Al otro día en la casa de los Ricci Silvana bajó a desayunar y estaba malhumorada, saludó y se sentó a comer. Su padre le dijo:—Ahora sí, dime qué no es cierto eso que dijeron.—No lo sé papá, Jeremith dice que se casó con esa tal Perla, pero yo no le creo.—Si es así eso será fatal para nosotros, una boda con Jeremith será lo único que nos salve de la quiebra, y si él se casó con esa mujer tú serás la culpable por haberlo abandonado justo el día de la boda.—¿Hasta cuando vas a reprocharme?—Si no hubieras cometido esa locura en este instante fueras la señora Hamilton, estarías desayunando junto a tu marido millonario y nosotros estaríamos tranquilos sin que la ruina nos respire en la nuca.***Perla también fue confrontada por su madre, ella no quería decirle la verdad de lo que sucedía, pero se vio obligada y le contó todo.—Entonces ese amigo tuyo te engañó, y tú no debiste casarte con él sin conocerlo.—Lo conocía… eso creí.Jeremith fue a la casa de Perla, ella estaba en la sal
Jeremith no se atrevió a regresar a la habitación en ese momento, lo hizo en la madrugada cuando ella ya estaba dormida. La luz de la lámpara de la mesa estaba encendida, Perla se había ido a la otra habitación. Se cambió de ropa, después se fue a su cama, estaba muy conmocionado por lo que le había hecho a Perla. Recordó esa mañana cuando despertaron desnudos en esa cama, Perla se veía tan asustada.«¡¿Quién es usted?! —¿Desde cuando las mujeres como tú preguntan en nombre de sus clientes?—¿Mujeres como yo? ¿Qué quiere decir con eso?—¿De verdad tengo que responderle? »Jeremith pensó dentro de sí:"Algo extraño está pasando, Arturo me tiene qué explicar esto, Perla se casó conmigo tal vez bajo el efecto de una sustancia, por eso estaba tan asustada en esa suite."En la mañana Perla despertó, necesitaba buscar ropa en ir al baño, abrió la puerta del cuarto donde había pasado la noche y se asomó con cautela para cerciorarse de que Jeremith no estuviera presente, él ya había salido,
Silvana fue a visitar la mansión de de la familia Hamilton, Altagracia y Ximena la invitaron a pasar a jardín, se sentaron a charlar, Silvana les dijo:—Estoy ansiosa por saber qué es eso que me quieren contar acerca de Jeremith y esa mujer, espero que sea algo favorable para mí. —Ximena respondió.—De hecho sí es muy favorable.Ximena y Altagracia le contaron a Silvana qué Jeremith se había casado con Perla solo para llevarle la contraria a la familia, lo cual indicaba que él no estaba enamorado de su actual esposa; Silvana sonrío complacida.—Entonces no la ama cómo intenta demostrarlo, no será nada difícil hacer que se divorcien.—Sí querida —Agregó Altagracia—. Ahora más que nunca tenemos que estar unidas nosotras tres para hacer que mi hijo se divorcie de esa mujer lo antes posible. Me confesó que no es rica cómo nos hizo creer, sabrá Dios de dónde lo habrá sacado, a esa tal Perla se le nota que es una corriente.***Perla se encontraba en su casa cuando de pronto sonó el timbre.
En la mañana habló con Reymond, le contó todo.—Creo que le estás dando mucha importancia a esa bailarina.—Pero ya no más, Perla no me interesa, solo me sentía culpable porque la forcé a estar conmigo, o eso creo, tal vez fingió que no quería, o sé, si por lo menos pudiera recordar todo.—Entonces prepararé el documento para solicitar esa anulación.—Aunque debo esperar dos semanas.—¿Por qué?—Perla podría estar embarazada de mí, antes de anular ese matrimonio tengo que asegurarme que no lo esté, le mandaré a hacer un examen, si resulta positivo la llevaré a practicarse un aborto.—¿Ella está de acuerdo?—No me dijo nada al respecto, me aseguró que no está embarazada, pero no puedo confiar en su palabra.—Es verdad, en muchos casos se embarazan para aprovecharse.—Entonces la anulación de ese matrimonio será dentro de dos semanas.***Pasaron varios días, Jeremith jamás volvió a aparecer por la casa de Perla, ella no tocó el cheque y regresó al club a bailar. Jeremith aún no había s
Perla estaba furiosa, buscó sus cosas, ni siquiera se cambió su traje de danza, pues solo deseaba largarse de ese lugar. Salió del club por el estacionamiento para marcharse, pero Jeremith la estaba esperando, en contra su voluntad se la llevó a su auto y la obligó a subirse, después cerró con seguro la puerta para que ella no pudiera bajarse.—¡Hueles a alcohol, estás ebrio! —Le dijo cuando él subió.—Sí, lo estoy por tu culpa, me bebí una botella de licor completa solo para soportar verte bailar delante de todos esos tipos qué casi te cogen con la mirada.—¿Qué es lo que pretende Jeremith?—¿Sabes qué? no sé qué demonios es lo que pretendo, por los momentos solo pienso evitar que vuelvas a bailar de esa manera, al menos que lo hagas para mí.Jeremith comenzó a conducir su auto.—¿A dónde vamos?—A mi casa.—No quiero ir con tu familia.—No dije que vamos con mi familia, vamos a mi casa.—Quiero ir a la mía.—Mi casa ahora es tu casa, esposa.Discutieron otro rato, Jeremith se desví
Ya estaba por amanecer cuando Perla llegó a su casa, Jeremith la acompañó hasta la puerta, allí con algo de nostalgia le dijo:—Adiós Perla, esta será la última vez que nos veamos.—Sí. —Perdóname por mis malas actitudes contigo.Ella abrió la puerta, entró a la casa.—Gracias, a pesar de tus malas actitudes sé que en el fondo eres un buen hombre, te deseo suerte, también consigas esa mujer que te merezca.—Gracias por desearme cosas buenas, yo también te deseo suerte y que tú hermano se recupere pronto.—Gracias. —Jeremith parecía que no deseaba marcharse, en cambio Perla expresaba lo contrario con su lenguaje corporal, entró y agarró la puerta con ganas de cerrarla. Jeremith al fin se marchó, Perla entró a su habitación, dejó el maletín que llevaba sobre la cómoda, luego se sentó en la cama, pensó en Jeremith y en todo lo que estaba sucediendo, luego en voz baja comentó:—Creo que en el fondo debes tener virtudes, no mereces que Arturo te engañe, nadie merece que lo engañen, menos
Perla no le contó a su madre acerca del ofrecimiento que Jeremith le había hecho de darle dinero, Fabiola tampoco le contó que Jeremith le había ofrecido su ayuda, no quería causarle un mal rato a su hija, pues ella estaba sufriendo mucha preocupación debido a la farsa del matrimonio.***Silvana estaba muy alentada y con ganas de reconquistar a Jeremith, además que sus padres la estaban presionando para que hiciera todo lo que tenía a su alcance para lograr casarse con él. El domingo él estaba en el club de golf con un amigo, de pronto ella llegó, él al verla mantuvo su rostro serio y con un tono de voz frío y distante le preguntó:—¿Qué haces aquí? —Mi papá me pidió que lo acompañara, cómo te vi llegar quise pasar a saludarte. —Jeremith continuó en lo suyo, ella esperó un momento para no interrumpirlo, luego le dijo:—Jeremith tenemos que hablar, en todos estos meses no me has dejado ni siquiera acercarme a ti.—¿Qué quieres hablar? Todo está claro entre nosotros.—No, nada está cl
Perla no durmió durante toda la noche pensando en su embarazo, temiendo al momento en que Jeremith le exigiera abortar, recordó sus frías palabras:«Si estás embarazada, ¿estarías dispuesta a practicarte un aborto?» «Solo hay algo que me preocupa, quiero que te hagas la prueba de embarazo, no quiero un hijo ilegítimo, cuando tenga hijos será con la mujer que yo escoja para casarme, tenerlos fuera del matrimonio no está bien visto en mi círculo social.»Perla fue invadida por un profundo dolor y lamento, de pronto se sintió perdida, como si su alma se hubiera asumido en la oscuridad. De repente un fuerte sentimiento de abandono la invadió por completo y sintió miedo. Sus labios se abrieron y con una voz desalentada pronunciaron unas cuantas palabras:—¡Dios mío! ¿Qué voy a hacer?Eso fue lo que dijo para entonces había comprendido que no quería perder a la criatura que se estaba gestando en su vientre.En la mañana se fue a trabajar como de costumbre, no le comentó nada su madre acerc