Por otro lado, Conrad llegó en un auto negro y se desmontó frente a la vieja casa de Federico Song. Su enfermedad estaba avanzada y se sentía débil, por lo que ahora tenía que usar bastón. Después de tocar ligeramente la puerta por segunda vez, una mujer le abrió.—¿En qué lo puedo ayudar? —preguntó la mujer.—Hola, mi nombre es Conrad Hamilton. ¿Se encuentra el señor Federico?Al escuchar el apellido del hombre, lo invitó a pasar de inmediato, ya que ella era una cuidadora pagada por Max.La mujer lo guió en dirección a la terraza detrás de la casa. Conrad se detuvo en la puerta, desde donde pudo ver al anciano sentado en una mecedora antigua. El hombre estaba distraído, mirando hacia el vacío, perdido en sus pensamientos.Cuando la mujer le habló, dijo:—Señor Song, alguien lo busca.Federico escuchó a la mujer y miró en dirección a la puerta, encontrándose con una figura desconocida y, a la vez, familiar. Conrad se acercó apoyándose sobre su bastón. Federico inmediatamente se levan
Capítulo 001 -Señora Hamilton, lamento darle esta noticia. Tiene cáncer de ovarios. Hay que hacerle una operación lo más pronto posible para evitar que se expanda a otros lugares. A pesar de que todavía está en etapa uno, hay muchos riesgos y habrá poca posibilidad de embarazo en el futuro si no se trata a tiempo. Yudith se quedó tiesa y pálida ante esta noticia.Tener un hijo no estaba en sus pensamientos porque, aunque llevaba tres años casada, su esposo él nunca la había tocado. Por más que se ha esforzado por ser una buena esposa, él jamás la ha notado. Es como si ella no existiera para él. Jamás imaginó que su vida diaria tantos jiros. -Señora Hamilton, tiene que informarle a sus familiares. Necesitará que alguien cuide de usted después del proceso quirúrgico. Yudith no emitió ni una sola palabra, tenía la mente tan aturdida. Sin poder asimilar bien esta noticia, solo tomó los resultados que le dio el doctor y salió del hospital en silencio. Luego tomó un taxi para llegar a cas
Capítulo 002 —No sabía mucho sobre su madre porque murió cuando ella era pequeña, pero sus abuelos siempre le contaron cosas buenas sobre ella. Le dijeron que fue una talentosa diseñadora de joyas, pero que una enfermedad le arrebató la vida siendo joven. Max se acercó más a Yudith, la apuntó con el dedo y la miró con una expresión sombría. —¿Sabes quién es tu padre? —le preguntó con voz tensa. Yudith no tenía respuesta para esa pregunta. —¡Vamos, dime! ¡Responde! —gritó Max, con la sangre inyectada en los ojos. Yudith temblaba de miedo. No podía responder porque nunca conoció a su padre, y sus abuelos jamás le hablaron de él. —¡¿Lo entiendes ahora?! —agregó Max, la rabia evidente en su voz—. ¡El simple hecho de que seas el maldito engendro nacido de la relación entre mi padre y la zorra de tu madre me repugna hasta los huesos! Max respiró profundamente, tratando de contener su ira, pero continuó con más furia: —Mi madre se suicidó por su culpa. Ver tu cara me da asco y repuls
Capítulo 003 —¡Señora! No se ve nada bien, debería ir al hospital —dijo la criada, un poco alarmada. —No es necesario, señora Nani. Tomaré las pastillas para el resfriado y me sentiré mejor —susurró Yudith, con la voz ronca—. ¿El señor Max está en casa? —No —respondió la mujer. —Está bien, puedes retirarte —dijo Yudith, mientras la criada salió cerrando la puerta detrás de ella. Yudith tomó el vaso de leche junto con la pastilla. Tosió un par de veces, sintiendo el picor en su garganta. Se acostó nuevamente y volvió a dormir. Así pasaron varios días sin que pudiera comer nada, solo tomando las pastillas para el resfriado y un vaso de leche tibia. Su fiebre aumentó, y su cuerpo se fue debilitando cada vez más. Aparentemente, Max no había regresado a la casa desde la última discusión. A Yudith no le pareció extraño; seguramente estaba en los brazos de su amada Cecilia, como tantas otras veces. Ya no era raro que él no volviera a casa. Al día siguiente, la señora Nani tocó
Capítulo 004 —No se preocupe, señora, despertará pronto. Su cuerpo está demasiado débil, así que se le administraron medicamentos muy fuertes, pero pronto estará despierta. La señora Nani, al escuchar eso, respiró sintió más tranquila. Cuando Max regresó, la señora Nani le dio la información que le dejó el médico. Max caminó por el pasillo hasta llegar al consultorio del doctor Mayer no tuvo que buscar mucho, pues el nombre estaba escrito en la puerta y. Procedió a tocar. —Pase —le indicó la voz del doctor. —¿Quería hablar conmigo,? — La monótona vos de. Max llegó tras abrir la puerta. —Sí, señor. —Maximiliano Hamilton, ese es mi nombre —respondió Max. —Oh, claro. Pues, señor Hamilton, tengo algo que decirle respecto a los exámenes de sangre que le hicimos más temprano. Pero, por favor, siéntese. Max procedió a sentarse en la silla frente al escritorio del doctor. —¿Qué pasó doctor ya estan listos los resultados que pedí?. El doctor lo miró a los ojos solo para en
Capítulo 005 —Después de comer, Yudith se sintió muy cansada. Se tumbó en la cama y se arropó con la manta. —Señora, si necesita cualquier cosa, avíseme. Estoy aquí para cuidar de usted —dijo la criada con una voz dulce. Era una mujer mayor, pero le había cogido mucho cariño a Yudith y la trataba con mucho respeto. Entonces, Yudith le hizo una señal para que se acercara más a ella, ya que no podía hablar en voz alta debido a la irritación en su garganta. Le susurró con una voz apenas audible: —Señora Nani, váyase a casa. Yo estaré bien, puedo cuidarme. Las enfermeras estarán al pendiente de mí. Además, si se queda aquí, no podrá dormir bien y mañana tendrá que trabajar cansada. Eso tampoco será bueno para su salud. —No, señora, ¿cómo puede preocuparse por mí cuando usted está tan débil? No tendrá a nadie... Max no la dejó terminar la frase. —Está bien, señora Nani. Llamaré a un chófer para que te lleve a casa, entonces. —¿Quién cuidará de la señora? —dijo Nani. —Yo me
Capítulo 006 Sintiéndose observado, Max con sus hermosos ojos grises le dio a Yudith una breve mirada de reojo y continuó con el trabajo atrasado. Después de unas cuantas horas de trabajo, Max levantó la vista y miró por la ventana. Ya estaba casi oscuro. Se levantó y extendió los brazos para destensar los músculos, notando que Yudith se había quedado dormida con la cabeza apoyada en la pared. Entonces, la cargó y la llevó hasta la cama. La bajó suavemente y le acomodó la manta encima. Al día siguiente, Yudith despertó temprano y se sentó en la cama. Poco a poco se sentía mejor y más revitalizada. Como no vio a nadie en la habitación, pensó que estaba sola. Pero cuando se paró para ir al baño, pudo escuchar la voz de Max que venía del pasillo. Al parecer, estaba hablando por teléfono. Ella se acercó un poco más a la puerta y, a juzgar por su tono de voz, parecía que estaba hablando con Cecilia. Con ella siempre hablaba con un tono diferente a los demás. A decir verdad, en
Capítulo 007: La señora Nani había escuchado que una antigua amiga suya, con quien había trabajado en el pasado, también estaba internada en el mismo hospital. Colocó las cosas que había traído de casa y, al ver que Yudith seguía durmiendo, aprovechó para averiguar en qué habitación estaba su amiga. Preguntó en la recepción por el nombre de la otra señora, que también era de mediana edad. La recepcionista le dio la información: la señora se hospedaba en la habitación 202. Caminó hasta allá, un poco impaciente. Tocó la puerta y la voz de una niña pequeña la invitó a pasar. Cuando entró, vio a una señora de mediana edad postrada en una cama. La mujer había envejecido y estaba muy delgada y maltratada, pero su semblante seguía siendo el mismo. Una niña pequeña, como de unos ocho años, estaba sentada al lado de la cama. Nani sostuvo la mano de María, su mejor amiga de la juventud, y acarició suavemente la cabeza de la señora. —¿María, te acuerdas de mí? —le preguntó Nani con una