–¿Cómo puedes acusarme a mí de estropearlo? ¡No fui yo la que tuvo una ristra de amantes durante nuestro matrimonio! –Ya sé que fui yo. Y ni siquiera lo oculté. Estoy avergonzado de ello. Pero no puedo cambiar el pasado, Rose. Cariño tendrás que permitir que pueda alejarme de los errores que cometí. Si vas a seguir viéndome siempre como lo que fui, nunca podré superarlo. –Así que depende de mí, ¿no? –preguntó Rossi en tono gélido. –Si para ti voy a seguir siendo solo el hombre que te traicionó, será muy difícil para ambos Aquellas palabras golpearon de lleno el corazón de Rossi. –Lo siento –murmuró. Se había sentido nerviosa todo el día ante la perspectiva de la fiesta. No estaba siendo ella misma. Y aquello no era justo para Edward. –¿Puedes decirme qué te pasa? –preguntó él con ternura. –No tenemos por qué tener esta discusión ahora. –Yo me temo que sí. Sobre todo porque pareces muy disgustada conmigo. –No estoy disgustada contigo. Pero... no puedo olvidar que durante los
La noche iba avanzando y ellos continuaban allí sentados conversando dispuestos a llegar a una meta bien para todos. Asi que Edward la miro y con desolación continuo . . –Y tú... tú has sido valiente. Te esforzaste y luchaste por nosotros. Me exigiste que reaccionara en varias ocasiones y yo no quise hacerlo. Pero no quiero lo que propones –¿Qué quieres decir? –preguntó Rossi con suavidad. –He querido conversar contigo porque necesito pedir lo imposible de ti una vez más. La esperanza, el dolor y la alegría se adueñaron de Rossi en igual medida al escuchar aquello. –No hace daño pedir –murmuró. –Soy un hombre a medias.Los papeles están firmados. La casa y la empresa son tuyas. Pero necesito pedirte esto: perdóname, por favor. Dame una segunda oportunidad. Rossi tuvo que esforzarse. –¿Por qué? ¿Por qué iba a darte una segunda oportunidad? – preguntó, temblorosa–. La casa y la empresa no significan nada para mí. Estaba dispuesta a dejarlo todo atrás. No lo quiero. El la miro y
--Estas muy hermosa, amiga. Sé que Rene te hara muy feliz.-Exclamo Rossi abrazando a su amiga. --Espero que tu tambien logres la felicidad, te lo mereces. --Estas lista ya para irnos nos esperan en la iglesia. En la iglesia Edward calmaba los nervios del novio. --Ya Rene respira profundo, te vas a infartar --Claro como si fuera tan facil. Cuando te casaste hace dos meses con Rossi tu estabas igual y era yo el que te daba consejos. Ambos hombres sonrieron la felicidad les embargaba en aquel momento. --Sé que tu y Nidia seran felices igual que Rossi y yo. --Si, espero que esta vez sea la vencida para ambos amigo. Recuerda lo maravillosa que es Rossi, me aparte de ella, la deje para que ella por sí misma consiguiera su camino. Regreso a ti, hazla feliz o te la veras conmigo. --No te preocupes aprendi por las malas de mis errores y eso no se volvera a repetir. Amo a Rossi y no la dejaré ir esta vez. --Papi, papi ya viene mama y tía Nidia. Era Santi que corria hacia Edward y Rene
De nuevo Rosse se encontraba ahí esperando que él llegara. Rose una elegante mujer, muy segura y en ese instante tenía cierta inseguridad. Miraba a su alrededor, en búsqueda de su esposo, tomo aire y pensó–Otra fiesta aburrida en medio de una larga sucesión de fiestas aburridas», Algunos de los invitados le sonreían de una manera amistosa. Muchos la conocían por ser la primogénita de la familia Evans. –Ya es tarde y he estado el tiempo justo; –Se dijo para si misma, así que se fue alejando con cautela hacia la salida del gran salón y prefirió montarse en su auto perderse en el tráfico de las estrechas calles.El momento clave de la tarde y decepcionante, su esposo, se había marchado a una junta dejándola no la tomo en cuenta.Se le vino a la mente las palabras que mantuvieron antes de irse.–Recuerda esta noche es la fiesta del consorcio, me vas a buscar para prepararme, si no me vas a buscar avisa por favor, no quiero tener que perder tiempo esperando a alguien que no llega. –mu
Era temprano cuando Rosse se levantó para vestirse e irse a las oficinas del consorcio. De repente su celular suena de forma insistente al mirar era una llamada de un número desconocido.–Buenos días, espere y escúcheme lo que hago es por su bien. No sé si lo que le voy a contar está mal, pero no puedo seguir quedándome callado, mientras a usted la ven con . . . .Rosse respiro profundo y comento –Quien es?, habla ya por favor tengo algo de prisa debo colgar disculpe, tengo que irme a trabajar, mi esposo me está esperando para desayunar . . .–El no va a llegar señora, como siempre. El paso divirtiéndose toda la noche con su amante y ahora está desayunando con ella en el restaurante a unas cuadras del consorcio. El Gran Márquez, él siempre va allí con ella. Quien hablaba corto la llamada de golpe sin decir nada más.No era la primera vez que se lo decían, ni tampoco la primera persona que lo hacía. Ella ya se estaba cansando de escuchar que él la engañaba y no respetaba el tratado qu
Esa tarde cuando salían de las oficinas, apenas si había conversado con Edward. No le apetecía regresar a la villa y mucho menos estar sola sin tener con quien conversar. Antes de salir de la oficina Edward le había enviado un mensaje diciendo como siempre–“Me demoro ve adelante, cuando pueda iré a casa, Edward”Esta de los más entretenida en el cafetín, tratando de consumirá un helado, cuando oyó una voz que no esperaba oír en ese instante.–Rosse –le llamo Edward con su voz ronca–Ella levantó la vista de la copa del helado que tenía al frente y lo miro con una fingida sonrisa.–Qué pasa?, mira tú helado parece casi una merengada de lo derretido que está.–Le comento él con un tono de voz molesta, mientras se sentaba frente a ella.Ella tenía un par de minutos revolviendo su helado sin prestar mucha atención y lo menos que esperaba es que Edward apareciera allí y menos con mal carácter.–Estás muy pensativa. Qué te pasa?–Exclamo Edward y la miraba con cara de fastidio.–No es nada–co
Esa mañana Nina llegaba a la oficina y con mal semblante observo el poco de carpetas dejadas a última hora de la noche, tenía mucho trabajo pendiente y eso la ponía de mal carácter, tenía que lograr su objetivo, lograr el puesto de Rosse para trabajar más cómodamente, y delegar trabajo a su asistente.Estaba ordenando las carpetas cuando llego Yonny, el idiota amigo de Edward, no lo pasaba para nada, al mirarlo con disgusto este comentó . . .–Pareces que estas molesta, nena. Nina lo miro con mal aspecto a lo que Sebastian exclamo . . .–Deberías llevarte mejor conmigo Nina, fui yo el quien evito que te cambiaran a la otra sede, nena. Tu querido Edward no se movió para nada, no trato de ayudarte.Nina no dijo nada solo hizo una pequeña mueca simulando una sonrisa que no le salió.–Nina por favor solicité que preparan el café para la junta, ve a buscarlo el camarero de la cafetería viene subiendo por el ascensor, también viene unos pasa bocas y los llevas a la sala de junta.Ella pas
Ya era media mañana y Sebastian estaba esperando a que llegara Edward. Se hacía tarde para que su amigo firmara el informe que debía ser entregado esa mañana a primera hora.Eran las diez y media cuando entro Edward por la puerta muy alterado. Sebastian lo miro y con mofa le preguntó . . .–Se puede saber que te pico hoy, que vienes así, mira la hora y aún no has firmado el informe del nuevo presupuesto los viejos lo están esperando, sobre todo tu suegro que está molestando por el intercomunicador y tú no llegabas.Edwar lo miro y con furia contesto –Sabes lo que paso anoche en el brindis?–No sé, oí algo de comentarios pero sabes bien que yo a eso no le paro mucho, si me dices.–El cretino de Rene Altamirante, tomo como acompañante a Rossi, todos comentaban lo feliz que ella se encontraba junto al idiota. Además la muy cretina se puso un vestido un poco atrevido que le quedaba tan bien que no había hombre en ese salón que no estuviera pendiente de lo que hacían ella y el cretino de R