Ahora me había dejado pensando, yo había tomado la decisión de terminar la relación por lo que pensaba que me estaba haciendo Apolo, pero justo ahora descubría que cada cosa que vi tenían una justificación tal y como me había dicho él, supongo que entonces ya no tiene sentido separarnos solo que tenía todavía esa sensación de estar molesta, ya no con él porque sería absurdo, pero sí con las otras dos por haber ocasionado todo esto, ¿cómo es posible que puedan existir personas tan malas en el mundo que desean hacer daño solo porque sí? Entonces ¿qué respuesta le doy a Apolo?
-¿Freya? –me llamó sacándome del lapsus en el que estaba
-Perdón, es que realmente no lo sé
-¿Cómo que no lo sabes?
-No, es que ahora mismo tengo una mezcla de sentimientos encontrados, comprendo que no hiciste nada malo, eso no es lo que me tiene confusa, es que hasta hacía cinco minutos estaba tan molesta, tan triste, tan descompuesta y a eso añádele ahora la sorpresa de lo que me mostra
-Apolo, cielo, no te demores más que vamos a llegar tarde –le grito desde la sala para que me escuche bien y a los pocos segundos aparece enfrente de mí-Disculpa cielo, es que no encontraba mi móvil, ¿cómo sigues? ¿te has mejorado algo?-La verdad muy poco, me encuentro bastante mal –llevo ya unos cuantos días enferma, mi estómago duele a cada rato, vomito a cualquier hora, estoy cansada todo el tiempo, hasta he bajado un poco de peso. Por eso es que hoy Apolo y yo vamos al hospital para que me realicen unas pruebas y estudios que nos indicó nuestro médico para descubrir qué es lo que me tiene así, cuál es la causa de tantos malestares-¿Estás nerviosa cielo? Sé que después de que casi mueres los hospitales no se han convertido en tu lugar favorito precisamente-Estoy bien, solo un poco ansiosa –Apolo tenía razón, desde ese entonces no soporto el olor ese particular que tienen los hospitales y la vibra que me transmiten es horrible, no quisiera tener que ent
Desde que tengo conciencia, siempre he sido una luchadora, mi madre pasaba muy poco por casa, durante el día trabajaba y en la tarde solo pasaba para dejarme la comida que me había comprado y para alistarse, todas las noches salía con algún tipo, muy pocas veces era el mismo, solamente mantenía relaciones algo más duraderas con aquellos que tenían la posibilidad de darle la "buena vida" que a ella le interesaba y mi padre, bueno, a ese nunca lo conocí, cuando mi madre salió embarazada hizo lo típico: irse; suena a cliché, lo sé, pero es lo que hay, estas cosas suceden en la vida real.Toda mi infancia me la pasé en estas circunstancias, por tanto, tuve que aprender a hacerme mis cosas, limpiar la casa, lavar mis ropas, y sí, también defenderme sola ante el abismo voraz que es la vida.Como tenía tanto tiempo libre y nadie que me regañara o me prohibiera hacer las cosas, sobre los 16 años comencé a salir sola con mis amigas, esperaba a que mi mamá se fuera a sus andanzas,
Aquí estoy, como ya es costumbre cada noche de viernes, esperando a que sean las 8 para ir a mi bar preferido, por ella. Siempre está en el parque de la esquina esa chica, me la he cruzado en ocasiones, la he visto disfrutando con sus amistades y es preciosa, su tez blanca y su pelo castaño le resalta el color azul de sus ojos y su mirada es tan angelical que a veces me da miedo ensuciarla con la mía.Tener una vida tan formada, tan "perfecta" como la mía a veces resulta agotador. Todos esperan de uno que sea ese tipo impecable, sin un solo borrón en su historia. La vida empresarial me ha ayudado mucho a abrirme puertas, conocer personas importantes y claro, también en la parte económica, ser millonario tiene sus ventajas, pero, es solo eso, fachada. Tengo la sensación todo el tiempo de estar vacío, algo me falta y cuando la veo a ella, aunque sea desde la distancia, esa sensación en el pecho se desvanece, es gracioso, ni siquiera sé su nombre y saber que existe y verla furtiv
Después de mi encuentro con Apolo aquella noche, pasé meses pensando en volver al bar, a verlo, pero el miedo se apoderó de mí y pudo más que yo. Me lamenté mil veces ser tan indecisa. Cada vez que recordaba su sonrisa pícara, el toque de sus dedos en mi piel, su voz, me erizaba de pies a cabeza, había algo en él que a pesar de su forma tan bruta de proceder conmigo, me inspiraba confianza, pero nunca me armé de coraje para ir en su búsqueda nuevamente, no sabía que el destino tenía planeado algo diferente para mí.(…)Pasó el tiempo y las cosas por casa se mantenían iguales, solo que mi madre ahora andaba con un tipajo que se había mudado con nosotras. No creo que estuvieran enamorados el uno del otro, pero bueno, mi mamá era un ser incapaz de amar, eso no era lo que ella buscaba en los hombres. A este hombre lo endulzaba y como me decía de pequeña, le daba lo que él quería, y como premio él le complacía todos los gustos que ella quisiera.Me pasé los dos años res
Desperté agitada, estaba bañada en sudor, pero no había tenido una pesadilla, no, todo lo contrario, había soñado con el encuentro que tuve con el amigo de Eyra, ese chico sí que sabía lo que hacía, hasta mi subconsciente quedó enganchado con todo ese cúmulo de nuevas sensaciones.Miré hacia la cama de mi compañera de cuarto, pero no estaba ahí, la cama estaba hecha, así que lo más seguro era que todavía no hubiera llegado de la fiesta, esa sí que la cogió en grande anoche, cuando llegue tengo que preguntarle por su amigo, si le comentó algo sobre mí, si se molestó porque me marché sin decir nada, además, tengo que preguntarle su nombre, anoche entre tanta agitación se me olvidó preguntárselo.¡Oh por Dios! Besé a un chico que ni su nombre conozco, ¿pero a mí qué bicho me ha picado? En otro momento jamás hubiera hecho algo así, a pesar de eso, tengo que reconocer que esa adrenalina se siente tan bien, en otro momento me hubiera repudiado a mí misma, pero, ahora, creo que hasta
Aproximadamente, sobre las 6 de la tarde, Eyra me dijo que comenzara a arreglarme para la salida, a esas alturas todavía no sabía ni a dónde íbamos a ir, solo me dijo que me vistiera casual.Ya que estaba en proceso de romper viejas costumbres me decidí por un top negro de encaje y una mini saya con una pequeña pero provocativa abertura en el muslo derecho, si Víctor tenía pensado volverme loca con sus jueguecitos, yo le iba a responder con la misma moneda.Ya eran las 7 cuando escuché sonar la puerta, yo no estaba esperando a nadie y Eyra tampoco. Cuando abrí, descubrí que era Víctor, era de esperarse, rodé mis ojos hacia arriba y se me escapó un «por supuesto que eras tú» en voz alta. Me corrí hacia un lado indicándole con la mano que pasara, pero por primera vez desde anoche me encontré con un Víctor estupefacto, no entró, no hizo ni un gesto, nada, solo me estaba mirando.-Oye, cierra la boca chico, te van a entrar moscas – dijo Eyra desde el fondo.En es
Al otro día, camino a clases, no iba tan distraída con los colores que me rodeaban como de costumbre, iba mirando a todas partes esperando divisar a Víctor en algún lado o a la expectativa de que me encontrara en el campus, pero no fue así, no lo vi en ningún lado. Eyra, que iba a mi lado se percató de mis pensamientos.-¿En qué andas florecita? Lo estás buscando, lo sé- dijo haciéndome un poco de cosquillas en mis costillas-Es que pensé encontrármelo por aquí igual que ayer, tengo que hablar con él, anoche en la fiesta… -me quedé callada unos segundos pensando qué le iba a decir porque no le iba a contar en qué estado me había dejado Víctor ayer, me daba vergüenza- nos fuimos y nos quedó pendiente una conversación.-Ya hablará contigo muchacha. Ahora cuéntame, ¿qué pasó anoche?-Nada, no te voy a contar mis intimidades al detalle loca –le dije y salí corriendo riéndome, por supuesto que ella me cayó atrás-Dale, cuéntame chica, ¿hubo sexo? –negué con
En cuanto entré al cuarto di riendas sueltas a mi llanto, seguía sin poder creérmelo. No entendía por qué esto me estaba pasando a mí, yo nunca había hecho mal a alguien, no me merezco estas cosas. Sentía un hueco en medio del pecho, como si un camión estuviera encima de mí y yo no pudiera moverme ni un milímetro. No puedo decir que estaba locamente enamorada de Víctor, solo habían pasado dos días desde que lo conozco, lo que me dolía era toda la situación, sentirme engañada, humillada, como un juguetito de algún niño, así era como él me había tratado.Pasé lo que restaba del día en modo letargo sobre la cama, no atinaba a más nada. Sentí que abrían la puerta, era Eyra que entró muy preocupada, claro, era de esperarse, falté al resto de los seminarios y yo nunca había faltado siquiera a uno. En su rostro solo había preocupación, se sentó en el borde de mi cama y comenzó a hablarme-Pero florecilla ¿qué te pasó? No fuiste a clases, me quedé preocupada por ti todo el día y