Aquí estoy, como ya es costumbre cada noche de viernes, esperando a que sean las 8 para ir a mi bar preferido, por ella. Siempre está en el parque de la esquina esa chica, me la he cruzado en ocasiones, la he visto disfrutando con sus amistades y es preciosa, su tez blanca y su pelo castaño le resalta el color azul de sus ojos y su mirada es tan angelical que a veces me da miedo ensuciarla con la mía.
Tener una vida tan formada, tan "perfecta" como la mía a veces resulta agotador. Todos esperan de uno que sea ese tipo impecable, sin un solo borrón en su historia. La vida empresarial me ha ayudado mucho a abrirme puertas, conocer personas importantes y claro, también en la parte económica, ser millonario tiene sus ventajas, pero, es solo eso, fachada. Tengo la sensación todo el tiempo de estar vacío, algo me falta y cuando la veo a ella, aunque sea desde la distancia, esa sensación en el pecho se desvanece, es gracioso, ni siquiera sé su nombre y saber que existe y verla furtivamente ya me hace bien.
Ya son las 8, le aviso a mi chofer que estoy listo y salgo. Espero que la insoportable de Valquiria no esté ahí hoy, no sé si sea capaz de soportar sus intentos descarados por tenerme esta noche.
El bar está bastante vacío, como es usual a esta hora. Ella no ha llegado todavía, siempre se aparece sobre las 9 todos los viernes y a esa hora salgo constantemente a fumarme un cigarrillo. Miro a mi alrededor y en ese momento aparece Valquiria, no lo puedo creer, esta mujer es incansable.
-Hola Apolo – dice mientras me rodea los hombros con sus manos – Estás precioso esta noche, ¿me esperabas?
-No, no te esperaba, en realidad tenía pensado estar solo esta noche.
- ¡Ay chico! Tú como siempre, tan rudo, ¿ni siquiera me vas a saludar?
-Buenas noches Mariam – y desde que le veo el brillo en los ojos como respuesta a mi saludo, sé que no se va a ir de mi lado en toda la noche, no me queda otra opción que entregarme al alcohol para poder soportarla.
Tomé un trago tras otro, no me interesaba cual fuera, esta mujer era difícil de soportar. No ha parado de hablar ni un solo momento, lleva rato en esto y ya me siento mareado, miro alrededor, el bar estaba repleto ¡¿qué tiempo llevo aquí sentado?! Miro el reloj de la pared ¡son pasadas las 12! Perdí la noción del tiempo y todo por culpa de la indeseable, no, todo por culpa de mi madre, que quiere metérmela por los ojos a toda costa solo porque su familia es adinerada y respetable, pero no parece que ella se haya criado en esa familia porque modales, no aprendió muchos.
Sin pensármelo dos veces me levanto de la silla ¡Wow! Todo me da vueltas, tengo que recomponerme, no puedo dejar que ella me vea así, no en estas condiciones. Me agarro a la barra, respiro profundo y miro a un punto fijo, voy directo al baño a echarme un poco de agua fría en la cara y ahora sí, estoy listo.
Recogí mis cosas, dejé a Mariam peleando porque la dejaba hablando sola, no pensé ni en los dicharachos que me lanzaba a modo de gritos a medida que más me acercaba a la puerta. Iba a toda velocidad temiendo que ya ella se hubiera ido, pero cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que casi la tumbo justo en la entrada del bar, ella iba caminando y yo saliendo y por alguna causa que desconozco, el destino decidió premiarme esta vez.
El impacto hizo que su móvil cayera al piso y tuve que sujetarla por los hombros porque estaba tambaleándose y temía que cayera ella también. Su piel la sentí tan suave al tacto, me daba miedo sujetarla con más fuerza por miedo a romperla. Le levanté el teléfono del piso y se lo entregué. Tengo que decirle algo
-Lo siento mucho, no vi que venías caminando- le entregué su teléfono y se me quedó mirando expectante, qué ojos tan hermosos, de cerca son un universo entero de mar azul.
Ella tartamudeó otra disculpa, ¡está nerviosa! ¿le gusto? Solo el imaginarlo me hizo sonreir pícaramente, era tentadora la idea, le di un poco de conversación, este encuentro fortuito no podía acabar tan rápido. Su nombre era Freya «un nombre de una diosa de la mitología, no podía ser» fue lo primero que pensé «estamos hechos el uno para el otro, esto no puede ser mera casualidad» era un nombre digno para tanta belleza.
Su voz, era tan melodiosa, tan delicada e inocente, no se escuchaba un tono de malicia en ella, mediante su voz podía deducir cómo se estaba sintiendo y yo la intimidaba de alguna forma.
