Gil escucha desde su posición tirada en el piso, todo lo que hablan los extraños. Gritan y saltan eufóricos ante lo que ha anunciado el anciano. Hasta que al fin se detienen y uno de ellos dice.—Un momento, mi Alfa. ¿Dijo que realizaría la ceremonia hoy? Pero no es luna llena, mi Alfa. ¿No debe ser cuando esté en lo más alto para que todo surta efecto?—Es cierto, pero en estos momentos eso no importa. Su loba despertó ya, si dejamos que se convierta, no podremos hacerlo después. Tampoco podemos arriesgarnos, de que él se percate de que la tenemos. No sé por qué, siento que está conectado con ella. Tiene la esencia de él en todo su cuerpo. ¿No lo vieron con ella?—Eso es imposible, la conexión solo se puede hacer luego que ella se convierta. Además, jamás lo hemos visto cerca de ella —asegura uno de los raptores. Y comprende el miedo que siempre observaba en sus padres, mirando alrededor todo el tiempo y el extremo cuidado, queriendo que le dijera en todo momento dónde iba. Era ver
El Alfa Aren se encontraba en una importante reunión, como siempre, convertido en lobo cuando recibió la llamada de Serafín. Sabía que se trataba de su Luna, llevaba dos horas sintiendo que algo no estaba bien con ella. Pensaba que se trataba de su loba, que estaba por salir. Podía percibir el miedo primero que experimentó, luego se había calmado. Pero en los últimos momentos la sentía muy cerca aterrada. La reunión era con los ancianos de la manada, para analizar las cosas de la dichosa ceremonia para encontrarle una Luna. Por eso se aguantaba las ganas de salir corriendo a ver qué pasaba. Iría en la luna llena como le había prometido que debía ser el otro día, la acompañaría cuando se transformara y le confesaría todo. Luego tenía planeado que se transformaría delante de ella en humano. Y la traería con él para protegerla y amarla la vida entera. La proclamará su Luna ante su manada. Por eso estaba empeñado en que esperaran la otra luna llena para hacerlo, y no había salido a ver
La claridad y el frío hacen que Gil abra los ojos. Sigue desnuda, en medio de la nada, rodeada de nieve y vegetación. Todo a su alrededor se ha vestido de blanco, parece que nevó muy fuerte en la noche, si no llega a ser por el lobo de seguro estuviera congelada, ¿dónde está? ¿Sería cierto o no? Observa a su alrededor, y no ve ninguna señal de que haya estado un lobo allí, no existe una sola huella. Durmió al lado de un montículo de tierra que impidió que el aire, la lluvia y la nieve la dañaran más. El Alfa Aren a corrido a verla al sentir que se despertó, se pasó toda la noche reforzando el link para sentirla en cada momento. La ve mirar para todas partes incrédula, tienes muchas heridas por todas partes y sigue asustada. Gil gira la cabeza y lo sabe, ella lo está buscando por lo que camina hasta colocarse en un lugar dónde lo pueda ver, pero no se asuste. Gil casi se convence a sí misma, de que soñó al lobo. Unos ruidos en el bosque, hacen que dirija su mirada allá asustada. Y
Nos giramos despacio al ver que estamos rodeados por un aura de luz amarilla, para encontrarnos de lleno con nuestra madre Luna. Nos arrodillamos inclinando nuestras cabezas.—Alfa Aren, has proyectado tu Divinidad Suprema. Lo cual ha hecho que todos se fijen en ti —habla con una voz muy pausada y melodiosa. Luego se dirige al hermano de Aren. —Beta Enril, eres el encargado de mantener la balanza. Deberán proteger por encima de todo a mi hija, fue robada de mí y escondida en el vientre de la Arconte menor. —¿Robada? ¿Qué quiere decir con eso madre?—Su esencia fue robada de mí y introducida en el bebé que iba a tener una Arconte Menor, deben cuidar de ella con sus vidas. —Sí, madre. Se lo prometemos —contestan los dos al mismo tiempo.—Ella tiene un largo recorrido por delante. Tienen que protegerla o vendré personalmente a llevarla conmigo —ahora su tono de voz dejó de ser dulce para volverse duro, frío y amenazante. — Alfa Aren, debes dominar a tu Arconte Mayor o el mal te domina
Enril mira a su alrededor en lo que hace que Aren lo siga. No quiere que nadie sepa que regresó, al esconderse, vuelva a preguntar.—¿Qué haces aquí Aren? ¿Dónde está tu Luna?—Necesito ropa para Gil, comida.—Ven conmigo. Se dirigieron raudos a la habitación de una de las tantas chicas que habitaban el castillo tomando un juego de dormir. Luego a la cocina donde tomaron sopa y un pan. Se los puso todo en un bolso en el hocico del lobo, que desapareció al instante. Al llegar a la cabaña, el Alfa Aren colocó todo al lado de la chimenea y esperó escondido pacientemente que ella despertara. Gil abrió los ojos mirando todo a su alrededor, todavía estaba frente a la chimenea cubierta por una colcha y no había aparecido el dueño del lugar. Mira hacia afuera y ve que llueve aún torrencialmente. Comienza a llorar asustada sin saber qué hacer ni qué pensar. La voz de Lúa en su cabeza le dice que se calme, que todo va a estar bien.—¿Dónde estamos Lúa?—No lo sé, pero él vino por nosotras.
