Gavel tenía el rostro enterrado en el cuello de Cassandra mientras dejaba que la loba dirigiera el baile, que más que un baile era como si estuvieran haciendo algo un poco más subido de tono en plena pista. Las caderas de la beta se restregaban contra él conteniendo entre sus nalgas la marcada erección del alfa que ya era dolorosa.
Gavel gemía a cada rato mordiendo su hombro, cuello y lóbulo de la oreja. Una de sus manos acarició la cintura de su compañera de baile cerca del borde de la blusa que dejaba descubierto parte de su abdomen. La piel de ella estaba húmeda y caliente, demasiado tentadora.
-¿Lo estás disfrutando Cassandra?- le murmuró en su oídos sintiéndola temblar ante su aliento caliente- Estás más relajada- besó detrás de su oreja. Sabía que no era de caballero hacerle todo eso a la mujer es su estado, pero notaba que estaba sumamente tensa y eso lo molestaba. Si podía ayudarla a quitar un poco de peso de sus hombros que así fuera.
Las luces eran leves
Gavel tenía intención de llegar a la recámara principal de la casa que funcionaba como su habitación, pero estaba siendo una tarea bastante complicada, para resumirla en una sola palabra. Sus piernas temblaban al subir cada escalón de cristal de la moderna construcción y no por el peso que llevaba en sus brazos. Sino por lo que estaba haciendo precisamente ese peso.Cassandra lamía y mordía la piel de su cuello haciendo un desastre allí. Gavel podía jurar que sus dientes se habían incrustado en su piel y dejado heridas porque latían por todos lados.-Vamos, alfa, bájame y fóllame- le murmuraba en su oído para morder el lóbulo y chuparlo sonoramente entre sus labios.-Si hubiera sabido que te ponías así de salvaje hubiera hecho el primer paso desde aquella vez en tu casa, panquecito - Gavel sonrió con una mueca ante el dolor- Pero no vale nada que te diga algo ahora, no lo recordarás mañana. Espero que no me patees el culo--No lo patearé si acabas de una vez
Gavel apretó la mano sobre el hombro de Cassandra manteniendo su pecho contra la cama mientras con la otra le alzaba las caderas. La mejilla de la beta se restregaba contra el mullido colchón dejando que el olor natural del alfa se impregnara en su piel.-Panquecito, creo que podrías cooperar un poco- Gavel jadeó acariciando la espalda de la loba hasta que esta se posó sobre su cintura y la estabilizó mejor sobre las rodillas temblorosas- Aprieta un poco tus muslos- le ordenó.Pero Cassandra casi no tenía fuerzas para moverse. No sabía cuánto tiempo había sido, pero toda su
Oía voces proviniendo de algún lado y se restregó en la cama. No sabía cuánto tiempo había estado durmiendo, pero por la iluminación amarillenta que se filtraba por la ventana supo que ya era en la tarde. Se restregó los ojos y se sentó sintiéndose mucho mejor. La droga y el alcohol parecían hacer desaparecido de su sistema.En una esquina notó algo doblado de coloración oscura y se acercó. Era su ropa. Inconscientemente la llevó a su nariz. Olía a… Gavel. Su ropa siempre tenía ese olor del suavizante de lavanda. Se dio cuenta de lo que estaba haciendo y la separó rápido de ella y comenzó a vestirse.Ya comenzaba a tener recuerdo de la noche anterior. Su mente estaba más despejada y eran miles de imágenes que la avergonzaban tanto que tendría que recomerse los hígados para mirar de nuevo a la cara al alfa. Nunca pensó que le rogaría a alguien por sexo.Bueno, allí estaba, bien clarito dentro de su mente.Puso los pies en el suelo encontrando también sus zapat
Leticia entró por la puerta del edificio. Se sentía todo en silencio y miró el reloj de su muñeca. Se imaginaba que los chicos debían estar allí, pero al parecer la misión que tenían ese día tomaría más tiempo de lo normal. Gavel le había mandado el respectivo mensaje por lo que sabía lo que estaban haciendo y sintió ganas de estar junto a ellos pateando traseros.Entró en la acostumbrada sala donde el bullicio siempre estaba encontrándola desierta y encendió las luces. Había un reguero terrible dándole a entender que esa tarde ya habían hecho de las suyas. Dejó las dos bolsas inmensas llenas de cervezas que había comprado y comenzó a recoger un poco.No le gustaba el reguero, no era tan exquisita como su prima pero había que tener una medida de que tan puerco uno podía ser. Metió las altas de cerveza y refrescos viejas en una bolsa, así como las colillas sueltas y los pozuelos sucios de sopa instantánea.La vena de omega salió y se quedó quieta descubriendo que no
