Calíope― ¿Has visto a Cassi?Pase cerca de las mujeres de la sociedad, aquellas que hablaban animadamente, mientras celebraran como siempre la fiesta de la sirena.Aquellas que cada año, sin duda era una de las famosas, incluso llegando a ser reconocidas por el mundo entero, debido a la gran fiesta de gala de la sociedad.Mientras yo observaba a los costados, la señora de Hestia me sonrió un poco divertida y observo a la costa, un poco intrigada, pues seguramente a ella le pasaba lo mismo que yo.No aviamos visto a Cassi desde hace un tiempo y eso no podíamos lo suficiente nerviosas, como para pensar lo peor.―Hace mucho, no la veo, lo lamento señora Elrod, ¿tal vez juega con niños de su edad?― ¿Niños de su edad? ¿Qué niños de su edad? ¿Conoces a uno siquiera?La mujer negó con la cabeza y aquello me asustó un poco más, me aleje aún poco de ella y camine en medio de todo el lugar.Todo con el afán de encontrar a Cassi.Pero no lo conseguía y ya estaba llegando al puto de enloquecerm
― ¿Escuchaste? Sí… Él la engaña y ella actúa como si nada…― ¿Qué es lo que lleva puesto? Ella es tan degradable―No te imaginas cuanto la odio, no es más que una mujer engreída por su estatus, que tiene atando a nuestro hermoso y valiente capitán…―Es cierto, no merece más que todo lo que le sucede, ¿no lo crees?― Si tienes razón, es lo de menos, después de todo, ellos solo están casados por una unión familiar, el gran capitán de la marina solo está con ella porque su familia se lo exige.― ¿De verdad?―Si…Las risas no tardaron en llegar, mientras que yo solo caminé por los pasillos, lo hice con toda la tranquilidad del mundo, con mi cabeza muy en alto y observando a todos con una superioridad absoluta.Lo hice hasta que el ruido acabo y lo vi ahí a él, mi esposo, el hombre que solo me había atado a una vida llena de tantas cosas degradables.Uno que solo me causaba no más que degrado de ver y que odiaba con todo mi corazón, mientras que él parecía mostrarse de la misma manera haci
Fue hace muchos años, aún lo recuerdo, era solo una niña. Pero ese día jamás será borrado de mi memoria.El día, en el que la familia Elrod una de las familias más prestigiosas y poderosas de toda Grecia, hizo una gran fiesta, una en la que elegiría a una prometida.Y a pesar de la renuencia de mis padres, nosotros habíamos sido invitados todo con el afán de mostrar la belleza de su hija.Ese día, solo él tuvo que señalar con su dedo, lo hizo hacia mí, mientras que mis padres mostraron un gesto lleno de terror.Yo solo pude observar cómo sin más él decía las palabras más irreales que podía imaginar.―Me casaré con la niña más hermosa de este lugar, me casaré con la que estoy seguro de que será la mujer más atractiva de todos…Yo lo observaba con sorpresa, mientras que mi madre temblando coloco su mano en mi hombro y en medio de un susurro hablo llena de temor.―No llores Calíope, no lo hagas…Y entonces comprendí, yo, con apenas ocho años, había sido elegida por la familia Elrod para
―Calíope… Calíope…Caminaba con rapidez, lo hacía con tanta furia que no preste atención a los llamados de Elrod, solo caminaba con prisa, estaba tan furiosa.Necesitaba pensar, necesitaba hacer las cosas con tranquilidad, no dejarme llevar por mis sentimientos, porque de hacerlo, todo el legado de mis padres.Todo aquello que me habían enseñado, incluso estar serena y tranquila ante las malas situaciones, se irían a la basura sin más.―Calíope… Calíope…―Ahora no Elrod, no tengo tiempo para ti…Pero entonces este había tomado mi muñeca, me había hecho detener y me había observado fijamente a los ojos.Mientras que yo solo quería golpearlo, porque todo esto que me estaba pasando era solo por su culpa y aquello solo lograba que lo odiara un poco más.―Si no es ahora, ¿cuándo? Tengo prohibido las vistas sin dar aviso en mi propio hogar y cuando no puedo entrar sin una cita previa.―Eso ocurre cuando vas al hogar de otras personas.―Es mi propio hogar…―No hasta donde yo tengo entendido,
