Pocas veces en su vida, Leticia entraba en pánico, esta era un de esas contadas veces. Verse con las manos y la ropa manchadas de sangre y un cuerpo inerte sobre ella era más de lo que podía soportar. Había…había matado a alguien.
Si esto salía a la luz, que demonios iba a pasar con su vida. De seguro su padre la mataba de esta y su secreto saldría a la luz y todo por lo que había estado luchando se iría por la borda, arrastrando a su prima detrás. Era terrible. Su cuerpo comenzó a temblar considerablemente dejando caer el hierro al suelo con un sonido sordo. La respiración no llegaba a sus pulmones, estaba hiperventilando. Todo se volvía blanco a su alrededor, no era buen indicio y menos cuando comenzaron a oírse sonido desde el exterior.
Leticia se aterró más. No podía ser encontrada con el hombre muerto, no sabía cómo enfrentar a todos. Aun con su cuerpo todo adolorido por los estragos de las feromonas dentro de ella se levantó con rapidez muy inestable. Jadeaba
Tenía frío, mucho frío, las gotas de lluvia golpeaban algunas partes de su cuerpo sobre aquella moto que iba a una velocidad que en otro momento tendría miedo más no ahora. Rodeó la estrecha y fuerte cintura del alfa delante de ella, con fuerza y se pegó todo lo que pudo a su espalda, así estaba mejor. A pesar de que su ropa estaba empapada aún sobresalía la deliciosa fragancia de alfa y eso la ponía inquieta sobre todo en su zona inferior.Ahora mismo se estaba dejando llevar por su parte más primitiva, aquella que le había sido negada por tantos años y que quería abrirse a aquel alfa y que la hiciera suya. Era algo tan ilógico para ella que había sido criada privada de los placeres sexuales y todos los temas relacionados a ellos. Utilizaba muchos medicamentos para ocultar su naturaleza y hacerse pasar por lo que no era, así que la única forma de delatarla era si algún dedo se iba por mal camino, tocaba su agujero que por más que hiciera no podía evitar que lubricara cuando e
Leticia se quedó sentada en el inmenso mueble esperando que el alfa regresara de la cocina, de donde salía un olor agradable. En el televisor estaban circulando imágenes que por más que se concentrara era imposible que pudiera atenderlas, estaba ansiosa. No acostumbraba a quedarse en otra casa que no fuera la suya o la de Cassandra, y esta no era la de cualquiera, era la de Rayan, aquel con quien se había revolcado en plena calle sin importarle ni siquiera el lugar.Respiraba pausadamente. Su cuerpo estaba pesado y cansado. La situación con Scard había sido realmente estresante. Bajó la mirada hacia su pulgar y fue cuando notó que todavía estaba dislocado, ya ni siquiera sentía dolor en esa zona. Masajeó a su alrededor y con un rápido movimiento lo devolvió a su lugar callando un gemido mordiendo su lengua. Se la pensaría varias veces la próxima vez que lo tuviera que hacer.Curiosa por saber qué hacía Rayan se levantó y caminó hacia la cocina. Allí estaba él sirviendo e
A pesar de todo el entrenamiento al que había sido sometida había algunos aspectos en los que Leticia todavía tenía que trabajar. Uno, era específicamente su lengua. Esa que ahora el alfa devoraba como si fuera lo más sabroso del mundo incluso arañándola con de sus colmillos.La razón, tenía que evitar que volviera a moverse suelta delante de no solo de este alfa sino de cualquiera. ¿Qué tenía en mente cuando aceptó tener sexo con él? Pues una buena follada porque raciocinio no era.Agradecía lo fuerte de los supresores porque con todas las densas feromonas del alfa que danzaban en la habitación cerrada hubiera entrado en celo como aquella vez. Maldito lo perfecto que era este alfa, con razón podía dirigir al grupo que estaba a su servicio.-No dejes marcas- jadeó cuando el alfa comenzó a besar su cuello con fuerza masticando la piel debajo de sus labios. Los dedos se apretaban sin reparo sobre su cadera queriendo arrancar el short debajo.-No me desnud
