Desde que tengo conciencia, siempre he sido una luchadora, mi madre pasaba muy poco por casa, durante el día trabajaba y en la tarde solo pasaba para dejarme la comida que me había comprado y para alistarse, todas las noches salía con algún tipo, muy pocas veces era el mismo, solamente mantenía relaciones algo más duraderas con aquellos que tenían la posibilidad de darle la "buena vida" que a ella le interesaba y mi padre, bueno, a ese nunca lo conocí, cuando mi madre salió embarazada hizo lo típico: irse; suena a cliché, lo sé, pero es lo que hay, estas cosas suceden en la vida real.
Toda mi infancia me la pasé en estas circunstancias, por tanto, tuve que aprender a hacerme mis cosas, limpiar la casa, lavar mis ropas, y sí, también defenderme sola ante el abismo voraz que es la vida.
Como tenía tanto tiempo libre y nadie que me regañara o me prohibiera hacer las cosas, sobre los 16 años comencé a salir sola con mis amigas, esperaba a que mi mamá se fuera a sus andanzas, me vestía y me encontraba con ellas en un parque que quedaba cerca de un bar llamado Tentación. Al inicio no sabía ni vestirme bien ni maquillarme, nunca tuve a nadie que me enseñara esas cosas y, a decir verdad, a pesar de lo sola que estaba casi todo el tiempo, era bastante inocente ya que me avergonzaba de cómo era mi vida y no vine a compartir con chicas hasta que pasé dos años de secundaria.
Mis amigas Valeria, Carlota y Sol fueron las encargadas de ayudarme en todo este mundo de la moda y como yo era bastante grande para mi edad, me quedaba la ropa de mi madre y a escondidas las utilizaba para mis noches de chicas, los vestidos y prendas que le regalaban los novios de mi mamá eran preciosos por eso me encantaban. En una de esas noches de salida decidí ponerme un vestido rojo corto con la espalda afuera, quería impresionar a un chico que frecuentaba el bar, no lo conocía y nunca había hablado con él, pero resaltaba entre todos siempre, era alto, muy alto, tenía el pelo rubio, los ojos color avellana y una sonrisa increíble, probablemente él no supiera ni de mi existencia por eso decidí llevar esa noche el vestido rojo, se notaba que era mayor que yo y de alguna forma tenía que llamar su atención.
Llegamos al parque sobre las 10 de la noche, era viernes y yo sabía que ya él estaba dentro del bar, los viernes siempre llegaba temprano y se iba tarde, no podíamos entrar al bar pues éramos menores de edad, me tenía que resignar a esperar por su salida.
Pasé la noche haciendo cuentos con mis amigos, además de las chicas tenía otras amistades, entre ellas, mi mejor amigo varón, siempre tuve la impresión de que le gustaba pero no quería ni pensar en eso, no deseaba desperdiciar los pocos amigos que tenía.
Ya eran pasadas las 12 de la noche, sabía que él estaba por salir, sin decirle nada a nadie caminé hasta la puerta del bar, unos pocos minutos después lo vi camino hacia la salida, retrocedí unos pasos, tomé mi móvil en las manos y comencé a caminar como si leyera algún mensaje, pasé por la entrada de Tentación justo cuando él salía y "accidentalmente" chocamos. Mi móvil cayó al piso y yo tambaleé un poco, desde lejos se veía alto, pero ahora que lo tenía justamente frente a mí, era más grande de lo que pensaba, me sujetó por los hombros para estabilizarme y recogió mi teléfono del piso me miró fijamente y me dijo:
-Lo siento mucho, no vi que venías caminando- me entregó el teléfono
Yo me quedé unos segundos embobada, esos ojos avellanos eran preciosos y al mirarlos de cerca tenían unos destellos de verde, sus labios eran carnosos y rosados y definitivamente frecuentaba el gimnasio.
-No pasa nada – balbuceé – discúlpame tú a mí que ni miraba por dónde caminaba.
En mi interior no creía que finalmente estaba hablando con él y para mi sorpresa se quedó mirándome fijamente y sonriendo, no supe ni qué hacer, al fin él habló:
-Bueno, esto lleva una presentación oficial, hola, me llamo Apolo, un placer conocerte…
-Freya, me llamo Freya.
-Freya… me encanta el nombre, le pega perfectamente a tus ojos azules.
Sabía que iba a mencionar algo sobre mis ojos, las personas siempre lo hacían, mi tez era muy blanca, mi cabello castaño bastante oscuro y eso hacía que el color de mis ojos resaltara más. Yo tenía que mirar hacia arriba para poder mirarle la cara y eso que yo no era muy bajita que digamos, medía 1.65.
- ¿Estás segura que te encuentras bien? – Asentí con la cabeza – Ven, vamos a sentarnos te llevaste un buen susto.