La senté, necesitaba asegurarme que no se hubiera dado algún golpe, pero al examinarla físicamente algo se encendió dentro de mí, su piel era perfecta, tenía un vestido que al estar sentada, mostraba parte de sus muslos y no sé qué me pasó, tuvo que haber sido efecto de alcohol pero mi mano comenzó a acariciarle esa parte de piel que tenía al descubierto «¿qué haces?, para ya» pensaba en mis adentros, pero no podía controlarlo, miraba sus ojos y algo me decía que lo estaba disfrutando y otra parte la notaba aterrorizada. De mi boca salieron disparadas las palabras invitándola adentro del bar, pero inmediatamente y sin pensarlo dos veces me agradeció por mi ayuda y se fue.
¡No! ¿Qué he hecho? La espanté, seguramente ya no vuelva a aparecer por aquí, ¿qué debe haber pensado de mí? Probablemente que soy una persona despreciable, uno más entre tantos hombres.
Necesito verla de nuevo, necesito encontrarla y disculparme por haber sido tan brusco, pero cómo, no tengo su número, ni su dirección, nada. Algo haré, solo sé que tengo que verla de nuevo.
Después de mi encuentro con Apolo aquella noche, pasé meses pensando en volver al bar, a verlo, pero el miedo se apoderó de mí y pudo más que yo. Me lamenté mil veces ser tan indecisa. Cada vez que recordaba su sonrisa pícara, el toque de sus dedos en mi piel, su voz, me erizaba de pies a cabeza, había algo en él que a pesar de su forma tan bruta de proceder conmigo, me inspiraba confianza, pero nunca me armé de coraje para ir en su búsqueda nuevamente, no sabía que el destino tenía planeado algo diferente para mí.(…)Pasó el tiempo y las cosas por casa se mantenían iguales, solo que mi madre ahora andaba con un tipajo que se había mudado con nosotras. No creo que estuvieran enamorados el uno del otro, pero bueno, mi mamá era un ser incapaz de amar, eso no era lo que ella buscaba en los hombres. A este hombre lo endulzaba y como me decía de pequeña, le daba lo que él quería, y como premio él le complacía todos los gustos que ella quisiera.Me pasé los dos años res
Desperté agitada, estaba bañada en sudor, pero no había tenido una pesadilla, no, todo lo contrario, había soñado con el encuentro que tuve con el amigo de Eyra, ese chico sí que sabía lo que hacía, hasta mi subconsciente quedó enganchado con todo ese cúmulo de nuevas sensaciones.Miré hacia la cama de mi compañera de cuarto, pero no estaba ahí, la cama estaba hecha, así que lo más seguro era que todavía no hubiera llegado de la fiesta, esa sí que la cogió en grande anoche, cuando llegue tengo que preguntarle por su amigo, si le comentó algo sobre mí, si se molestó porque me marché sin decir nada, además, tengo que preguntarle su nombre, anoche entre tanta agitación se me olvidó preguntárselo.¡Oh por Dios! Besé a un chico que ni su nombre conozco, ¿pero a mí qué bicho me ha picado? En otro momento jamás hubiera hecho algo así, a pesar de eso, tengo que reconocer que esa adrenalina se siente tan bien, en otro momento me hubiera repudiado a mí misma, pero, ahora, creo que hasta
Aproximadamente, sobre las 6 de la tarde, Eyra me dijo que comenzara a arreglarme para la salida, a esas alturas todavía no sabía ni a dónde íbamos a ir, solo me dijo que me vistiera casual.Ya que estaba en proceso de romper viejas costumbres me decidí por un top negro de encaje y una mini saya con una pequeña pero provocativa abertura en el muslo derecho, si Víctor tenía pensado volverme loca con sus jueguecitos, yo le iba a responder con la misma moneda.Ya eran las 7 cuando escuché sonar la puerta, yo no estaba esperando a nadie y Eyra tampoco. Cuando abrí, descubrí que era Víctor, era de esperarse, rodé mis ojos hacia arriba y se me escapó un «por supuesto que eras tú» en voz alta. Me corrí hacia un lado indicándole con la mano que pasara, pero por primera vez desde anoche me encontré con un Víctor estupefacto, no entró, no hizo ni un gesto, nada, solo me estaba mirando.-Oye, cierra la boca chico, te van a entrar moscas – dijo Eyra desde el fondo.En es
