Perla estaba aliviada, después de todo pronto se libraría de ese matrimonio. Arturo la llamó a su celular.
—¿Qué te dijo Jeremith?—Anulará ese matrimonio, no está interesado en continuar con esto.—Seguramente lo convenciste.—No, fue él, es lógico que desee liberarse de mí.Arturo colgó el teléfono y dijo:—No dejaré que Jeremith anule ese matrimonio, necesito que todos la vean y se enteren que mi primo está casado con ella.Silvana Ricci había intentado reconquistar a Jeremith después que lo dejó plantado en el altar; ella huyó el día de la boda aparentemente con otro hombre, pero después lo negó, ella y sus padres dijeron a la familia Hamilton que había huido porque tenía nerviosos, la familia de Jeremith creyeron en la historia que los Ricci les habían contado, pero Jeremith no, él estaba seguro que su prometida le había sido infiel, y como era un hombre muy celoso, eso imposibilitaba la reconciliación. Sin embargo Silvana no se había rendido, tenía meses intentándolo, estaba convencida de que lograría su perdón, más aún cuando los Hamilton la estaban apoyando, principalmente Ximena, la hermana de Jeremith.Jeremith regresó a la mansión después del encuentro que tuvo con Perla, no estaba de humor para recibir visitas, pero se llevó la desagradable sorpresa de que Silvana y sus padres estaban en la sala charlando con la familia mientras bebían un té, Altagracia, la madre de Jeremith puso una gran sonrisa mientras sostenía la taza de té.—¡Hijo qué bueno que llegaste! Silvana y tus padres hoy van a acompañarnos a la cena especial que mandé a preparar para tu abuelo. Jeremith frunció el ceño, no se esmeró en disimular que no le agradaba que ellos estuvieran en la mansión. Saludó a los padres de Silvana, pero a ella ni la miró, después les dijo:—Necesito retirarme, con permiso. Silvana le sonrió e intentó acercarse a él, pero Jeremith le pasó por un lado y la ignoró, ella agachó la mirada y se ruborizó. Altagracia se puso de pie y se acercó a ella con una sonrisa.—No te preocupes hija, él solo intenta castigarte, pero llegará el momento en que se rendirá al amor que siente por ti.—Te agradezco tus palabras Altagracia, pero no sé si pueda soportar su rechazo por más tiempo. —El padre de Silvana la miró con reproche y le dijo:—Con un hombre como Jeremith vale la pena esperar el tiempo que sea necesario, además fuiste tú la que huyó el día de la boda.Jeremith fue a estudio, se sentó detrás del escritorio, tenía una dura expresión en su rostro, odiaba que su familia interviniera en su vida y que procurarán una reconciliación entre él y Silvana, aún la amaba, pero su rencor y sus dudas hacia ella eran lo suficientemente fuertes como para desear alejarla de su vida para siempre. De pronto Silvana entró al estadio sin antes llamar y cerró la puerta, Jeremith la miró con dureza en su rostro:—¿Qué haces aquí Silvana?—Necesito que hablemos.—¿De qué quieres hablar?—De nosotros.—Nosotros no existe desde hace mucho tiempo.—Jeremy sé que me amas y no voy a rendirme hasta conseguir tu perdón. —Él se puso de pie y se acercó a ella con una talante intimidante y le dijo:—¿Por qué estás tan segura de que te amo? Nadie conoce el corazón ajeno ni los sentimientos que se esconden detrás de la frente del otro.—Te conozco y sé que aún me amas.—Yo también creí que te conocía, eso hasta el día qué me dejaste plantado para irte con otro.—Aún insistes en creer que me fui con otro.—¿De dónde crees que sacó la información esa persona que me llamó por teléfono para advertirme que me ibas a dejar plantado?—Esa persona es alguien que quiso aprovecharse de la situación para hacernos daño, seguramente fue una de tus enamoradas.—¿Estás tratando de echarme la culpa cuando hablas de mis enamoradas?—No, no es eso, mírame cómo estoy sufriendo, siento que moriré si no tengo tu amor.—Ya no creo tus mentiras. De pronto Silvana se arrodilló delante de Jeremith, él algo anonadado la agarró de la mano y la levantó.