Ella no supo cómo explicar aquella situación, pero se sintió tan atraída por sus ojos que no respondió.
Color negro, como un jodido parque de diversiones a mitad de la noche, él tenía aquella chispa difícil de describir.
El impacto del choque fue duro, principalmente porque medía cerca de los dos metros, hombros anchos y su pecho marcado, o al menos eso pudo averiguar con la abertura de su camisa ajustada.
El hombre tenía una barba perfecta, y por el movimiento del accidente, algunos mechones largos bajaban hacia su rostro.
—¡Daft! —dice la mujer de recepción.
—Perdóname, ¿Te hice daño?
—Lo siento, tengo que irme —responde ella, comenzando a alejarse.
Samara tragó saliva y comenzó a caminar hacia la recepcionista.
Se había detenido en ese hombre mucho más de lo que debería, agradecía el hecho de que Zyan no la acompañara en este momento.
—Buenos días —responde la mujer después de aclarar su garganta—. Tengo una cita con el doctor Jauregui.
—Lo lamento, el señor Jauregui ha tenido un accidente ayer por la noche. Le hemos asignado un nuevo doctor, debido a que el tratamiento no puede ser interrumpido. Acompáñeme, por favor —Samara frunce el ceño ante sus palabras—. No tiene que preocuparse, el doctor ha dejado todas las indicaciones.
—¿Qué le ocurrió? ¿Está bien?
—Se encuentra internado, pero está estable. Un hombre ebrio lo chocó al salir de la clínica. Es afortunado de decir que no tiene más que una pierna quebrada.
—Oh, por dios. Espero que se recupere pronto.
—Buenos días, señorita. Soy el doctor Hemerson —le sonríe el hombre mientras tiende su mano—. Pase, por favor. Vuelvo en un momento, puede ponerse cómoda.
El hecho de estar con un nuevo doctor en un momento como este no la hacía sentir mejor.
Jauregui había sido el hombre que la atendió desde el principio, tenía cierta confianza con el doctor, la cual se había esfumado.
Sin embargo, sabía que tenía que continuar a pesar de todo, porque no iba a echar a perder un tratamiento que ya le costó lo suficiente.
—¿Tu esposo no ha venido? —pregunta el doctor con curiosidad.
—No, he venido sola —suspira— ¿Podríamos comenzar?
Cuando Samara salió de la clínica creyó que lo peor había pasado, pero estaba equivocada.
El mes comenzó a pasar sin mayores preocupaciones. Aún su vientre no había crecido, todavía podía pasar desapercibida con el asunto del embarazo, si no fuera porque Zyan se encargó de contárselo a todo el mundo.
Zyan se comportaba extraño, porque, aunque haya mencionado la estúpida idea de que le daba impresión tocar su abdomen ahora que sabía que estaba embarazada, por otro lado, la complacía con lo que deseaba. Todo el mundo estaba a su disposición.
A pesar de su miedo por ser madre, Samara terminó aceptándolo. Había pensado en un hijo antes, pero pensaba que era precipitado, aunque creyó que nunca se termina de estar preparado para tener esa responsabilidad.
Por supuesto que lo quería, pero la vida que llevaba actualmente no la hacía sentir lo suficientemente segura, pero tenía que afrontarlo.
Todo comenzó a convertirse en un infierno cuando aquella llamada entró en su teléfono.
—¿Quién es a esta hora? —se queja Zyan mientras se gira en la cama.
—Es de la clínica —la mujer frunce el ceño.
—¿De la clínica? ¿No es que el tratamiento terminó ya? —el hombre se sienta y la mira—. Atiende.
—Buenos días —dice Samara con el celular en su oído mientras frunce el ceño.
—Señorita Daft, soy el doctor Hemerson. Llamó desde la clínica Inno Hope —el hombre suspira—. Primero que nada, quiero pedirle disculpas, esto no ha ocurrido jamás y ni siquiera sé cómo explicárselo.
—¿De qué está hablando? ¿Puedo explicarme?
—La recepcionista cometió un error gravísimo, la clínica está dispuesta a remediarlo. Ella fue despedida y le reembolsaremos el dinero —Samara traga saliva.
—¿En qué se equivocó? Creo que se equivoca, porque fui a un control de rutina y realmente estoy embarazada. ¿Por qué cree eso?
—Es que, si está embarazada, señorita Daft. Pero la señora James se equivocó con la información. Ella mezcló las fichas de las inseminaciones y de los donantes.
—¿Qué? —la mujer comienza a tartamudear— ¿Entonces mi esposo...
—Lo lamento mucho. Las muestras son de otro paciente, el cual había pagado por el alquiler de un vientre.
—No me joda —las lágrimas de Samara comienzan a salir— ¿Cómo se supone que va a arreglar eso? —le grita— ¿Con dinero? ¿Con unas disculpas?
—Sé que no se puede remediar lo que ocurrió...
—¡Cómo va a remediarse cuando me dice que estoy embarazada de un maldito desconocido!
—¿Qué m****a dices? —Zayn la mira con el ceño fruncido.
—Quiero que estén listos para la demanda, porque el dinero a mí no me sirve de nada —le dice Samara con furia—. Par de imbéciles.
—Señorita, puedo ayudarla a contactarse con el padre. Estoy intentando tener contacto con él, podemos llegar a un acuerdo y hacernos cargo de lo que quieran hacer a continuación.
—¿Qué m****a dice? No hay nadie con quien deba comunicarse, ¿Está enloqueciendo?
—Lo lamento, pero el señor Brirdwhistle tiene el derecho de saber...
—¿Qué m****a es lo que has hecho, imbécil? —Zyan le quita el teléfono de las manos y gruñe contra—. ¿Cómo que mi esposa está embarazada de alguien más?
—Señor, por favor. Debe tranquilizarse, como le expliqué a la señorita Daft, la recepcionista confundió las fichas. Podemos tener una reunión y arreglarlo, estoy seguro de que llegaremos a un acuerdo —Zyan se ríe de manera sarcástica
—Ni siquiera tienes idea con quién m****a te has metido. No vamos a ir a una m*****a reunión porque en menos de lo que te imaginas vas a tener un tiro en la frente. Tu y la m*****a de la recepcionista. Yo mismo me voy a encargar de que paguen por lo que hicieron.
—Señor, voy a llamar a la policía. Debe detenerse con sus amenazas.
—Zyan, deberías dejar de... —el hombre la mira con furia y corta la llamada, mientras siente su rostro arder.
—¡Muévete, que voy a arreglar esto de una jodida vez!
En el momento que Samara sale de su trance interno, ve como Zyan está revisando si hay balas en su arma.Estaba claro que el hombre estaba furioso por la manera en la que se dio la situación, pero como siempre, creía que no era para llegar a ese extremo.—¿Qué m****a estás haciendo, Zyan? —la mujer se desespera y se pie, llegando hacia él.—No voy a permitir que me hagan esto. ¿Quién carajo se creen que son? —él quita la mano de su hombre y comienza a ajustarse los pantalones.—No puedes hacer así las cosas, carajo. ¿Vas a dispararle a alguien por un error? —frunce el ceño—. Esto es una completa m****a, pero no puedes matarlos por eso. La policía va a estar ahí, me vas a involucrar en esto.—¡Acaban de arruinar la única oportunidad que tenía! ¡Deja de darme clases de moral, Samara! —gruñe—. Ya se fue todo al infierno, esto no es nada.—Zyan, por favor....—¡No me jodas! —le grita mientras la tira contra la cama—. Te quedas aquí y te callas. Que a esto lo resuelvo yo —la mira con el ce
—Papá, no es momento —comienza a decir Lucca. —No puedo creer que finalmente hayas encontrado a alguien —el hombre sonríe—. Ay, hijo. Te felicito. ¿Cómo es que no me lo dijiste? —Es que no es así, yo... —Papá, creo que mejor dejamos las preguntas para después —dice Jena con tranquilidad— ¿Crees que puedas dejarnos? —¿Qué es más importante que saber que tendré un nieto? —Ismael sonríe—. No es momento de trabajar, ¿Por qué no me dices cuándo puedo conocerla? —Podemos organizar una cena la próxima semana —Jena suspira—. Necesitamos irnos a resolver un asunto importante. ¿Nos vemos luego? Jena mira a su hermano de manera seria para que realmente lo siguiera. Ismael no entendía lo que estaba ocurriendo, pero en muchas oportunidades no lograba entender a sus hijos. —¿Por qué m****a le dijiste a papá que nos reuniríamos? —le pregunta con enojo mientras se sube a su auto. —Lucca, ¿Realmente tienes ganas de tener otro dolor de cabeza ahora mismo? Sabes lo que pasaría si papá se entera
Lucca entraba a la oficina de su hermana mientras se desabrochaba el traje. Estaba increíblemente nervioso, no tenía idea de lo que iba a ocurrir en unas horas. La única solución que les dio el dueño de la clínica fue que podían reunirse para acordar lo que querían hacer con todo ello, aunque estaba claro que no se salvarían de la demanda que la familia Birdwhistle le iba a poner.—¿Tienes el contrato listo? —Lucca se sienta frente a ella mientras la mujer se quita los anteojos.—Lo tengo listo, pero quiero que sepas que esto es una locura —el hombre hace una mueca—. Esa mujer no aceptará lo que quieres pedirle.—¿Es una locura que quiera tener a mi hijo? —frunce el ceño.—No. La locura es que quieras quitarle cualquier derecho, Lucca. ¿No te has puesto a pensar que quizás ella no quería tener?—Lo quería tener con alguien más o quizás es una mujer que también iba a alquilar su vientre. Estoy seguro de que tanto ella como yo, no planeó que nos emparejáramos en primer lugar.—Ese bebé
Tres meses habían pasado desde aquella reunión tan desafortunada. Samara entendió que lo mejor que podía hacer era valerse por su cuenta, sin importarle Zyan ni mucho menos aquel hombre que quería reclamar a su bebé como si se tratara de un bolso costoso. Ella pudo conseguir un departamento pequeño donde quizás le alcanzaría por unos meses para pagar la renta mientras intentaba pensar en un plan.No podía buscar trabajo, la mayoría de las personas no buscaban a una embarazada para luego tener que hacerse cargo, ni tampoco se sentía demasiado bien para estar todo el día fuera. Por un momento Samara pensó en buscar a su padre, pero al recordar que él no quería tener noticias de ella desde hace tiempo, desistió a la idea.—Buenos días, señorita —saluda el hombre con una sonrisa— ¿Qué está buscando?—Buenos días —ella aclara su garganta y lo mira—. Necesito ver computadoras. ¿Podría orientarme en los precios?—Por supuesto que sí, sígame. ¿La necesita para algo en específico?—Soy diseñad
El pánico se apoderó de ella y Samara ni siquiera sabía cómo explicarle la situación. Lo único que tenía claro es que tenía que largarse de allí, Zyan no la podía encontrar.—¿Quiénes son esos hombres? ¿Qué es lo que ocurre? —Lucca frunce el ceño ante su nerviosismo—Tenemos que irnos, no puede verme —la mujer toma su computadora y la maleta que tiene sobre la cama, metiendo todo lo que podía dentro—¿Puedes decirme lo que está ocurriendo?—Es mi ex prometido. Si no quieres terminar con un tiro en la cabeza, entonces vete de aquí.—¿Qué mierda?Lucca vuelve a fijarse por la ventana y nota que el hombre comienza a caminar hacia la entrada. No entendía por qué tanta agresividad, ni porqué el susto de Samara al verlo, pero tenía que hacerle caso en un momento como este y sacarla. Después podía pensar en lo que vendría.—No puedes llevarla. Solo va a atrasarte y créeme que no hay mucho tiempo —le dice él mientras le quita la maleta de sus manos—Tengo toda mi ropa, está todo allí —insiste
Samara se encontraba en un estado de negación. No por el hecho del matrimonio, sino porque sabía que por más dinero que Lucca tuviera, no podía protegerla de alguien sin escrúpulos.Cuando Zyan se entere de que ahora ella en teoría se había casado con alguien más, lo asociaría a que era una relación de mucho antes. Lo tomaría como un engaño, y sin dudas, cuestionaría el asunto de la clínica de fertilización con respecto al bebé. Ese hombre no se tomaba las traiciones de buena manera, no es como que lo olvidara y ya.—¿Tienes claro quién es él? —ella frunce el ceño—. Nunca sucederá. No hay manera de que puedas poner dinero para protección.—En todo caso, sin casamiento o no, estás en peligro. Tienes a mi bebé en tu vientre, tengo que encontrar la manera de protegerte. Sin embargo, con el matrimonio, serás alguien público, todos sabrán que eres mi esposa, puedo darte otra clase de protección. Sabes que esto no es lo mejor para ninguno de los dos, pero quizás sea nuestra única opción.—¿
Sabía que su hermana tenía razón, pero Lucca no podía permitirse que se descubriera la farsa de su matrimonio. Tenía que renunciar a las mujeres por el momento, y ciertamente, era lo que más le estaba costando dejar. Más allá de eso, ni siquiera se había cuestionado por qué diablos tenía aquel instinto protector por aquella mujer que apenas conocía. Se preguntaba si el hecho de ver la manera en la que su ex prometido había ido a buscarla le había removido algo en su interior, pero no tenía respuesta alguna. Otro punto en cuestión era mantenerse lejos de ella. La mujer era condenadamente caliente, le había atraído desde el momento en que la vio en la empresa y no sabía si sería capaz de mantener sus manos lejos. Le iba a ser fiel por más de siete meses a una mujer que ni siquiera quería mirarlo, eso era hasta gracioso. —Por favor, Jena. No sumes más problemas a mi cabeza ahora mismo —le responde mientras frota su rostro—. Puedo lidiar con ello. Solo necesito saber si has podido sacar
Pov Samara Ciertamente, el viaje estaba siendo un fastidio. La hermana de Lucca nos había recogido unas horas más tarde, por lo que tuvimos que ir hasta el aeropuerto privado para tomar un vuelo. Allí es cuando conocí a su esposo, Vinicius. Él era un hombre agradable, parecía divertido con la situación de enviarme a la jaula de los lobos. No conocía a su familia, pero suponía que eran los típicos ricos inconformistas, que evaluarían hasta el jabón que uso para ducharme. Lo que odié toda mi vida. —Solo intenta no dar tantos detalles de nuestra relación —me dice Lucca —No pasará mucho tiempo para que tu madre piense que me embaracé por tu fortuna —hago una mueca y lo miro —No tienes que preocuparte por lo que piense el resto. No va a ser la primera ni la última persona que lo piense, se supone que nuestra relación fue rápida. —¿Realmente crees que esto funcionará? —Si, solo intenta tener otra clase de conversación. Mi padre preguntará, pero solo decimos lo que ensayamos —él da un