4*-CONFESIONES

Ya era media mañana y Sebastian estaba esperando a que llegara Edward. Se hacía tarde para que su amigo firmara el informe que debía ser entregado esa mañana a primera hora.

Eran las diez y media cuando entro Edward por la puerta muy alterado. Sebastian lo miro y con mofa le preguntó . . .

–Se puede saber que te pico hoy, que vienes así, mira la hora y aún no has firmado el informe del nuevo presupuesto los viejos lo están esperando, sobre todo tu suegro que está molestando por el intercomunicador y tú no llegabas.

Edwar lo miro y con furia contesto –Sabes lo que paso anoche en el brindis?

–No sé, oí algo de comentarios pero sabes bien que yo a eso no le paro mucho, si me dices.

–El cretino de Rene Altamirante, tomo como acompañante a Rossi, todos comentaban lo feliz que ella se encontraba junto al idiota. Además la muy cretina se puso un vestido un poco atrevido que le quedaba tan bien que no había hombre en ese salón que no estuviera pendiente de lo que hacían ella y el cretino de Rene Altemirante.

Sebastian miraba a su amigo y no creía lo que escuchaba por eso se atrevió a comentar

–Por qué te pones así, cualquiera diría que estás celoso, amigo

–Celoso, al carajo, m****a Sebastian, quede como un cornudo.

Sebastian soltó una carcajada comentando –Y que le haces tú a ella, cuando Rossi entra al consorcio entran primeros los cachos que todos saben que la pobre tiene y que le deben doler amigo. De vez en cuando . . . .ella tiene su corazoncito.

–Al carajo, ella no me va a ver la cara de cornudo, hoy le pongo reparo a eso y para colmo todos comenta el gran ramo de rosas que le llegó esta mañana temprano y ya está en la oficina de ella.

–Edward, está demás decirte esto y que ya te lo he dicho un millón de veces. No es justo que juegues con Rossi. Deberías respetar el famoso tratado que hay entre ustedes.

El lo miro y con sorna respondió –Quieres que me lo pase en  un celibato todo el tiempo?. Cómo crees tú que yo haga eso.

–No has pensado que harás el día que te enamores?

El hombre lo miro con cara de pocos amigos y le comento –No seas estúpido Sebastian, yo no me enamoro, soy un hombre libre y odio las ataduras.

–Si las odias tanto no debiste casarte con Rossi es una gran mujer y merece alguien que si la valore.

El amigo lo mira y le dice –Cualquiera diría que te interesa mi esposa, amigo.

Sebastian lo miro pero no le respondió y Edward exclamo –Es porque te gusta mi esposa, ¡EH!, estás enamorado de ella idiota.

Sebastian lo mira y le responde con disgusto –Vete al cuerno Edward, un día vas a llorar porque la has perdido para siempre, idiota eres tú, no yo. Señalo los documentos diciendo –Firma eso ya y dile a tu famosa asistente que lo lleve rápido a presidencia.  Y salió de la oficina dando un portazo.

Unos minutos más tarde, al llegar Edwar a la oficina de Rossi oyó las voces y la riza de ella con Altamirante.

–Diablos –Pensó él con molestia ese idiota está con mi esposa de nuevo.Respiro profundo y se controló antes de abrir la puerta para entrar a la oficina de su esposa.

–Buenos días, Rossi, Sr. Altamirante como amanece hoy –Y le tendió la mano al hombre controlando las ganas de darle un puñetazo por tener las manos de su esposa entre las suyas.

–Por fin llegas, Edward el Sr. Altamirante tiene rato esperándote, yo lo entretenía mientras tanto para que pasara un buen rato mientras tú llagabas.

–Claro estúpida, pero la pasabas bien haciendo que de payas . . .–Se dijo Edward para sí mismo.

Más tarde luego de conversar  con Altamirante y el padre de Rossi sobre los nuevos presupuesto Edward salía del consorcio en compañía de una Nina la cual tenía  un semblante no agradable. Esta estaba furiosa por los comentarios en el consorcio donde aseguraban que Edward estaba celoso del nuevo inversionista.

Y eso a Nina no le agradaba pues las veces que estuvo cerca de él, estaba ausente y mal humorado.

Luego del almuerzo cuando se fueron al ático de ella, este le hizo el amor de forma violenta y algo salvaje, ella solo se aprovechó de la oportunidad para hacerlo sentir bien. Sin embargo casi al terminar al muy idiota se le salió el nombre de esa  estúpida, Rossi.

Por la tarde en la oficina Edward miraba desde el ventanal de su oficina como Rossi se iba del consorcio en compañía de Altamirante, eso tenía muy molesto a Edward y cuando Sebastian le preguntó que le molestaba este contesto. . .

–Y a ti que te importa. Sin dejar de mirar hacia el estacionamiento del edificio donde estaba el consorcio. Sebastian se acercó a la ventana y miro la escena. . .

Rossi con una gran sonrisa iba tomada del brazo de Altamirante y este le abría la puerta de su auto para que ella se subiera.

–Que caballeroso es con ella. Por ahí oí que la trata como  una reina. Todas las mujeres están vueltas locas con el fulano y desean ser tu esposa para pasar un buen rato con él. Que tal?

Edward lo miro con ira y le dijo –Vete al infierno y sal de mi oficina, ya idiota.

Sebastian salió y en su boca se dibujó una gran sonrisa y comento –La vida te da sorpresas, sorpresas tiene la vida hay no.

Edward le lanzo un porta papeles con fuerza que pego en la puerta cuando el joven la cerro, soltando una gran carcajada.

La tarde fue muy especial para Rossi, Altamirante era un hombre muy caballeroso, todas las miradas de las mujeres iban a dar a su acompañante. Miraron algunos de los materiales del presupuesto y luego merendaron en la cafetería de un centro comercial y prosiguieron con la tarea del material.Horas más tarde entraban al Gran Marquéz para cenar.

Cuando llegaron allí, Rossi observó que su esposo salía por la puerta de la salida en compañía de Nina. Ella hizo que no lo vio y no se permitió que esa visión le dañara la noche. Ella también pasaría una gran noche en compañía del hombre que tenía al frente, que la trataba como una princesa, le hacía comentarios sobre su belleza y en su mirada ella veía que aquel hombre la deseaba, eso la hacía sentir viva de nuevo.

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