Capítulo 01.

SOPHIE.

No deja de mirarme como si fuera su peor enemiga y eso me duele, aunque también estoy bastante desconcertada poe todo lo que está pasando al ver a estas tres personas frente a mí esperando a que yo hable cuando en realidad no tengo ni idea de lo que pasa.

Chris voltea a ver a su amigo, Julian.

—¿Tú no vas a decir nada? ¿Te vas a quedar ahí con cara de idiota o qué carajos?

Este hombre, desconocido a nivel personal, solo se encoge de hombros dejándome peor todavía.

—Siempre te dije que Sophie se me hacía atractiva. No pude rechazar la oportunidad cuando se me dio, lo lamento.

—¿Lo lamentas? Arruinas mi matrimonio, nuestra amistad, mi puta vida y solo puedes decir que lo lamentas.

—¿De qué estás hablando?—increpo al amigo de mi esposo porque a decir verdad, puedo al menos darle el beneficio de la duda al hombre con el que compartí mi vida durante años, pero no a este imbécil que no significa nada para mí—. ¿Por qué estás mintiendo de esa manera?

—Sophie... por favor, deja de fingir. Chris lo sabe todo y...

Doy dos pasos hacia adelante, furiosa, necesitando que me diga las cosas de frente porque me es imposible creer que sea capaz de mentir de esta forma tan abierta.

—¡Yo jamás me metí contigo, Julian!—grito alterada—. Nunca me agradaste, ni siquiera te conozco del todo y por encima de eso, jamás engañaría a mi esposo.

Es él quien se ríe ahora. Con los ojos enrojecidos y su mirada desenfocada, luce como un animal. Uno que quiere arrancarme la yugular, pero él jamás fue violento conmigo. Nunca me gritó, jamás me tocó con fuerzas, nada. Ni siquiera una mirada de estas que llegan a helar mi sangre porque siento que no lo conozco en absoluto.

—Eres una cínica. Descarada. Desvergonzada. ¡Negar en mi propia cara cuando yo sé lo que vi!

—Dime qué viste entonces porque puedo jurar sobre una m*****a Biblia que ese hombre jamás me tocó—digo con la frente en alto—. Años siendo pareja como para que desconfíes de mí de esta forma y me humilles a tal manera de tener que dar explicaciones frente a estos imbéciles.

La tal Carrie da un paso al frente, intentando ser protagonista, obviamente.

—Chris, cariño, creo que será mejor que yo me vaya para...

—Sí, sería mucho mejor—le corto, pero me sorprende ver a mi esposo sacudir la cabeza—. ¿Chris?

—Te quedas, porque aquí me vas a dar explicaciones de por qué hay un video de este hijo de puta entrando en nuestra casa mientras yo trabajaba como el imbécil que soy para darte la vida que tienes.

El tono de su voz es tan profunda y con tanto dolor encima, que soy incapaz de discutir sobre si esta mujer se queda o no, solo puedo verlo a él, sufriendo por alguna m****a que estas personas pusieron en su cabeza para enloquecernos y distanciarnos.

—Chris, por favor... sé coherente, escúchame. Dame un tiempo a solas, conversemos bien y...

—Habla aquí porque a solas eres capaz de confundirme—aclara, alejándose de mi toque como si lo quemara—. No vas a volver a engañarme.

Sacudo la cabeza.

—Jamás lo hice, amor. Nunca, ni una sola vez, falté a lo que juré frente al juez y Dios, te juro que...

—No me jures nada—dice, con el alma y el corazón hechos pedazos—, solo explica esto.

Saca su móvil, busca alguna cosa y de repente, mi voz inunda toda la habitación dejándome helada.

“Julián, cariño, no puedo esperar a que el imbécil se vaya a trabajar para tenerte entre mis piernas”.

Abro la boca sorprendida. Esa es mi voz, lo sé, pero esas palabras jamás salieron de mi boca y lo sé con certeza, pero Chris no y por eso duda. Se oye real y juro que no sé cómo convencerlo de lo contrario.

“Quiero que me cojas sobre su almohada. Que duerma encima de donde me corrí para que huela al menos, como se siente un orgasmo porque con él jamás los tuve.”

La forma tan curel y despectiva con la que se habla de mi esposo hiere su orgullo y su hombría. Cree tanto que soy yo que incluso puedo ver una lágrimas rodar por su mejilla la cual limpia con rapidez.

“Sophie, amor. Me siento mal de hacerle esto a mi amigo. ¿Por qué no te separas ya? Pídele el divorcio y comencemos una vida juntos.”

Levanto la mirada para ver a Julian quien solo se queda ahí, suspirando, mientras que Carrie también mantiene la cabeza baja. Pero el hijo de puta está ahí, viendo todo lo que supuestamente pasa entre nosotros y no es capaz de desmentirlo.

—Dí algo—le suplico—. Estás arruinando mi matrimonio, hieres a tu mejor amigo. Por favor, dí la verdad porque vas a joder muchas vidas con esta porquería que están haciendo.

Carrie de inmediato sacude la cabeza.

—Yo no hice más que enseñarle las pruebas. Aquí la infiel es otra, cariño.

La aniquilo con la mirada y estoy a punto de destrozarla, cuando Chris me toma del brazo tan bruscamente que me deja en silencio. Se planta frente a mí, con el móvil en mano, mirándome con un odio con el que solo miras a quien quieres que desaparezca de tu vida para siempre.

