No tengo la menor idea de cómo puedo estar hablando tan calmadamente con él, no sé si es que aprendí una lección con Víctor o es este hombre que en realidad me transmite tranquilidad, habla tan pausado, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Al fin puedo verle sus ojos de cerca, eran tal y como los recordaba, me devoraban, podía quedarme horas mirándolos, eran para mí como una espiral en medio de un proceso de hipnosis.
-¿Cómo que desde esa noche me has estado buscando?
-Sí, no descansé hasta dar contigo aquí. Este curso que estoy ofreciendo no es casualidad. Mis hombres estuvieron todos estos años tratando de dar con alguna pista que me llevara a ti, tus apellidos, tu dirección, algún trabajo temporal, tu escuela, pero nada aparecía, era como si te hubieses esfumado, casi me había dado por vencido hasta que las solicitudes de admisión de pasantía llegaron a mis manos para firmarlas y vi tu foto en esa bendita planilla. Inmediatamente supe que algo tenía que hacer para v
Ya han pasado dos años y medios desde aquel encuentro con Freya y aún nada, no tengo ni una mínima pista que me pueda indicar dónde se encuentra, qué está haciendo, dónde vive. Mis hombres llevan investigando desde el día siguiente a esa noche, pero todo intento ha sido en vano, es como si se hubiera esfumado de la ciudad. Yo mismo en persona fui en varias ocasiones al parque donde siempre estaba y a los chavales que les preguntaba solo sabían decirme que ella no había ido más por ahí y sus amigas tampoco, esto es de locos.Mi mamá sigue presionándome para que establezca una relación con Valquiria, solo de pensarlo me estremezco, jamás estaría con una persona como ella. Recuerdo la conversación con mi madre como si fuera hoy.-Apolo cariño, ya tienes 24 años, es tiempo de que vayas asentando cabeza y busques una buena chica para ti, con la que puedas establecerte, detrás de un buen hombre siempre hay una gran mujer, te hace falta alguien que esté siempre a tu lado para a
Me despierto a causa de los gritos y brincos que Eyra está dando a mi lado- ¡Ya es de día florecilla, arriba, de pie! Cuéntame ya lo que pasó. Ayer te libraste, pero hoy no.Mucho fue lo que me costó poder disuadir a esta loca ayer para no tener que contarle en ese mismo momento, no podía, mi cerebro todavía estaba procesando todo aquello, era demasiado y a él, no pude sacarlo de mi cabeza, ese pelo rubio alborotado pero a la vez acomodado en su sitio para hacerlo parecer un poco despreocupado, sus ojos, pudiera estar horas mirándolos, esa forma de hablar tan pasiva pero masculina, su manía de acariciar mi mejilla y sobre todo, el acto que tuvo conmigo al salir a mi defensa como si fuese sacado de un caballero de la historia de Excalibur.Todo en él era tan perfecto, tenía curiosidad por saber qué otros trucos se traería entre las mangas. Le conté todo
El restaurant estaba cerca de mi cuarto, solo tardé diez minutos en llegar. El chofer me abrió la puerta y vi parado a la entrada a Apolo. Estaba radiante, había elegido un esmoquin azul oscuro que le aportaba más aspecto (si es que eso es posible, este hombre de por sí ya luce extremadamente elegante, su estatura lo ayuda mucho) Tenía una sonrisa radiante y un brillo particular en los ojos, era extraño, podía ver en ellos una mezcla de alegría y travesura. Cuando estuve lo suficientemente cerca de él pasó su brazo por mi cintura y me dijo:-Estás perfecta Freya y de rojo, ¿sabes bien lo que estás haciendo?-Muchas gracias, tú también te ves excelente y sí, sé bien lo que estoy haciendo –me señaló el camino con su mano dejándome ir delante, sabía que me observaba, sentía el peso de su mirada detrás de mí, así que, procuré caminar lo más derecha posible, arqueando bien mi espalda para que pudiera apreciar mis atributos.El mesero nos condujo hasta un reservado que s
Desperté temprano a la mañana siguiente, tenía muchas ganas de asistir a mi nuevo trabajo, no solo por reencontrarme con Apolo (que ya eso de por sí era una motivación estupenda) sino también por saber cómo funcionaban las cosas dentro de la empresa, ver mi oficina, comenzar a trabajar, estaba demasiado emocionada, ese era el trabajo de mis sueños, bueno, en realidad creo que un trabajo así era el sueño de cualquiera.Fui directo a la ducha, necesitaba un baño de agua caliente. Ahí dentro mi cabeza empezó a reflexionar sobre lo que había sucedido la noche anterior. Cuando me encontraba con Víctor me sentía muy nerviosa, todo lo pensaba, lo analizaba, me reprimía y en ocasiones me sentí mal conmigo misma por permitirme las cosas que hacía, pero con Apolo no fue así, ni siquiera tuve tiempo para pensar en eso, todo mi ser estaba concentrado en recepcionar las sensaciones que estaba recibiendo, cada indicación que me brindaba mi cuerpo. No sentí temor o vergüenza en ningún moment
