Perla tomó su bolso, iba de salida al club nocturno donde trabajaba como bailarina. Se despidió de su madre y se marchó. Poco tiempo después llegó Jeremith a buscarla, cuándo Fabiola le abrió él saludó:
—Buenas tardes. —Fabiola ignoraba todo lo que estaba sucediendo.—Buenas tardes, ¿Qué se le ofrece?—Necesito hablar con Perla.—Mi hija se marchó a trabajar hace algunos minutos, ¿usted quien es? —Soy su esposo.—¿Su esposo?—¿Su hija no le dijo que se casó conmigo el fin de semana?—¡No! ni siquiera sabía que Perla tenía novio.—Pues está casada conmigo, ¿en dónde trabaja mi esposa?—¿Si es su esposo por qué ella no le ha dicho dónde trabaja?—Eso no importa, solo dígame dónde está para ir a la buscarla.—Sabes qué, no le voy a decir dónde trabaja mi hija, usted es un mentiroso, ella jamás se casaría con ninguno sin antes decírmelo. —Él la miró por encima del hombro.—¿De verdad cree que un hombre como yo necesita mentir?—Mejor váyase y no venga más a molestar. —El en un tono imperante dijo:—¿Me va a decir dónde trabaja Perla?—Pues no. Fabiola le tiró la puerta en la cara, Jeremith salió furioso, se fue hacia donde tenía estacionado el auto, de pronto vió a Savannah que iba de salida, entonces se acercó a ella.—¿Tú eres la amiga de Perla? —Ella se puso nerviosa.—Eh si.—¿Me podrías decir en dónde trabaja?—Baila en un club nocturno.—¿Qué? —Savannah se tapó la boca, luego dijo:—No debí decir eso.—Hiciste bien en decírmelo, ¿y qué tipo de baile se supone que hace?—No es lo que piensa.—¿Qué supone que estoy pensando?—Ella no baila sin ropa como las otras chicas. —Jeremith entrecerró los ojos.—¡¿Es un club nudista?! —Savannah asustada asentó con la cabeza, Jeremith meneó la cabeza.—Me casé con una desconocida que además es una mujerzuela que baila en un club.—Ella no es así como usted piensa, hay una razón de peso, ella se vio obligada a tomar ese empleo, es que…—No necesito explicaciones, que haga lo que se le dé la gana, igual voy a anular ese matrimonio, no me quedaré casado con una… mejor no digo más. Ahora dígame en cuál club trabaja, necesito hablar con ella de inmediato.Savannah le dijo el nombre y dirección del club, era el mismo a donde Arturo lo había llevado a pasar un buen rato el fin de semana. Frunció el ceño y dijo en sus adentros:“Arturo debió decirme de dónde había salido esa mujer."Se dio vuelta y se dirigió a su coche, Savannah también subió al suyo y se dijo así misma:—Debo llegar al club antes que ese hombre y poner a Perla en sobreaviso.Lo hizo, aceleró el paso y llegó antes que Jeremith. Buscó a Perla que se encontraba en el camerino, ella se estaba acomodando un tocado de cuentas doradas en su cabeza, estaba vestida con un traje de dos piezas color dorado con pedrería que hacía brillar como un sol.—Perla, Jeremith viene en camino.—¡¿Jeremith?! ¿Y para qué viene?—No lo sé, fue a tu casa, se puso furioso cuando supo que bailabas en este club.—¿Para que le dijiste donde trabajo?—Intenté no hacerlo, pero me fue imposible, además me da miedo que descubra la farsa y te envíe a la cárcel. Se molestó mucho cuando supo que bailabas aquí.—No tiene por qué molestarse, no soy su mujer.—Estás cansada con él.—Es una farsa, y más le vale que no llegue aquí a fastidiarme.Aún estaban hablando cuando una de las meseras llegó al camerino.—Perla un caballero te busca, dice que se llama Jeremith Hamilton, lo hice pasar al pasillo. Perla miró con reproche a Savannah.—Está bien, dile que iré en seguida. La mesera le entregó el recado a Jeremith, él se quedó de pie esperando que ella llegara, un par de minutos después Perla apareció, él observó la bata de seda que se había puesto encima, no se esmeró en disimular su enojo, con sus ojos la escaneó de arriba abajo, Perla le dijo:—¿Qué se te ofrece? —Él puso una sonrisa burlona y se acercó a ella, se quedó mirándola de frente.—¿Qué me ofreces? —Perla ya sabía lo que él estaba pensando.