A partir de hoy, la historia volverá a actualizar cada dos días, ya que no puedo sostener las actualizaciones diarias por falta de tiempo, ¡pero se actualizarán 2 capítulos por día, para compensar!¡GRACIAS POR LEER! Nos vemos en el siguiente capitulo.
"La duración del matrimonio será indefinida, Hannah. No pretendo divorciarme de usted, al menos, no en muchos años. Yo no cometería el terrible error de quitar mi sello de propiedad de la mujer que quiero".Adam Baker lo había planeado todo con una meticulosidad escalofriante; desde la propuesta para que durmiera con él, el maravilloso viaje que hicimos a Montreal, incluso mi "accidental" embarazo, tenían como objetivo tenderme una dulce trampa y hacerme caer entre las cuerdas de ese matrimonio. ¿Por qué? ¿De dónde partía su obsesión y desde qué momento?—Quiero el divorcio, Adam —murmuré desde la cama, mirándolo recoger mis pocas pertenencias de la habitación.Ya me habían dado el alta, el bebé estaba libre de cualquier peligro y lo único que tendría qué hacer de allí en adelante, sería quedarme en cama cerca de 2 meses y medio, hasta el nacimiento.—Por favor, por favor... —le rogué siguiéndolo con mirada suplicante y siendo ignorada magistralmente—. Solo cédeme el divorcio, no te p
Me forcé a creer que acostarme con él era parte de un sueño, uno muy real, porque de otra forma hubiese sido imposible tener intimidad con un hombre que acababa de engañarme con otra.—... Adam... —gemí su nombre, con los sentidos a flor de piel.Sonrojada, jadeé mirándolo debajo de mí, observándolo mirarme con una mirada que se nublaba por el placer que yo deliberadamente le provocaba. Todo mi cuerpo se sentía tan caliente, ardía mientras me movía sobre él, apoyando las manos en su pecho y cuidando de no llevar eso demasiado lejos.Las manos de Adam se mantenían en mis caderas, ansioso por ir más rápido, pero reprimiéndose con admirable esfuerzo. Se limitaba a mirarme llevar el control, apenas empujaba las caderas y me acariciaba de vez en cuanto, como un niño incapaz de quitar las manos de su juguete favorito, recién descubierto.—Te amo —dijo con voz entrecortada al incorporarse sobre los codos, hambriento por más—. Te amo como loco, amor.Lamió mis labios, antes de sumergirme en un
A solo unos días de mi llegada a vivir a Montreal con Miranda, obtuve las primeras respuestas a mi petición de divorcio. John mismo se presentó en la mansión y en mi habitación, con el primer análisis del caso.Pero las noticias no fueron lo que ninguno de los dos esperaba.—No podemos usar el adulterio como causal de divorcio, Hannah.Me incorporé en la cama.—¿Qué?John expiró con agotamiento y, desde la silla donde se hallaba sentando, agachó la cabeza y unió las puntas de los dedos.—Es desestimando, el ordenamiento jurídico no castiga el adulterio. Solo se puede usar sí se tienen pruebas sólidas de ello.Con desesperanza, me dejé caer en las almohadas. ¿Incluso eso había calculado Adam Baker, que no fuese posible divorciarme de él por esa vía?—¿Estás segura de que te fue infiel, Hannah?Me froté las manos sobre la barriga, de ya 32 semanas. Bajé la vista.—Lo estoy, yo lo vi —todavía recordaba cada día ese video, con él y Sabine besándose sobre ese sillón y tocándose. Sentí tal
Con el tiempo en contra, rápidamente le hice saber a Nathan que mi esposo estaba en camino y que necesitaba que él estuviera conmigo cuando llegará. Él accedió enseguida y me llevó de vuelta a la habitación, espero en ella junto a mí.Pero yo tenía otros planes. Sí quería el divorcio, tendría que lastimar al hombre que venía a verme.—Nathan —lo llamé después de ver la hora, en cualquier momento Adam llegaría.Él dejó su puesto de vigilancia junto a la ventana y se aproximó a la cama. Yo me incorporé y llevé una mano a su mejilla, observando ese rostro amable y tranquilo. Me sentí mal por usarlo, el remordimiento apareció y apretó mi corazón.Pero sí quería el divorcio, esa era mi oportunidad de oro. Porque vivir toda mi vida al lado de un hombre que había hecho cosas tan cuestionables, desde embarazarme hasta serme infiel, parecía un destino peor.—Lo que ibas a decirme en el jardín, ¿qué es? —ladeé la cabeza.Nathan se ruborizó ligeramente, antes de sonreír de forma avergonzada.—Ha
Esa era una noche importante. La más importante de nuestras vidas.Me observé al espejo una ultima vez para afinar detalles; verifiqué que mi plateado vestido de noche no tuviera arrugas y que el escote profundo no se moviera de su sitio; me aseguré que las pulserás en mis manos lucieran bien; me retoqué el maquillaje y las gramurosas sombras sensuales alrededor de mis verdes ojos.Por ultimo, pinté mis labios de un precioso rojo carmin y me calcé unas zapatillas altas. Mi apariencia era excelente.—Te ves increíble, Hannah —me susurró mi novio, abrazandome desde atrás y besandome en el hombro—. Esta será nuestra noche, estoy seguro. Hoy lograré un ascenso y al fin tú y yo nos casaremos.Le sonreí levemente desde el espejo. Aunque lo apoyaba y lo quería, ya no creía en él. Llevabamos como novios desde los 16 años y durante los ultimos 5 años, nos habiamos ido a vivir juntos, pero el matrimonio nunca llegaba. Ahora ambos teniamos 24 años y viviamos como pareja, pero él no era mi marido
Por más de un minuto, solo hubo silencio en ese bar vacío. A la distancia se podía oir la fiesta en el restaurante, pero allí dentro, podría incluso oirse una aguja caer al suelo. En mi cabeza, aún creía que todo eso era una broma, un gran chiste de un hombre millonario que se sentía aburrido y buscaba diversión al burlarse de nosotros.Y Sean pensaba lo mismo.—¿Está bromeando con nosotros, señor Baker? —inquirió con una risita confusa.Pero su jefe negó con seriedad y con suma calma, miró la hora en el rolex de su muñeca.—De ninguna manera. No acostumbro jugarles bromas a mis empleados. Lo que digo es completamente en serio.Mientras hablaba, le sirvió otro trago a Sean.—Estoy negociando con usted un ascenso a cambio de una noche con su mujer.Mi novio tomó el vaso y lo bebió lentamente, mientras yo seguía paralizada y Adam Baker explicaba su propuesta con mayor detalle.—Tiene una mujer hermosa a su lado, Sean —sentí su mirada y yo tuve qué apartar la mía para no enrojecer de nuev
¿Los hombres con dinero son distintos al resto?No lo sabía, pero ahora sabía una cosa qué hacía diferente a ese desconocido millonario de mi novio: y era su forma de besar. Nunca, en toda mi vida, alguién me había besado con tanto impetu y ardiente deseo, cómo si buscará devorarme y marcar mi alma. Con Sean los besos eran simples y habían dejado de ser apasionados casí desde el comienzo de nuestra relación, se habían vuelto vacíos y solo parte de una costumbre.Pero en ese oscuro pasillo, me di cuenta de aún existían hombres apasionados. Adam Baker me hizo probar mi primer beso real.—Disfrutemos esta noche, Hannah —murmuró su voz ronca, agravada por el deseo.Me acorraló contra la puerta del bar a mis espaldas, presionando su pesado cuerpo contra el mío y besandome de una manera tan intensa que no podía respirar y pronto comencé a notar un extraño y agradable sensación nacer en mis entrañas.Cuando se alejó, yo estaba sonrojada y con el corazón desvocado. Él me acarició el rostro una
Nos perdimos por los pasillos enormes de esa mansión, besándonos con frenesí, hasta terminar a las puertas de una habitacion en una zona oscura, apenas iluminada por las farolas del exterior. Jadeé cuando ese perfecto hombre pausó el beso para verme y acariciar mi rostro.—¿Puedo contar con que no saldrá corriendo? —bromeó, pero noté la verdadera duda bajo esa broma.¿Me iria a mitad de la noche? Sería imposible aunque quisiera, porque estaba en otro país. Además, una especie de necesidad comenzaba a despertar en mi sangre, era un deseo que yo nunca había experimentado a ese nivel.Le respondí con un corto beso y eso fue suficiente para que abriera la puerta. Nos internamos en el oscuro interior, sorteando los muebles hasta dar con la cama. Solté un suave jadeo cuando me hizo caer sobre las frescas sabanas de seda.Incluso en esa oscuridad, fui capaz de mirarlo a los pies de la cama, observandome todo el tiempo, mientras se quitaba la chaqueta y se aflojaba la corbata. Cuando se quitó