Capítulo 28

Narra Eduard Harrison

Tener a mi hijo cerca de algún modo me reconforta, cuando estaba en Miami me sentía seguro de que estaba bien porque aunque esté fuera de casa no está desamparado. Yo sé todo, yo sé cada movimiento de mi hijo.

—Cariño, creo que deberías hablar con Robert. Aunque tenga a esa chica en casa para que le ayude, siento que no es suficiente. ¿Acaso has notado lo delgado que está? Estoy casi convencida de que no comía mientras estuvo por fuera de casa, mi corazón de madre me lo dice.

—Yo lo veo bien, hasta creo que está más fornido. Lo que pasa es que aún no te acostumbras al hecho de ver a un hombre de más de treinta, aquel niño de ocho que le limpiabas el culo ya se creció.

—Aún es muy joven, el aún necesita de la orientación de alguien.

Mi esposa piensa que Robert es muy indefenso, yo lo conozco y sé sus alcances.

—No la necesita, créeme. Él estará bien, solo deja de atosigarlo, la vida debe enseñarle mucho. Por su cuenta comprenderá muchas cosas, hasta las consecuenc
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