—No necesito que te arrodilles.—¿Qué debo hacer entonces para que me perdones? No puedo vivir sin tu amor —Se acercó más a él y le tocó el rostro—. Las noches las paso en vela pensando en ti, en tu amor, en lo feliz que me hacías sentir. Jeremith agachó la mirada, porque él también pasaba las noches sin dormir sufriendo por el desamor que Silvana le había provocado, ella se dio cuenta que había tocado su lado sensible, entonces continuó:—Me desespero porque necesito tus besos, cuando estoy sola entre las sábanas pienso en ti, ardo de pasión y siento celos solo de pensar que estás quemando otra piel con tus labios. Jeremith la miraba a los ojos indignado, pero a la vez había añoranza detrás de esa mirada. Por varios segundos se quedó paralizado con sus ojos puestos sobre los de ella, de pronto la agarró de la cintura y bruscamente la pegó contra su cuerpo, luego mirándola con fijeza le dijo:—Yo también siento deseos de devorarte todas las noches, me dan celos cuando pienso que estás en otros brazos recibiendo otros besos, otras caricias. Ella lo agarró de la nuca y de inmediato comenzaron a besarse a devorarse los labios el uno al otro, Jeremith muerto de pasión y deseo, Silvana no pretendía perder el tiempo y de inmediato le soltó el cinturón y tocó sus partes íntimas.—Quiero darte placer como siempre, quiero que me alimentes con tu néctar en mi boca. Jeremy jadeó y se quedó inmóvil con sus ojos posados sobre ella, Silvana se inclinó frente a él y puso sus rodillas en el piso, quería repetir actos de placer qué siempre habían sido de los dos. Jeremith estaba rendido por el deseo, no solo carnal, sino el deseo de estar con ella. Todo alrededor desapareció, solo eran ellos dos; Silvana estaba segura que lo había logrado, ahora tendrían un buen acercamiento y era muy posible la reconciliación.Antes de empezar a darle placer le dijo:—Se que soy la única capaz de mover tu ser, eres mío, solo mío, ninguna otra mujer ocupará mi lugar, jamás. Jeremith estaba respirando agitadamente, al oír sus palabras se quedó observándola por algunos segundos con su cuerpo inmóvil, de pronto se apartó de ella y se subió la cremallera del pantalón.—¿Qué sucede?—No soy tuyo. —Ella se puso de pie anonadada.—Pero me amas, eres mío y yo soy tuya.—No te amo, añoro la felicidad que tuvimos y que destruiste, pero no te amo, en realidad te menosprecio. —A Silvana se le aguaron los ojos.—¡Si me amas!—Lo nuestro ya no puede ser, ahora pertenezco a otra mujer.—¿Qué estás diciendo? Estoy segura que no tienes otra, si acaso tendrás alguna aventura, pero ninguna mujer es suficiente para que te olvides de mí.—Te equivocas, conocí a alguien, hace algunos meses atrás en un viaje, es una chica realmente hermosa.—Eso no me dice nada, existen muchas mujeres hermosas, pero eso no significa que sean importantes para ti.—Se llama Perla.—No me interesa cómo se llama.—Por eso debes marcharte ahora mismo de la mansión, porque esta noche Perla vendrá acompañarme a la cena del abuelo.—Solo lo dices para fastidiarme, además no creo que tu familia acepte a una desconocida mientras que me estás echando para traerla.—Entonces quédate, quiero que la conozcas. Ahora por favor vete, tengo cosas importantes por hacer. —Silvano cabizbaja se marchó del estudio, Jeremith quedó solo se sentó en la silla detrás del escritorio y dijo dentro de sí:"Necesito que Silvana desaparezca de mi vida." De pronto recordó las palabras de Arturo:«Por qué mejor no la traes a la mansión por algunos días, se la presentas a todos como tú legítima esposa, así harás que Silvana sufra, ¿Te imaginas su cara cuando vea a tu mujer?»Dijo en voz alta:—No es mala idea la de Arturo, Perla en verdad es una mujer preciosa, voy a sorprenderlos a todos está misma noche, haré que Perla haga acto de presencia en esa reunión.Puso una malévola sonrisa y agregó:—Lo haré, mandaré a traerla, esta misma noche les presentaré a mi esposa.Perla tomó su bolso, iba de salida al club nocturno donde trabajaba como bailarina. Se despidió de su madre y se marchó. Poco tiempo después llegó Jeremith a buscarla, cuándo Fabiola le abrió él saludó:—Buenas tardes. —Fabiola ignoraba todo lo que estaba sucediendo.