Episodio III

Durante la cena Alexander se dispuso a tratar temas de trabajo con Bern, el tiempo se pasó rápido, cuándo me percate, Bern se estaba marchando.

Esperaba que mi padre conversara conmigo, pero no lo hizo, el ya daba el tema por sentado.

«No hay forma de que hable con él y lo haga cambiar de opinión, se supone que yo no sé nada de esa conversación, además que ante los ojos de los demás, Bern y yo apenas nos conocemos, aún que no es así, no es así.» 

Subo a mi habitación de prisa, cierro la puerta con seguro, no veo nada por la oscuridad de la noche, enciendo la luz y veo a Bern recostado sobre mi cama.

—No sé porque no me sorprende—murmuro entre risas.

Se ríe de mí y le da unas palmadas a la cama indicándome que me acueste a su lado.

—Len, tenemos que hablar seriamente—su voz ya lo suena.

—Lo sé, escuche la conversación en el estudio…

Hablamos de que Alexander no le concedió permiso alguno para salir conmigo, y de llevarle la contraria, podría terminar mal porque nuestros padres son viejos amigos, ambos poderosos y con sin fin de contactos en su medio laboral.

—Podemos seguir hablando en otro momento—le insinuó.

Me recuesto de lado y comienzo a acariciar su pierna subiendo hasta llegar a su entrepierna, le desabrocho el pantalón, meto mi mano por encima de su bóxer, puedo ver que en su abdomen bajo sus venas se marcan.

«Si que es varonil»

—Len, esto es serio.

— ¿Así? —insisto.

Acaricio su pene con suavidad y poso mis ojos azules sobre su boca, deseándola tanto; meto mi mano debajo de su bóxer, veo que a Bern no le desagrada, está caliente por la ropa abrigadora que lleva consigo, muy pronto su pene se empieza a erectar.

Con su mano toma mi barbilla y se acerca suavemente para darme un beso, rosa mis labios, me provoca y gira su cabeza para hablarme al oído.

—Pervertida—me murmura.

Cierro la boca que tenía entreabierta para recibir el beso que no me dio Bern.

Unos suaves golpes en la puerta nos ponen alerta.

—Lena, ¿puedo pasar? —escuchamos al otro lado de la puerta a Mia.

Inmediatamente saco mi mano del bóxer de Bern, nos sentamos en la cama.

—Metete debajo de la cama—le digo en voz baja.

—En seguida te abro la puerta, apenas me iba a poner el pijama—le respondo a Mia.

— ¿Por qué no me sigue tocando señorita Lena? —me dice al oído burlón.

Le hago una mueca, me levanto junto a la puerta y le indico a Bern que ya se meta debajo de la cama.

Lo hace y le quito el seguro a la puerta, abro y mi madre entra, se sienta en la orilla de la cama.

—Cierra la puerta por favor.

—Claro—solo hablamos a solas cuando es algo serio.

Me siento a lado de mi madre.

—Tu padre no quiere que vuelvas a ver a Bernhard a solas, y antes de que me digas algo te voy a explicar. Bernhard quiere salir contigo con nuestro permiso, como debe de ser, pero tu padre no está de acuerdo porque él es mayor que tú y piensa que generará mala influencia sobre ti porque ha vivido más, tiene mayor experiencia…

— ¿Y por qué nadie me lo dijo? —la interrumpo.

—Mira, siempre le doy la razón a Alexander porque venimos de una época diferente, una época más sumisa; pero en esta ocasión no estoy de acuerdo con él, por eso estoy aquí hablando contigo.

—Pero si mi padre no está de acuerdo, ¿Qué podemos hacer?

—Entonces si te gusta Bernhard—se ríe.

—Me parece alguien digno de conocer; es apuesto, trabajador e interesante.

—Bernhard se tendrá que esforzar el doble para ganarse a tu padre, sé que suena horrible, pero es la única forma, esta vez estoy contigo Lena—toma mi mano y la aprieta.

«Esta vez estoy contigo Lena» repito en mi cabeza.