Lo estoy viendo y todavía no me lo creo, ¡tengo una oficina para mí sola! Y qué oficina. Ya mirando detalladamente, me percaté que en el escritorio había enmarcada una foto mía, seguramente Apolo la había sacado de mis redes sociales, es que piensa en todo, no se le va ni un solo detalle. A los pocos minutos tocaron a la puerta-Adelante –dije, no sin dejar de sentirme extraña-Buenos días señorita Greyson, soy Araya, su secretaria, ¿desea algún café, té, agua, cualquier cosa?-Buenos días Araya, llámame Freya y no te preocupes, no tienes que traerme nada si no vas a buscar para ti misma, no hay problemas con eso-Muy bien señor… Freya –rectificó- pero cuando esté el señor Stewart si voy a tener que llamarla por su apellido, es algo que él les exige a sus trabajadores para fomentar el respeto.-Está bien, será nuestro secreto –le respondí con una sonrisa, no quería que mis trabajadores me temieran. Mis trabajadores, qué loco me suena eso, creo que
No sé por qué se me había ocurrido decirle que nunca había hecho nada ¿en qué estaba pensando? Definitivamente si mi madre me viera ahora estaría muy decepcionada de mí, ella con tanta experiencia y yo sin un básico de conocimiento siquiera, al final tenía que haber conversado más con mi madre, por lo menos de esto sí me pudo haber enseñado algo.Levantó su mano y acarició mi mejilla-Perdóname Freya«Ya está, hasta aquí llegamos» pensé yo enseguida-He sido un brusco nuevamente contigo, si lo hubiese sabido, hubiera hecho mejor las cosas, debes haber pasado estos días asustada sin saber qué planes tenía yo en mente para ti, para nosotros - ¿en serio me está pidiendo disculpas por eso? – tenía que haberte preguntado antes, haber investigado mejor antes de haber hecho nada, te falta un par de meses para cumplir 19, yo tengo 26, era normal, haber sido un poco más responsable y educado contigo, pero es que tú me consumes, cuando estoy a tu lado solo quiero
Eran ya las 10 de la mañana, estoy en esta reunión tan importante con estos proveedores con quienes estuve tratando de establecer un negocio desde hace 9 meses y no tengo la menor idea sobre qué se ha hablado en toda la mañana. Llevamos una hora y media de reunión y si no llega a ser por mi secretaria y mis trabajadores, no creo que la haya podido sacar adelante. Los veo firmar el contrato muy complacidos y todo en lo que puedo pensar es si ella lo firmará o no, o si ya lo hizo, necesito saber qué ha decidido.Estrechamos manos con los nuevos proveedores y en cuanto salen de la sala de conferencias salgo hacia mi oficina y tomo el móvil dispuesto ya a llamarla. Estoy marcando los números cuando me doy cuenta de que no han pasado ni 24 horas desde que la vi, tengo que darle su espacio, ella lo necesita para pensar con claridad qué decisión va a tomar, al fin y al cabo, es muy difícil resistirse a una propuesta así, yo mismo me encargué de todos los detalles, hasta del más mínim
Desperté y ya era de noche, estaba sola en la burbuja blanca, así había llamado a esta cama. Toda la habitación estaba a oscuras, así que me costó un poco de trabajo levantarme de la cama y encontrar algo que ponerme hasta que vi en un tocador que estaba frente a la cama una bata roja, esto lo había calculado Apolo a la perfección, le encantaba que vistiera ese color, tenía que preguntarle el por qué luego. me puse la bata y salí a explorar los pasillos, la casa era enorme, entré en dos habitaciones antes de encontrar las escaleras que daban a la planta baja, un olor sabroso fue el que me guió hasta la cocina y ahí estaba él.Estaba frente al fogón y por tanto, de espaldas a mí, solo tenía puesto su bóxer y con su cabello rubio despeinado daba una sensación de despreocupación, se veía relajado y contento porque estaba cantando la canción que se escuchaba de fondo en toda la cocina. Su espalda ancha era un monumento artístico digno de apreciar, cada uno de los músculos le sobre