Terminé mi tarde con Marie, quien se marchó casi al anochecer. Ahora me pongo el pijama, reviso mi teléfono una vez más y Bern aún no se comunica conmigo.
«Mierda, no se ha conectado desde en la mañana, y si Marie tiene razón, ¿Cómo era la vida de Bern? ...»
Me voy a dormir.
Miércoles 25 de febrero del año en curso.
En la madrugada entre sueños escucho mi teléfono vibrar intensamente sobre la mesita, me enderezo y lo tomo de inmediato.
Es una videollamada de Bern, presiono el botón verde y enciendo mi lampara.
Bern son las 5 de la mañana—trato de abrir bien los ojos que se muestran incomodos por la luz.
—Señorita Len, recuerde que soy militar, es una ofensa para mí que me diga esto—actúa.
Me rio—eres un bobo, dime, ¿Qué es tan importante para llamar a esta hora?
—Len, me estoy muriendo de frío—se ríe.
Me levanto de la cama y me acerco a la puerta para abrir mi balcón, en seguida puedo ver a Bern sentado en mi balcón con un abrigo gigantesco, lo hago entrar lo más rápido posible.
—Bern esto es una locura—le ayudo a quitarse su abrigo.
— ¿Tú lo crees? —se ríe.
—En verdad esto no da risa—le digo seria.
—Len, no debes preocuparte por mí, estoy acostumbrado a esto…
—Carajo; tienes razón, no puedo tratarte como un ser débil, después de todo eres un uniformado—me siento en la cama resignada.
Se arrodilla frente a mí y toma mis manos en las de él.
—Te extraño Len—me da un beso en mis manos.
Lo observo minuciosamente por un par de segundos.
«¿Cómo le digo que quiero saber más sobre él?, si quiero conocerlo, quiero saber quién es Bern y no solo liarme con él.»
—Necesitamos un plan—Bern se levanta y se sienta a lado mío.
— ¿Un plan? —me toma por sorpresa.
—Sí. Podemos seguirnos viendo casualmente sin que nadie lo sepa, y a la vista de los demás comenzaré a hacer mi mayor esfuerzo para ganarme el permiso de tu padre; soy un poco mayor que tú, cualquiera pensaría que me estoy aprovechando…
— ¿Y no? -lo interrumpo.
— ¿En serio me acabas de preguntar eso?
—Perdón, es solo que…—bajo la mirada para encontrar las palabras adecuadas aún que fallo en el intento—quiero conocerte Bern, no solo liarme contigo—le explico.
Tocan la puerta de repente y eso me sobresalta, con señas le digo a Bern que se meta en el baño, es más rápido que meterse debajo de la cama.
—Si—respondo en seguida para saber quién es.
—Vuelve a dormir Len, es de madrugada aún para ti, necesitas descansar bien—dice Alexander al otro lado de la puerta.
—Solo me levante al baño, en seguida vuelvo a la cama—se me olvida que mi padre si madruga.
Escucho que se aleja de la puerta, Bern sale del baño y se quita las botas.
— ¿Qué haces?
—Escucho a su padre señorita Len, tiene que volver a la cama—actúa burlón.
Veo como en seguida de quitarse las botas, se quita el suéter color gris que lleva puesto, quedándose en playera.
«¿En serio? ¿Tienes que mostrarme el dorso ahora?»
Nos acostamos y apago la luz para que Alexander piense que volví a dormir.
No decimos nada, me volteo de lado y el me abraza por detrás, siento sus enormes brazos cubriéndome, es tan cálida la sensación. Nos quedamos así, y en algún momento me quedo dormida, hasta que Bern me despierta con un beso en la comisura de mis labios.
— ¿Qué hora es?
—Apenas son las 6, te dormiste solo un poco—acaricia mi cabello—tengo que irme, te veo detrás del AHS—se levanta de la cama y empieza a vestirse.
—Ok
«En serio ok, no voy a hacer objeción al respecto; bueno la idea no me desagrada, de hecho, es una oferta tentadora.»
Bern sale por el balcón, una imagen que ya tengo grabada en mi memoria; me arreglo como de costumbre y bajo a desayunar, mis padres me esperan en la mesa, desayuno lo más rápido posible con la excusa de encontrarme con Marie en el AHS.
El chofer me lleva de prisa, me deja en la entrada y se marcha; un par de alumnos empieza a entrar, no veo a Marie por ningún lado y no me sorprende, siempre llega a la hora justa, trato de disimular y me comienzo a alejar del AHS hasta llegar a la parte trasera.
Bern tiene la camioneta encendida, no se baja para que yo me suba en seguida y no levantemos sospechas.
Salimos en dirección al bosque.