—Espera, que todavía no llegamos a la mejor parte, escucha: “No puedo dejarlo porque me mantiene. Tú no vas a darme ni la mitad de lo que tengo con esta porquería, así que solo quiero que me des la única cosa que mi esposo no puede comprar, orgasmos, porque aunque Chris lo intente miles de veces, no tiene idea de cómo satisfacer a una mujer en la cama.”

Como dije, es su hombría la que está más herida y la razón por la que me odia tanto. Cree que lo humillé, que hablé de él de esa forma tan asquerosa cuando jamás me he quejado de mi vida sexual. Nunca me he sentido insatisfecha porque Chris sabe cómo hacerlo y más que nada, sabe cómo hacérmelo.

Pero está cegado. Avergonzado. Herido. Y no va a creerme.

—Chris, amigo, te juro que no fue nunca nuestra intención herirte—comenta Julian, haciéndome rabiar—. Siempre me gustó tu esposa, solo vi la oportunidad y...

—¡Deja de mentir que en tu puta vida me pusiste un dedo encima, imbécil!—grito alterada.

—Sophie, vimos la grabación de él entrando aquí y esas grabaciones de voz... eres tú. ¿Cómo pudiste engañar a Christopher de esa forma? Tuve que acompañarlo para evitar que cometiera una locura.

Aniquilo con la mirada a la perra que lo acompañó porque su juego de inocente jamás pudo conmigo. Siempre supe que se traía algo entre manos, y ahora puedo verlo.

Jamás me agradó porque siempre supe que a la primera oportunidad, intentaría meterse en la cama de mi esposo. Nunca pensé que llegaría a tanto para conseguirlo.

—Amigo...

—Cierra la boca que yo no soy tu amigo y lárgate, porque te juro que voy a deshollarte vivo con un cuchillo de la cocina si no te largas en los próximos tres minutos—amenaza, logrando que su dizque amigo se esfume en segundos—. Y Carrie, tú también... gracias por acompañarme, pero esto tengo que solucionarlo solo.

Con un suspiro ella se acerca, plantando un beso sobre su mejilla sin importarle que yo esté a solo centímetros de ellos, viendo todo.

—Llámame cuando te sientas bien, ¿de acuerdo? Adiós.

Espero a que la puerta de entrada se cierre porque ya fue suficiente humillación. Pienso que ahora que estamos solos él va a escucharme, sin embargo se aleja, respirando profundo.

—Conspiran contra nosotros, Chris—susurro, intentando que me escuche—. ¡Quieren separarnos!

Mis palabras lo hacen reír a tal punto que me está enloqueciendo.

—Llevamos cinco años de matrimonio, Chris—digo, sosteniendo su rostro entre mis manos—. Mírame, escúchame a mí, amor. Jamás te engañé, nunca miré a otro hombre que no seas tú. He dejado de lado todo lo que conozco desde el momento en que me ofreciste una vida juntos. Me he dedicado cien por ciento a nuestro hogar, a que todo sea perfecto. Por favor, te lo suplico, no dejes que termine por esto porque te puedo jurar que no soy yo.

Sus ojos están sobre mí y puedo ver que por dos segundos vuelve a ser el mismo, hasta que ya no lo es. Su mirada se endurece, sus ojos se oscurecen y él... me detesta.

—Así que solo te quedaste conmigo por lo que te proveo, ¿cierto?—menciona con amargura—. Todo por el maldito dinero que te doy para joyas, ropa, para que ayudes a tu mamá incluso.

Sacudo la cabeza.

—Sabes que nada de eso es cierto, amor.

—Por el coche último modelo—señala—, por el maldito móvil que tanto querías y con el que te atreviste a joderme.

—Chris...

Avanza sobre mí, haciendo que me sienta pequeña al tener su gran cuerpo sobre el mío, logrando que sienta miedo por primera vez en mi vida del hombre con el que duermo cada noche.

—¿Piensas que soy tan cobarde que te golpearía?—se burla—. Te encoges como si fuera un vil abusador y quizás tuve que serlo.

Trago grueso, recordando a mi padre y a todas las veces en que agradecí que Chris no tuviera ni siquiera una actitud igual a la suya.

—¡Quizás golpeándote como una perra nunca habrías sido capaz de joderme la vida como lo estás haciendo ahora!—me grita, empujándome al mismo tiempo de una forma tan vil que me envía al suelo, despertando las ganas de llorar a mares al sentirme tan humillada.

Y él se arrepiente al momento, aunque se mantiene firme.

—Quiero que te largues.

—Chris... ¿cómo puedes hacerme esto? ¡Soy tu esposa!

—¡Eres una m*****a infiel!—grita alterado—. ¡Y te largarás de esta casa sin nada que me haya costado a mí!

Me pone de pie como a una muñeca de trapo y comienza a arrancarme las joyas una a una, maltratando mi piel en el proceso mientras me grita que debió de ser más duro conmigo porque así no le habría fallado.

Me arrebata incluso la pulsera de oro que me obsequió para mi cumpleaños, así como el móvil y las llaves del coche, empujándome hacia la puerta.

—¡Vete con tu amante a ver si ese pendejo te da al menos la cuarta parte de lo que te he dado todos estos años!—me grita, sacándome de mi casa con lágrimas en sus mejillas mientras estoy en shock—. Y si no te quedó claro antes, quiero el divorcio, Sophie.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP