Capítulo 3

Amelia camino hacia el pequeño cuarto de baño que su amiga le habia indicado, para salir unos minutos mas tardes ajustandose los tirantes del vestido. Se quedo parada y miró a Rosa a los ojos.

-Probablemente nos queremos más de lo que se quieren las hermanas se pueda querer, no deseo otra cosa más que tu felicidad. Pero también quiero a tu madre y eso tu lo sabes de sobra. Sé que piensas que ella haría lo que tú le pidieras, pero no tenía por qué recogerme cuando mi madre murió. No tenía por qué cuidarme y quererme, pero aun asi lo hizo porque es una bellísima persona y no puedo soportar pensar el daño que esto le va a causar. Por favor, no te cases hoy. Espera sólo un par de meses. ¿Qué pueden importarte un mes o dos más?

-¿Por qué sigues intentando hacerme cambiar de opinión? Esto es lo que quiero. Es lo que quiere Jeff. Va a ser para siempre, pero quiero que ese siempre comience hoy. Por favor, Amy, deséame felicidad y sé mi madrina de boda como habíamos planeado desde niñas.

Tenía que admitirlo, Rosa iba a casarse y nada la iba a parar. Mary y Vince sufrirían, eso era un hecho, lo disimularian por el bien de su pequeña princesa pero el dolor iba a estar alli, principalmente porque no habian podido presenciar este momento. Había intentado protegerlos, pero bajo la rubia cabellera y los ojos azules de Rosa se escondía una voluntad de hierro, asi habia sido educada por su padre, bueno las dos porque Vince habia sido para ella la figura paterna. Entonces volvieron a llamar a la puerta y Amelia contestó.

-Está bien, ya vamos.

El rostro de Rosa se iluminó. La abrazó fuerte y dijo:

-Nunca sabrás lo que esto significa para mí. ¡Soy tan feliz!

-Me alegro por ti, si en algun momento tus padres me dicien algo sabes que vas a tener que defenderme, sino me enfadare monumentalemnte contigo.

Era cierto. Una lágrima a punto de salir, sin embargo, contradecía sus palabras.Ella sabia que habia intentado hacer que su mejor amiga reconsiderara y decidiera esperar pero tambien estaba segura de que ella siempre estaria alli para Rosa y si no lograba que cambiara de idea estaria a su lado respaldandola como simpre ella habia estado a su lado.

Ryan se apoyó contra la pared y observó a Jeff, su mejor amigo andando a grandes zancadas de un lado a otro. Hacía años que lo conocía, habian sido amigos desde que eran apenas unos adolecsentes y el se habia mudado a laciudad con su familia, pero nunca lo había visto tan nervioso. El siempre habia sido una calma enn medio de la tormenta pero ahora estaba reducido a un estado de nerviosismo que le hacia lucir algo gracioso.

Supiro, mejor sería que aquella pelirroja amiga de Rosa no lo estropeara todo. Si lo hacia Jeff se iba a hundir. De pronto Jeff paró, volvio a mirar la hora en menos de mediahora habia mirado el reloj una docena de veces.

-No sabes cuánto te agradezco que te hayas ocupado de todo.

-Ya me lo has dicho unas cinco veces, en los ultimos quince minutos. Eres mi mejor amigo en todo el mundo quien te ayudaria, solo te pido que cuando tu madre se entere me defiendas.. -dijo sonriendo y compadeciéndose de su amigo y de el. La sola idea de que la madre de Jeff se enterara le hacia estremecer, por un segundo concidero las plabras de la peliroja pero las descarto con un movimiento de su cabeza. Eso era lo que Jeff y Rosa que ri, ya verian despues comosaldrian de la bronca que le lanzaria la madre de su mejor amigopor apoyarlo en esto.

-Sí, creo que sí, pero tengo que repetírtelo. Nunca lo olvidaré. Lo digo en serio. Si alguna vez puedo devolverte el favor, dímelo.

-No creo que me case, así que no será necesario. - desde muy joven habia sabido que elno era material para el matrimonio.

-Ahora dices eso, pero espera a que conozcas a la mujer de tu vida. Cuando eso ocurra aqui voy a estar yo para recordarte estas palabras...

No tenía sentido discutir. Había conocido a muchos hombres que habían pasado por esa situación y todos decían lo mismo. Algunos seguían aún casados y otros no, pero el matrimonio los había transformado a todos. Bueno, no es que eso fuera malo, si es que era lo que querían. Pero no se veía a sí mismo en esa situación, el valoraba su libertad y todo lo que implicaba no se veia a si mismo como un hombre de familia.

La puerta del salón femenino se abrió y Rosa salió con Amelia, que seguía sin parecer muy contenta. Lo cierto era que su estado de ánimo no tenía importancia siempre que asistiese a la ceremonia y no la arruinara.

-Ya estamos listas -dijo Rosa agarrándose del brazo de Jeff, que estaba como en las nubes.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo