2 Amenaza.

Jeremith se percató que se encontraba en un lujoso hotel de la ciudad de Chicago, subió al ascensor y regresó a la habitación, tomó su billetera, miró hacia la cama preguntándose por dentro en todo lo que había sucedido, no recordaba absolutamente nada, decidió llamar a Arturo desde el teléfono de mesa, pues no tenía el celular, Arturo no contestó el teléfono, entonces le marcó a Reymond, su otro primo.

—Reymond, es Jeremith.

—¡Jeremith! Al fin apareces, ¿dónde has estado metido todo este tiempo?

—¿Qué? ¿De qué hablas? Anoche estuvimos en ese bar.

—¿Te refieres al bar donde fuimos hace dos días? Oye, te estuviste divirtiendo en grande, pero mi tía te quiere matar, si no fuera porque andas con Arturo y habríamos llamado a la policía.

—No tengo idea de dónde se encuentra Arturo.

—Bueno, ven a la oficina, te perdiste la junta, después iremos a la mansión, no olvides que hoy le partiremos al abuelo su pastel de cumpleaños durante el almuerzo.

—¿Pero qué día es hoy?

—Lunes.

—El sábado fuimos al club, lo que significa que tengo dos días sin saber de mi propia voluntad.

—Ya todos saben cómo te vuelves cuando decidas entregarte al licor.

Jeremith no comprendía nada, habían pasado dos días de su vida en los cuales no sabía qué había hecho, pero de todo aquello lo que más le desconcertaba, era la chicha con la que había pasado la noche y esa acta de matrimonio, aunque estaba casi seguro que era falsa, pensó que solo se trataba de u juego y nada más.

Fue a la oficina y habló con Reymond, él era abogado, le contó todo, que había amanecido con esa chica que huyó del hotel con un vestido de novia. Luego le enseñó el acta de matrimonio que seguramente era falsa, Reymond la observó detenidamente.

—Parece genuina.

—No digas tonterías, ya bastante chiste he vivido gracias a Arturo.

—¿Y si de verdad te casaste con esa mujer?

—¿Qué te hace pensar que yo haría una cosa así?

—Lo habrás hecho por despecho, mírate, tienes puesto el mismo traje que usaste para casarte con Silvana. —Jeremith puso una dura expresión.

—¿De verdad me crees capaz?

—Si, cuando te emborrachaste dijiste muchas cosas, cosas como que desearías darle a Silvana en la madre, y si te casaste con esta tal Perla Brown, supongo que lo hiciste con esa intención. —Jeremith tragó saliva, una decisión así era demasiado alocada, pero Reymond tenía razón, por despecho era capaz de hacerlo, aún amaba a Silvana, pero le guardaba mucho rencor por lo que me hizo, a pesar de que ella había intentado en reiteradas ocasiones conseguir su perdón, entonces comenzó a dudar, tal vez sí había sido una boda de verdad.

—Acompáñame a la registraduría, necesito comprobar si de verdad me casé con esa mujer.

En la registraduría Reymond revisó el libro de actas, ciertamente Jeremith se había casado con esa tal Perla Brown.

—Si, te casaste con esa mujer, Perla Brown es tu legítima esposa.

—¿De verdad no recuerdas esa boda ?

—No.

—¿No recuerdas dónde la conociste?

—Ya te dije que no conozco ninguna Perla, ni siquiera sé si la mujer del hotel es ella.

—Entonces deberías buscarla.

—¿Dónde?

—Tendrás que contratar a un detective privado que investigue dónde se encuentra.

***

Perla salió del hotel solo para descubrir que se encontraba en la ciudad de Chicago cuando ella habitaba en Lakewood, no recordaba nada de sus últimos dos días, lo último que tenía en mente era que Damián, su novio la había sorprendido cuando le pidió matrimonio con una boda improvisada.

—Hoy mismo cásate conmigo.

Flashback

—¿Pero no crees que es muy apresurado? solo tenemos semanas conociéndonos.

—¿Acaso no es suficiente? Para mí lo es, te amo.

—Pero deberíamos preparar la boda, quiero que mi familia esté presente.

—Después hacemos una gran boda con una gran fiesta. Tengo que viajar con mi jefe, ya sabes que soy su chófer de confianza, me iré dos meses a México. Antes de marcharme quiero que seas mi esposa.

Perla sentía que era extraño su afán, pero Damián era muy convincente, tenían apenas algunas semanas siendo novios, tampoco se conocían mucho, él acababa de comprar una casa en el pueblo, y desde la primera vez que se vieron hubo una fuerte atracción.

Perla aceptó casarse con Damián antes que él partiera con su jefe a su viaje de negocios, la boda solo fue por el civil, el juez fue a la casa de Damián , después viajaron a Chicago a celebrar, la llevó a un bar conocido de la ciudad, por alguna razón que ella no podía comprender, olvidó el resto, y no sabía cómo había amanecido en la cama con otro hombre, con un desconocido.

Fue a la casa de Damián , pero estaba cerrada, nadie atendió su llamado. Desesperada fue a su casa, llamó a Savannah, su mejor amiga está vivía cerca y fue a verla cuando supo que Perla lo estaba pasando mal; ella le contó lo que había sucedido.