Gil no sale de su asombro, se pasea por la habitación mirando todo con los ojos muy abiertos. ¡Nunca en sus cortos años, había visto tanta opulencia! Le parece que está en un castillo de cuentos de hadas, todo es como lo describen. La cama es enorme vestida de sábanas extremadamente blancas, se ve muy mullida, rodeada de hermosas cortinas brocadas con hilo dorado. Pasa su manos por encima de ella sintiendo la suavidad de la tela. Muere por dejarse caer en ella, pero se mira tan sucia y la cama tan limpia que no lo hace. Un juego de sillones, están delante de una gran chimenea de un estilo muy rebuscados, también son dorados con arabescos impresionante, se dirige allá con deseos de acurrucarse en uno de ellos.. Todo es tan impresionante limpio que teme ensuciarlo.—¿Es tu casa? —Vuelve a preguntarle al lobo. Este en respuesta tira de su abrigo. Ella entiende y rápidamente se lo quita, también las botas, dándose cuenta de que ha dejado un reguero de lodo por la estancia. Lo mira apena
El Alfa Aren se mantiene ocultando a su Luna de su hermano que se mueve de un lugar a otro con sus ojos lanzando dos rayos azules de energía. Enril al darse cuenta de lo que hace, se detiene y observa como los ojos de su hermano son dorados y está rodeado de una energía del mismo color, lo cual le dice que su Arconte Mayor está presente y pendiente de lo que él hace. Suelta todo su aire y trata como siempre de ser razonable.—Aren, sé lo que significa ella para ti —le dice muy bajito poniendo su mano en el hombro de su hermano que lo mira ansioso, lo comprende, claro que lo hace por ello le dice. —Está bien, investigaremos en secreto todo de nuevo.—Gracias mi hermano, sabía que podía contar contigo. Si se prueba que fueron ellos, no podré presentarla al consejo como mi Luna. Sin embargo, no la rechazaré porque sabes lo que me costaría, pero no la proclamaré nunca mi Luna, la mantendré prisionera una eternidad. ¿De acuerdo? —Le dice para tranquilizarlo, porque no se le escapan las m
El Alfa Aren todavía convertido en Arconte, observa la increíble mujer en que se ha convertido su pequeña y adorable humana Gil. Es de una extraordinaria belleza. Su pelo blanco resplandece como la luz de la luna llena. Encima de su cabeza, tiene un aro dorado, con una media luna resplandece. Su cuerpo ya no es el de una jovencita casi mujer. Es el de una hermosa mujer, con formas voluptuosas. Sus redondos senos resaltan encima de su estrecha cintura. Sus exuberantes curvas están apenas cubiertas por una hermosa túnica casi transparente que también resplandece de color plateado. Todo el cuerpo de Gil está rodeado de un aura que asemeja la luz de la Luna. Grandes botas blancas adornadas con arabescos dorados llegan hasta la mitad de sus muslos. Pero lo más sorprendente, es que está sentada en una media luna blanca adornada de dorado, con alas de plumas blancas, que levita delante de Aren que no sabe cómo comportarse ante esa hermosa mujer. Sus ojos se abren despacio para observar al