Capítulo 2

No tenía intención de discutir sobre Ryan. Ella y Rosa nunca se habían sentido atraídas por los mismos hombres. Y no estaba dispuesta a tener una discusión sobre cual de los dos hombres era más atractivo el futuro esposo de su amiga o el sexy padrino. Además tenía algo más importante de qué hablar. Se preguntaba cómo iba a lograr convencerla para que abandonara una idea tan precipitada.

-¿Qué es esto? -preguntó sacando el ramillete.

-Se supone que es para mí, pero déjalo, tenemos que hablar. Esto no está bien, y tú lo sabes.

-Por supuesto que no, sólo mi abuela llevar las flores en la cintura. - mientras le lenzaba estas palabras con una mirada picara en los ojos

A Rosa y le gustaba malinterpretarla a propósito, sabiendo que esto la sacaba a ella de sus casillas.

-Rosa, cambies el tema sabes bien de lo que estoy hablando, la boda.

Rosa continuó mirando las flores sin hacerle caso. Por fin alzó la vista y sonrió.

-Ya lo tengo. Te lo sujetaré al pelo. Acércate al tocador y te lo pondré - Amy no se movió-. ¿Por qué no quitas ese abrigo? Te debes estar asando aqui hay calefaccion.

-No te cases hoy -rogó mientras se lo quitaba.

-Pero lo amo -contestó, dándose la vuelta lentamente para mirarla.

-Lo conoces hace sólo unos pocos meses. No es suficiente para casarte.

-Amy, tú fuistes la que nos presento ¿Hay algo que deba saber? Qué no me allás dicho de él.

-No, por supuesto que no. Es un chico estupendo, si no fuera así yo nunca te lo hubiera presentado Rosa piensa en tus padres, en tu madre mejor dicho, sabes como se va a poner cuando se entere. Eres su pequeña...

-Eso es exactamente lo que hago. Se supone que madre no debe excitarse. ¿Y qué crees que ocurriría si organizo una gran boda?

-¿Y cómo crees que se pondrá cuando le digas que te has fugado y te has casado con un hombre al que sólo sales por menos de un año?

-Exactamente, no voy a hacer eso. Les presentaré a Jeff y les daré tiempo para que vayan conociéndolo. Luego se lo contaré, ya lo tengo todo pensado. Sabes que mi futuro esposo es un amor y en poco tiempo se va a ganar a mis padres -dijo acercándose a Amelia y haciéndola sentarse frente al espejo-. Y ahora déjame que te arregle el pelo.

Amelia se hundió en la silla y se quedó mirando al reflejo de Rosa en el espejo, su amiga se veia feliz y ella era incapaz de pensar en un argumento que pudiera hacerla cambiar de opinión. Rosa comenzo a retocar el maquillajeque horas antes ella habia hecho que ahora estaba hecho un desastre, enfocandose principalemente en resaltando sus ojos. Luego le quitó el pasador y comenzó a peinarla de manera sencilla pero elegante.

-Tienes un pelo castaño rojizo precioso.

-Es rojo -contestó Amelia automáticarnente- Ya hemos hablado de esto cientos de miles de veces... Mi tatarabuela era irlandesa de hay el color.

Aquellas habían sido las primeras palabras que se habían dicho al conocerse en el colegio sólo para señoritas. Ese recuerdo era algo que Amelia guardaba en su memoria como algo precioso e invorable. Sabia bien que aun cuando los años pasaran esos momentos los recordaria como si estuvieran ocurriendo en ese preciso instante.

-¿Son naturales los rizos?

-Desde luego -contestó sonriendo.

-Me gustaría tener el pelo como tú.

Habían repetido y rememorado aquellas palabras muchas veces a lo largo de los años. Amelia nunca se había podido explicar que Rosa, cuyo pelo rubio formaba una perfecta cortina brillante hasta los hombros, pudiera envidiar su melena, rebelde y alborotada. Era un misterio, -y ni la había creído entonces ni la creía en ese momento. Sin embargo le gustaba que se lo dijera.

-Y ahora quieta -dijo sujetándole las flores con una horquilla detrás de la

cabeza-. Te queda muy bien.

-¿Rosa? -llamaron desde detrás de la puerta-. ¿Estás lista? Es un poco tarde.

-Sólo un minuto más, todavia falta una cosa por hacer. Toma lo prepare para ti este vestido quedara perfecto con tu color de tu pelo. Asi que rapido cambiate y no estropes el peinado.

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