Me rodeó la cintura con su brazo y me llevó a un banco que estaba justo en frente de nosotros, me sentó y me revisó los brazos asegurándose que no me hubiera dado un golpe.
-Listo, examen físico terminado.
-¿Eres Médico? – le pregunté
-No, soy dueño de una compañía empresarial, pero aprender primeros auxilios nunca está de más – sonrió – y tú ¿a qué te dedicas?
-Soy estudiante – no le mencioné mi edad.
-Eso es bueno, construirse un futuro, yo también estudié mucho y gracias a eso he podido crecer tanto en el ámbito laboral, pero ya eso te lo explicaré después.
Se sentó a mi lado y con su dedo índice comenzó a trazar un recorrido desde mi rodilla hasta el muslo y cada vez subía más, yo me congelé, Apolo me encantaba, pero no sabía nada relacionado con el tema sexual, eso me aterrorizaba.
-¿Quieres que vayamos a un lugar más privado? El bar tiene un reservado que sería especial para que pudiéramos conversar más.
Entré en pánico, eché mi móvil en el bolso, me paré rápidamente y solo atiné a decirle: -Muchas gracias, por tu atención, pero mañana tengo que madrugar, es hora de que me vaya. Y sin esperar una respuesta por su parte, giré mi espalda y me fui.
No me atreví a volver intentar un acercamiento hacia él, no lo vi más por mucho tiempo, pero nunca pude olvidar su mirada fija y sus ojos clavados en los míos con esa sonrisa pícara que me regaló ese día.
Aquí estoy, como ya es costumbre cada noche de viernes, esperando a que sean las 8 para ir a mi bar preferido, por ella. Siempre está en el parque de la esquina esa chica, me la he cruzado en ocasiones, la he visto disfrutando con sus amistades y es preciosa, su tez blanca y su pelo castaño le resalta el color azul de sus ojos y su mirada es tan angelical que a veces me da miedo ensuciarla con la mía.Tener una vida tan formada, tan "perfecta" como la mía a veces resulta agotador. Todos esperan de uno que sea ese tipo impecable, sin un solo borrón en su historia. La vida empresarial me ha ayudado mucho a abrirme puertas, conocer personas importantes y claro, también en la parte económica, ser millonario tiene sus ventajas, pero, es solo eso, fachada. Tengo la sensación todo el tiempo de estar vacío, algo me falta y cuando la veo a ella, aunque sea desde la distancia, esa sensación en el pecho se desvanece, es gracioso, ni siquiera sé su nombre y saber que existe y verla furtiv
Después de mi encuentro con Apolo aquella noche, pasé meses pensando en volver al bar, a verlo, pero el miedo se apoderó de mí y pudo más que yo. Me lamenté mil veces ser tan indecisa. Cada vez que recordaba su sonrisa pícara, el toque de sus dedos en mi piel, su voz, me erizaba de pies a cabeza, había algo en él que a pesar de su forma tan bruta de proceder conmigo, me inspiraba confianza, pero nunca me armé de coraje para ir en su búsqueda nuevamente, no sabía que el destino tenía planeado algo diferente para mí.(…)Pasó el tiempo y las cosas por casa se mantenían iguales, solo que mi madre ahora andaba con un tipajo que se había mudado con nosotras. No creo que estuvieran enamorados el uno del otro, pero bueno, mi mamá era un ser incapaz de amar, eso no era lo que ella buscaba en los hombres. A este hombre lo endulzaba y como me decía de pequeña, le daba lo que él quería, y como premio él le complacía todos los gustos que ella quisiera.Me pasé los dos años res
Desperté agitada, estaba bañada en sudor, pero no había tenido una pesadilla, no, todo lo contrario, había soñado con el encuentro que tuve con el amigo de Eyra, ese chico sí que sabía lo que hacía, hasta mi subconsciente quedó enganchado con todo ese cúmulo de nuevas sensaciones.Miré hacia la cama de mi compañera de cuarto, pero no estaba ahí, la cama estaba hecha, así que lo más seguro era que todavía no hubiera llegado de la fiesta, esa sí que la cogió en grande anoche, cuando llegue tengo que preguntarle por su amigo, si le comentó algo sobre mí, si se molestó porque me marché sin decir nada, además, tengo que preguntarle su nombre, anoche entre tanta agitación se me olvidó preguntárselo.¡Oh por Dios! Besé a un chico que ni su nombre conozco, ¿pero a mí qué bicho me ha picado? En otro momento jamás hubiera hecho algo así, a pesar de eso, tengo que reconocer que esa adrenalina se siente tan bien, en otro momento me hubiera repudiado a mí misma, pero, ahora, creo que hasta