Rayan no tuvo ni la preocupación de ocultar su grave gruñido que se oyó del otro lado de la sala. Los chicos junto a Gavel miraron hacia la puerta, preocupados. Rayan no había tenido una noche fácil, su humor era más allá de terrible. ¿Su esposa estaría bien?-Leticia- Rayan apretaba los dientes, sus colmillos largos y afilados estaban muy visibles- Te dije que te quitaras la ropa--Y yo no voy a hacerlo- la omega se apretó la ropa más hacia ella haciéndole frente. Sabía muy bien que Rayan estaba molesto, sus feromonas alrededor eran una densa bruma que la estremecían.-Estoy de muy mal humor ahora mismo, no me hagas hacerlo por la fuerza- su voz bajó una octava.-Que estés de mal humor no es mi culpa Rayan- Leticia hizo una mueca.-Chiquilla- Rayan le volvió a gruñir.Leticia contó hasta tres, pero no pudo evitarlo, cerró su puño y lo llevó directo a la mejilla del mayor. Utilizó tanta fuerza que además de que sus nudillos dolieron el culo de Ray
Leticia pudo jurar que sudó frío.-¿Primera vez? Si claro, primera vez que casi me parten a la mitad- sonrió nerviosa- No fuiste muy gentil que digamos- mintió descaradamente. Rayan había sido un bestia en la cama, pero en el buen sentido.Pero el rostro de Rayan no mostraba ninguna gracia.-¿Porque no me lo dijiste?- él preguntó con el ceño fruncido.-¿Qué parte de lo que dije no entendiste?- Leticia suspiró.-Respóndeme. Eras virgen ¿verdad?- presionó -No soy estúpido y no es tan fácil engañarme Leticia. Y créeme que no necesito tu confirmación, tu cuerpo fue mi muy sincero aun cuando no dejaste una mancha de sangre en ningún lado. Estabas demasiado estrecha. Así que dímelo, quiero oírlo de ti-Un sonrojo de vergüenza envolvió el rostro de la loba.-Maldito alfa- hizo el indicio de salir de su agarre, pero los brazos de Rayan la tiraron hacia atrás y su espalda término contra el pecho del alfa- Suéltame- hizo un puchero molesta y avergonza
Gavel entró en el laboratorio con paso tranquilo tan entrada la madrugada que las calles estaban tranquilas. Aquel lugar estaría desierto sino fuera por la persona sentada en una de las mesas delante de un microscopio, tan enfrascada en su trabajo que apenas se percató de su presencia. El alfa sonrió. Definitivamente el uniforme de doctora, aunque no la favorecía pues no dejaba mostrar su cuerpo, sí que le quedada bien, le daba un aire más… interesante.La había visto hace muy poco, pero tenía ganas de tenerla delante otra vez.Manteniendo su leve sonrisa recostó la cadera en el escritorio y miró a la beta. Esta seguía en lo suyo apartando la mirada de vez en cuando para escribir notas en una libreta que se encontró entre los dos. Gavel sabía que la loba ya había notado que estaba allí.-Vas a seguir ignorándome o podemos hablar- se corrió un mechón de su oscuro y lacio cabello hacia atrás de la oreja.-Estoy trabajando- le respondió Cassandra sin expresión e
Leticia tocó, con los nudillos, la puerta de la oficina de su padre. Era extraño que este la llamara a ese lugar. Más bien, era raro que la llamara, por lo que se imaginó que debía ser algo importante. Se tensó ante este hecho. Había pocos temas en la vida de Mark que la involucraban.-Pasa- oyó desde dentro y abrió la puerta.Mark estaba sentado detrás de su escritorio enfrascado en algo en su computador.-Siéntate- le ordenó sin apartar la mirada de la pantalla.Leticia avanzó y se dejó caer en uno de los butacones con la espalda recta hasta que su padre dejó lo que estaba haciendo y la acompañó en el sofá delante de ella.-Vamos al grano Leticia- cruzó sus piernas elegantemente, aun así, no se veía menos imponente- Dentro de unos pocos meses terminas la universidad y te graduarás. Después de eso pasarás a formar parte de mi empresa--Sí, padre- Leticia respondió con la cabeza gacha, sabía que al alfa no le gustaba que lo miraran directamente a