Capítulo 005
—Después de comer, Yudith se sintió muy cansada. Se tumbó en la cama y se arropó con la manta. —Señora, si necesita cualquier cosa, avíseme. Estoy aquí para cuidar de usted —dijo la criada con una voz dulce. Era una mujer mayor, pero le había cogido mucho cariño a Yudith y la trataba con mucho respeto. Entonces, Yudith le hizo una señal para que se acercara más a ella, ya que no podía hablar en voz alta debido a la irritación en su garganta. Le susurró con una voz apenas audible: —Señora Nani, váyase a casa. Yo estaré bien, puedo cuidarme. Las enfermeras estarán al pendiente de mí. Además, si se queda aquí, no podrá dormir bien y mañana tendrá que trabajar cansada. Eso tampoco será bueno para su salud. —No, señora, ¿cómo puede preocuparse por mí cuando usted está tan débil? No tendrá a nadie... Max no la dejó terminar la frase. —Está bien, señora Nani. Llamaré a un chófer para que te lleve a casa, entonces. —¿Quién cuidará de la señora? —dijo Nani. —Yo me quedaré por esta noche —respondió Max. Al escuchar esas palabras de la boca de Max, Nani se quedó perpleja. Él siempre había ignorado a Yudith. Siempre fue frío con ella, y la señora Nani fue testigo de muchas de las humillaciones por las que él la hizo pasar. Nunca se preocupó por ella ni un poco. Por tal motivo, estaba muy sorprendida por el cambio de actitud de Max hacia su esposa. Pero bueno, ya no le dio más rodeos al asunto. Después de todo, ella solo era su empleada. La señora Nani se inclinó un poco hacia abajo y acarició la frente de Yudith, diciendo: —Está bien, me iré por hoy, señora, pero regresaré mañana temprano para cuidarla. Yudith asintió con la cabeza, pero… --- Las caricias de la señora Nani la hicieron sentir muy bien. Era como si la acariciara su propia abuela. Sus manos eran muy suaves y cálidas, pensó Yudith. Diez minutos después, sonó el teléfono de Max. Él miró la pantalla. Era un mensaje del chófer informándole que ya estaba en la entrada del hospital. Entonces, la señora tomó algunas cosas que necesitaba llevarse a la casa y se marchó. Yudith miró un momento a Max y pensó que, si hubiera sido antes de la última discusión que tuvieron hace solo unos días, el hecho de que él decidiera cuidar de ella la habría hecho muy feliz. Sin embargo, ahora quisiera estar lo más lejos posible de él. Le dolió la cabeza de tanto pensar, así que cerró los ojos y decidió dormir. Max se levantó del sofá, se acercó a la cama y observó su rostro dormido. Se sentó frente a ella, le acarició un poco el cabello y recogió un mechón alborotado. La contempló por un rato. Ella no llevaba ni una pizca de maquillaje, tenía el semblante pálido y estaba un poco más delgada que antes. ¿Cómo puede ser que, para él, ella siga siendo tan hermosa y radiante como el primer día que la vio? ¿Acaso se estaba volviendo loco? Después de enterarse de que no eran hermanos, una extraña sensación empezó a acumularse en su pecho. Esa sensación le hizo recordar un momento del pasado, cuando tenía algunos meses de casado con ella. Llegó del trabajo muy cansado. A pesar de lo mal que la trataba, ella siempre se esforzó en ser una buena esposa. En esa parte no podía quejarse. Así que, al verlo llegar, ella salió corriendo para tomarle el saco y ayudarlo a aflojar la corbata. Ese día estaba muy exhausto, así que decidió dejar que ella hiciera lo que quisiera. Cuando ella se acercó para aflojar su corbata, él inclinó un poco la cabeza hacia el cuello de ella. Entonces, una fragancia inusual le dio un hormigueo extraño en la nariz. Al acercarse un poco más, se dio cuenta de que este aroma tan dulce emanaba de ella. Era un aroma tenue pero embriagador. Pero antes