Termino de dar un par de pasos hasta la orilla del mirador, donde encuentro a Xavier pensativo—Hola de nuevo—lo saludo mirando al frente.—No quiero quitárselos, solo quiero a mi bebé—se sincera conmigo.—A veces necesitamos ayuda, solo tenemos que reconocerlo.—Puedo solo, además tengo…—A todo un equipo detrás de ti, si, ya lo escuché—lo interrumpo y volteo a verlo—¿pero tienes una familia que te apoye?—Temo que sean como Roxxane.—¿En qué sentido? Digo, por lo que veo conocemos dos versiones muy distintas de Roxxane—me rio para tratar de animarlo.Se ríe conmigo—yo creo que sí, sin duda.—Ya en serio, sé que quieres proteger a tu bebé de todo y darle todas las herramientas necesarias para su desarrollo, como salud y seguridad; todo eso puedes lograrlo con ayuda de las personas que lo aman al igual que tú, como sus abuelos, por ejemplo.—¿Por qué tu no dudas de que soy su padre?—Nadie cruza mar y tierra por nada, además entre padres nos conocemos—toco mi vientre.Conversamos un po
—Lena—me regaña Mia.—Quiero decir: el maquillaje esta impecable, el peinado me encanta, es totalmente mi estilo y mira mis uñas—levanto mis manos para juzgarlas—además van a juego con mis pies—me detengo a ver mejor los detalles—el vestido es rojo—volteo a ver a Mia para que me confirme.—Quería que fuera una sorpresa…—aprieta los labios por fallar en su intento misterioso de ocultarme el vestido—si es rojo.Elogiamos el trabajo del salón de belleza, les damos las gracias en repetidas ocasiones y nos despedimos; son las 6 de la tarde, ya solo tenemos tiempo para vestirnos y salir con tiempo a la cena de graduación, eso es porque Alexander siempre quiere quedar bien llegando temprano a cualquier lugar.Llegando a casa mi padre comienza a apresurarnos, yo corro prácticamente a mi habitación donde la gran sorpresa del vestido me espera, Mia va detrás de mi cuidando que no sufra algún accidente por mis movimientos bruscos al andar.Al entrar a mi habitación inmediatamente capta mi atenci
Sábado 22 de julio del año en cursoEs temprano, los rayos del sol que entran por la ventana me despiertan de golpe, me enderezo con precaución y veo entrando a Bern con una charola.—Arriba dormilonas, es hora de desayunar—acomoda la charola sobre la cama en donde ha acomodado perfectamente bien nuestro desayuno, además le ha añadido unas flores que se ven preciosas.—Gracias, no tenías que molestarte—comienzo a desayunar.—No es molestia, es un placer estar con ustedes.«Quisiera saber que lo hizo cambiar de opinión, pero la verdad prefiero que el día siga tranquilo, no quiero entrar en discusiones y menos sobre cosas que no son mi responsabilidad…eso es, tengo que enfocarme en lo que me pertenece, sé que para mi corazón eso es ser egoísta, pero es momento de atender lo mío y olvidarme de lo demás, excepto, claro, que me pidan ayuda en algo en específico, solo entonces podré intervenir.» sonrío y sigo desayunando en silencio.—¿En qué piensas Len? —me pregunta Bern tratando de obten
—Xavier es el padre…—responde Bern sin ninguna expresión.Los padres de Andra se van con Xavier a hablar en privado, después de todo el bebé es amado por muchos.—Creo que mejor nos retiramos—dice Bern—si necesitan cualquier cosa, no duden en decirnos, cuentan con todo nuestro apoyo.—Gracias Bern, lo tenemos en cuenta—le responde Andra.Nos despedimos de todos rápidamente y salimos del hospital; vamos a casa de Bern por algunas cosas que necesita para terminar de mudarse a la villa con nosotras.Al llegar, ninguno de los dos encuentra las palabras necesarias para iniciar la conversación, centramos nuestra atención en guardar sus cosas en maletas…—Lena—se detiene en medio de la habitación—voy a vender mi casa, creo que ya no tiene caso tener esta propiedad si vamos a estar en la villa, si algún día queremos volver ´por cualquier cosa, podemos quedarnos con alguien cercano u hospedarnos en algún lugar…—Es tu casa Bern, puedes hacer lo que quieras con ella, sin duda te poyo en cualqui
