Inicio / LGBT / Fundiendo una nueva alma / Capítulo I: No me interesa
Fundiendo una nueva alma
Fundiendo una nueva alma
Por: Rosalía Fernández de Córdova
Capítulo I: No me interesa

“Demasiado fría”.

El agua subió a su pecho; mientras fue recostándose poco a poco. El frío le llegó a la nariz. Tomó una bocanada de aire antes de hundirse nuevamente.

“No aguanto más”.

Toda su cabeza se enfrió. Sus pulmones ardían por la falta de oxígeno. Se sentó de golpe cuando le fue necesario volver a respirar. Abrió los ojos para ver el agua correr, cristalina, reflejando las rocas que adornaban el fondo. Las gotas caían desde su cabello, chorreando sobre su espalda desnuda. Sacudió la cabeza. Meneando cada pelo mojado, haciendo una brisa rápida a todo su alrededor.

Se levantó, descubriendo cada parte de su cuerpo. El agua apenas era capaz de cubrir su pantorrilla. Caminó con los pies descalzos sobre las rocas hasta la orilla. Así, con el cuerpo húmedo, se colocó sus prendas. Mojando la tela, provocando que se adhiriera a su piel.

-¡ahh! - suspiró - tengo que volver a casa - subió las manos a su cabeza. Tranquilamente, comenzó a caminar sin prisa.

El sol empezaba a esconderse tras las montañas cuando por fin se vio una figura caminando que se acercaba por el horizonte; mientras caminaba lentamente. Las personas que lo veían susurraban entre ellas; a la vez que le dedicaban miradas sutiles.

Mientras caminaba despreocupadamente, se llenaba de orgullo al ser el centro de las miradas; aunque no fueran de admiración. Al llegar a las puertas de una enorme casa, tomó aire profundamente antes de empujar la madera y adentrarse en el lugar.

Cuando se escuchó el rechinido de la puerta, rápidamente se acercó una mujer. Limpiándose las manos con la falda del vestido manchado que antes era blanco, habló agitada - Adair - llamó. El joven suspiró - ¿otra vez estuviste perdiendo el tiempo? - la señora era varias pulgadas más baja que él.

Adair bajó los ojos, poniéndolos en el rostro de la mujer que le llegaba a la barbilla - Solo me fui por un momento - cerró los párpados por un segundo, luego, los volvió a abrir lentamente - Madre, no hagas escándalo otra vez.

La señora soltó la tela de su vestido bruscamente - ¡no haría escándalo si tú me obedecerás! - indignada, reclamó con furia - ¡mira lo grande que estas!, ¡ya eres un adulto y aun no quieres trabajar!, ¡ninguna de las jóvenes alrededor quiere casarse contigo porque ya saben lo vago que eres!.

Adair apretó los puños; en tanto asentía - Sí, madre.

-¡no repitas más eso si no harás nada! - la señora dejó de hablar antes de calmarse un poco - te he conseguido un trabajo, pero tienes que presentarte mañana a primera hora para que te expliquen que hacer - la señora fijo su vista en esos ojos oscuros posados en ella. Tranquilos y vacíos, se mantuvieron estáticos mientras lo reprendió - Por ahora, ve a lavarte, la cena está lista.

-Sí, madre - Adair, pasó adelante. Escuchando a sus espaldas el suspiró de dolor producido por su madre.

-este hijo mío - la voz baja llegó a sus oídos como una brisa traída por el viento. Fingiendo ignorancia, se dirigió a su habitación.

Muy temprano en la mañana, su madre llegó a su puerta. Lo sacó de prisa de casa dándole indicaciones del lugar al cual debía ir. Luego, cerró la puerta como un claro mensaje para que no volviera a entrar. Parado en medio del camino solitario, abrió la boca, inhaló todo el aire que cupo en sus pulmones; a la vez que curvada la espalda hacia atrás, mientras alargaba los brazos hacia arriba.

El sol aún no había terminado de salir, cubriendo las calles de un gris pálido con sus primeros rayos cálidos. Cuando terminó de bostezar, Adair se rascó los ojos con ambas manos. Quitando los cheles que aún no se habían caído. Debido a la pereza y el sueño, no prestó atención a las palabras de su madre cuando lo sacó de la cama; por tal razón, no tenía idea del lugar al cual tenía que dirigirse. Sin embargo, no le importó en lo absoluto. Simplemente caminó en busca de un lugar para seguir durmiendo.

El lago al cual iba a relajarse cada tarde estaba cubierto por la bruma de la mañana. La capa blanca de niebla reposaba suavemente sobre la superficie, demostrando la gelidez que atormentaba a quien tocara sus tranquilas aguas. Como Adair solo deseaba dormir. En lugar de sumergirse, se recostó en el tronco de un árbol. Sin embargo, no estuvo lo suficientemente cómodo; así que, se levantó molestó. Limpió la parte trasera de sus pantalones antes de volver al camino.

Al llegar al pueblo, las personas ya corrían de un lado a otro muy despiertas a diferencia de él. Adair metió las manos en los bolsillos; mientras observaba al caminar a las personas ocupadas, cuando vio de lejos a una figura conocida que le sonreía directamente a él.

Parada frente a la puerta de una casa. Una joven alzó la mano, saludando a Adair. Éste, suspiró con cansancio. Dado que lo había visto, se encontró obligado a acercarse a saludarla; debido a que ya era tarde para ignorarla. Cuando estuvo cerca, por cortesía sacó una mano de su bolsillo y la tendió ante ella.

La joven, colocó su delicada mano sobre la de él - Adair, hace tiempo que no pasas a saludar.

-Lo siento - bajó ligeramente la cabeza hacía sus manos unidas, como si fuera a darle un beso; sin embargo, no llegó a rozar sus labios antes de enderezar su espalda y soltar la mano - No te había visto en estos días. Creí que no tenías permitido salir.

La joven, colocó sus manos sobre sus caderas. Levantó la quijada levemente al responder - He estado aquí todos los días; pero tu pasas de largo sin verme.

Lo cierto era que Adair la veía cada tarde, parada bajó el alero de la puerta; sin embargo, le resultaba agotador el simple hecho de hablarle; por tal motivo, siempre fingía no verla. Pues, no le interesaba en lo absoluto tener relación alguna con esa joven.

Por el contrario, Fabiola, haciendo oídos sordos de los chismes de las señoras, siempre intentaba acercarse a él. Siendo la única de las señoritas que no lo despreciaba por su actitud de bago. Aún así, Adair no estaba interesado en lo más mínimo por ella, resultándole molesta.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo