, podía a su parecer conversar con su lobo. No estaba segura si todo no era obra de su imaginación, pero la hacía sentirse feliz, creer que podía comunicarse con él. Él, según la voz en su cabeza le había dicho, que no vendría en toda la semana, hasta el día de la luna llena, donde pretendía decirle un gran secreto. Estaba de lo más intrigada por aquello. Le preguntó v
Gil escucha desde su posición tirada en el piso, todo lo que hablan los extraños. Gritan y saltan eufóricos ante lo que ha anunciado el anciano. Hasta que al fin se detienen y uno de ellos dice.—Un momento, mi Alfa. ¿Dijo que realizaría la ceremonia hoy? Pero no es luna llena, mi Alfa. ¿No debe ser cuando esté en lo más alto para que todo surta efecto?—Es cierto, pero en estos momentos eso no importa. Su loba despertó ya, si dejamos que se convierta, no podremos hacerlo después. Tampoco podemos arriesgarnos, de que él se percate de que la tenemos. No sé por qué, siento que está conectado con ella. Tiene la esencia de él en todo su cuerpo. ¿No lo vieron con ella?—Eso es imposible, la conexión solo se puede hacer luego que ella se convierta. Además, jamás lo hemos visto cerca de ella —asegura uno de los raptores. Y comprende el miedo que siempre observaba en sus padres, mirando alrededor todo el tiempo y el extremo cuidado, queriendo que le dijera en todo momento dónde iba. Era ver
El Alfa Aren se encontraba en una importante reunión, como siempre, convertido en lobo cuando recibió la llamada de Serafín. Sabía que se trataba de su Luna, llevaba dos horas sintiendo que algo no estaba bien con ella. Pensaba que se trataba de su loba, que estaba por salir. Podía percibir el miedo primero que experimentó, luego se había calmado. Pero en los últimos momentos la sentía muy cerca aterrada. La reunión era con los ancianos de la manada, para analizar las cosas de la dichosa ceremonia para encontrarle una Luna. Por eso se aguantaba las ganas de salir corriendo a ver qué pasaba. Iría en la luna llena como le había prometido que debía ser el otro día, la acompañaría cuando se transformara y le confesaría todo. Luego tenía planeado que se transformaría delante de ella en humano. Y la traería con él para protegerla y amarla la vida entera. La proclamará su Luna ante su manada. Por eso estaba empeñado en que esperaran la otra luna llena para hacerlo, y no había salido a ver
La claridad y el frío hacen que Gil abra los ojos. Sigue desnuda, en medio de la nada, rodeada de nieve y vegetación. Todo a su alrededor se ha vestido de blanco, parece que nevó muy fuerte en la noche, si no llega a ser por el lobo de seguro estuviera congelada, ¿dónde está? ¿Sería cierto o no? Observa a su alrededor, y no ve ninguna señal de que haya estado un lobo allí, no existe una sola huella. Durmió al lado de un montículo de tierra que impidió que el aire, la lluvia y la nieve la dañaran más. El Alfa Aren a corrido a verla al sentir que se despertó, se pasó toda la noche reforzando el link para sentirla en cada momento. La ve mirar para todas partes incrédula, tienes muchas heridas por todas partes y sigue asustada. Gil gira la cabeza y lo sabe, ella lo está buscando por lo que camina hasta colocarse en un lugar dónde lo pueda ver, pero no se asuste. Gil casi se convence a sí misma, de que soñó al lobo. Unos ruidos en el bosque, hacen que dirija su mirada allá asustada. Y
Nos giramos despacio al ver que estamos rodeados por un aura de luz amarilla, para encontrarnos de lleno con nuestra madre Luna. Nos arrodillamos inclinando nuestras cabezas.—Alfa Aren, has proyectado tu Divinidad Suprema. Lo cual ha hecho que todos se fijen en ti —habla con una voz muy pausada y melodiosa. Luego se dirige al hermano de Aren. —Beta Enril, eres el encargado de mantener la balanza. Deberán proteger por encima de todo a mi hija, fue robada de mí y escondida en el vientre de la Arconte menor. —¿Robada? ¿Qué quiere decir con eso madre?—Su esencia fue robada de mí y introducida en el bebé que iba a tener una Arconte Menor, deben cuidar de ella con sus vidas. —Sí, madre. Se lo prometemos —contestan los dos al mismo tiempo.—Ella tiene un largo recorrido por delante. Tienen que protegerla o vendré personalmente a llevarla conmigo —ahora su tono de voz dejó de ser dulce para volverse duro, frío y amenazante. — Alfa Aren, debes dominar a tu Arconte Mayor o el mal te domina