Aproximadamente, sobre las 6 de la tarde, Eyra me dijo que comenzara a arreglarme para la salida, a esas alturas todavía no sabía ni a dónde íbamos a ir, solo me dijo que me vistiera casual.Ya que estaba en proceso de romper viejas costumbres me decidí por un top negro de encaje y una mini saya con una pequeña pero provocativa abertura en el muslo derecho, si Víctor tenía pensado volverme loca con sus jueguecitos, yo le iba a responder con la misma moneda.Ya eran las 7 cuando escuché sonar la puerta, yo no estaba esperando a nadie y Eyra tampoco. Cuando abrí, descubrí que era Víctor, era de esperarse, rodé mis ojos hacia arriba y se me escapó un «por supuesto que eras tú» en voz alta. Me corrí hacia un lado indicándole con la mano que pasara, pero por primera vez desde anoche me encontré con un Víctor estupefacto, no entró, no hizo ni un gesto, nada, solo me estaba mirando.-Oye, cierra la boca chico, te van a entrar moscas – dijo Eyra desde el fondo.En es
Al otro día, camino a clases, no iba tan distraída con los colores que me rodeaban como de costumbre, iba mirando a todas partes esperando divisar a Víctor en algún lado o a la expectativa de que me encontrara en el campus, pero no fue así, no lo vi en ningún lado. Eyra, que iba a mi lado se percató de mis pensamientos.-¿En qué andas florecita? Lo estás buscando, lo sé- dijo haciéndome un poco de cosquillas en mis costillas-Es que pensé encontrármelo por aquí igual que ayer, tengo que hablar con él, anoche en la fiesta… -me quedé callada unos segundos pensando qué le iba a decir porque no le iba a contar en qué estado me había dejado Víctor ayer, me daba vergüenza- nos fuimos y nos quedó pendiente una conversación.-Ya hablará contigo muchacha. Ahora cuéntame, ¿qué pasó anoche?-Nada, no te voy a contar mis intimidades al detalle loca –le dije y salí corriendo riéndome, por supuesto que ella me cayó atrás-Dale, cuéntame chica, ¿hubo sexo? –negué con
En cuanto entré al cuarto di riendas sueltas a mi llanto, seguía sin poder creérmelo. No entendía por qué esto me estaba pasando a mí, yo nunca había hecho mal a alguien, no me merezco estas cosas. Sentía un hueco en medio del pecho, como si un camión estuviera encima de mí y yo no pudiera moverme ni un milímetro. No puedo decir que estaba locamente enamorada de Víctor, solo habían pasado dos días desde que lo conozco, lo que me dolía era toda la situación, sentirme engañada, humillada, como un juguetito de algún niño, así era como él me había tratado.Pasé lo que restaba del día en modo letargo sobre la cama, no atinaba a más nada. Sentí que abrían la puerta, era Eyra que entró muy preocupada, claro, era de esperarse, falté al resto de los seminarios y yo nunca había faltado siquiera a uno. En su rostro solo había preocupación, se sentó en el borde de mi cama y comenzó a hablarme-Pero florecilla ¿qué te pasó? No fuiste a clases, me quedé preocupada por ti todo el día y
No daba crédito a lo que mis ojos estaban viendo, el mundo de tan grande que es, al final acaba siendo un pañuelo minúsculo. Cuáles eran las probabilidades de que casi tres años después me encuentre con mi crush de la adolescencia, un chico del cual lo único que conozco es su nombre. Es verdad que cuando menos planifica uno las cosas, mejor se dan. Lo tengo aquí frente a mis ojos y todavía no lo creo. Está más guapo de lo que yo recordaba, más fuerte, se dejó la barba, eso lo hace ver más masculino y su pelo rubio lo tenía alborotado y le caían algunos mechones en la frente.Él tenía la mano puesta frente a su cara protegiendo sus ojos del foco de la luz hasta que lo apagaron.-Uffff, estaba fuerte –dijo sonriendo refiriéndose a la intensidad del reflector¡Dios! Su voz, ronca, pero a la vez suave, algo impresionante. No me había visto, supongo que sus ojos estaban encandilados todavía, como todo un profesional no permitió que eso lo frenara, comenzó su seminario c
No tengo la menor idea de cómo puedo estar hablando tan calmadamente con él, no sé si es que aprendí una lección con Víctor o es este hombre que en realidad me transmite tranquilidad, habla tan pausado, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Al fin puedo verle sus ojos de cerca, eran tal y como los recordaba, me devoraban, podía quedarme horas mirándolos, eran para mí como una espiral en medio de un proceso de hipnosis.-¿Cómo que desde esa noche me has estado buscando?-Sí, no descansé hasta dar contigo aquí. Este curso que estoy ofreciendo no es casualidad. Mis hombres estuvieron todos estos años tratando de dar con alguna pista que me llevara a ti, tus apellidos, tu dirección, algún trabajo temporal, tu escuela, pero nada aparecía, era como si te hubieses esfumado, casi me había dado por vencido hasta que las solicitudes de admisión de pasantía llegaron a mis manos para firmarlas y vi tu foto en esa bendita planilla. Inmediatamente supe que algo tenía que hacer para v