—¿A qué vino? quedamos en que nos veríamos en el tribunal para anular el matrimonio. Jeremith se quedó callado mirándola fijamente, Perla se puso a la defensiva y lo desafío con la expresión de su rostro. De pronto él le arrancó la bata que ella llevaba encima y se quedó observando el conjunto dorado de pedrería. —¡Vaya! Pero si es toda una sensación como traída de Las Vegas. —Perla frunció los labios.—Habla ya, ¿Qué es lo que quiere?—Vine a llevarte conmigo.—¿De qué estás hablando? —Él la agarró bruscamente del brazo y la jaló.—Te irás conmigo a mi mansión.—¡No!—Si irás. —La jaló para llevarla a rastras pero ella se opuso.—No iré a ninguna parte.—¿Te mueres por salir a exhibirte verdad? —Ella alzó la voz.—¿Qué te importa?—Mientras seas mi mujer no dejaré que trabajes en un lugar tan vulgar y asqueroso como este.—¿Cómo me lo va a impedir?—Te encerraré en mi mansión, te encadenaré si es necesario. —Ella se rió con sarcasmo.—Sí claro. La llevó a rastras hacia la salida, Perla armó un escándalo, los hombres de seguridad y el gerente llegaron, pero al ver que era el esposo y que además era el primo de Arturo, un cliente muy importante del club, decidieron no meterse en el asunto. Jeremith llevó a Perla a su auto, apenas espero que Savannah le llevara su bolso y su ropa. Jeremith condujo su coche, el club estaba lejos de la mansión, había que conducir durante una hora. Por el camino no cruzaron Palabras, Perla tenía su rostro hacia la ventanilla evitando así a Jeremith. Pasarón como veinte minutos, de pronto él estacionó el auto a la orilla de la carretera y rompió el silencio que había entre los dos y le dijo:—Discúlpame Perla… no sé por qué actué de esa manera, sé que no tengo derecho, eres libre de hacer lo que deseas con tu vida, es solo que no creí… Frenó sus palabras, pero Perla sabía lo que él diría.—No creíste que bailaba en un vulgar club, pero ya lo sabes, como también debes saber que no tengo porqué darte explicaciones.—Si, tienes razón, no tengo ningún derecho.—Está bien, te disculpo. Ahora dígame qué es lo que quiere además de insultarme y de sacarme del lugar donde trabajo. —Jeremith suspiró.—Quiero que me acompañes a una reunión familiar, hoy está cumpliendo años mi abuelo, toda mi familia estará allí, y mi ex prometida, por esta noche deseo que seas mi esposa. —Perla se rió.—¿Para qué me vas a presentar a tu familia? Igual no vamos a seguir casados por mucho tiempo.—Te pagaré lo que me pidas, solo debes fingir que estás muy enamorada de mí, delante de todos quiero que aparentemos que somos muy felices y que nos amamos. Míralo como un trabajo, te daré una muy buena paga. —Perla lo pensó por un momento.—Está bien, pero ¿qué necesidad tienes de hacer esto?—No hagas preguntas, solo finge que estás muy enamorada de mí —Encendió el auto y arrancó—. Vamos a un centro comercial a comprarte ropa, necesitas un vestido acorde a la ocasión.***Jeremith llevó a Perla a la boutique de un reconocido diseñador, miró a la vendedora y le señaló hacia donde estaba Perla y le dijo:—Quiero atuendos que hagan que esta mujer parezca una dama como las mujeres de mi familia.—Enseguida señor Hamilton. Perla llevaba el conjunto dorado con el que iba a hacer su presentación en el club, encima tenía la bata que la cubría. Él la juzgó con la morada.—Esas fachas que llevas puesta se la entregas a la vendedora para que las deseche. —Perla lo miró con molestia.—Le pertenecen al club, no las voy a desechar.—Como quieras.Perla entró a una habitación a cambiarse, se probó distintos atuendos mientras que Jeremith se quedó en el recibidor esperando con impaciencia, los invitados al banquete del abuelo seguramente ya habían llegado a la mansión y su madre debía estar muy enojada. Miró el reloj, entonces le dijo a otra vendedora.—Ve y diles que se apresuren que se me hace tarde.Momento después Perla salió de aquella habitación, Jeremith se d