—Hablaré con él para que lo sepa.

—Ahora descansa, mañana tienes clases a primera hora—me da un beso en la frente y sale de mi habitación.

«Es la primera vez que siento tan cerca a mi madre, esta nueva faceta en ella no me desagrada, puedo acostumbrarme perfectamente a esto.»

Bern sale de la cama y sonríe.

—Ya solo falta la aprobación de tu padre.

—Y los tuyos, ¿me aceptarán?

—Cuándo te conozcan te amarán.

— ¿Cómo lo sabes?, si tú y yo nos conocemos más en la cama que en persona.

—Precisamente por eso, nuestra conexión es única, si así nos llevamos en la cama, imagina en las cosas más simples y cotidianas.

Me doy cuenta que Bern ya se ha acomodado los pantalones.

— ¿No te quedarás?

—No es un buen momento para hacerlo—acaricia mi cabello.

—Ok

Bern se despide con un beso, toma mis nalgas y las aprieta contra él, puedo sentir el roce con su miembro que ya está erecto.

—Seguimos en contacto Len—puedo ver su sonrisa pícara a centímetros de mí.

Terminamos de despedirnos y sale por mi balcón.

Martes 24 de febrero del año en curso.

Me levanto muy temprano para que me lleven al AHS, en casa mi madre dirige las labores del hogar, mi padre ya se ha marchado al trabajo y a mí me espera un día muy largo.

El chofer me lleva hasta la entrada del AHS, me bajo y en la entrada me encuentro con mi mejor amiga.

— ¡Lena! —me saluda con un beso en la mejilla.

—Hola Marie.

— ¿Qué tanto hiciste el fin de semana?, te he enviado un sinfín de mensajes y no me respondiste, de hecho, me di cuenta que casi no te conectaste—caminamos en los pasillos.

Me rio recordando el fin de semana—si te lo cuento no me lo creerías—llegamos a nuestros lockers que están juntos.

—La cena, ¿cierto? —se muestra muy curiosa.

— ¡sí! —me emociono.

—Tienes que contármelo todo, nos vemos a la hora del receso en la cafetería, hoy no tenemos clases juntas, pero eso no te salva del interrogatorio que estoy preparando para ti…—suena el timbre.

—Allá te veo Marie—caminamos a nuestros respectivos salones.

Las horas en clase se me hacen eternas, miro el reloj que está colgado en la pared y parece que las manecillas se mueven muy lento, volteo a cada segundo para ver si ya ha avanzado y parece que no lo hace.

Me siento hasta la parte de atrás en el salón porque soy de las chicas más altas, mido 1.75, eso y la figura de mi cuerpo de pera me hace destacar del resto.

Saco mi teléfono en secreto para enviarle un mensaje a Bern, seguro que a esta hora está en el trabajo, para mi sorpresa él ya se adelantó.

“Buen día señorita Lena” adjunta un emoji de diablito pervertido.

No puedo evitar reírme al leerlo.

«Tengo que responder ahora»

“Buen día pervertido“ le adjunto un emoji de corazón.

Le envió el mensaje y vuelvo a guardar mi teléfono. Poco después suena el timbre para salir a receso, tomo mi cartera y mi teléfono para encontrarme con Marie en la cafetería.

En el pasillo reviso mi teléfono para ver si Bern ya me respondió, pero aún no recibo respuesta, entro a nuestro chat y veo su foto de perfil.

«Una foto en uniforme, ¿en serio?, aun así, le sienta muy bien, esa playera verde enmarca muy bien su dorso y mas así con los brazos cruzados.»

Por estar morboseando a Bern en mi teléfono, termino chocando con una chica.

— ¡Ten cuidado por donde caminas! —se molesta conmigo.

—Lo siento—apago mi teléfono y camino más de prisa a la cafetería.

Entre las mesas busco a Marie, hasta que la encuentro apartándome lugar en la última mesa de la cafetería, esta junto a la última ventana, donde podemos hablar sin que nadie nos escuche, me acerco rápidamente.