—¿Sabes cómo llegar? —me rio.
—Lo estuve investigando—acaricia una de mis piernas con su mano libre.
Disfruto el camino mirando por la ventana, los pinos llenos de nieve nos dejan una majestuosa vista a su paso, dentro de la camioneta todo es cálido, pero fuera de ella puedo imaginarme el frio que se siente.
«Siempre seré una friolenta, pero ahora tengo a Bern para que me abrace con sus enormes brazos y me de calor, y tal vez un poco más del normal.»
—Ya llegamos Len—interrumpe mis pensamientos.
—No me harás bajar de la camioneta, ¿verdad?
—No, no es necesario que bajemos, la camioneta es muy amplia para los dos.
Nos pasamos a la parte de atrás para estar más cómodos, Bern se sienta en el lado izquierdo y yo me quito las botas y me recuesto sobre sus piernas.
—Vamos a jugar—me insinúa Bern.
Asiento con la cabeza.
—Yo te hago una pregunta, si me gusta tu respuesta te doy un beso y si no te tomas una copa de vino…
—Yo también quiero hacerte preguntas—lo interrumpo.
Se ríe de mi—tendrás tu turno—afirma.
—Vale, si me gusta tu respuesta te doy un beso y si no te doy una cachetada…
—Que lista señorita Lena—actúa.
—Basta de Charlas joven Bernhard, empiezo yo—le tomo ventaja.
—Creo que no tengo alternativa—se ríe.
Lo veo a los ojos—Bern, ¿Cuál fue tu primera impresión de mí? —en mi mente comienzo a enlistar todas las preguntas que quiero hacerle.
—Cuando te vi bajar por las escaleras me llamo la atención el corte de tu cabello y la verdad empecé a juzgar tu apariencia; me encanto tu cuerpo de pera, tu piel clara, tus ojos azules y tus labios carnosos color peache; te vi tan suave y segura de ti, eso hizo que no dudara en acercarme, y tus respuestas me dieron la pauta para saber que…eres una pervertida—soltó una carcajada.
—Bern.
—La verdad tus respuestas fueron acertadas, no titubeaste ni un segundo, me encanto que tomaste la iniciativa en el baño, las chicas no suelen hacer eso; es porque no eres cualquier chica Lena.
— ¿Y cómo soy? —me intereso.
—Esa es otra pregunta, ahora es mi turno—aprovecho el momento.
—No es cierto, antes tienes que saber si me gusto tu respuesta—esbozo una sonrisa perversa.
Asiente con su cabeza, levanto mi brazo, me enderezo un poco, tomo su mejilla y le doy un beso.
—Len, ¿Qué ha sido lo más atrevido que has hecho hasta ahora?
—Besarte en el baño, acostarme contigo en mi casa y dejarte entrar por mi balcón—le aseguro.
—No te creo, se nota que eres una pervertida por experiencia—se ríe.
—No tengo porque mentirte—reitero.
—Es válido, pero aun así tendrás que tomarte tu primera copa—se burla de mí.
Bern toma de la parte trasera de la camioneta una canasta de picnic.
—Así que es un picnic—me muestro emocionada.
—Un picnic, dentro de una camioneta y en medio del bosque en temporada de invierno; que original, ¿no te parece? —me dice sarcástico.
Me sirve una copa de vino y me la tomo de un solo trago, dejando vacía mi copa.
—Listo—intento devolverle la copa.
—Es mejor que te quedes con ella.
— ¿Me estas amenazando? —me indigno.
—Es tu turno.
— ¿Qué es una cosa que nunca has hecho que te gustaría probar?
—Tus pechos—no duda en responder.
Me enderezo y con la mirada le indico lo que pasará a continuación, le doy una cachetada apenas con un poco de impulso, aun así, me duele la mano.
— ¿Cuál es tu mayor arrepentimiento de la vida hasta ahora?
—Mmm…no tengo ningún arrepentimiento, he hecho lo que he podido con lo que tengo—frunzo el ceño más en forma de pregunta que como afirmación.
—Es mejor que acerques tu copa—se ríe Bern.
Mi segundo trago me lo paso como agua.
Seguimos jugando y Bern se lleva muchas cachetadas y yo, bueno tengo mi copa en la mano esperando para cuando Bern me sirva más vino.
Mi teléfono se prende, es Marie quien me llama con insistencia.
—Voy a responder—le digo a Bern.
Contesto la llamada.
—Lena, ¿está todo bien? —parece preocupada.
—Sí, ¿Qué pasa? —me limito a decir.
