Emiliano, Emiliano, era Emiliano, no podía siquiera creerlo, no podía, lo observaba de manera fija y me pregunta si aquel hombre hermoso era Emiliano.Lo había visto en algunas fotos, aquellas en las que este se veía de aquella manera tan sexual y masculina con su traje formal.Sus llamadas, sus palabras de aliento, todo vino a mí como si fuese un tornado difícil de evadir, mientras que él seguía allí justamente frente a mí.Habían pasado tantos años desde nuestra separación, desde que aquel tuvo que marcharse junto a su familia debido a sus negocios, que incluso al verlo justamente ahora.Ahí frente a mí, podría jurar que solo era una ilusión, su cabello castaño, sus ojos avellana y su cuerpo tan masculino, mientras hacia aquel rostro lleno de diversión.¿Era mi Emiliano? ¿Era aquel chico, ahora hombre del que había estado enamorada desde que tengo uso de razón?― ¿No me saludarás? Ya me duelen los brazos.No pude evitar reír, no pude evitar incluso las lágrimas que escaparon de mis
Gire sobre mis talones y observe al hombre frente a mí, aquel que tenía una expresión cargada de furia, mientras me preguntaba que era aquello que lo tenía tan furioso.Por lo menos eso pensé, hasta el momento en que vi a la mujer tras él, aquella que lo sostenía de su brazo, mientras me observaba con lo que parecía ser una pequeña sonrisa de satisfacción.Eso debía ser no más que una de esas burlas que de verdad la detestaba con todo mi corazón, pues Helena guindada de su brazo, solo hacía que mi sangre hirviera.Ese maldito bastardo, ¿Venía acaso a hacerme reclamos por qué había golpeado a Helena Finch? De verdad podía hacer eso, juro por todos los dioses, que este trato se acaba de inmediato.―El capitán Elrod, es un gusto verte, años sin ver esa expresión tuya tan inigualable…―Jódete, ¿Qué haces aquí Emiliano? ¿Qué no te da vergüenza que te vean con una mujer casada? Debería sentir un poco de vergüenza, más por el hecho de que no faltarán los comentarios maliciosos, sobe el hecho
Calix El auto se detuvo y yo di un largo gemido, noté como el hombre quería hacer preguntas, pero yo solo le di una mirada cargada de advertencia.La misma que ella había dado hacía unos minutos, cuando me vio caminar doblado hacia el auto y parecía querer preguntar si tenía alguna herida.Pero mi ego había sido tan lastimado que no podía siquiera mencionar el hecho de que mi esposa me había propinado un rodillazo en la entrepierna.Solo porque la había arrinconado contra una pared, aunque si lo pensaba bien, hacía unas semanas, ella me había encontrado de aquella manera con otra mujer.Di un resoplido y me maldije por ello, eso de ser expuesto parecía estar cobrándome una terrible factura.―Capitán… Capitán que bueno que lo encuentro yo… ¿Qué le paso?El teniente observó a mi chofer, aquel que negó con la cabeza, mientras que yo por un instante trate de verme lo más normal del mundo, camine hacia la entrada del lugar y la única palabra que podía pasar por mi cabeza.Solo surgió de m
Ruidosos, todos eran muy ruidosos, era curioso, ni siquiera había salido del auto, y el ruido era tan ensordecedor, que incluso me molestaba de sobre manera, por esa razón.Solo di un largo suspiro y me regocijé en mi propia mente, tal vez esto era una señal, una manera del mundo para decirme que solo me marchara sin más.Sobre todo, cuando llevaba casi quince minutos en el maldito auto, y el inútil de mi esposo no se había dignado a venir, todavía estaría adolorido por el golpe que le proporcione.Di una pequeña risita ante aquel pensamiento, sobre todo porque era ridículo, ya había pasado una semana de ello, era imposible que ese bastardo sufriera aún por ello.Solo era una mujer de compleción media era más que imposible que sufriera tanto por un golpe como ellos, estaba segura de que le habían causado muchos peores.― ¿Señora? ¿Desea acaso que nos marchemos?Observe a mi chofer, él me conocía muy bien, la verdad era que había venido a muchas de estas fiestas, pero la verdad era que
