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A pesar de tocar varias veces el timbre y llamar al celular de esa persona no hubo respuesta, por ningún lado. Era extraño. Había hablado pocas veces con Gavel por el teléfono y siempre contestaba rápido, pero ahora como que era por gusto.

Retrocedió inspeccionando la casa. Las luces estaban apagadas y no había señal de movimiento. Realmente no estaba.

No supo como, pero para cuando se dio cuenta ya estaba delante de la casa del alfa. Había un nudo en su pecho. Preocupación. Quizás. Después de todo, se lo había dicho al alfa antes. No le era indiferente.

Gavel era un buen partido. Era amable, la cuidaba, estaba pendiente de sus acciones y nunca le reclamaba a pesar de sus hirientes comentarios o cuando lo ignoraba porque Leticia era mucho más importante. Tenía que reconocer que el alfa era insistente.

Si, estaba preocupada. Se preguntaba si el alfa est

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