—Buenas tardes, ¿Qué se le ofrece?—Necesito hablar con Perla.—Mi hija se marchó a trabajar hace algunos minutos, ¿usted quien es? —Soy su esposo.—¿Su esposo?—¿Su hija no le dijo que se casó conmigo el fin de semana?—¡No! ni siquiera sabía que Perla tenía novio.—Pues está casada conmigo, ¿en dónde trabaja mi esposa?—¿Si es su esposo por qué ella no le ha dicho dónde trabaja?—Eso no importa, solo dígame dónde está para ir a la buscarla.—Sabes qué, no le voy a decir dónde trabaja mi hija, usted es un mentiroso, ella jamás se casaría con ninguno sin antes decírmelo. —Él la miró por encima del hombro.—¿De verdad cree que un hombre como yo necesita mentir?—Mejor váyase y no venga más a molestar. —El en un tono imper
Jeremith llevó a Perla a la boutique de un reconocido diseñador, miró a la vendedora y le señaló hacia donde estaba Perla y le dijo:—Quiero atuendos que hagan que esta mujer parezca una dama como las mujeres de mi familia.—Enseguida señor Hamilton. Perla llevaba el conjunto dorado con el que iba a hacer su presentación en el club, encima tenía la bata que la cubría. Él la juzgó con la morada.—Esas fachas que llevas puesta se la entregas a la vendedora para que las deseche. —Perla lo miró con molestia.—Le pertenecen al club, no las voy a desechar.—Como quieras.Perla entró a una habitación a cambiarse, se probó distintos atuendos mientras que Jeremith se quedó en el recibidor esperando con impaciencia, los invitados al banquete del abuelo seguramente ya habían llegado a la mansión y su madre debía estar muy enojada. Miró el reloj, entonces le dijo a otra vendedora.—Ve y diles que se apresuren que se me hace tarde.Momento después Perla salió de aquella habitación, Jeremith se d
Ximena encontró a Silvana en el tocador, estaba llorando.—No te pongas así, mi hermano está haciendo todo esto solo para fastidiarte, lo conozco y sé que él no se casaría con ninguna mujer así sin antes avisar a la familia.—¿Escuchaste lo que dijo tu abuelo?—Ya sabes que el abuelo quiere que Jeremith tome el control de la fortuna de la familia, para que eso suceda Jeremith debe tener una hijo dentro del lecho matrimonial, a mi abuelo no le importa con cuál mujer Jeremith tendrá ese hijo, a él le interesa que seguir las costumbres de la familia, no lo tomes tan personal.—Jeremith me está humillando, esto ya es demasiado, mejor me voy a mi casa.—No, eso es lo menos que debes hacer en este momento, debes mantenerte firme y demostrar que amas a mi hermano, solo así vas a reconquistarlo. —Silvana se secó las lágrimas con el dorso de su mano.—Tienes razón, él solo desea castigarme.Jeremith llevó a Perla a parte, le ofreció una copa de champán.—Gracias.—Yo soy el que debo agradecert
Al otro día en la casa de los Ricci Silvana bajó a desayunar y estaba malhumorada, saludó y se sentó a comer. Su padre le dijo:—Ahora sí, dime qué no es cierto eso que dijeron.—No lo sé papá, Jeremith dice que se casó con esa tal Perla, pero yo no le creo.—Si es así eso será fatal para nosotros, una boda con Jeremith será lo único que nos salve de la quiebra, y si él se casó con esa mujer tú serás la culpable por haberlo abandonado justo el día de la boda.—¿Hasta cuando vas a reprocharme?—Si no hubieras cometido esa locura en este instante fueras la señora Hamilton, estarías desayunando junto a tu marido millonario y nosotros estaríamos tranquilos sin que la ruina nos respire en la nuca.***Perla también fue confrontada por su madre, ella no quería decirle la verdad de lo que sucedía, pero se vio obligada y le contó todo.—Entonces ese amigo tuyo te engañó, y tú no debiste casarte con él sin conocerlo.—Lo conocía… eso creí.Jeremith fue a la casa de Perla, ella estaba en la sal
