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Oía voces proviniendo de algún lado y se restregó en la cama. No sabía cuánto tiempo había estado durmiendo, pero por la iluminación amarillenta que se filtraba por la ventana supo que ya era en la tarde. Se restregó los ojos y se sentó sintiéndose mucho mejor. La droga y el alcohol parecían hacer desaparecido de su sistema.

En una esquina notó algo doblado de coloración oscura y se acercó. Era su ropa. Inconscientemente la llevó a su nariz. Olía a… Gavel. Su ropa siempre tenía ese olor del suavizante de lavanda. Se dio cuenta de lo que estaba haciendo y la separó rápido de ella y comenzó a vestirse.

Ya comenzaba a tener recuerdo de la noche anterior. Su mente estaba más despejada y eran miles de imágenes que la avergonzaban tanto que tendría que recomerse los hígados para mirar de nuevo a la cara al alfa. Nunca pensó que le rogaría a alguien por sexo.

Bueno, allí estaba, bien clarito dentro de su mente.

Puso los pies en el suelo encontrando también sus zapat

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