Leticia estaba tirada completamente sobre el sofá, con la boca abierta y un hilo de saliva corriendo por el costado sin poder contenerlo, un brazo sobre sus ojos, la respiración tan agitada que era doloroso verlo y las piernas abiertas conteniendo la cadera del alfa que se movía sin mesura dentro de ella llevando toda su hombría desde la punta a la base en su interior. A cada embestida no podía evitar soltar un chillido y arquear su espalda y un mar de sensaciones embriagadoras la envolvían.Las feromonas de alfa de Rayan se vertían sobre ella como una cascada estimulándola tanto que apenas si recordaba su propio nombre, solo podía jadear como una perra en celo pidiendo ser follada hasta desvanecerse, y lo peor de todo aquello, es que se sentía demasiado bien. Mentiría si dijera que no dolía algo, quizás el placer estaba por encima por eso la sensación era mínima, pero estaba abierta hasta el límite, tal vez un poco más, incluso para ser una omega y el alfa la penetraba con fu
Leticia abrió los párpados que pesaban como dos piedras, al igual que todo su cuerpo. Su mente estaba tan confundida que apenas si podía definir donde estaba. Los rayos del sol se filtraban entre las cortinas oscuras iluminando lo que debía ser una habitación, pero no era la suya. Levantó la cabeza un poco de la mullida almohada, estaba boca abajo así que solo pudo alzarla un poco para después dejarla caer bruscamente. Todo su cuerpo dolía ¿y por qué dolía?Un suave sonido, detrás de ella, el aliento caliente y constante de alguien golpeado en su nuca y el peso de un brazo alrededor de su cintura desnuda hizo que su mente se aclarara de golpe. El suceso con Scard, la huida bajo la lluvia, la aparición de Rayan y…y…HABÍA TENIDO SEXO CON ESE RAYAN.Esto hizo que se moviera brusco en la cama, haciendo que el brazo sobre ella se presionó hacia abajo manteniéndolo en su lugar.-Es temprano, no dormí en toda la noche, déjame un poco más- la voz soñolienta del alfa resonó
Leticia esperó a que Rayan desapareciera por el otro lado de la esquina. Se sintió rara ahora que estaba nuevamente sola. El buen humor que había tenido desde ayer en la noche en que fue, de alguna forma, salvada se desvaneció, sobre todo cuando se giró en dirección a donde estaba su casa. La batalla de todos los días comenzaba.Levantó el borde del pullover que tenía puesto. Era de Rayan, le quedaba inmenso, pero se sentía mejor que cualquiera de sus ropas. Era como si de alguna forma tuviera una barrera alrededor de ella que la protegía. Se rio. Qué ironía, pensar así cuando sabía perfectamente que todo aquello era una total falsa. Sabía perfectamente el objetivo de Rayan de haberla contactada y ella se había dejado reclutar con mucha facilidad.Caminó hacia su casa rodeando el alto muro buscando el punto ciego de las cámaras de vigilancia y escaló con mucha facilidad cayendo del otro lado entre los arbustos. Al momento los perros que siempre custodiaban la zona aparec
Rayan miraba la pantalla de su celular una y otra vez apretando tanto los dientes carraspeaban y sus colmillos ya perforaban sus encías inferiores. Los miembros de su pandilla mantenían una distancia prudente del sofá donde él estaba sentado inclinado hacia delante. Su flequillo rubio caía como una cascada sobre sus ojos que estaban de un fuerte verde denotando que estaba realmente molesto a pesar de que esa noche habían logrado desmantelar uno de los grupos de tráfico que le estaban dando dolores de cabeza a la policía.Y todos sabían perfectamente la razón de por qué él estaba así. Su esposa cumplía hoy seis días que no había asistido a las reuniones de la pandilla. Y él no parecía muy contento con eso.Rayan volvió a guardar su celular en el bolsillo. Por más que marcaba el número de Leticia este daba fuera de servicio. Y eso que ya iba de seguro por más de 50 llamadas en las últimas 24 horas. ¿Dónde rayo estaba? Le había prometido que asistiría, que volvería con ello
Rayan no había llegado a su lugar en su manada por gusto. Su terquedad y personalidad fuerte le permitía hacer lo que le diera la gana y el miedo no era algo que le hiciera retroceder. Por eso ahora estaba allí. Precisamente en la puerta de la inmensa mansión donde vivía la loba que llevaba días buscando, Leticia.Detrás de él el lujosos BMW de color negro hacía juego con el pantalón oscuro y sus zapatos pulidos. La camisa azul clara de mangas largas elegantemente puesta a pesar de tener los dos primeros botones abiertos le daba un aire más fresco. Su cabello rubio lo había peinado hacia un lado más aplacado todo lo contrario a como lo levaba naturalmente con más volum