Jeremith no se atrevió a regresar a la habitación en ese momento, lo hizo en la madrugada cuando ella ya estaba dormida. La luz de la lámpara de la mesa estaba encendida, Perla se había ido a la otra habitación. Se cambió de ropa, después se fue a su cama, estaba muy conmocionado por lo que le había hecho a Perla. Recordó esa mañana cuando despertaron desnudos en esa cama, Perla se veía tan asustada.«¡¿Quién es usted?! —¿Desde cuando las mujeres como tú preguntan en nombre de sus clientes?—¿Mujeres como yo? ¿Qué quiere decir con eso?—¿De verdad tengo que responderle? »Jeremith pensó dentro de sí:"Algo extraño está pasando, Arturo me tiene qué explicar esto, Perla se casó conmigo tal vez bajo el efecto de una sustancia, por eso estaba tan asustada en esa suite."En la mañana Perla despertó, necesitaba buscar ropa en ir al baño, abrió la puerta del cuarto donde había pasado la noche y se asomó con cautela para cerciorarse de que Jeremith no estuviera presente, él ya había salido,
Silvana fue a visitar la mansión de de la familia Hamilton, Altagracia y Ximena la invitaron a pasar a jardín, se sentaron a charlar, Silvana les dijo:—Estoy ansiosa por saber qué es eso que me quieren contar acerca de Jeremith y esa mujer, espero que sea algo favorable para mí. —Ximena respondió.—De hecho sí es muy favorable.Ximena y Altagracia le contaron a Silvana qué Jeremith se había casado con Perla solo para llevarle la contraria a la familia, lo cual indicaba que él no estaba enamorado de su actual esposa; Silvana sonrío complacida.—Entonces no la ama cómo intenta demostrarlo, no será nada difícil hacer que se divorcien.—Sí querida —Agregó Altagracia—. Ahora más que nunca tenemos que estar unidas nosotras tres para hacer que mi hijo se divorcie de esa mujer lo antes posible. Me confesó que no es rica cómo nos hizo creer, sabrá Dios de dónde lo habrá sacado, a esa tal Perla se le nota que es una corriente.***Perla se encontraba en su casa cuando de pronto sonó el timbre.
En la mañana habló con Reymond, le contó todo.—Creo que le estás dando mucha importancia a esa bailarina.—Pero ya no más, Perla no me interesa, solo me sentía culpable porque la forcé a estar conmigo, o eso creo, tal vez fingió que no quería, o sé, si por lo menos pudiera recordar todo.—Entonces prepararé el documento para solicitar esa anulación.—Aunque debo esperar dos semanas.—¿Por qué?—Perla podría estar embarazada de mí, antes de anular ese matrimonio tengo que asegurarme que no lo esté, le mandaré a hacer un examen, si resulta positivo la llevaré a practicarse un aborto.—¿Ella está de acuerdo?—No me dijo nada al respecto, me aseguró que no está embarazada, pero no puedo confiar en su palabra.—Es verdad, en muchos casos se embarazan para aprovecharse.—Entonces la anulación de ese matrimonio será dentro de dos semanas.***Pasaron varios días, Jeremith jamás volvió a aparecer por la casa de Perla, ella no tocó el cheque y regresó al club a bailar. Jeremith aún no había s
Perla estaba furiosa, buscó sus cosas, ni siquiera se cambió su traje de danza, pues solo deseaba largarse de ese lugar. Salió del club por el estacionamiento para marcharse, pero Jeremith la estaba esperando, en contra su voluntad se la llevó a su auto y la obligó a subirse, después cerró con seguro la puerta para que ella no pudiera bajarse.—¡Hueles a alcohol, estás ebrio! —Le dijo cuando él subió.—Sí, lo estoy por tu culpa, me bebí una botella de licor completa solo para soportar verte bailar delante de todos esos tipos qué casi te cogen con la mirada.—¿Qué es lo que pretende Jeremith?—¿Sabes qué? no sé qué demonios es lo que pretendo, por los momentos solo pienso evitar que vuelvas a bailar de esa manera, al menos que lo hagas para mí.Jeremith comenzó a conducir su auto.—¿A dónde vamos?—A mi casa.—No quiero ir con tu familia.—No dije que vamos con mi familia, vamos a mi casa.—Quiero ir a la mía.—Mi casa ahora es tu casa, esposa.Discutieron otro rato, Jeremith se desví