CalixCaminaba por los pasillos de la mansión Elrod, el lugar estaba lleno de lujos y podía decirse que ánimos de fiesta.Justamente como muchos años atrás, justamente como era antes de la muerte del abuelo, aquel que me animo a escoger una prometida.Aquel que sonrió lleno de satisfacción al igual que mi padre, justamente cuando escogí a la hija de la familia Dagón, pues al parecer ellos no estaban tan encantados con lo que he hecho.De casarme con la hija de los Finch, justamente como mi madre y mi familia materna deseaba, caminaba con calma, justamente hasta llegar donde ella.Aquella que observaba la ventana justamente como siempre solía hacerlo, su vestido negro parecía de la época antigua.Su cabello negro completamente recogido y podía jurar que sus ojos verdes con aquellas largas pestañas observaban hacia la nada.Justamente como siempre solía encontrarla, perdida en sus pensamientos, mientras que yo parecía arruinar todo aquello que ella llamaba paz.Entonces sin más, sin pod
…― ¿Cómo es que el capitán Elrod, puede tener una esposa como esa?―No lo sé, pero la verdad es que me causa un poco de lástima.Las dos mujeres siguieron sus pasos, mientras que yo caminaba de manera tranquila por el centro comercial, detuve mis pasos y di un largo suspiro mientras que miles de maldiciones vieron a mi cabeza.―Mi señora… ¿Se encuentra bien?Entonces mis ojos fueron directamente a mi secretaria, aquella que parecía preocupada, pero sabía que de demostrar algún tipo de fragilidad.Solo sería tomada como alguien débil, como alguien que no es más que una tota que se deja manipular por comentarios y miradas de terceros.Por lo menos eso decía mi madre, lo hizo toda su vida, mientras que me obligaba a vestir de esta manera, mientras me esmeraba a ser quien era.No podía demostrar debilidad, debía buscar la manera de que Elrod, solo me dejará, que solo buscará otro camino y me dejará de lado.Pues mi belleza, justamente esa, me había metido en esta vida, me observe por el v
Emiliano, Emiliano, era Emiliano, no podía siquiera creerlo, no podía, lo observaba de manera fija y me pregunta si aquel hombre hermoso era Emiliano.Lo había visto en algunas fotos, aquellas en las que este se veía de aquella manera tan sexual y masculina con su traje formal.Sus llamadas, sus palabras de aliento, todo vino a mí como si fuese un tornado difícil de evadir, mientras que él seguía allí justamente frente a mí.Habían pasado tantos años desde nuestra separación, desde que aquel tuvo que marcharse junto a su familia debido a sus negocios, que incluso al verlo justamente ahora.Ahí frente a mí, podría jurar que solo era una ilusión, su cabello castaño, sus ojos avellana y su cuerpo tan masculino, mientras hacia aquel rostro lleno de diversión.¿Era mi Emiliano? ¿Era aquel chico, ahora hombre del que había estado enamorada desde que tengo uso de razón?― ¿No me saludarás? Ya me duelen los brazos.No pude evitar reír, no pude evitar incluso las lágrimas que escaparon de mis
Gire sobre mis talones y observe al hombre frente a mí, aquel que tenía una expresión cargada de furia, mientras me preguntaba que era aquello que lo tenía tan furioso.Por lo menos eso pensé, hasta el momento en que vi a la mujer tras él, aquella que lo sostenía de su brazo, mientras me observaba con lo que parecía ser una pequeña sonrisa de satisfacción.Eso debía ser no más que una de esas burlas que de verdad la detestaba con todo mi corazón, pues Helena guindada de su brazo, solo hacía que mi sangre hirviera.Ese maldito bastardo, ¿Venía acaso a hacerme reclamos por qué había golpeado a Helena Finch? De verdad podía hacer eso, juro por todos los dioses, que este trato se acaba de inmediato.―El capitán Elrod, es un gusto verte, años sin ver esa expresión tuya tan inigualable…―Jódete, ¿Qué haces aquí Emiliano? ¿Qué no te da vergüenza que te vean con una mujer casada? Debería sentir un poco de vergüenza, más por el hecho de que no faltarán los comentarios maliciosos, sobe el hecho