Inicio / Romántica / Falso Matrimonio / 3 Segundo encuentro.
3 Segundo encuentro.

Arturo regresó a la mansión y subió las escaleras, aún no había llegado al rellano cuando Jeremith apareció y posó sus ojos sobre él con reproche.

—¿Dónde has estado? Te he llamado a tu celular y sale la contestadora.

—Estaba por ahí, ya sabes.

—Claro, te desapareces y no te importa el mundo.

—¿Estás enojado conmigo?

—¿De dónde salió esa mujer con la que me casé?

—¿Te refieres a Perla?

—Entonces si la conoces.

—Es una amiga que ambos conocimos, ¿no lo recuerdas?

—¿Por qué estoy casado con ella?

—No lo sé, dímelo tú, simplemente te volviste loco con su belleza, me dijiste que te casarías con ella porque es la más bonita de Illinois, y que además ibas a restegartesa a Silvana por su cara.

—¡Pero no la conozco!

—Ya es tu esposa, pero podrías anular ese matrimonio si lo deseas, aunque no sé si se pueda cuando es posible que lo consumaron, ¿estuviste con ella? —Jeremith se veía desconcertado.

—Ambos estábamos desnudos en la cama, pero no recuerdo haberla… no recuerdo si hicimos el amor.

—No creo que con una mujer tan hermosa hayas pasado la noche solo durmiendo.

—Necesito ver a esa mujer.

Ella me dijo el nombre del pueblo de donde proviene —Le dijo el nombre del pueblo—. Alguien te dará la dirección de su casa, ya sabes que en esos pueblos todos conocen a todos.

Jeremith de inmediato quiso ir a Lakewood, Arturo le dijo:

—Te acompañaría, pero tengo que hacer algunas cosas importantes.

—No te preocupes, iré solo, necesito hablar con ella, decirle que este matrimonio es una locura.

—Entonces lo vas a anular.

—Por supuesto, ni siquiera la conozco.

—Por qué mejor no la traes a la mansión por algunos días, se la presentas a todos como tú legítima esposa, así harás que Silvana sufra, ¿Te imaginas su cara cuando vea a tu mujer? Perla es tan hermosa, todos los que se burlaron de ti seguramente se quedarán boquiabiertos, y ya no te sentirás como un perdedor.

—¿De verdad es hermosa?

—Demasiado, por eso se te ocurrió casarte con ella. —Arturo notó que Jeremith estaba pensativo, entonces insistió:

—Perla es como una joya que todos los hombres codiciarán cuando la exhibas, y todas las mujeres anhelaran ser tan bellas como ella, sobre todo Silvana, te aseguro que comenzará a entender que jamás la podrás perdonar por lo que te hizo.

***

Jeremith salió de la mansión y se dirigió en su auto a Lakewood, necesitaba urgente hablar con la mujer que ahora portaba el título de ser su esposa. Mientras conducía pensó:

"Debo ponerle fin a esta locura, no sé quién es ella, ni siquiera recuerdo bien su rostro."

Las palabras de Arturo llegaron a su mente:

«Me dijiste que te casarías con ella porque es la más bonita de Illinois, y que además ibas a restegartesa a Silvana por su cara»

Pensó:

"Está bien, muchas veces deseé conocer a otra y casarme para desquitarme con Silvana, pero jamás se me ocurrió actuar tan alocadamente. Aunque si es tan hermosa como Arturo dice me provoca llevarla a la mansión y presentarla a todos, incluso a los padres de Silvana, y por qué no, a ella también, para que le quede claro a todo el mundo que no soy un perdedor."

***

Perla estaba muy nerviosa, Savannah regresó a la casa.

—Vi que Damián se marchó, ¿qué te dijo? —Notó que Perla estaba muy afligida—. Dime, te mal.

—No sé si deba decírtelo.

—Decir qué. —Perla se sentó en el sofá y se puso a llorar, Savannah se acercó y se sentó a su lado.

—¿Qué te hizo ese canalla? Sabes que puedes confiar en mí. —Perla decidió decirle todo.

—¿Ese tal Arturo qué es lo que trama hacer con esa boda falsa?

