Sophie.—Les pedí que no te llamaran, pero eres mi contacto de emergencias—digo, bajando la mirada porque no soporto verlo a los ojos después de todas las cosas que salieron de su boca—. Puedes irte, mi madre vendrá a recogerme.Espero ansiosa porque se cierre la puerta, porque se vaya a vivir su vida lejos de esta supuesta mentirosa, pero no lo hace. Eso me confunde.—¿Cómo estás?Da dos pasos en mi dirección, helando mi sangre. Sé que no va a golpearme jamás, no le tengo miedo, solo que mi cuerpo reacciona diferente al tenerlo cerca. Me vuelvo una idiota que es capaz de rogarle por su perdón incluso por algo que no hice en absoluto, por eso me mantengo firme en mi posición.—Estoy bien, no tienes que quedarte.—Hablé con tu doctor—me enseña las recetas en sus manos—. Me lo dijo todo, Sophie.Lo miro confundida, sacudiendo la cabeza.—¿De qué estás hablando?—Me dijo sobre el bebé—me quedo helada, fría, sintiendo que tengo agua helada corriendo por venas en lugar de sangre caliente—.
Leer más