SOLO UN AÑO

―Calíope… Calíope…

Caminaba con rapidez, lo hacía con tanta furia que no preste atención a los llamados de Elrod, solo caminaba con prisa, estaba tan furiosa.

Necesitaba pensar, necesitaba hacer las cosas con tranquilidad, no dejarme llevar por mis sentimientos, porque de hacerlo, todo el legado de mis padres.

Todo aquello que me habían enseñado, incluso estar serena y tranquila ante las malas situaciones, se irían a la basura sin más.

―Calíope… Calíope…

―Ahora no Elrod, no tengo tiempo para ti…

Pero entonces este había tomado mi muñeca, me había hecho detener y me había observado fijamente a los ojos.

Mientras que yo solo quería golpearlo, porque todo esto que me estaba pasando era solo por su culpa y aquello solo lograba que lo odiara un poco más.

―Si no es ahora, ¿cuándo? Tengo prohibido las vistas sin dar aviso en mi propio hogar y cuando no puedo entrar sin una cita previa.

―Eso ocurre cuando vas al hogar de otras personas.

―Es mi propio hogar…

―No hasta donde yo tengo entendido, siempre he vivido allí sola, así que tú y yo no tenemos un hogar en común…

Él se quedó en silencio por unos segundos y cuando creía qué me liberaría y me dejaría marchar solo hablo de nuevo.

―Tenemos que hablar, arreglar esta situación, sé que no me has querido ver, en días, pero considero que arreglamos la situación, si solo podemos dar de nuestro lado, de par a par.

Ignore sus palabras, intente zafarme de su agarre, pero este apretó aún más su agarre y me observo con una mirada determinada.

―Te estoy hablado Calíope…

Deje de observar su agarre y lo observe de nuevo y hable con un tono tranquilo, aquel tono que sabía que solía molestarle todo el tiempo.

―No estoy para jugar contigo Elrod, nosotros nunca hemos sido una pareja, ahora muchos menos lo seremos, por lo que…

― ¿Crees que es un juego? Yo también tengo cosas que perder, será solo un año y…

― ¿Un hijo? ¿Qué pasará con ese hijo luego del año? ¿Tú lo cuidarás? No has sido capaz siquiera de comprometerte con tu esposa por años, ¿lo harás con un niño? No lo haré, solo quiero el divorcio, lo demás, lo arreglaré bajo la marcha.

―Sé que no he sido el mejor esposo del mundo.

―El peor he de decir…

Él mostró un gesto un poco amargo, mientras que no podía creer el descaro de este hombre, note como libero poco su agarre y supe que él quería algo.

Algo más que una herencia, sabía que había algo más, pues para mostrarse tan dispuesto a negociar nuestro divorcio, era porque había algo más.

―Me comportaré desde ahora, seré el mejor esposo del mundo, uno del que no tendrás quejas.

―No creo nada, todo lo que sale de tu boca, no es más que una gran mentira así que.

―Por favor, no veo el problema, es la manera en la que los dos saldríamos ganando de esto, quieres el divorcio, dame un año, si después de este año, no logramos ese niño, si nosotros…

― ¿Qué te traes Calix Elrod? Quieres algo más, no soy tan tonta como crees.

―No… Yo no…

―Capitán Elrod, me temo que no puedo hacer mucho en esta conversación, al final no terminara en nada, por lo que agradecería que firmaras lo más pronto posible el documento.

Saque de mi bolso, otro de los sobres, mientras que él me observaba con una mirada cargada de furia, pues no tenía en mis manos, él lo sabía, yo lo sabía.

―No puedes pedirme el divorcio Calíope, no ahora, yo…

―Claro que puedo hacerlo, he decidido que nada me tiene que unir a ti, he decidido que este matrimonio estaba destinado a acabarse desde el inicio, por lo que ahora mismo, estoy haciéndote un favor, tanto para ti, como para mí…

―No encuentro la razón para un divorcio, no después de tantos años…

―No seas sínico, me has engañado tantas veces, que no será un problema para mí acabar con este matrimonio, estoy haciendo esto de una manera pacífica, firma los papeles y con ello, todo estará saldado, las tonterías de tu familia, las lidias tú, yo no seguiré ese juego ridículo, tengo abogados y si ellos quieren quitar mi financiamiento, tendrán que hablar con mis abogados luego de nuestros contratos.

― ¿Qué dirán tus padres Calíope? ¿Lo has pensado? Hicimos un trato hace muchos años, si tú no cumples, nosotros…

―Mis padres están muertos Elrod, ellos murieron hace dos meses, no lo sabías, porque, aunque estabas en tierra, habías estado de fiesta, pero yo los entere hace unos meses, ¿no recuerdas lo que habíamos indicado hace un rato en el comedor?