—Es que no te he visto desde en la mañana, estoy en la cafetería y no te vi por ningún lado, pregunté y sé que no viniste a clases…
—Tengo que colgar, después te cuento Marie—la interrumpo y cuelgo la llamada…
Le ayudo a sacar las cosas de la canasta de picnic a Bern; tomamos café y comemos un poco de pan, la temporada invernal lo amerita. Cuando terminamos guardamos las cosas en la parte de atrás.
—Tengo que estar en el AHS antes de que llegue el chofer—le recuerdo a Bern.
—Estarás ahí, aún tenemos tiempo—me pasa su dedo por mis labios provocándome.
— ¿Así? —me siento sobre sus piernas.
—SÍ—murmura a centímetros de mi boca.
Nos besamos.
Al terminar de besarnos; Bern me lleva a la parte trasera del AHS, para simular que acabo de salir de clases.Sigilosamente voy a la entrada; Marie va saliendo y desde lejos me ve, corre directo hacia mí y yo trato de no llamar más la atención de la que ya está haciendo Marie.—Lena, ¿Qué haces aquí? —dice sin disimulo.—Marie, baja la voz—la regaño.—Ok, me voy contigo para que me cuentes todo—me dice entre murmureos.El chofer llega y nos lleva en seguida a casa. Para cuando llegamos, Mia tiene la comida lista, esta vez no podemos negarnos a comer con ella; en la mesa se siente un silencio perpetrador.— ¿Y el señor Alexander no nos acompaña? —Marie rompe con el silencio.—Tiene que trabajar fuera de casa la mayor parte del tiempo, ya lo sabes, le encanta perfeccionar su trabajo—Mia levanta la vista y se dirige a Marie— ¿y qué tal las clases?—Las clases normal, el tiempo se pasa volando, ¿no? —me apresuro a responder inconscientemente.Mi madre frunce el ceño y parece no comprender
Martes 3 de marzo del año en curso.Me despierto temprano para salir al AHS y hablar con Daniel, tiene buna pinta, tal vez el entienda como me siento. No desayuno en casa y salgo tan rápido como puedo para que no me detengan.«Sigo furiosa con Mia, no tenía que decirle a Bernhard, seguro que Alexander ni siquiera sabe eso.»—Buen día Daniel—me acomodo en el asiento de adelante por primera vez.— ¿A dónde te llevo? —se ríe.—Tengo la primera hora libre—bajo la mirada.—Se a donde llevarte—enciende el auto y salimos.Me lleva a la calle histórica y caminamos perdiéndonos entre turistas.—Me inspiras confianza Daniel—miro al frente.—Puedo escucharte ahora—me anima a hablar.— ¿Cómo terminas con algo que ni siquiera había empezado?—Alguien—puntualiza—es sencillo, mandas todo al carajo y sales de fiesta—me hace reír.—Lo digo en serio Daniel—aun así, no evito reírme.—Te ves mejor cuando sonríes—se detiene.Me paro frente a él y por primera vez puedo verlo; es un chico alto, delgado, tez
En el baño, retrocedo unos pasos hasta llegar a la bañera.— Perdón si te asuste— Bernhard se intenta acercar a mí.No digo nada y me siento sobre la bañera.— Len, la chica con la que me has visto es mi mejor amiga de la infancia, acaban de transferirla, es nueva no solo en el trabajo, también…— Le gustas Bernhard— lo interrumpo— no voy a competir por un hombre— puntualizo.Me levanto de inmediato y apoyada de expresiones corporales trato de explicarle a Bernhard antes de que tenga tiempo de responderme.— No hay que ser muy listo para saber que ella pidió que la transfirieran a esta base, además, eso de “mi mejor amiga de la infancia”, me suena a que en algún punto se enamoró de ti, se nota porque no se separa de ti.—Señorita Lena está celosa— se burla de mí.Me rio— te equivocas, no tengo porque estar celosa si no somos…mejor dicho, nunca fuimos nada— camino por el baño.Estoy desbordándome en orgullo, pero lo que pienso de la pelirroja es verdad y de hecho puedo comprobarlo, per
Lunes 7 de abril del año en curso.Despierto estirando los brazos de lo bien que dormí anoche, tengo que darme prisa para comenzar con el pie derecho este día que luce increíblemente fresco.Es temprano, apenas va a amanecer, voy a abrir mi balcón para admirar la belleza de los primeros rayos del sol que iluminan mi habitación; veo a Bernhard esperando con una rosa azul sobre su mano.—Si buscas a mi padre te sugiero que uses la puerta principal—menciono, sosteniendo las puertas entre mis manos.—Siento mucho lo que dije anoche, sé que ya no eres una niña y quedó claro. Espero que puedas aceptarla—.me ofrece la rosa.Termino de abrir las puertas y acepto la rosa—Descuida, tengo mejores cosas que hacer—entro a mi habitación y pongo la rosa en mi mesita.Nos quedamos en silencio, acomodo todo lo que necesito para irme a clases, como si Bernhard no estuviera en mi habitación.— ¿Me das cinco minutos de tu tiempo? —se sienta sobre mi cama.—Ok—me siento a una distancia considerable de él.
Charlamos un poco, hasta que es hora de ir a cenar a casa; para este momento Mia ya debió hablar con Alexander, seguro que su decisión no la harán saber durante la cena.Al llegar a casa mis padres le piden a Bern que pase al estudio a hablar a solas con ellos; los tres se encierran en el estudio, estoy tan nerviosa que ni siquiera me acerco a escuchar, en lugar de eso salgo a mi jardín, pronto veo a Daniel acercarse a mí de prisa y antes de que pueda huir de él, está frente a mis ojos.— ¿Podemos hablar?—Sí—titubeo un poco.—Comprendo que Marie te conto…—Así es—me apresuro a responder.—Lena, yo me enamoré de ti al conocerte, no cuando nos hicimos amigos; quiero que comprendas eso, que mi intención no es enamorarte, es cierto, me gustas y mucho, pero sé que tienes un amor que por fortuna puede ser correspondido pronto y yo respeto eso, por eso no creí necesario mencionar mis sentimientos; quiero que seamos amigos, no quiero perder mi amistad contigo.«Que alivio que sea así, al men
—Estábamos en una fiesta, un mes antes de que me transfirieran a esta base…—rompe el silencio.—No es necesario que me cuentes si no quieres hacerlo Bern—lo interrumpo.—Si quiero contarte; para que esto quede claro de una vez, es crucial que te cuente lo que pasó con ella.—Ok—lo volteo a ver y espero que sea breve.«¿Cómo lograremos apartar a la pelirroja de nuestras vidas?» me viene a la mente durante nuestra conversación. —Bebi mucho aquella noche, de hecho, no recuerdo ese suceso con exactitud, solo sé que desperté en la madrugada en una habitación con ella, y por la escena supe que nos habíamos acostado.—¿ok?—Le pedí perdón porque ella para mi es como un familiar más, al parecer lo comprendió aquella vez y continuamos con nuestra amistad como antes; todo bien, hasta los sucesos recientes...—Supongo que en el proceso de su amistad se enamoró de ti, y después de…quedo más ligada a ti.—Eso parece.Nos bajamos de la camioneta, nos sentamos sobre el pasto para seguir hablando a
Me quedo callada por un momento y analizo como darle mi respuesta a Bern. «Te amo con todo mi corazón Bern, pero necesitamos estabilidad en nuestras vidas para iniciar una relación, una relación donde nos complementemos y no tengamos que partirnos en pedazos para sacar a flote nuestro amor, eso sin duda es desgastante.» pienso. — ¿Lena? —No, quiero decir, te amo Bern, pero…—me quedó pensando un poco más. — ¿Pero? —No podemos salir y escondernos de todo el mundo. —Sí podemos—me dice. —Me refiero a que, quiero una relación donde no tenga que esconderme y cuidarme de lo que puedan decir o pensar los demás, y mientras eso no suceda es mejor que esperemos un tiempo. —Un tiempo, ¿para qué? —Para que pases el embarazo con la pelirroja, para que nazca tu bebe y entonces tengas una vida más estable para después formar una relación estable conmigo. —Lena… —Ya no digas nada Bern—me hecho a sus brazos y un par de lágrimas se escapan de mis ojos. —Lena—me aprieta contra su pecho para co
Le cuento a Marie lo que he platicado con Helga, a ella le parece una buena idea, más ahora que mis padres insisten con la idea de que entré a la universidad.—Piénsalo, montan la cafetería y antes de que terminemos el AHS ya serás independiente; podrás seguir tu gran sueño Lena, serás la mejor repostera.—Al fin una buena noticia, después de todo—sonrió.—Vamos de una vez al hospital, estoy preocupada por Andra, es una excelente profesora, que mal que tenga que pasar por todo esto.— ¿Sabes que accidente tubo? —le pregunto.—Nadie lo sabe, solo la encontraron inconsciente en uno de los pasillos, la llevaron de inmediato al hospital y hasta ahora no ha despertado; estuve preguntando y apenas van a revisar las cámaras de seguridad para averiguar qué fue lo que pasó.—Que lamentable noticia, vamos—pago la cuenta.—Te importa si vamos con Daniel o podemos ir con tu chofer si lo prefieres.—Vamos con Daniel, tarde o temprano tenemos que convivir nuevamente.Salimos de la cafetería y Marie