Mi nombre es Lena, Lena Rothschild; el segundo apellido no importa, me basta mencionar el primero.Una joven a punto de cumplir su mayor sueño, tengo muchos retos por delante, el límite a la independencia, el punto en llegar a convertirme en mujer, lo que más ansío en esta vida es poder liberarme al fin del poder que ejercen mis padres sobre mí, como hija única en esta pequeña familia, debo sincerarme y contarles que soy una sobreprotegida, la hija prodiga de los Rothschild.Me encuentro estudiando en una AHS, en mi último curso para posteriormente ingresar a la universidad, una vida ordinaria o común, no lo sé, solo me esfuerzo mucho para independizarme en mi primera oportunidad.Mi padre, Alexander Rothschild, un general de la armada de Austria, pretende convertirme en una mujer abnegada, llevándome al límite intelectual, aunque él sabe a la perfección que hace mucho sueño con convertirme en la mejor repostera, un camino habitual para las mujeres, sí, pero en mi es distinto, quiero
Tocan la puerta.—Lena, ¿ya duermes? —se escucha a Mia tras la puerta.Me levanto—me estoy poniendo el pijama—le respondo.Bern se ríe y comienza a desabrocharse el pantalón provocándome.—Recuerda cerrar bien tu puerta, descansa—se aleja de la puerta.—Hasta mañana—le respondo rápido para que se vaya en seguida.Cierro la puerta con seguro antes de que se me olvide.Bern me carga y me lleva a la cama de vuelta, me sienta y me besa el cuello deslizándose hasta mi pecho, donde se detiene y me ve a los ojos.—Date vuelta—me indica.Como una chica obediente me doy vuelta y en menos tiempo del calculado él ya me tiene en la orilla de la cama de perrito, me quita mi tanga, toma una de mis nalgas y saca su miembro frotándolo en mi vagina; me excita demasiado la forma en la que me provoca.«Vamos, quiero que lo hagas ya»Mis ojos se entrecierran por el calor del momento, y poco después Bern mete su pene en mi vagina, toma mis caderas y me embiste una y otra vez; gimo tan bajo como puedo, de
Durante la cena Alexander se dispuso a tratar temas de trabajo con Bern, el tiempo se pasó rápido, cuándo me percate, Bern se estaba marchando.Esperaba que mi padre conversara conmigo, pero no lo hizo, el ya daba el tema por sentado.«No hay forma de que hable con él y lo haga cambiar de opinión, se supone que yo no sé nada de esa conversación, además que ante los ojos de los demás, Bern y yo apenas nos conocemos, aún que no es así, no es así.» Subo a mi habitación de prisa, cierro la puerta con seguro, no veo nada por la oscuridad de la noche, enciendo la luz y veo a Bern recostado sobre mi cama.—No sé porque no me sorprende—murmuro entre risas.Se ríe de mí y le da unas palmadas a la cama indicándome que me acueste a su lado.—Len, tenemos que hablar seriamente—su voz ya lo suena.—Lo sé, escuche la conversación en el estudio…Hablamos de que Alexander no le concedió permiso alguno para salir conmigo, y de llevarle la contraria, podría terminar mal porque nuestros padres son viej
Terminé mi tarde con Marie, quien se marchó casi al anochecer. Ahora me pongo el pijama, reviso mi teléfono una vez más y Bern aún no se comunica conmigo. «Mierda, no se ha conectado desde en la mañana, y si Marie tiene razón, ¿Cómo era la vida de Bern? ...» Me voy a dormir. Miércoles 25 de febrero del año en curso. En la madrugada entre sueños escucho mi teléfono vibrar intensamente sobre la mesita, me enderezo y lo tomo de inmediato. Es una videollamada de Bern, presiono el botón verde y enciendo mi lampara. Bern son las 5 de la mañana—trato de abrir bien los ojos que se muestran incomodos por la luz. —Señorita Len, recuerde que soy militar, es una ofensa para mí que me diga esto—actúa. Me rio—eres un bobo, dime, ¿Qué es tan importante para llamar a esta hora? —Len, me estoy muriendo de frío—se ríe. Me levanto de la cama y me acerco a la puerta para abrir mi balcón, en seguida puedo ver a Bern sentado en mi balcón con un abrigo gigantesco, lo hago entrar lo más rápido pos