Ximena encontró a Silvana en el tocador, estaba llorando.—No te pongas así, mi hermano está haciendo todo esto solo para fastidiarte, lo conozco y sé que él no se casaría con ninguna mujer así sin antes avisar a la familia.—¿Escuchaste lo que dijo tu abuelo?—Ya sabes que el abuelo quiere que Jeremith tome el control de la fortuna de la familia, para que eso suceda Jeremith debe tener una hijo dentro del lecho matrimonial, a mi abuelo no le importa con cuál mujer Jeremith tendrá ese hijo, a él le interesa que seguir las costumbres de la familia, no lo tomes tan personal.—Jeremith me está humillando, esto ya es demasiado, mejor me voy a mi casa.—No, eso es lo menos que debes hacer en este momento, debes mantenerte firme y demostrar que amas a mi hermano, solo así vas a reconquistarlo. —Silvana se secó las lágrimas con el dorso de su mano.—Tienes razón, él solo desea castigarme.Jeremith llevó a Perla a parte, le ofreció una copa de champán.—Gracias.—Yo soy el que debo agradecert
Al otro día en la casa de los Ricci Silvana bajó a desayunar y estaba malhumorada, saludó y se sentó a comer. Su padre le dijo:—Ahora sí, dime qué no es cierto eso que dijeron.—No lo sé papá, Jeremith dice que se casó con esa tal Perla, pero yo no le creo.—Si es así eso será fatal para nosotros, una boda con Jeremith será lo único que nos salve de la quiebra, y si él se casó con esa mujer tú serás la culpable por haberlo abandonado justo el día de la boda.—¿Hasta cuando vas a reprocharme?—Si no hubieras cometido esa locura en este instante fueras la señora Hamilton, estarías desayunando junto a tu marido millonario y nosotros estaríamos tranquilos sin que la ruina nos respire en la nuca.***Perla también fue confrontada por su madre, ella no quería decirle la verdad de lo que sucedía, pero se vio obligada y le contó todo.—Entonces ese amigo tuyo te engañó, y tú no debiste casarte con él sin conocerlo.—Lo conocía… eso creí.Jeremith fue a la casa de Perla, ella estaba en la sal
Jeremith no se atrevió a regresar a la habitación en ese momento, lo hizo en la madrugada cuando ella ya estaba dormida. La luz de la lámpara de la mesa estaba encendida, Perla se había ido a la otra habitación. Se cambió de ropa, después se fue a su cama, estaba muy conmocionado por lo que le había hecho a Perla. Recordó esa mañana cuando despertaron desnudos en esa cama, Perla se veía tan asustada.«¡¿Quién es usted?! —¿Desde cuando las mujeres como tú preguntan en nombre de sus clientes?—¿Mujeres como yo? ¿Qué quiere decir con eso?—¿De verdad tengo que responderle? »Jeremith pensó dentro de sí:"Algo extraño está pasando, Arturo me tiene qué explicar esto, Perla se casó conmigo tal vez bajo el efecto de una sustancia, por eso estaba tan asustada en esa suite."En la mañana Perla despertó, necesitaba buscar ropa en ir al baño, abrió la puerta del cuarto donde había pasado la noche y se asomó con cautela para cerciorarse de que Jeremith no estuviera presente, él ya había salido,
Silvana fue a visitar la mansión de de la familia Hamilton, Altagracia y Ximena la invitaron a pasar a jardín, se sentaron a charlar, Silvana les dijo:—Estoy ansiosa por saber qué es eso que me quieren contar acerca de Jeremith y esa mujer, espero que sea algo favorable para mí. —Ximena respondió.—De hecho sí es muy favorable.Ximena y Altagracia le contaron a Silvana qué Jeremith se había casado con Perla solo para llevarle la contraria a la familia, lo cual indicaba que él no estaba enamorado de su actual esposa; Silvana sonrío complacida.—Entonces no la ama cómo intenta demostrarlo, no será nada difícil hacer que se divorcien.—Sí querida —Agregó Altagracia—. Ahora más que nunca tenemos que estar unidas nosotras tres para hacer que mi hijo se divorcie de esa mujer lo antes posible. Me confesó que no es rica cómo nos hizo creer, sabrá Dios de dónde lo habrá sacado, a esa tal Perla se le nota que es una corriente.***Perla se encontraba en su casa cuando de pronto sonó el timbre.
