Por más que lo intentara no recordaba nada de lo que había ocurrido la noche anterior. Despertarse desnudo en una cama ajena le daba un indicio de lo que pudo haber pasado, pero no le gustaba para nada, sobre todo si esto tenía que ver con su ex novia.Levantándose de allí, comienza a buscar su ropa, la cual está tirada en un costado de la cama. Comienza a vestirse con rapidez, no sin antes pensar qué diablos decir ahora que tenía que encontrarse con Georgina, pero entonces algo vino a su mente.Ella había mencionado que se iría algunos días, por lo que existía la mínima posibilidad de que no esté por allí. Se maldecía a si mismo por ser tan estúpido, estaba claro que él mismo había generado toda la situación horrible y que ahora tenía que arreglarlo.—¿Georgina? —pregunta una vez que está vestido y fuera de la habitaciónLa casa está increíblemente silenciosa, no parecía que una niña pequeña tampoco estuviera por allí, así que ahora tenía vía libre para largarse.Piensa en la noche a
¿Por qué sentía el corazón tan destrozado?Quizás porque había pensado que podía darle una mínima posibilidad después de la charla con Jena y por eso se sintió una idiota.No tenía que darle tantas vueltas al asunto para decir que en realidad aquello era lo que siempre había pensado, solo una remota amistad que podía terminar con sexo. Nunca se habían comprometido, y ni siquiera compartieron sentimiento alguno. Si estaban compartiendo algo ahora, era por el error que cometió la clínica, sino la historia sería otra, ella debía dejar de pensar en cuentos de hadas y aceptar que las cosas eran de esa manera.Lucca no se sentía diferente, él ni siquiera recordaba lo que había sucedido y se estaba rompiendo la cabeza de todo imaginar que pudo haberla cagado de esa manera. Antes de llegar a la mansión le había dejado un mensaje a Georgina para poder hablar, quería estar seguro de la noche anterior y pudo ver su respuesta cuando buscó el teléfono unas horas más tarde.—Buenos días, señora Daf
Pov SamaraIntenté ignorarlo la mayor parte del tiempo, aunque tuve que hablarle sobre la visita al médico, la cual obviamente se había olvidado. No mencioné nada sobre lo que sabía, ni tampoco pretendía parecer enojada con él, solo estaba siendo indiferente.No sabía si sentía más ira o dolor, pero mantenía mi cabeza ocupada para no tener malos pensamientos en estos días tan complicados. Estar en mi habitación trabajando también era una buena excusa para no compartir ninguna comida o charla, no quería ponerme mal justo ahora.Finalmente concreté una cita con el agente de bienes raíces, supuse que lo mejor sería tener un lugar a dónde ir cuando pudiera moverme mejor luego del parto. Sabía que había una cláusula donde se supone que me quedaría allí por más tiempo luego del embarazo, pero la verdad es que él había roto las reglas primero y ya no me sentía cómoda en la mansión.—¿No tiene una casa más pequeña? —pregunta ella—. Tienes cinco habitaciones, solo necesito tres como mucho.—El
Aún faltaban dos días para el parto programado pero los bebés parecían mucho más entusiasmados que otros días. Samara se había despertado con un particular dolor bajo el vientre, por lo que pensó en una manera de calmarlo al preparar la tina de baño caliente para mantenerse allí por el resto de las horas. Lucca pasaba por el pasillo cuando la escuchó gemir. Estaba claro que la mujer no la estaba pasando bien y se atrevió a abrir la puerta, encontrándose con la mujer recostada en la bañera mientras daba unas profundas respiraciones. —¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien? —Unas pocas contracciones —dice mientras se sostiene el vientre—. Estaré bien. —¿Llamaste al doctor? —No sé dónde está mi celular ¡Mierda! —Ya te lo alcanzo, aguanta. ¿No quieres que vayamos a la clínica ahora? —No, no. Dame el celular, estaré bien. Samara se había informado lo suficiente para saber que tenía que esperar. Al menos hasta que las contracciones comiencen a ser más frecuentes, ir a la clínica no era la