de poder pensar en otra cosa, como si de una droga se tratase, su miembro se excitó hasta su punto máximo. Max la empujó hacia un lado y salió corriendo hacia su habitación con la rapidez de un rayo. Se metió al baño y duró casi dos horas bajo la ducha fría tratando de recuperar la cordura. Se sintió como una bestia. —¿Cómo podía ser que tuviera pensamientos tan lujuriosos por una mujer que podría ser su hermana? Que probablemente llevaba su misma sangre. Después de ese día, decidió dormir en su oficina en la empresa y, las pocas veces que estaba en casa, la pasaba encerrado en el estudio, evitando todo contacto con ella. --- Al día siguiente, Yudith despertó. Era un poco más de las nueve de la mañana. La señora Nani ya había llegado. Yudith sintió que le dolía un poco la espalda. Supuso que era por estar tanto tiempo acostada. Observó toda la habitación, pero no encontró rastro de Max, y se sintió un poco aliviada. El doctor ya estaba haciendo sus rondas de la mañana, así que le tocaba el turno a Yudith. Entró y la revisó. Como casi no podía hablar, le administró algunos antibióticos para la garganta y la tos. El doctor quería aprovechar la oportunidad para hablar con ella sobre la operación, pero, dada la circunstancia, consideró que no era el mejor momento. Además, al parecer, ella no le había dicho a nadie sobre su enfermedad así que por el momento no mencionó nada sobre el tema. --- Después de que el doctor se fue, con la ayuda de Nani, Yudith se dio una ducha y se puso ropa limpia. Como estaba cansada de la cama, se sentó frente a la ventana, desde donde podía ver el cielo azul. A ella le gustaba ver el cielo. De pronto, escuchó el sonido de la puerta. Cuando giró, vio a Max entrar cargando bolsas de compra en una mano y, en la otra, un maletín. La señora Nani enseguida se apresuró y agarró las bolsas. Vio que en una había comida ligera y un frasco de pudín, que obviamente era para Yudith, y sonrió con agrado, pues parecía que finalmente el frío hombre se estaba preocupando por su esposa. La señora Nani puso la comida encima de una mesa rodante y la arrastró al frente de ella. Yudith se sorprendió un poco. —¿Cómo supo él cuál era su sabor favorito? Si él nunca se había interesado por ella ni por saber las cosas que a ella le gustaban. Siempre fue ella quien demostró su interés hacia él… Pero decidió no darle mucha importancia. Terminó la papilla y también se comió el pudín de mango, que estaba sumamente delicioso. Entonces miró hacia Max, que estaba sentado tecleando en su laptop. Llevaba lentes de montura dorada y parecía muy concentrado en el trabajo. Ella no pudo evitar pensar en lo guapo que se veía, aun cuando estaba trabajando. Pero pero pronto sacudió la cabeza y recordando la posibilidad de que llevaran la misma sangre, y casi le aguaron los ojos. Sería un pecado terrible tener esos sentimientos. Por un hermano. Además, aunque no lo fueran, ¿quién quería seguir amando a un bloque de hielo como él? —¡Yudith, por favor, recapacita! —se dijo a sí misma.Capítulo 006 Sintiéndose observado, Max con sus hermosos ojos grises le dio a Yudith una breve mirada de reojo y continuó con el trabajo atrasado. Después de unas cuantas horas de trabajo, Max levantó la vista y miró por la ventana. Ya estaba casi oscuro. Se levantó y extendió los brazos para destensar los músculos, notando que Yudith se había quedado dormida con la cabeza apoyada en la pared. Entonces, la cargó y la llevó hasta la cama. La bajó suavemente y le acomodó la manta encima. Al día siguiente, Yudith despertó temprano y se sentó en la cama. Poco a poco se sentía mejor y más revitalizada. Como no vio a nadie en la habitación, pensó que estaba sola. Pero cuando se paró para ir al baño, pudo escuchar la voz de Max que venía del pasillo. Al parecer, estaba hablando por teléfono. Ella se acercó un poco más a la puerta y, a juzgar por su tono de voz, parecía que estaba hablando con Cecilia. Con ella siempre hablaba con un tono diferente a los demás. A decir verdad, en
Capítulo 007: La señora Nani había escuchado que una antigua amiga suya, con quien había trabajado en el pasado, también estaba internada en el mismo hospital. Colocó las cosas que había traído de casa y, al ver que Yudith seguía durmiendo, aprovechó para averiguar en qué habitación estaba su amiga. Preguntó en la recepción por el nombre de la otra señora, que también era de mediana edad. La recepcionista le dio la información: la señora se hospedaba en la habitación 202. Caminó hasta allá, un poco impaciente. Tocó la puerta y la voz de una niña pequeña la invitó a pasar. Cuando entró, vio a una señora de mediana edad postrada en una cama. La mujer había envejecido y estaba muy delgada y maltratada, pero su semblante seguía siendo el mismo. Una niña pequeña, como de unos ocho años, estaba sentada al lado de la cama. Nani sostuvo la mano de María, su mejor amiga de la juventud, y acarició suavemente la cabeza de la señora. —¿María, te acuerdas de mí? —le preguntó Nani con una
Capítulo 008 Después de conducir por las calles sin rumbo, Max finalmente detuvo el auto frente a una colina desde donde podía verse la bella ciudad nocturna. Necesitaba calmarse y aclarar sus emociones. Reclinó la nuca en el asiento y se masajeó las sienes, cansado, pensando en lo que acababa de pasar. Se preguntó a sí mismo: —¿Cómo es que pensé en Yudith en un momento como ese? ¿Acaso me estoy volviendo loco? Solo con recordar su aroma casi me hizo perder la razón. —Ahora que sé que no somos hermanos, no hay nada que me impida hacerla mía —murmuró de repente, como si estuviera cayendo en cuenta ahora sobre eso—. Tal vez, después de saciar el deseo que tengo por ella, pierda el interés y pueda seguir con mis planes sin contratiempos. Tomando una decisión, arrancó su auto con dirección a la casa. Todo estaba en silencio. Nani estaba en el hospital con Yudith. Subió inmediatamente a su habitación y se dio una ducha. Después del baño, se secó el pelo y se puso una bata de dormir.
.. —Haberse casado con su propia hermana, pero como todos sabrían que él está comprometido con Cecilia, dado él bajó estatus social de yudith nadie iba a creerle. Podrían acusarla de difamación y así la reputación de Max no se vería afectada. Cecilia sabía que max no sentía nada por ella, pero iba a aprovechar esta oportunidad para aferrarse a él y conquistarlo. Han sido novios desde casi los 3 años que tenía de matrimonio con yudith, pero en ese tiempo no le ha dado ni siquiera un beso. Aunque la trata con cariño y con dulzura. No se diferencia de cómo la trataba antes. Cuando eran solo amigos. —Mientras tanto, Max paro el auto en una colina Desde ay podía ver la ciudad nocturna necesitaba calmarse un poco. Reclino la nuca en el asiento y se masajeó la cien pensando en lo que acaba de pasar cómo es que pensé Yudith en un momento Como ese. Acaso me estoy volviendo loco solo con recordar el aroma qué sale de ella Casi me hizo perder la razón. Ahora que sé que no somos hermanos no hay
Capítulo 010 Así que salió con un solo pensamiento: ¡ignorarlo! Pero cuando iba en dirección a la cama, escuchó la voz fuerte de Max. —¡Ven aquí, Yudith! Yudith miró hacia él y alcanzó a ver la comida colocada sobre la mesa. Y al instante sintió hambre, pero quería mantenerse alejada de él, así que de inmediato respondió: —¡No tengo hambre, estoy cansada! ¡Quiero descansar! Iba a dar otro paso hacia la cama cuando él le preguntó: Con impaciencia. —¿Quieres que te vaya a buscar? Yudith, al escucharlo, dejó escapar un suspiro de impotencia y caminó hacia la mesa. Cuando llegó, Max le ayudó a sentarse en la silla. Luego, él también se sentó en el sofá. Yudith, al ver las acciones de Max, quedó un poco aturdida; en estos tres años nunca habían comido juntos en la misma mesa. Él siempre estaba con Cecilia, y ella siempre estaba en casa sola. Ahora le pareció irónica la situación. Los dos comieron en silencio y nadie dijo una palabra. Max, al terminar, tiró el plato desechab
—Este sentimiento Se había prometido enterrar todos los sentimientos que sintió por él durante estos tres años, sin embargo, al sentir su calor tan cerca y esa fragancia penetrante Le nubló todos los sentidos y su cuerpo anhelo obtener más de él. Así que ahora se sentía culpable y extremadamente avergonzada por haber tenido esos pensamientos impuros y lujosos… Se miró al espejo, estaba hecha un desastre, tomó una toalla de papel y se secó la cara, se arregló un poco el pelo pues tenía muchos mechones alborotados, ya que su pelo es bastante rizado y largo No tenía ánimos de salir, pero tampoco Podía quedarse en el baño para siempre. Yudith salió del baño y cuando iba en dirección a la cama escuchó la voz Max ¡“ven aquí Yudith”! Miro Asia él y alcanzó a ver la comida sobre la mesa. Inmediatamente, sintió hambre, pero quería mantenerse alejada de él, así que le dio una excusa ¡No tengo hambre, estoy cansada! ¡Quiero descansar! Iba a dar otro paso hacia la cama ¿Quieres que te vaya a busc
—Lamente de Yudith quedó completamente en blanco este fue su primer beso y también la sensación más excitante y adictiva que había experimentado sintió un hormigueo en el vientre que la hizo sentirse hambrienta y con deseos de ser consumida completamente por él Pero pronto volvió a sus cabales. Y cómo no podía Moverse le mordió los labios Max al“” sentir el dolor punzante y el sabor de la Sangre. La soltó de inmediato… Yudith aprovechó la distracción y se soltó de su agarre y corrió hacia la cama ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me moriste? Preguntó Max limpiándose la sangre de los labios Judith se acostó en la cama y se arropó con la manta de pies a cabeza estaba muy asustada pensó que quizá él estaba furioso y que iba a Golpearla por haberlo mordido… Max fue hacia ella y se sentó en la cama. Contempló la silueta de ella debajo de las sábanas durante unos segundos. Vio que ella temblaba… él sonríe y pensó que ella era similar a un gatito asustado… Podemos conversar, no voy a lastimarte
—Cómo es —eso Señora Nani, a qué te refieres. Con molestarme. Samantha es una niña adorable Eh inteligente. Y sobre todo es muy tierna. ¿Debería pensar eso señora? Por supuesto, qué sí. Respondió —Yudith. Acariciando el cabello rubio de Samantha. Nani sonrió al escuchar esas palabras pero no le sorprendió siempre supo que Yudith era una persona de buen corazón Señora Nani, trajiste algo de comer. Creo que la niña tiene hambre. Claro qué si señora traje comida Y algunas cosas para usted. Pues sirve lo qué trajiste para las tres. —Está bien señora… Las tres se sentaron a comer Yudith tenía curiosidad sobre la identidad de la niña y Nani le dijo lo que la abia contando María y la propia Samantha Pronto ya el cielo estaba oscuro Max estacionó su auto Frente aun Bar de la ciudad cuando entro alcanzó a ver a Thomas qué le hizo señas desde la barra Thomas ya abia pedido una bebida y Max ordeno lo mismo Cuando Max se sentó, Thomas notó la herida en el labio de Max como Más siempre fue muy ser