— ¿Por qué tardaste tanto? —me acerca un café.

—Lo siento, estaba distraída.

—Es un chico, ¿verdad?, por eso estas distraída —se ríe.

Comienza a vibrar mi teléfono, veo la pantalla y es una llamada de Bern; rápidamente Marie trata de husmear para ver de quien se trata, la detengo y le pido que me compre un pay en la cafetería para que me deje sola.

Respondo el teléfono.

—Señorita Len, ¿está ocupada? —puedo imaginar que se está burlando en este momento tras el teléfono.

—Para usted nunca joven Bernhard—imito su tono de voz.

— ¿Estás sola? —cambia su tono de voz a una más dulce.

—Mande a mi mejor amiga Marie a que me compre un pay, la fila es larga…

—Perfecto—se queda en silencio por unos segundos.

—Te espero en mi alcoba esta noche—le insinuó.

—Sabes que esta noche no puedo ir, pero te hare videollamada, ¿está bien?

—Me parece un buen plan Bern—me muerdo el labio.

—Tengo que volver al trabajo—termina la llamada.

Marie desde lejos se da cuenta que ya no estoy atendiendo la llamada y sale de la fila para regresar a la mesa.

— ¿Por qué saliste de la fila? —me indigno.

—El pay puede esperar, pero yo no, el receso no es eterno, al menos dame señales de lo que está pasando—me suplica.

—Es mi favorito…

—Lena—me interrumpe.

—Ok, lo que te voy a decir no lo puede saber nadie, así que te voy a contar todo en un mensaje; cuando termines me dices que piensas—le indico.

Ella asiente con la mirada y comienzo a escribir rápidamente el siguiente texto:

“En la cena conocí a Bernhard, un militar de 22 años, muy guapo y cuando digo muy, es muy guapo; esa misma noche hablamos y algo más… Ayer mi padre me pidió que le mostrara el pueblo porque acaba de mudarse y no conoce el lugar; primero fuimos a su casa y aquí puedes imaginarte lo que quieras, después le mostré el pueblo y ante los ojos del resto hemos guardado compostura, ya sabes cómo son por aquí, además mi padre se llevaría una mala impresión de Bern, pero en la noche Bern le pidió a permiso a mi padre para salir conmigo y él se negó rotundamente, no le parece que salga con alguien mayor; algo que me impresiona es que mi madre hablo conmigo después de la cena y me externo su completo apoyo para que mi padre le de una oportunidad a Bern para cortejarme.”

Se lo envió a Marie y antes de que pueda terminar de leer mi mensaje suena el timbre.

—En la salida hablamos Marie—me levanto de la mesa y me voy a tomar el resto de clases.

Las últimas clases se me pasan más rápido; en la salida Marie me espera con ansias.

—Voy contigo a tu casa—me toma del brazo.

—Y pedimos pan francés.

El chofer nos lleva rápidamente hasta mi casa, llegamos y Mia me espera con la comida lista.

—Pediremos algo para comer si no te importa.

—Está bien, suban a tu habitación.

Le termino de contar todo a Marie con lujo de detalle, aprovechamos el tiempo sin duda. Llega nuestro pedido de pan francés, comenzamos a comer.

—Te veo muy entusiasmada con Bern y como tu mejor amiga te apoyo en todo Lena, pero…

—No quiero escuchar peros Marie por favor, disfrutemos el pan francés, ¿quieres?

—El pan francés me encanta y aun así te lo voy a decir; conoce más a Bern antes de seguir liándote con él, o te romperá el corazón—afirma.

— ¿Por qué lo dices? 

—Tú mejor que nadie sabe el estilo de vida de los uniformados, en especial de los jóvenes, la mayoría de sus conquistas no van en serio o tienen novias por aquí y por allá… quiero creer que Bern en serio es diferente y autentico, pero la que se debe asegurar de eso eres tú.

Me quedo callada por un momento.

«Hay algo de razón en sus palabras, debería averiguar más sobre Bern, en este punto estoy mas liada con él que nunca.»

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo