A pesar de haberse negado tanto al inicio, Leticia estuvo muy cooperativa para dejarse vestir, al menos la parte inferior. Rayan, arrodillado frente a ella, se dispuso a poner primero la diminuta braga pasándola por las piernas blancas y ajenas de vello de Leticia hasta que esta estuvo en su lugar. Ajustó las tiras a los lados como las que se amarraban en su cintura y pasó sus manos sobre las suaves nalgas de Leticia afirmando que sí, la de atrás se había perdido entre los montículos. Entonces encontró que la chica no era ajena a la excitación. Podía oler en ella la humedad en su sexo. Y con una sonrisa Rayan acomodó el encaje sobre este y dio le dio un beso por encima de la tela.
Rápidamente Leticia puso sus manos corriendo la blusa de ella cubriendo lo que pudiera. El alfa alzó la cabeza encontrando que el rostro de ella estaba completamente rojo y en el borde de sus ojos hab&ia
Leticia no podía creer que realmente estuviera haciendo aquello, es ese lugar. El cuerpo caliente que se pegaba a su espalda apenas cubierta solo en contraste de aquel piercing en el ombligo del alfa frío, el aliento caliente que acaricia su nuca y el olor de las feromonas que la envolvían la estaban volviendo loca y que atestaban toda la pequeña estancia en una gruesa nube. Mas nunca se imaginó que terminaría con el cuerpo inclinado hacia adelante, con las manos sobre el enorme espejo delante de ella, sus muslos fuertemente apretados y el enorme miembro del alfa detrás de él rozándose entre ellos.-Ugh- gimió mordiendo sus labios.Lo peor de todo es que estaba sumamente excitada. El encaje de la ínfima braga se enredada con el miembro de Rayan que rozaba desde atrás, por todo su sexo húmedo, y donde los dedos el alfa torturaban el pequeño y sensible botón entre sus labios inferiores. El sostén de encaje era un desastre encima de su pecho inflamado y nuevamente lleno de marcas.-Bebé…
Leticia apretó los ojos con fuerza al sentir el látigo golpear justo al lado de ella astillando el suelo. Al menos se había movido los milímetros necesarios para que no la golpeara. Uffff, al menos un alivio. A pesar de tener los ojos cerrados sus oídos seguían igual de afilados. Pero podía jurar a los cuatro infiernos que a esa altura tenía al menos una costilla rota. Un puño pasó rozando su mejilla no impidiendo que su labio inferior se rompiera y por consiguiente la sangre corriera por su la barbilla. Lo último que le faltaba. Ahora como justificaría eso. Tenía una imagen que mantener. Tuvo un impulso de gruñir y demostrarle a los que la tenían allí que ella no era una cachorra indefensa y que podía dejarlos noqueados en solo segundos. Mas se contuvo, más bien, todo ese tiempo no gritó ni una sola vez a pesar de estar de rodillas, con las manos atadas en la espalda y siendo golpeado una que otra vez si podían asentarle. Había sido prácticamente arrastr
Una hora antesLeticia ajustó los audífonos de cascos mirando por la ventana del metro. La música estaba alta, tanto que podía darle dolor de cabeza a cualquiera pero para ella era la única forma de desconectarse del mundo donde vivía. Pues a pesar de residir en una inmensa mansión, que su padre estuviera forrado de dinero, ella no era precisamente feliz.Ocultaba su verdadera naturaleza bajo la fachada de una loba alfa.Ridículo ¿verdad? Pues no para los tiempos actuales.Y ejemplo de ello eran los miles de carteles por todas partes del metro donde promocionaban miles de pastillas para ocultar tu olor y otro millón de sprays con olor que te permitía hacerte pasar por lo que desearas. Porque ya no eran los tiempos de antes, donde un lobo era el alfa de la manada, el resto la simple manada y por último los omegas renegados.No.La sociedad había cambiado tanto, prácticamente habían mutado y los conceptos alterados. Ahora tenías una categoría
