SOPHIELas manos de mi madre sostienen las mías durante el tiempo restante en que me quedo ahí, sentada, esperando alguna noticia sobre mi esposo.Su madre, a solo unos metros de distancia, ni siquiera quiere mirarme y lo entiendo. Para ella es incluso peor la situación porque se trata de su hijo y quizás tomé una decisión sin consultarle, pero en el calor del momento ella no podía hacerlo así que yo tomé mi lugar y escogí lo que creí que sería mejor.Solo espero que en serio lo haya sido. Es lo que ruego durante el resto del tiempo que esperamos noticias, hasta que finalmente el doctor sale con su ropa de quirófano, observándonos completamente sereno mientras yo al menos siento que mi corazón se va a salir de mi boca.—¡Doctor!—dice su madre desesperada, poniéndose de pie conmigo detrás—. ¿Cómo salió todo? ¿Mi hijo está bien?Él la toma por los hombros, intentando calmarla mientras asiente con una leve sonrisa que no le llega a los ojos.—Sí, señora. Su hijo está vivo, aunque todavía
SOPHIE.Con Chris ene ste estado, las horas siguientes son una constante en mi vida. Nada se mueve, solo el sonido de las máquinas que lo mantienen se oyen en el cuarto mientras que a mi alrededor todo sigue igual.Yo en la misma posición, él en el mismo lugar, nada cambia. Ni siquiera sus reacciones y eso me estresa demasiado.Paso los siguientes días, pierdo la noción de cuántos, yendo y viniendo de casa al hospital, dejando de lado absolutamente todo en mi vida excepto el cuidarlo. Me he dedicado cien por ciento a mi esposo, a su recuperación a rezar incluso creyendo que alguna obra divina se hará sobre él en los próximos días y solo hago eso, espero.Mi local ha quedado en seguno plano, pero agradezco que mi madre se haya hecho cargo de eso para poder tener un poco de tranquilidad en estos momentos y en cuanto a mis revisiones médicas las hago como corresponde, aunque siempre que salgo me gustaría poder contarle a Chris que nuestro bebé crece fuerte y sano dentro de mí.Es justo a
SOPHIETuvieron que sedarlo poque era imposible contenerlo. Entre cinco enfermeros intentaron calmarlo, pero al ver que era imposible, solo le colocaron un sedante frente a nosotras.Tuve que ver cómo no lograba reconocernos a ninguna de las dos y eso me partió el corazón. Y mientras yo me quedo tiesa, su madre rompe en llanto a tal grado que le permiten quedarse con él en su habitación aunque no despertará pronto.Y yo estoy aquí, preguntándome si esto será para siempre, si estas son las consecuencias con las que tendré que vivir.—Señora Marshall, ¿se siente bien?Parpadeo, regresando a la realidad donde el doctor me lleva lentamente hacia un asiento sin perder de vista la habitación de mi esposo.—¿Quiere beber un poco de agua?Recibo el vaso que me tienden, respirando profundo, notando cómo tiemblan mis manos de una forma en que jamás lo hicieron.—Está conmocionada. Esto llevará un momento, solo tiene que respirar profundo.Hago lo que me pide. Sigo su respiración, intento calmar
SOPHIEEl vestido es perfecto. En tonos rosados como yo quería, con volados románticos y con tacones que hacen juego que terminan por poner todo en perspectiva combinando a la perfección con la decoración de mi hogar, donde al fin puedo soltar un suspiro después de estar planeando esta cena por más de un mes entero. Mi visión está completa.Veo a los camareros comenzar a preparar la gran mesa para nuestros invitados, lo que me pone la piel erizada de solo pensar que será la primera vez en que damos una celebración de esta magnitud en nuestro hogar.Siempre quise ser la clase de mujer que solo se preocupa por tener la casa arreglada y mantenerse pulcra, y al fin estoy logrando eso con Chris. Gracias a él en realidad, lo que se siente genial.Intentando no emocionarme demasiado doy una caminata por la sala de mi casa buscando hasta el mínimo detalle que rompa mi visión estética. Alguna que otra cosa mínima, pequeña, pero que influye demasiado en cómo quiero que esté todo porque no piens
SOPHIE.No deja de mirarme como si fuera su peor enemiga y eso me duele, aunque también estoy bastante desconcertada poe todo lo que está pasando al ver a estas tres personas frente a mí esperando a que yo hable cuando en realidad no tengo ni idea de lo que pasa.Chris voltea a ver a su amigo, Julian.—¿Tú no vas a decir nada? ¿Te vas a quedar ahí con cara de idiota o qué carajos?Este hombre, desconocido a nivel personal, solo se encoge de hombros dejándome peor todavía.—Siempre te dije que Sophie se me hacía atractiva. No pude rechazar la oportunidad cuando se me dio, lo lamento.—¿Lo lamentas? Arruinas mi matrimonio, nuestra amistad, mi puta vida y solo puedes decir que lo lamentas.—¿De qué estás hablando?—increpo al amigo de mi esposo porque a decir verdad, puedo al menos darle el beneficio de la duda al hombre con el que compartí mi vida durante años, pero no a este imbécil que no significa nada para mí—. ¿Por qué estás mintiendo de esa manera?—Sophie... por favor, deja de fin
SOPHIEChristopher me echó. Eso no puedo dejar de pensar.El anillo en mi dedo reluce mientras estoy sentada en la parada del autobús esperando algo, no sé qué realmente porque no tengo dónde ir.Mi madre no tiene idea de lo que pasó. Creo que nadie de la familia está informado de que fui echada de mi propia casa bajo la tonta suposición de que engañé a mi esposo, cuando la verdad es que nada de eso pasó.Miro mi vientre y contengo las lágrimas que amenazan con salir. No puedo ponerme a llorar ahora porque sé que en cuanto lo haga, no me detendré, y no es momento de quedarme echa un ovillo en la cama.Tengo que solucionar mi vida. Es claro que mi esposo, quien se supone que es el hombre que me ama, no va a darme la oportunidad de explicarme, ni siquiera me va a dirigir la palabra, así que no tengo otra alternativa más que buscar dónde demonios ir para pasar la noche e incluso la semana.No quiero regresar con mi madre como si fuera una fracasada, pero no tengo opción. Cuando me encuen
SOPHIE.No recuerdo bien cuánto tiempo es que dormí, solo recuerdo despertar con un dolor físico demasiado agotador, sin embargo me levanté igual esta mañana.Mi madre se esfumó, en casa no está y por consiguiente tuve que tomar un autobús para llegar al centro de la ciudad. Bueno, no tan al centro porque no quiero ver a Chris por error en una esquina ni mucho menos, y tampoco pretendo frecuentar los lugares a los que solíamos ir juntos. No soy una maniática ni acosadora. De ser por mí ni siquiera habría salido de casa, pero el futuro me está golpeando la puerta con ganas recordándome que en poco tiempo tendré un bebé en mis brazos y debo conseguir un empleo para los meses finales donde ya no pueda trabajar.Sé que mi madre se negará a que trabaje, pero no pretendo ni voy a dejar que ella nos mantenga. Me fui de casa a los dieciocho años, no pretendo regresar siendo una carga para ella cuando sé que ya ha hecho planes para irse de vacaciones en solo un mes más.Tengo que tener mi prop
Sophie.—Les pedí que no te llamaran, pero eres mi contacto de emergencias—digo, bajando la mirada porque no soporto verlo a los ojos después de todas las cosas que salieron de su boca—. Puedes irte, mi madre vendrá a recogerme.Espero ansiosa porque se cierre la puerta, porque se vaya a vivir su vida lejos de esta supuesta mentirosa, pero no lo hace. Eso me confunde.—¿Cómo estás?Da dos pasos en mi dirección, helando mi sangre. Sé que no va a golpearme jamás, no le tengo miedo, solo que mi cuerpo reacciona diferente al tenerlo cerca. Me vuelvo una idiota que es capaz de rogarle por su perdón incluso por algo que no hice en absoluto, por eso me mantengo firme en mi posición.—Estoy bien, no tienes que quedarte.—Hablé con tu doctor—me enseña las recetas en sus manos—. Me lo dijo todo, Sophie.Lo miro confundida, sacudiendo la cabeza.—¿De qué estás hablando?—Me dijo sobre el bebé—me quedo helada, fría, sintiendo que tengo agua helada corriendo por venas en lugar de sangre caliente—.