Rayan no había llegado a su lugar en su manada por gusto. Su terquedad y personalidad fuerte le permitía hacer lo que le diera la gana y el miedo no era algo que le hiciera retroceder. Por eso ahora estaba allí. Precisamente en la puerta de la inmensa mansión donde vivía la loba que llevaba días buscando, Leticia.
Detrás de él el lujosos BMW de color negro hacía juego con el pantalón oscuro y sus zapatos pulidos. La camisa azul clara de mangas largas elegantemente puesta a pesar de tener los dos primeros botones abiertos le daba un aire más fresco. Su cabello rubio lo había peinado hacia un lado más aplacado todo lo contrario a como lo levaba naturalmente con más volum
Rayan recostó el cuerpo muy caliente de Leticia entre sus piernas con la ardiente espalda sobre su amplio pecho. La cabeza cayó sin fuerzas sobre sus hombros, con los ojos totalmente cerrados. El agua tibia los cubrió hasta la mitad del pecho y el suave olor de las sales de baño era verdaderamente relajante, aunque la fragancia que inundaba el baño era aún más dulce.El alfa pasó una mano por el cabello húmedo de la loba, que había podido remojar y limpiar y se lo corrió hacia atrás. Agarró un poco de gel y lo restregó por los brazos dándole masajes para después volver a ponerlos dentro del agua.
Rayan se incorporó y se la llevó con él sosteniéndola de la nuca para sentarla. La ayudó a ponerse la parte de arriba del piyama y le abrochó los botones acariciando con la punta de sus dedos los montículos calientes de su pecho. Se sentían tan suaves. Sacudió la cabeza. Debía tener la conciencia fría.Revolvió el cabello húmedo de ella con la toalla hasta que estuvo lo más seco posible, pero creando una maraña enredada que peinó con los dedos hacia atrás. Esto hizo que Leticia pareciera más delicada de lo que era ya y Rayan tuvo que reprimir sus instintos, aún más, por saltarle arriba. Después de todo no se había equivocado cuando le había dicho sobre su frustración sexual.La cargó en brazos y la llevó hacia el inmenso sofá de la habitación poniéndole un tazón
En cuanto Rayan abrió la puerta la persona del otro lado le hizo fruncir el ceño, no por quien era sino por el brillo de sus ojos.-Piensas quedarte allí todo el tiempo- esa persona casi rugió- Quita del medio alfa- Cassandra entró por la puerta apartándolo de golpe y casi corrió hacia la cama.Rayan cerró y caminó lento hacia donde estaba su ropa y comenzó a ponérsela.-La fiebre ya le ha bajado bastante y ya no se queja del dolor- dijo sin mirar la escena
Cassandra puso la banda fría sobre la frente de Leticia suspirando después con alivio, ya casi no quedaba rastros de fiebre ahora que estaba oscureciendo, pero no quería tomarlo a la ligera. Arropó a su prima con la sabana y corrió el cabello hacia atrás. Solo lo había dejado unos días sin mirarla y ese era el estado en que estaba.Por lo que le había contado el mayordomo, gracias a Rayan ella se había tomado sus medicinas y comido. Eso era un alivio.-¿Cassandra?-La beta escuchó la suave voz de Leticia y se inclinó hacia ella.-¿Cómo te sientes?- le sonrió aunque eso le causó dolor en su mejilla que estaba además de algo morada un poco inflamada.-Prima, lo siento- Leticia dijo apretando los labios- Yo… yo--Tomaste los supresores- afirmó Cassandra- Lo sé, me di cuenta-Leticia desvi&oacu
Cassandra sintió como todo su mundo se sacudía de pronto y no pudo evitar sentarse rápido en la cama quitando el brazo que estaba sobre el de golpe. Mal movimiento. Se mareó tanto que se fue de lado para aterrizar sobre la espalda del alfa. El hombre bajo ella se removió ligeramente en respuesta.-¿Despertaste?- Gavel abrió sus ojos para ver delante de él las piernas desnudas de la loba que parecía bastante inestable acostado sobre él.-¿Qué demonios hago aquí? ¿Qué me pasó?- se llevó la mano a sus labios con ganas de vomitar intentando incorporarse.Gavel se giró de lado para agarrarla de sus hombros y acomodarla nuevamente sobre la cama. La mujer parecía, además de desorientada, indispuesta. Y sabía bien por qué era.-¿No recuerdas lo que pasó ayer?- Gavel se sentó a su lado sin importar tapar su desnudez con la sábana enredada en sus piernas.Cassandra se llevó la mano a su frente y quitó el cabello de ella hacia atrás.-Ni la menor idea, lo úl
Gavel tenía el rostro enterrado en el cuello de Cassandra mientras dejaba que la loba dirigiera el baile, que más que un baile era como si estuvieran haciendo algo un poco más subido de tono en plena pista. Las caderas de la beta se restregaban contra él conteniendo entre sus nalgas la marcada erección del alfa que ya era dolorosa.Gavel gemía a cada rato mordiendo su hombro, cuello y lóbulo de la oreja. Una de sus manos acarició la cintura de su compañera de baile cerca del borde de la blusa que dejaba descubierto parte de su abdomen. La piel de ella estaba húmeda y caliente, demasiado tentadora.-¿Lo estás disfrutando Cassandra?- le murmuró en su oídos sintiéndola temblar ante su aliento caliente- Estás más relajada- besó detrás de su oreja. Sabía que no era de caballero hacerle todo eso a la mujer es su estado, pero notaba que estaba sumamente tensa y eso lo molestaba. Si podía ayudarla a quitar un poco de peso de sus hombros que así fuera.Las luces eran leves
Gavel tenía intención de llegar a la recámara principal de la casa que funcionaba como su habitación, pero estaba siendo una tarea bastante complicada, para resumirla en una sola palabra. Sus piernas temblaban al subir cada escalón de cristal de la moderna construcción y no por el peso que llevaba en sus brazos. Sino por lo que estaba haciendo precisamente ese peso.Cassandra lamía y mordía la piel de su cuello haciendo un desastre allí. Gavel podía jurar que sus dientes se habían incrustado en su piel y dejado heridas porque latían por todos lados.-Vamos, alfa, bájame y fóllame- le murmuraba en su oído para morder el lóbulo y chuparlo sonoramente entre sus labios.-Si hubiera sabido que te ponías así de salvaje hubiera hecho el primer paso desde aquella vez en tu casa, panquecito - Gavel sonrió con una mueca ante el dolor- Pero no vale nada que te diga algo ahora, no lo recordarás mañana. Espero que no me patees el culo--No lo patearé si acabas de una vez
Gavel apretó la mano sobre el hombro de Cassandra manteniendo su pecho contra la cama mientras con la otra le alzaba las caderas. La mejilla de la beta se restregaba contra el mullido colchón dejando que el olor natural del alfa se impregnara en su piel.-Panquecito, creo que podrías cooperar un poco- Gavel jadeó acariciando la espalda de la loba hasta que esta se posó sobre su cintura y la estabilizó mejor sobre las rodillas temblorosas- Aprieta un poco tus muslos- le ordenó.Pero Cassandra casi no tenía fuerzas para moverse. No sabía cuánto tiempo había sido, pero toda su