La misma foto de Lucca Birdwhistle circulaba por cada revista de espectáculos, siendo comentada por todo el mundo.No era una novedad que el joven heredero estuviera metido en problemas, en los últimos meses ha dado qué hablar en la prensa y su padre estaba bastante cansado de eso.En el momento que traga su furia al terminar de ver su teléfono con la noticia, escucha como comienzan a entrar los directivos de la empresa.El abuelo de Ismael había sido el fundador de dicha empresa tecnológica, donde ahora era prácticamente una locura pensar que llegaría al punto de ser reconocida de manera mundial, ganándose varios premios.Mientras el hombre pensaba en ello sus ojos se enfocan en su hijo, quien estaba entrando a la sala de reuniones con anteojos de sol.No entendía cómo es que Lucca se había atrevido a presentarse después de ver en las condiciones en las que estaba hace unos momentos.—Buenos días, señores. ¿Listos para comenzar con la reunión?Ismael mira a su hijo y aprieta sus labi
Ella no supo cómo explicar aquella situación, pero se sintió tan atraída por sus ojos que no respondió. Color negro, como un jodido parque de diversiones a mitad de la noche, él tenía aquella chispa difícil de describir. El impacto del choque fue duro, principalmente porque medía cerca de los dos metros, hombros anchos y su pecho marcado, o al menos eso pudo averiguar con la abertura de su camisa ajustada. El hombre tenía una barba perfecta, y por el movimiento del accidente, algunos mechones largos bajaban hacia su rostro. —¡Daft! —dice la mujer de recepción. —Perdóname, ¿Te hice daño? —Lo siento, tengo que irme —responde ella, comenzando a alejarse. Samara tragó saliva y comenzó a caminar hacia la recepcionista. Se había detenido en ese hombre mucho más de lo que debería, agradecía el hecho de que Zyan no la acompañara en este momento. —Buenos días —responde la mujer después de aclarar su garganta—. Tengo una cita con el doctor Jauregui. —Lo lamento, el señor Jauregui ha te
En el momento que Samara sale de su trance interno, ve como Zyan está revisando si hay balas en su arma.Estaba claro que el hombre estaba furioso por la manera en la que se dio la situación, pero como siempre, creía que no era para llegar a ese extremo.—¿Qué m****a estás haciendo, Zyan? —la mujer se desespera y se pie, llegando hacia él.—No voy a permitir que me hagan esto. ¿Quién carajo se creen que son? —él quita la mano de su hombre y comienza a ajustarse los pantalones.—No puedes hacer así las cosas, carajo. ¿Vas a dispararle a alguien por un error? —frunce el ceño—. Esto es una completa m****a, pero no puedes matarlos por eso. La policía va a estar ahí, me vas a involucrar en esto.—¡Acaban de arruinar la única oportunidad que tenía! ¡Deja de darme clases de moral, Samara! —gruñe—. Ya se fue todo al infierno, esto no es nada.—Zyan, por favor....—¡No me jodas! —le grita mientras la tira contra la cama—. Te quedas aquí y te callas. Que a esto lo resuelvo yo —la mira con el ce
—Papá, no es momento —comienza a decir Lucca. —No puedo creer que finalmente hayas encontrado a alguien —el hombre sonríe—. Ay, hijo. Te felicito. ¿Cómo es que no me lo dijiste? —Es que no es así, yo... —Papá, creo que mejor dejamos las preguntas para después —dice Jena con tranquilidad— ¿Crees que puedas dejarnos? —¿Qué es más importante que saber que tendré un nieto? —Ismael sonríe—. No es momento de trabajar, ¿Por qué no me dices cuándo puedo conocerla? —Podemos organizar una cena la próxima semana —Jena suspira—. Necesitamos irnos a resolver un asunto importante. ¿Nos vemos luego? Jena mira a su hermano de manera seria para que realmente lo siguiera. Ismael no entendía lo que estaba ocurriendo, pero en muchas oportunidades no lograba entender a sus hijos. —¿Por qué m****a le dijiste a papá que nos reuniríamos? —le pregunta con enojo mientras se sube a su auto. —Lucca, ¿Realmente tienes ganas de tener otro dolor de cabeza ahora mismo? Sabes lo que pasaría si papá se entera