—¡¿Me estás diciendo que te casaste con un hombre y pasaste tu noche de bodas con otro?!

—Si… es horrible, Damián me va a odiar.

—No tiene por qué odiarte, él debió cuidar de ti, es obvio que te drogaron, por eso no recuerdas nada, ¿y él en dónde estaba cuando eso sucedió?

—¿Y si le hicieron algo?

—A lo mejor amaneció con otra, Damián es un hombre de ciudad, a lo mejor le gusta compartir con otras parejas, y eso fue lo que hizo, te intercambió.

—No digas cosas que no sabes.

—No seas mojigata, algo extraño está pasando, Damián siempre me dio desconfianza.

El timbre de la casa sonó. —Perla se puso más inquieta.

—¡Debe ser él! —Corrió a abrir la puerta, ciertamente era Damián, él entró a la sala, tenía el rostro serio y miró con desdén a Savannah, luego miró a Perla.

—Necesito hablar a solas contigo. —Savannah se puso de pie y le dijo a Perla:

—Estaré en mi casa por si me necesitas. —Se marchó, al quedar a solas con Damián, ella se puso nerviosa, Damián le dijo:

—¿Cómo estás? —Preguntó con tranquilidad como si nada extraordinario hubiera pasado, tenía una leve sonrisa en su boca, ella en tono de reproche respondió:

—Estoy mal, ¿Dónde estuviste? No sé si sabes lo que sucedió. —Se soltó a llorar, él mantuvo una expresión fría.

—Lo sé, pasaste la noche en el hotel Castell, en una de las suites más costosas, estuviste con otro hombre, yo mismo te llevé y te dejé allí. —Ella lo miró anonadada, no podía creer que Damián estuviera diciendo esas cosas.

—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo que tú mismo me llevaste con ese hombre?

—Mira Perla, voy a decirte toda la verdad, en realidad no me llamo Damián, mi nombre real es Arturo Hamilton, soy primo del heredero multimillonario Jeremith Hamilton, tu esposo.

—¡No entiendo!

—Eres tan estúpida, por eso te elegí para hacer este trabajo

Se sentó en el sofá y cruzó la pierna, su actitud ahora era altiva, antes parecía ser un hombre sencillo, Perla comenzó a comprender que había fingido todo el tiempo. Arturo agregó:

—En vista de que te ves tan angustiada me tomaré la molestia de decirte toda la verdad.

Puso al tanto a Perla acerca de la trampa que él había creado con esa boda.

—Pero me casé contigo, bueno, con Damián Smith.

—Damián Smit no existe.

—Entonces ese matrimonio no es legal.

—Si lo es, firmaste sin mirar el nombre allí inscrito, "Jeremith Hamilton"

—Tu primo debe saber la verdad.

—No le dirás nada, porque si lo haces irás a la cárcel, yo mismo me encargaré de hundirte en el hoyo más hondo que consiga.

—¡Pero este crimen lo cometiste tú!

—Debes demostrarlo a la policía, en esa acta está tu firma.

—El juez sabe que tú estabas allí.

—Ese juez está conmigo, él asegurará que los casó, no soy tan estúpido, sé muy bien cómo hacer las cosas, jamás he improvisado, tardé meses preparando todo esto, desde que regresé de México.

—¿Y qué ganas con todo esto?

—Más adelante lo sabrás. Por ahora solo debes fingir que si te casaste con él, mi primo va a necesitar que su traidora ex prometida pague por lo que le hizo, estoy seguro que va aprovechar que eres su esposo para vengarse de ella.

—No lo haré, no fingiré que su esposa, no soy una mentirosa como tú. —Arturo se puso de pie y se acercó a ella con talante intimidante, luego la agarró del mentón.

—Lo harás, porque de lo contrario le haré daño a tu madre y a tu hermanito con cáncer, pero si te portas bien, a Josef no le hará falta nada, costearé todos los gastos de su tratamiento, yo soy el que ha pagado sus medicinas las últimas semanas, no mi supuesto jefe como te lo hice creer. —Ella se soltó a llorar.

—¿Por qué me haces esto?

—No es mi intención hacerte daño, no te preocupes, solo deseo ayudar a mi pobre primo, él ha sufrido mucho por la traición de su ex prometida, lo dejó plantado en el altar el día de la boda, todos se han estado burlando de Jeremith desde entonces; cuando te vi por primera vez supe que eras perfecta para que Jeremith pueda vengarse de Silvana, ella está intentado reconquistarlo, pero cuando te vea, esa mujer no va a soportar que se haya casado con otra más joven y más bonita que ella

—No sé cómo podré fingir, si solo necesita darle celos a su novia, solo debería decírmelo, y no montar esta farsa.

—No es una farsa, tu matrimonio con Jeremith Hamilton es legítimo, está registrado, legalmente eres su esposa. Por ahora mantén tu bocota cerrada y no me hagas quedar mal cuando Jeremith te haga preguntas, solo di que no recuerdas nada, él debe convencerse que sí se casó contigo.

***

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