Él me observó con aún más vergüenza, parecía haberlo olvidado sin más, mientras que yo estaba a punto de levantar mi mano y darle un fuerte golpe en la cabeza.

―Calíope… Yo no lo sabía, no tenía idea, cuanto lo siento, yo de verdad, y de nuevo lo hago yo…

―No me importa, nunca me ha importado lo que hagas o dejes de hacer, ahora firma los papeles, no tengo mucho tiempo, debo regresar a trabajar…

Aquel observo los papeles, me observo con un gesto bastante incómodo y ya sabía lo que diría, solo estaba esperando a que lo hiciera.

―No puedo darte el divorcio, es algo que no tengo permitido, necesito el apoyo de mi familia al igual que tú, además…

― ¿Además?

Ya sabía la razón, a diferencia de este, yo sí sabía que le ocurría a mi esposo, yo sí tenía una clara idea, de lo que llegaba a molestarlo.

Por lo que lo observe con aquel gesto de superioridad y aburrimiento que solía usar cada que él estaba, mientras que el aún más incómodo, por tener que dar explicaciones.

Por tener que rogar, hablo.

―Estoy haciendo todo para ser comandante, para ellos, necesito tener un excelente historial y un divorcio…

― ¿Y qué hay de ser un pecaminoso esposo? Uno que suele engañar a su esposa día y noche, ¿eso no lo investigan?

No dijo anda, bajo su mirada y apretó las manos en puño, lo tenía en mis manos, él lo sabía, tanto así que hizo un pequeño ruido con la garganta.

Y hablo casi en un tono amargo, como si le costara a cada segundo siquiera abrir la boca.

―El proceso está a punto de acabar, solo faltan cinco meses, solo eso, si me lo permites, yo…

―No lo permito, si no firmas los peles ahora, colocaré una demanda e indicaré lo que ocurrió hace dos semanas, indicaré que me engañas, que quiero el divorcio, además de la mitad de tus bienes, lo haré mucho antes de que tu familia te quite todo…

Sabía muy bien que hablaba en serio, que no tenía nada que perder, de hecho, era todo a mi favor, y para él, no era más que desgracia tras desgracia.

Por lo que cuando este dio un largo suspiro y hablo en medio de la respiración, mi corazón se sintió tan complacido.

―Haré lo que me pidas, lo que sea que me pidas, pero necesito que me ayudes, que aparentamos en las fiestas de la marina y demás, solo necesito que tú seas mi compañera por este año, meses y luego de esto firmaré los peles del divorcio, que te muestres como la esposa maravillosa que sé que eres muy en el fondo.

― ¿Y el niño?

―No lo tendremos, por lo menos no hasta que nos llevemos mucho mejor.

― ¿Aún consideras que podemos llevarnos mejor?

―Hagamos el intento por este año, solo déjame ser un buen esposo, déjame agárrame tu confianza, déjame mostrarte que puedo ser un buen hombre.

Solté una pequeña risita hacia sus palabras, en lo que este aprecio un poco incómodo.

¿Ahora si le era de ayuda? ¿Ahora quería ser un buen esposo? Este hombre sin duda alguna era más problemático de lo que esperaba, pero entonces lo pensé por un momento.

Y luego de ello, recordé las palabras de mi madre, aquella que deseaba hacer que la familia Elrod se humillará ante mí, ante todo lo que habían hecho en el pasado.

Desde aquel día que solo me habían elegido por mi cara bonita como esposa de este hombre, por lo que asentí, mientras que sus ojos tan distintos se iluminaron ante aquello.

―Está bien… Te daré este año, a cambio, quiero el setenta por ciento de las regalías de exportación de las empresas Elrod por diez años…

―Eso no es posible, te daré el cincuenta y será por solo por tres años.

―Entonces nos vemos en el tribunal…

―Está bien… Acepto, te daré el setenta por ciento, pero no te daré más y solo será por cinco años

―Tú no diriges esta negociación, la qué decide si quiere o no algo más, soy yo no tú…

Le dije aquello con una mirada cargada de superioridad, y sin más sentí como aquel me presionaba contra la pared del pasillo.

Como sin más, me observaba con firmeza y como sus ojos estaban fijos en los míos, logrando que sintiera una corriente recorrerme, pues él jamás había hecho una aproximación como tal.

Jamás se había mostrado tan interesado siquiera en observarme a los ojos como lo hacía en estos momentos.

―Sé muy bien que tú diriges esta negociación Calíope, pero te lo diré de esta manera, si voy a ser tu esposo, si voy a hacer las cosas, de esta manera debes aprender que no siempre ganaras contra mí.

― ¿A qué va eso?

Hable llena de dudas y sin más aquel se presionó contra mí, sentir como su virilidad se había levantado, y sin más como había tomado mi rostro con sus dos manos.

Me había besado con una intensidad que jamás imagine, en que succionaba mis labios, yo solo podía poner mis manos en su pecho y a pesar de intentar que este me liberara.

Estaba completamente a su merced, algo que me molestaba aún más y al liberarme, yo lo observe sin dar crédito a su acción.

Más cuando aquel me sonrió con lo que parecía una victoria porque por supuesto que era una victoria contra mi ego y lo odiaba aún más por ello.

―No eres más que un tonto, un niño que juega a ser un adulto.

―Sí… Eso hará que, durante nuestro año de matrimonio real, no te aburras.

―Veremos quién se aburre con quién, no creo que dures más de una semana sin engañarme…

―No te confundas Calíope, si vamos a estar este año juntos, yo me aseguraré de ser un hombre leal, el hombre que te hará gemir su nombre cada noche.

―Qué obsceno eres.

―No puedes culparme, después de todo, si estaré un año, sin ninguna mujer, lo mínimo que puedo hacer es disfrutar de mi mujer, demostrarle, porque soy el hombre que hará que ella olvide, ese maldito divorcio.

Apreté mis manos en puño, este hombre estúpido y maldito, que solo pensaba con su parte baja y parecía que no usaba su maldito cerebro.

No es más que una cara bonita con lindos movimientos de caderas, así lo veía justo ahora y me molestaba grandemente que ahora perecía estar atada a él por un año.

Cuando lo único que deseaba era mandarlo al carajo para siempre.

―Tú no has ayudado mucho Calíope, pero no te preocupes, yo te ayudaré y te ensañaré a cómo mantener a tu esposo en la cama…

―No sabía que una mujer debe hacer algo, cuando desde que éramos niños, demostrarte que no deseabas nada de mí, más que usarme como una condición.

―Es tu culpa…

Y sin más, me tomo de la cintura, y me llevo contra la pared de nuevo, logrando que me sorprendiera un poco, sobre todo ante la cercanía.

Temía que me besara de nuevo, de no ser tan fuerte para alejarlo, tenía que me gustaría aquel beso, justamente como el anterior.

Supe que en este juego yo no podía perder, por lo que de nuevo me forcé a mostrarle aquella sonrisa tan mía y hablé con un tono bastante divertido.

— si no es tu culpa, ¿entonces de quién es?

―No importa de quién fue o no la culpa, no es lo importante ahora, solo quiero que hagamos lo mejor para los dos, como esposos que somos, y como socios que seremos.

―Yo no soy la que siempre ha actuado de manera inadecuada, yo he hecho todo tal cual cómo debo hacerlo, por lo que por mí no debes preocuparte capitán Elrod, así que, si quiere una buena esposa, déjeme decirle que eso es lo que tienes…

Él me observó con molestia, dio un largo suspiro y asintió, mientras que yo quería reír a carcajadas, así que solo se alejó sin más.

Mientras que la tensión en mi cuerpo se evaporó de manera instantánea, y pude por fin respirar con un poco de normalidad, aunque ni siquiera sabía que había dejado de respirar hacía unos segundos.

―Está bien… Otra cosa más…

―Lo que desees.

―Deberás vestirte más de esta época, como una mujer digna de ser mi esposa, además del hecho de que debes tratarme con un poco más de respeto ante todos, y además…. Viviremos en la base, necesito que mi esposa me acompañe durante estos cinco meses y por qué no, el resto del año y de la vida.

Eso no me agrado para nada, pero si quería le divorcio y aquellas regalías, y que la familia de Elrod no me quitara los negocios obtenidos No me quedaba más que aceptar, por lo que solo asentí, mientras que el camino hacia mí.

Se quedó de pie y por su exuberante altura, su fornido cuerpo y su rostro tan masculino, sin duda alguna Calix Elrod, era el sueño de toda mujer.

Era una lástima que para mí fuese no más que una pesadilla, por lo que acabar con todo esto, estos cinco meses, serían demasiado largos, más no eternos.

―Es un trato, entonces, actuaremos como una verdadera pareja, durante este año.

―Hecho… Después de todo, solo será un año, ya que este matrimonio, desde el inicio, estaba condenado a terminar.

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