La mujer lo observo llena de sorpresa, justamente como yo lo hacía, algo que no pude evitar imitar, pues lo observaba llena de preguntas.Una pregunta que no tuvo respuesta, pues la mujer sin más solo dio media vuelta y camino hacia la multitud llena de furia.Note algunos rostros sobre nosotros, mientras que yo quería saber ¿Qué había pasado justamente ahora? ¿Elrod me había defendido?¿Había puesto a una de sus amantes frente a mí? Esto era nuevo, no solo porque lo hiciera Elrod, también era por el hecho de que yo jamás había sido defendida.Mi madre solía decir que ella nunca lo haría, al igual que lo hacía mi padre, mientras que yo había crecido con la fiel convicción de que era una niña fuerte.Y que debía o ignorarlo o simplemente al dar una respuesta, saber hacerlo con clase y sin deshonrar a mi familia, debía pelear mis propias peleas, debía hacerlo todo sola.Esto era tan nuevo en mí, que había causado una pequeña sensación en mi interior un poco nublosa, la verdad era que no
El día había llegado sin más, y parecía ser que, desde el inicio de este, las cosas no me iban a agradar para nada como se darían.Sobre todo, viendo al desagradble hommbre que estaba fuera de mi hogar, más cuando aquel me saludo al notar mi mirada sobre la suya.Y como se mostró un poco incómodo, pues los guardias de seguridad se negaban a permitir la entrada en el lugar.―Landleli, ¿Qué te pareció la noche anterior?La mujer de la misma edad me observo llena de preguntas, sus ojos castaños y su cabello muy bien arreglado, no se movió ni un poco ante su movimiento brusco.Observe su traje muy bien arreglado y su expresión de desconcierto ante mi pregunta, mientras que yo la observe con una pequeña sonrisa, conocía a Landleli, desde que éramos unas niñas.Su madre había sido mi nana, y ella había crecido para poder atenderme como mi sirvienta desde que tenía uso de razón.Era algo así como un legado familiar, la verdad fue que cuando esta estuvo en conciencia de elegir, le indique le
― ¿Estás seguro de que es una decisión tomada?Observe al hombre frente a mí, su rostro estaba fijo en cada una de mis expresiones, parecía ser un león a punto de atacarUno que no estaba dispuesto a permitir siquiera que yo tuviera el más mínimo pensamiento de duda, pues de inmediato acabaría conmigo en un santiamén.―Sí, estoy más que seguro, esto que estoy haciendo es algo que no me permitirá jamás arrepentirme.Él me observó con firmeza, para luego abrir el enorme maletín, al abrir aquel brillaron con tanta intensidad que podría jurar que no había visto nada igual en su vida.O por lo menos yo no había visto a alguien tan emocionado de esa manera en mi vida, pues sin más, solo había iniciado un llanto bastante agitado.En lo que yo no sabía cómo reaccionar, no sabía qué hacer, más cuando solo había caído de su silla, con el artículo en manos y lloraba como un pequeño niño.―Esto… Esto…Seguía y seguía balbuceando la misma palabra, mientras que yo un poco incómodo me acerqué a él y
― ¿Señora? Pido disculpas, pero… Tiene visitas…Entonces logre salir de aquella burbuja tan extraña en la que estaba envuelta, escuche una maldición de parte de Elrod.Y sin pensarlo mucho, a pesar de que mis mejillas estaban completamente sonrojadas, le di un fuerte empujón, logrando que aquel me observara con una mirada cargada de frustración.Hombre lujurioso, no podía creer que yo haya caído en las tonterías de este hombre, no podía siquiera creer que yo solo hubiese caído en esto.¿Cómo es que hice ruidos tan extraños? Tenía mis mejillas sonrojadas y le parecía esperar algo de mi parte, yo solo pude señalarlo con mi dedo.Mientras que él abría sus ojos a la espera de algo al parecer, mientras que yo solo di un resoplido y hablé con toda la dignidad que podía.―Las parejas no tienen relaciones en todas partes, ellos esperan una hora moderada y un lugar adecuado, como la habitación de estos, no lo hace como animales donde sea y donde sea, respeta…Él se quedó en silencio por un mom