En la mañana habló con Reymond, le contó todo.—Creo que le estás dando mucha importancia a esa bailarina.—Pero ya no más, Perla no me interesa, solo me sentía culpable porque la forcé a estar conmigo, o eso creo, tal vez fingió que no quería, o sé, si por lo menos pudiera recordar todo.—Entonces prepararé el documento para solicitar esa anulación.—Aunque debo esperar dos semanas.—¿Por qué?—Perla podría estar embarazada de mí, antes de anular ese matrimonio tengo que asegurarme que no lo esté, le mandaré a hacer un examen, si resulta positivo la llevaré a practicarse un aborto.—¿Ella está de acuerdo?—No me dijo nada al respecto, me aseguró que no está embarazada, pero no puedo confiar en su palabra.—Es verdad, en muchos casos se embarazan para aprovecharse.—Entonces la anulación de ese matrimonio será dentro de dos semanas.***Pasaron varios días, Jeremith jamás volvió a aparecer por la casa de Perla, ella no tocó el cheque y regresó al club a bailar. Jeremith aún no había s
Perla estaba furiosa, buscó sus cosas, ni siquiera se cambió su traje de danza, pues solo deseaba largarse de ese lugar. Salió del club por el estacionamiento para marcharse, pero Jeremith la estaba esperando, en contra su voluntad se la llevó a su auto y la obligó a subirse, después cerró con seguro la puerta para que ella no pudiera bajarse.—¡Hueles a alcohol, estás ebrio! —Le dijo cuando él subió.—Sí, lo estoy por tu culpa, me bebí una botella de licor completa solo para soportar verte bailar delante de todos esos tipos qué casi te cogen con la mirada.—¿Qué es lo que pretende Jeremith?—¿Sabes qué? no sé qué demonios es lo que pretendo, por los momentos solo pienso evitar que vuelvas a bailar de esa manera, al menos que lo hagas para mí.Jeremith comenzó a conducir su auto.—¿A dónde vamos?—A mi casa.—No quiero ir con tu familia.—No dije que vamos con mi familia, vamos a mi casa.—Quiero ir a la mía.—Mi casa ahora es tu casa, esposa.Discutieron otro rato, Jeremith se desví
Ya estaba por amanecer cuando Perla llegó a su casa, Jeremith la acompañó hasta la puerta, allí con algo de nostalgia le dijo:—Adiós Perla, esta será la última vez que nos veamos.—Sí. —Perdóname por mis malas actitudes contigo.Ella abrió la puerta, entró a la casa.—Gracias, a pesar de tus malas actitudes sé que en el fondo eres un buen hombre, te deseo suerte, también consigas esa mujer que te merezca.—Gracias por desearme cosas buenas, yo también te deseo suerte y que tú hermano se recupere pronto.—Gracias. —Jeremith parecía que no deseaba marcharse, en cambio Perla expresaba lo contrario con su lenguaje corporal, entró y agarró la puerta con ganas de cerrarla. Jeremith al fin se marchó, Perla entró a su habitación, dejó el maletín que llevaba sobre la cómoda, luego se sentó en la cama, pensó en Jeremith y en todo lo que estaba sucediendo, luego en voz baja comentó:—Creo que en el fondo debes tener virtudes, no mereces que Arturo te engañe, nadie merece que lo engañen, menos