Salió corriendo por donde había cogido el grupo guiada por rastro nauseabundo hasta que los divisó debajo del puente. Se habían movido rápido y habían rodeado al chico. Y ya lo habían golpeado en la cabeza provocándole una buena contusión. Leticia se retiró los cascos y los colgó en el cuello mientras bajaba las escaleras de dos en dos en dirección a ellos.-Oye- les gritó para llamar su atención- No creen que son muchos para tratar con un simple beta- se paró detrás de ellos con una posición despreocupada con las manos en los bolsillos- Eso es de cobardes-Aquellos tipos se giraron. Entre ellos había uno que olía a alfa, ese debía ser el líder, un hombre de gran tamaño pero con aspecto desaliñado y consumido por la droga. Su olor era tan nauseabundo que Leticia arrugó la nariz otra vez.-&i
Rayan salió de la ducha con solo una toalla en su estrecha cintura. Como todo alfa había desarrollado los músculos adecuados sin casi ningún esfuerzo, brazos duros, espalda ancha, pectoral formado, abdomen definido, piernas torneadas y trabajadas. Y algunos de sus compañeros betas le reclamaban constantemente, más él no les prestaba atención. Necesitaba ese cuerpo y fuerza para su trabajo. Había elegido esa vida y le gustaba. Los trabajos convencionales no eran para él.Llegó a la sala y sintió un olor característico. Tenía visita.-Llegaste rápido pa- miró al hombre atractivo y masculino, muy parecido a él en el sofá y se sentó delante de él sin preocuparse de vestirse.El alfa ni siquiera se inmutó por el comportamiento despreocupado de su hijo. Ya era un adulto de 27 años y bastante independiente. Incluso ha
Rayan caminaba por la calle con un objetivo específico a plena luz de la tarde. Hacía media hora había recibido la llamada de uno de sus compañeros de pandilla diciéndole que tenían el objetivo en la mira, lo habían localizado bastante rápido, su manada era eficiente. Y ahora avanzaba confiado por la acera. Allí, sentada en una de las mesas de la cafetería, sin estar consciente de su alrededor ni del depredador que en este caso era él, estaba su presa.Ajena a su entorno Leticia repasaba las notas que había tomado para el examen que pronto se acercaba. Debía sacar la mayor nota posible y sabía que en su casa no se podría concentrar, y ahora menos cuando sintió que alguien se tiraba en la silla delante de ella. Al alzar la cabeza se encontró con un par de orbes verde que la miraba de forma burlona. El cuerpo de la omega se tensó en respuesta. El reci&ea
Leticia no podía creer que estaba ahí por sus propios medios, pero si, estaba metida en medio de un nido de alfas y betas sobre todo machos que podían partirle el cuerpo a la mitad si la atacaban en conjunto y algo más. Aun así, aparentaba estar tranquila y así era como se sentía. Estaba tan acostumbrada a estar con lobos alfas, debido a las escuelas especializadas que había cursado, que ya les había perdido el miedo. Además, tenía a uno en la casa que realmente si intimidaba. Su padre no se daba a querer.Horas antes, después de llegar a su casa había arrojado los papeles que le había dado ese alfa y se había metido en la ducha. Su corazón palpitaba nervioso y no sabía el por qué. El olor de aquel lobo rubio era algo que estaba pegado a su piel, ni siquiera cuando se restregó con la esponja este salió. Era como si quisiera marcarla sin necesidad de una mordida. Tendría que decirle que se detuviera de no hacerlo más, si era que se encontraban de nuevo. Si este olor de hacía má
Leticia se juró a sí misma esa noche, que nunca más se montaría con el motorista diabólico que la había llevado. Pensó que moriría en más de una vez cada vez que agarraba una curva y tenía que aguantarse de la fuerte cintura del lobo para no terminar revolcada en el asfalto. Su corazón estaba casi en su boca. Mirando como Rayan encabeza el grupo en su Bestia que iba incluso más rápido, parecía más seguro que con ese tipo que cogía las curvas, tan inclinado que los costados de su pantalón se habían ensuciado con la calle.En cuanto se detuvo la manada cerca de un almacén abandonado en las afueras de la ciudad se bajó lo más rápido que pudo y puso distancia de ese tipo casi tropezando con un lobo detrás de ella y cayendo sentada sobre su lomo. Una risa se escuchó conjunta.-¿Qué pasó novata? ¿La experiencia fue muy traumática? Y eso que manejé suave- Gavel se quitó el casco sacudiendo la cabeza haciendo que el negro cabello se ondeara sobre sus hombros. Bajo la luz de la l