Capítulo 5

De pie junto a Rosa observó cómo la esposa del parroco se levantaba del órgano para dirigir la ceremonia entre cestos de flores. Parecía que lo iba a hacer todo ella sola pero al final junto al altar la estaba esperando un señor, con solo una mirada Amelia vio el amor que la pareja de ya avanzada edad se profesaba.

Debía de haber estudiado en el mismo colegio para expertos eficientes que Ryan, ese ridículo pensamiento se instaló por un segundo en su mente, era evidente que eso resultaba imposible por la gran diferencia de edad. Si torcía la cabeza hacia la derecha lo vería, pero prefirió centrar su atención en la mujer del parroco y luego en el hombre que estaba por comenzar la ceremonia de su mejor amiga. Ryan tenía algo que la hacía sentirse incómoda. Ni en un millón de años reconocería que él podía llegar a llamar su atención tenía esa cualidad de ser mandón y ella tenía problemas con las personas así.

Sobre todo cuando dejaba su mirada fija en ella con esos ojos negros. Parecía que se la iba a comer, un escalofríos entre miedo y excitación luchaban en ella todo el rato. La ceremonia comenzo, tengo que reconocer que me desconecte por un momento, ante mis ojos mi menjor amiga se estaba casando y nada era como ella habia soñado desde que era niña, y yo aqui al lado suyo sin poder impedir esta locura que aunque ella diga que es lo que quiere, mi criterio siempre seria que esto era y sera una locura.

-Queridos amigos...

En pocos minutos Rosa estaría casada. Su mejor amiga, casi hermana, se marchaba para siempre, ya nunca seria igual. No se reían ellas dos contra el mundo, ahora pertenecia a alguien más, solo esperaba que Jeff la valorara y la quisiera del modo en que Rosa se lo meriecia sino iba a saber quien era ella. Su vida seria un infierno y no solo en el trabajo, ella habia conocido algunas personas en su carrera de dudosa reputación que le debian algunos favores.

Al salir del salón femenino se había dirigido hacia Jeff como si no existiera nadie más en el mundo. Nunca había actuado así con ningún otro hombre, ni siquiera con aquellos dos novios que tuvo. En realidad la boda no era ninguna sorpresa, era de esperar. La habían planeado miles de veces durante aquellos dos compromisos. Rosa era una persona que necesitaba casarse, necesitaba pertenecer a alguien que le entregara su vida. A partir de aquel momento la vería mucho menos. Al menos eso era lo que había ocurrido con otras amigas que se habían casado. Incluso había perdido el contacto con muchas de ellas.

Era algo natural, siempre ocurría. Y cuando tuvieran juntos descubrirían que ya no tenían nada en común. La esposa del parroco estaba de nuevo sentada al órgano eléctrico interpretando la marcha nupcial de nuevo. Miró a su alrededor. ¿Acaso la ceremonia había terminado? No se había enterado de nada. Rosa y Jeff salieron casi corriendo de la capilla. Ryan le ofreció el brazo. Elevó la vista y encontró esos ojos oscuros. Parecía preocupado.

-Quizá deberías llorar.

-¿Qué?

-No sé, pareces tan triste.

-No seas tonto, no hay razón para estar triste solo el hecho de que puede que mi vida peligre cuando la madre de Rosa se entere ... pero que se puede hacer me gusta vivir al borde del peligro -dijo elevando el mentón y agarrando su brazo-. Vamos no hagamos esperar a los novios.

Era ridículo marchar del brazo con él como si aquella ceremonia tuviera algo de formal, pero Ryan parecía tener muy claro cómo debían ser las cosas. Rosa y Jeff esperaban fuera, así que no tuvo más remedio que seguir la corriente de los acontecimientos.

Ryan estaba maravillado al parecer el y la espinosa pelirroja compartirían algunas desgracias juntos enfrentara a las madres de sus amigos puede que necesiten apoyarse para salir vivos. Tal vez esa escusa le servirá para tratar de obtener su número teléfono. En fin mejor no pensar en ello por el momento, miró hacia donde estaba los recien casados se veian tan felices porque preocuparlos a ellos con sus posibles desgracias.

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