—No lo sé, lo que me dijo no tiene lógica.

—¿Qué te dijo?

—Que Jeremith necesita vengarse de su prometida porque lo dejó plantado en el altar.

—Pero de ser así, el mismo Jeremith debió pedírtelo.

—Eso le dije, pero él quiere que Jeremith se convenza que sí se casó conmigo.

—Será que desea que todo parezca real, pero es extraño.

—Solo espero que no esté tramando algo peor, con su amenaza me demostró que es capaz de cualquier cosa.

Alguien llamó a la puerta, Perla se puso aún más nerviosa.

—¡Será él! —Savannah le dijo:

—Iré a abrir, si es él ¿qué le digo?

—Tendré qué atenderlo, hacer lo que Arturo dijo, o no lo hago le hará daño a mi familia.

—Intenta disimular un poco que estás asustada.

—Tienes razón, voy a ponerme polvo en la cara.

Savannah abrió la puerta, Jeremith la observó, se dio cuenta que ella no era la mujer con la que amaneció en el hotel.

—Buenas tardes.

—Buenas tardes.

—¿Perla Brown se encuentra?

—Si, usted debe ser su esposo. —Jeremith sintió que eso chocó en su mente.

—¿Podrías decirle que estoy aquí?

—Por supuesto, pase y siéntese mientras ella viene a atenderlo. —Jeremith entró a la pequeña casa, cuyo tamaño quizás era igual que una de las habitaciones de su lujosa mansión, mientras estaba solo me observó a todas partes y pensó dentro de sí:

"No tengo nada en común con esta mujer, me volví loco, mis deseos de venganza me condujeron a la locura."

Aún estaba sumido en esos pensamientos cuando de pronto vió a una mujer que venía por el pasillo, era la misma que estaba en la habitación del hotel, esta vez la observó detenidamente, se dio cuenta que Arturo tenía toda la razón al decir que era hermosa, tenía un lindo rostro y una hermosa cabellera ondulada color oscuro. Ella se ruborizó en cuanto lo vió y escondió la mirada, simplemente no se atrevía a sostenerla cuando debía mentir.

—Perla. —Ella agachó el rostro.

—Si, soy Perla. —El se acercó más a ella.

—Debes estar ofendida por lo que sucedió en el hotel, discúlpame, creí que eras una… ya sabes, estoy apenado contigo, no debí tratarte así, de verdad sé…

—No te preocupes, yo también me sorprendí mucho, pero ya me contaron lo que sucedió.

—¿No recordabas tampoco?

—No.

—¿Qué piensas al respecto? —Ella se puso nerviosa.

—¿Pensar de qué?

—Acerca de ese matrimonio.

—Ya sabes que no recuerdo nada al respecto.

—¿Pero qué piensas al respecto? —Ella se quedó callada, solo recordando la amenaza de Arturo, Jeremith se impacientó.

—¿Por qué no respondes?

—Pienso que está mal, no recuerdo nada y sé tú tampoco. —Jeremith suspiró silenciosamente.

—Yo también pienso igual.

Ella se esperanzó, pensó que Jeremith iba a anular esa boda, fácilmente se libraría de ella y a su vez Arturo no podría amenazarla.

—¿Anularás ese matrimonio?

—Por supuesto, espero que estés de acuerdo.

—Si.

—Se que pasó algo entre nosotros en ese hotel, quiero indemnizarte.

—No hace falta ninguna indemnización, no soy una prostituta, solo quiero que anules ese matrimonio y que hagas de cuenta que eso jamás sucedió.

—Pareces molesta.

—Si, estoy molesta, yo no propicie esto.

—Fue Arturo.

—Si, fue tu primo.

—Lo siento. —Ella se dirigió a la puerta y la abrió.

—Ya todo está claro, ahora por favor vete, nos veremos en la corte para anular ese matrimonio.

—Está bien, gracias. De todos modos deberías aceptar una indemnización por el mal rato que estás pasando.

—Solo quiero recuperar mi libertad y olvidarme de que esto pasó.

—Sí, tienes razón.

Jeremith se marchó, dejando atrás a aquella mujer que le causaba tanta inquietud y que además era su esposa.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo