Sophie.
—Les pedí que no te llamaran, pero eres mi contacto de emergencias—digo, bajando la mirada porque no soporto verlo a los ojos después de todas las cosas que salieron de su boca—. Puedes irte, mi madre vendrá a recogerme.
Espero ansiosa porque se cierre la puerta, porque se vaya a vivir su vida lejos de esta supuesta mentirosa, pero no lo hace. Eso me confunde.
—¿Cómo estás?
Da dos pasos en mi dirección, helando mi sangre. Sé que no va a golpearme jamás, no le tengo miedo, solo que mi cuerpo reacciona diferente al tenerlo cerca. Me vuelvo una idiota que es capaz de rogarle por su perdón incluso por algo que no hice en absoluto, por eso me mantengo firme en mi posición.
—Estoy bien, no tienes que quedarte.
—Hablé con tu doctor—me enseña las recetas en sus manos—. Me lo dijo todo, Sophie.
Lo miro confundida, sacudiendo la cabeza.
—¿De qué estás hablando?
—Me dijo sobre el bebé—me quedo helada, fría, sintiendo que tengo agua helada corriendo por venas en lugar de sangre caliente—. ¿No planeabas decírmelo?
Inhalo profundo.
—Es una conversación que esperaba evitar.
Él alza las cejas poniendo una expresión que no sé descifrar porque es algo nuevo para mí verlo molesto conmigo.
—¿Esperabas evitar tener que admitir que este bebé no es de tu esposo sino de tu amante?—comienza, dejándome muda—. Sabes, no te entiendo. Me juraste que jamás me engañaste y ahora resulta que estás esperando un hijo de mi mejor amigo. Vaya...
Ruedo los ojos.
—Claro, porque tú y yo no cogemos hace más de dos años, ¿cierto?
—No es mío.
Me duele oír sus palabras, más que nada por el bebé que cargo en el vientre porque por una estupidez ahora se duda hasta de su procedencia. Y eso es algo que ya dije, no voy a permitir. Por esa razón es que sacudo la cabeza, negándome a mirarlo.
—Ahora no dices nada.
—¿Qué quieres que diga?
—La verdad—menciona, buscando mi mirada—. Admite que me engañaste, que el bebé que esperas no es mío y sé capaz de firmarme el divorcio sin querer llevarte todo por lo que he trabajado.
Pasar de ser el amor de su vida a una simple interesada que no quiere más que su dinero, es una posición en la que nunca creí que estaría y es doloroso. Para mí, que crea que soy una interesada más del montón, después de todas las cosas que hice por él. M****a, esto se siente como una segunda puñalada en el centro del pecho.
—Firmaré los papeles.
—¡Gracias!
Clavo la mirada en sus traicioneros ojos azules.
—Pero no por lo que crees.
Chris rueda los ojos.
—Sigues con lo mismo.Eres terca como una mula.
—El terco eres tú. Dime, ¿cuánto tiempo esa mujer viene susurrándote al oído basura sobre mí? Porque en serio, me es difícil creer que de la noche a la mañana, por un vídeo de m****a, cambies todo lo que creías de mí. De tu esposa.
—Habría dudado si se hubiera tratado de una fotografía, pero no de un video. Se los ve claro y... m****a, hasta náuseas siento de escucharte gimiendo su nombre.
Veo cómo se le desfigura la cara dejando que sus expresiones griten el dolor que siente, cosa que entiendo. En su mente está la idea de que la mujer de ese video soy yo, pero no es así. No sé cómo hacerle entender esa parte.
—Chris...
—No quieras confundirme porque nada de lo que digas va a hacer que cambie de opinión.
Él sacude la cabeza de forma violenta e incluso se mueve hacia un costado dejando ver el cuello de su camisa y el labial rojo que hay marcado en la tela. Es inconfundible. Y doloroso a más no poder.
Bajo la mirada para evitar que vea las lágrimas, aunque después de todas las que he derramado por este hombre, supongo que una más no va a hacer ninguna diferencia sobre su frío corazón cuando se trata de mí.
—Supongo que al fin obtuvo lo que quería—menciono con desgana a lo que él frunce el ceño—. En tu camisa, el... el beso marcado. Es de Carrie, ¿cierto? Es inconfundible su color rojo cereza.
Ambos nos quedamos en silencio después de eso. Quizás no esperaba que fuera tan directa o que mencionara algo acerca de Carrie porque debía mantenerlo en secreto, supongo.
Los escenarios dan vueltas por mi cabeza y cada vez más comprendo que todo este teatro lo armó solo para tener el camino libre hacia mi esposo. Digo, no me sorprende. Siempre supe que lo amaba. Desde el primer momento en que comenzaron a trabajar juntos supe que había algo ahí y aunque le pregunté miles de veces a Chris, en su momento siempre lo negó.
Nunca creí que me engañaría con ella porque creí en sus principios, en el hombre con el que me casé, aunque jamás dejé de creer que sentía atracción por esa mujer.
El que se acostara con ella solo horas después de que me fuera de la casa que compartimos juntos me da la razón. Solo quería el camino libre.
—Esto... no tiene nada que ver con nosotros—menciona, haciéndome reír—. A diferencia de ti, no te engañé. Estamos separados, ¿recuerdas?
—Tu golpe será muy fuerte cuando sepas la verdad.
—Sí, sigue diciéndote lo mismo, pero mientras espero que entiendas que no pienso darte ni un solo centavo para esa criatura que cargas. No es mío.
Asiento, cansada y angustiada de tenerlo cerca. Me pone peor que se acerque a entregarme unas recetas.
—No te daré un centavo, pero dejaré que sigas usando el seguro social por estos meses—menciona, entregando los papeles—. Tienes que comprar algunas medicinas y no creo que Julian sea tan caritativo contigo como para darte dinero.
Suelto un suspiro guardando silencio.
—Y enviaré los papeles del divorcio en cuanto salgas. Obviamente no haremos una división de bienes así que el proceso será rápido. Quizás en dos meses estemos formalmente separados.
Una vez más le doy la razón en completo silencio, al menos por unos minutos porque en cuanto recuerdo que él sí me engañó con esa mujer, los celos me hierven la sangre.
—Siempre supe que te atraía esa mujer. No fuiste lo suficientemente hombre como para admitirlo en su momento.
Se ríe, buscando mi mirada.
—¿Quieres que te lo confirme ahora? Sí, siempre me atrajo. Era algo nuevo, hubiera sido divertido tener una aventura, pero yo si tengo principios. Jamás te engañé.
—El anillo que cargas en el dedo, y el que seguramente no te quitaste anoche mientras te la cogías, dice lo contrario. Sigo siendo tu esposa.
—Un papel no significa nada.
—Un video tampoco.
—Buen intento—comenta, soltando un suspiro—. Espero que te mejores, en serio. Y espero que Julian sea lo bastante hombre como para hacerse cargo de ese niño, porque te aviso que no eres la primera que tendrá un hijo de él.
—¡Qué bien! Gracias por el dato innecesario porque no es de él. Es tu hijo, pero no quieres escucharme, ni darme el beneficio de la duda y está bien, lo acepto.
Chris se encoge de hombros.
—Si llegara a ser mi hijo, cosa que dudo, me haré cargo. Solo cuando nazca y después de una prueba de ADN.
Me río con toda la tristeza que jamás supe que sería capaz de soportar.
—Para ese punto ya será tarde, Chris. Cuando se sepa todo, estoy segura de que ya me habrás perdido.
—Sophie, el que ese bebé sea mío no demuestra nada—reniega—. ¿No lo entiendes? Admito que tuvimos relaciones seguidas como todo matrimonio, pero no significa que no haya habido engaño de tu parte porque lo hubo y no entiendo por qué sigues con la mentira cuando ya Julian lo confirmó y...
—Y confías más en su palabra que en la mía—sentencio con furia mientras un nudo se instala en el centro de mi garganta.
—¿Qué esperabas que hiciera? Tu voz... eras tú en esa grabación. Es tu voz.
—Sí, mi voz, pero no soy yo.
Rueda los ojos.
—Bien, sigue con eso que de seguro al próximo idiota que se comprometa contigo te creerá esa mentira de cuarta—susurra—. No quiero continuar con esto, Sophie. En cuanto firmemos el divorcio cada quién hará su vida y... si el bebé es mío, te lo dije, me haré cargo, lo prometo, pero contigo no quiero saber más nada. Ni siquiera puedo verte.
Con lágrimas en los ojos intento respirar profundo. En vano, porque a fin de cuentas, se nota a leguas que estoy rota. Y él me rompió.
—¿Para qué viniste entonces?—digo, con la voz quebrada—. ¿Por qué acudes como un maldito caballero con armadura?
—Porque para mi pesar aún te amo y me importas, pero ahora... supongo que alguien más se ocupará de ti porque yo no lo haré.
Sorbo por mi nariz volteando la mirada hacia un lado, así no podré verlo cuando se marche porque sé que me va a doler después de todas las cosas que dijo.
—Adiós, Sophie.
SOHPIENo puedo hacer absolutamente nada. Según las ordenes del doctor no tengo permitido más que ir de la cama al baño y viceversa, lo que ha sido demasiado agotador mentalmente.En situaciones como estas, lo mejor es tener contacto con los demás, salir, intentar tener nuevos amigos y quizás una nueva rutina. Es lo que intenté cuando salí a buscar un empleo, además de que lo necesito, sin embargo eso ya quedó descartado. Estoy confinada a mi cuarto, donde seguramente voy a morir de depresión.Me siento fatal. A medida en que pasan los días, voy sumando chequeos médicos, medicinas y mucho pesar en mi corazón porque no es la forma en que hubiera deseado jamás pasar un embarazo.Es de alto riesgo, podría perderlo en cualquier momento y seguramente es lo que la mayoría quiere que suceda, y eso me pone todavía peor.Se suponía que embarazada todos estarían pendientes de mí. Que mi esposo sería amable, dulce y demasiado cuidadoso conmigo, pero nada está más alejado de la verdad. Mi propio
CHRISTOPHERCarrie me insiste en salir a cenar hoy, pero acabo por apagar el móvil y dejarlo a un lado del sofá. Soltando un suspiro miro hacia arriba, luego hacia las escaleras, clavando la mirada en mi esposa tirada en el suelo por mi culpa, sintiendo un peso enorme en el centro de mi pecho.A medida en que pasan los días me siento como un completo idiota al no haber sido capaz de mantener la compostura con ella. Pude haber hecho todo de forma diferente, pero ya no hay marcha atrás.Sophie se llevó la peor parte porque fue la única culpable de mi desaire. Ni siquiera me importó con quién fue. Me tiene sin cuidado que haya sido Julian porque supe desde el momento en que se conocieron por primera vez que se enamoró de mi mujer y no me molestó porque quien tenía lo que quería, era yo. Jamás pensé que Sophie caería tan bajo como para entregarse a ese patético imbécil.Me siento terrible de solo pensar que mi propia esposa, la única que me debía fidelidad, fue capaz de tirar todo por la
CHRISTOPHEREstando en la oficina no soy capaz de ponerme a trabajar porque tengo los ojos puestos en el reloj que de a poco, se va acercando a la hora en que tendré que ver si lo que mi madre dijo es cierto o no. Y estoy nervioso.Decir que no tengo un nudo en la boca del estómago es decir poco porque no he sido capaz ni siquiera de beber agua desde el momento en que desperté ya que la incertidumbre me tiene demasiado alterado.Ruego y espero que llegue el momento para firmar los papeles porque tengo demasiadas cosas en mente, sin embargo hay algo que no me ha abandonado desde que hablé con mi madre.—¿Me hiciste llamar?—Carrie asoma la cabeza por la puerta con una sonrisa pintada sobre sus labios carmesí.Con una mirada dulce y siendo gentil como siempre, mi empleada entra cuando le indique que lo haga, trayendo a colación muchas cosas cuando la tengo de frente.Ella me sonríe todo el tiempo, incluso pretende acercarse pero no le doy ese permiso indicando que tome asiento frente a m
CHRISTOPHEREl ambiente se siente pesado. A mi alrededor tengo personas, pero mis ojos solo van a la mujer que amo, intentando ignorarme con fuerzas, mientras juega con sus manos por el nerviosismo que tiene.Creo que ahora es la primera vez que veo que no trae abogado consigo, lo que me inquieta demasiado.—Bueno, damos inicio a la audiencia de mediación entre Christopher James Marshall y la señora Sophie Howard Marshall quienes llevan casados cinco años recién cumplidos debido a diferencias irreconciliables—cita el juez, leyendo el expediente—. Antes de dar inicio a la lectura de bienes mancomunados y demás, ¿las partes fueron capaces de llegar a un acuerdo?Mi abogado se pone de pie de inmediato.—No, Señoría. No pudimos llegar a un acuerdo, aunque a la señora Marshall se le envió un documento con los bienes que mi cliente está dispuesto a cederle.No puedo evitar quitarle los ojos de encima a Sophie quien está tan quieta que llega a molestarme. ¿No va a mostrar ninguna clase de se
SOPHIEAbandoné aquella corte con el corazón hecho pedazos, pero con una meta en mente.Gracias al cielo mis plegarias fueron escuchadas y me levantaron el reposo absoluto por el hematoma en mi vientre que de a poco ha ido aminorando su tamaño, así también el riesgo, por lo que puedo salir de mi casa aunque no por mucho tiempo. Es por eso que planeo aprovechar este momento lo más que pueda.Me duele el corazón, me duelen los sueños y todo lo que tenía planeado para mi vida junto a Chris. Ahora que firmamos los papeles supongo que no hay vuelta atrás porque no sé si algún día podré perdonar lo que me hizo.La humillación, la forma en que intentó tan desesperadamente alejarse de mí, como si yo no valiera nada para su vida. Eso fue devastador. Y agonizante.Estoy en un punto de mi vida donde desearía estar viviendo otra realidad, sin embargo esto lo es todo. A partir de aquí, del punto de no retorno, tengo que ver por mí y por mi bebé. Comenzando por limpiar mi nombre.Más allá de lo que
CHRISNo puedo dejar de pensar en Sophie. Por más que intento enfocarme en mi trabajo, tengo la mente en otro lado porque me es imposible creer que todo mi matrimonio se terminó por una infidelidad.Amo tanto a mi esposa que cuando todo estuvo a punto de terminar, tuve que darle el beneficio de la duda.Mi madre tenía razón. Ella quiso el divorcio sin nada más que mi firma en el papel. Ni siquiera pidió una pensión, solo quería que todo terminara y supongo que eso fue lo que me hizo despertar.La duda no me deja dormir a tal punto que no sé por dónde comenzar a investigar. Solo sé que Julian se perdió, de Sophie no sé nada porque no quiere ni verme y con la única que tengo relación es con Carrie quien no me deja solo ni un segundo.Desde que me acosté con ella ha comenzado a creer que tenemos una especie de relación personal. Viene a verme a la hora del almuerzo, también antes de la salida, incluso ha planeado unas mini vacaciones a no sé dónde mierda, cosa que no me interesa en absol
SOPHIELos nervios me tienen a flor de piel porque mi cabeza no logra descansar del todo en ningún momento. No hay minuto en el día en el que no me detenga a pensar cómo demonios puedo hacer para demostrar que soy una persona buena y fiel.Sé que mi matrimonio terminó, sé que posiblemente todo el amor que le tengo a Chris en algún momento se esfume, pero al menos quiero quedar con la consciencia tranquila de que finalmente, quien dijo la verdad soy yo.Estoy tan casada de lo que pasa en mi vida que quiero descansar, sin embargo eso queda en el olvido cuando mi madre abre la puerta de mi habitación, obsevándome con temor en su rostro.—¿Qué tienes?—pregunto preocupada.—Afuera está Christopher. Completamente ebrio.—¿Qué? ¿Es en serio?—Quiere entrar y está armando un puto escándalo porque quiere verte.—¿Eso es lo que pide?—Sí, no quiere que nadie más lo atienda, solo tú.De repente me entra un temor porque la última vez que estuvimos juntos y él estaba molesto, acabé en el suelo. Es
CHRISDespués de hacer el ridículo en casa de Sophie, salí con muchas más dudas que con las que fui. Una vez más, mirándome a los ojos ha jurado que dice la verdad y la misma duda que tuve cuando no firmé los papeles del divorcio, se ha instalado en mí de tal forma en que no he sido capaz de conciliar el sueño durante dos noches seguidas.Sophie está tan segura de lo que dice que incluso me pidió que me alejara por completo de su vida. Desconoce que no firmé los papeles. Para ella ya no tenemos más nada en común y quizás fue eso lo que la llevó a alejarme, o las miles de acusaciones que he lanzado contra ella. Sea como sea, no me quiere cerca si no soy capaz de creerle y a este punto, hasta yo mismo he comenzado a cuestionarme eso.¿Por qué desconfié de mi esposa desde la primera oportunidad? ¿Por qué no le dí siquiera el beneficio de la duda? No lo sé. Si todo lo que dijo desde el principio resulta ser cierto, ni dando la vuelta al mundo de rodillas sería capaz de perdonarme por todo