Al otro día, camino a clases, no iba tan distraída con los colores que me rodeaban como de costumbre, iba mirando a todas partes esperando divisar a Víctor en algún lado o a la expectativa de que me encontrara en el campus, pero no fue así, no lo vi en ningún lado. Eyra, que iba a mi lado se percató de mis pensamientos.-¿En qué andas florecita? Lo estás buscando, lo sé- dijo haciéndome un poco de cosquillas en mis costillas-Es que pensé encontrármelo por aquí igual que ayer, tengo que hablar con él, anoche en la fiesta… -me quedé callada unos segundos pensando qué le iba a decir porque no le iba a contar en qué estado me había dejado Víctor ayer, me daba vergüenza- nos fuimos y nos quedó pendiente una conversación.-Ya hablará contigo muchacha. Ahora cuéntame, ¿qué pasó anoche?-Nada, no te voy a contar mis intimidades al detalle loca –le dije y salí corriendo riéndome, por supuesto que ella me cayó atrás-Dale, cuéntame chica, ¿hubo sexo? –negué con
En cuanto entré al cuarto di riendas sueltas a mi llanto, seguía sin poder creérmelo. No entendía por qué esto me estaba pasando a mí, yo nunca había hecho mal a alguien, no me merezco estas cosas. Sentía un hueco en medio del pecho, como si un camión estuviera encima de mí y yo no pudiera moverme ni un milímetro. No puedo decir que estaba locamente enamorada de Víctor, solo habían pasado dos días desde que lo conozco, lo que me dolía era toda la situación, sentirme engañada, humillada, como un juguetito de algún niño, así era como él me había tratado.Pasé lo que restaba del día en modo letargo sobre la cama, no atinaba a más nada. Sentí que abrían la puerta, era Eyra que entró muy preocupada, claro, era de esperarse, falté al resto de los seminarios y yo nunca había faltado siquiera a uno. En su rostro solo había preocupación, se sentó en el borde de mi cama y comenzó a hablarme-Pero florecilla ¿qué te pasó? No fuiste a clases, me quedé preocupada por ti todo el día y
No daba crédito a lo que mis ojos estaban viendo, el mundo de tan grande que es, al final acaba siendo un pañuelo minúsculo. Cuáles eran las probabilidades de que casi tres años después me encuentre con mi crush de la adolescencia, un chico del cual lo único que conozco es su nombre. Es verdad que cuando menos planifica uno las cosas, mejor se dan. Lo tengo aquí frente a mis ojos y todavía no lo creo. Está más guapo de lo que yo recordaba, más fuerte, se dejó la barba, eso lo hace ver más masculino y su pelo rubio lo tenía alborotado y le caían algunos mechones en la frente.Él tenía la mano puesta frente a su cara protegiendo sus ojos del foco de la luz hasta que lo apagaron.-Uffff, estaba fuerte –dijo sonriendo refiriéndose a la intensidad del reflector¡Dios! Su voz, ronca, pero a la vez suave, algo impresionante. No me había visto, supongo que sus ojos estaban encandilados todavía, como todo un profesional no permitió que eso lo frenara, comenzó su seminario c
No tengo la menor idea de cómo puedo estar hablando tan calmadamente con él, no sé si es que aprendí una lección con Víctor o es este hombre que en realidad me transmite tranquilidad, habla tan pausado, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Al fin puedo verle sus ojos de cerca, eran tal y como los recordaba, me devoraban, podía quedarme horas mirándolos, eran para mí como una espiral en medio de un proceso de hipnosis.-¿Cómo que desde esa noche me has estado buscando?-Sí, no descansé hasta dar contigo aquí. Este curso que estoy ofreciendo no es casualidad. Mis hombres estuvieron todos estos años tratando de dar con alguna pista que me llevara a ti, tus apellidos, tu dirección, algún trabajo temporal, tu escuela, pero nada aparecía, era como si te hubieses esfumado, casi me había dado por vencido hasta que las solicitudes de admisión de pasantía llegaron a mis manos para firmarlas y vi tu foto en esa bendita planilla. Inmediatamente supe que algo tenía que hacer para v
Ya han pasado dos años y medios desde aquel encuentro con Freya y aún nada, no tengo ni una mínima pista que me pueda indicar dónde se encuentra, qué está haciendo, dónde vive. Mis hombres llevan investigando desde el día siguiente a esa noche, pero todo intento ha sido en vano, es como si se hubiera esfumado de la ciudad. Yo mismo en persona fui en varias ocasiones al parque donde siempre estaba y a los chavales que les preguntaba solo sabían decirme que ella no había ido más por ahí y sus amigas tampoco, esto es de locos.Mi mamá sigue presionándome para que establezca una relación con Valquiria, solo de pensarlo me estremezco, jamás estaría con una persona como ella. Recuerdo la conversación con mi madre como si fuera hoy.-Apolo cariño, ya tienes 24 años, es tiempo de que vayas asentando cabeza y busques una buena chica para ti, con la que puedas establecerte, detrás de un buen hombre siempre hay una gran mujer, te hace falta alguien que esté siempre a tu lado para a