Camille entró a la cafetería del hospital por una taza de café, había salido muy temprano de casa y no le había dado tiempo de prepararse uno. Tenía que cargar las energías de su cuerpo, las necesitaba durante ese día, quería verse jovial para un trabajo por el que había aplicado. Al sacar el monedero para pagar, se cayó al piso una tarjeta que su madre le dio cuando se encontraron. Ella la tomó rápido y la echó al bolso, no quería usarla, pero algo le impidió deshacerse de la pequeña cartulina. Sin verla, ni tocarla, sintió como si la estuviese quemando.
Se tomó rápido el brebaje caliente y salió apresurada para tomar el autobús que la llevaría a la cita. Sin embargo, después de esperar casi una hora para ser atendida como el resto de candidatos, le comunicaron que no le darían el trabajo. Ese empleo era casi su última esperanza. Decepcionada, caminó por la calle hasta llegar a un parque, donde se sentó a pensar que haría a continuación. —Piensa, Cami, piensa —se dijo en voz baja. Pero lo único que vino a su mente, fue la tarjeta con los datos de la señora con su propuesta loca. Camille cerró los ojos con un suspiro de resignación, sacó la tarjeta y se quedó unos minutos observándola. Armándose de valor, marcó el número que estaba allí grabado. —¿Por qué tiempo tengo que estar en ese matrimonio falso? —preguntó, yendo directo al grano, sin saludar. —Hola, Camille. Veo que has decidido aceptar mi propuesta —dijo Marcia, esbozando una sonrisa. —Responda mi pregunta —exigió Camille—, si la llamo es porque aceptaré, por supuesto, si el trato tiene una duración de tiempo razonable. Marcia quería demorar en darle una respuesta por haberla hecho esperar, pero no podía darse el lujo de hacerlo, la fecha del matrimonio se estaba acercando. —¿Dónde te encuentras?, podemos reunirnos en el café que está cerca de la plaza principal, tiene una excelente vista —propuso Marcia—, allí podremos hablar con tranquilidad. —Estoy cerca de ahí, no demore —respondió Camille y colgó el teléfono antes de que la otra mujer siguiera hablando. Se puso de pie y caminó los pocos metros que había hasta su destino. Allí esperó que llegara la mujer que parecía tener la vida de su hijo en sus manos. Media hora después, y a pesar de que no le dieron tantos detalles como quería, aceptó la loca propuesta. —Sin embargo, quiero que pague primero la mitad de los gastos médicos —exigió Camille. —No, no lo haré —negó Marcia de forma categórica—, solo pagaré, cuando el matrimonio sea un hecho. —¿Qué me asegura que lo hará? —inquirió Cami. —¿Quién me asegura que te casarás si pago antes? Camille insistió, pero fue imposible convencer a la mujer mayor. La boda sería primero, luego sería el pago. —No puedes decirle a Jason que tienes un hijo —indicó Marcia. —Será muy complicado ocultarlo cuando tengo que visitarlo en el hospital —dijo Camille con sorna—, ¿cómo lo haré? —No sé cómo lo harás, pero no puedes decirle, Amber no tiene hijos —respondió Marcia. Viendo que sería imposible imponerse, porque lo haría, ya que no dejaría abandonado a su hijo, prefirió callar. En cambio, pidió información de la boda. Cómo tendría que ir vestida y demás información. Eso entusiasmó a Marcia y le contó con lujo de detalles, lo que iba a acontecer. Cuando salió del café, se dirigió al hospital, si no podría ver a su hijo tan seguido, quería pasar el tiempo que más pudiera junto a él. —¿Otro intento de empleo fallido? —preguntó Evaline cuando entró a la habitación. —Sip, igual que los demás —respondió ella. —¿Aplicaste para otro? Ella negó con la cabeza y le contó a su madre lo que había hecho, además, le dijo lo que exigía Marcia. —Sé que será muy difícil para ti, pero yo me quedaré con él, lo cuidaré como si fueras tú quien lo estuviera haciendo —aseguró Evaline. —Por eso también acepté, estarás ahí, como siempre estuviste conmigo —dijo Camille y abrazó a su madre. —¿Cuándo es la boda? —preguntó Evaline. Para ella era muy rápido, aunque le convenía para que el cuidado de su hijo fuera cuanto antes. Ni siquiera conocía al novio, lo conocería el mismo día del casamiento. —Solo espero que no sea tan malo como lo describió la señora Thrasher —le dijo Camille a su madre en voz baja. —Crucemos los dedos —dijo Evaline.Un mes y medio después Camille esperaba nerviosa a que la fueran a buscar a la habitación. La habían dejado sola la mayoría del tiempo, solo había tenido la compañía de las estilistas y una camarera que no la dejó morir de hambre. Le hubiese gustado tener allí a su familia para que le dieran ánimos. La ceremonia se iba a realizar en un lugar muy elegante. Marcia le había dicho más temprano, que sería algo sencillo, con pocos invitados. —Todo está listo, comenzaremos en unos minutos —avisó Marcia desde la puerta. Detrás de la mujer mayor, había un hombre unos años más viejo. Según le había dicho Marcia, era su esposo. Sería él quien la llevaría del brazo hasta el novio. La joven madre se sacudió el nerviosismo del cuerpo y cuadrando los hombros, siguió a la pareja. Se sorprendió, cuando vio frente a sí a su futuro esposo, era el mismo hombre maleducado, que la hizo caer al piso mientras llovía. Ella esperaba que no la recordara, durante la corta ceremonia estuvo rezando que no le
A la mañana siguiente, cuando Camille despertó, decidió que iría a hablar con Marcia. Quería que cumpliera su promesa de pagar los gastos médicos de su hijo, cuanto antes, mejor. Se sentía maniatada sin poder hacer nada, era una mujer independiente que de un día para el otro se había quedado sin poder proveer a su hijo y a ella misma. Luego de vestirse de forma adecuada, bajó las escaleras casi en punta de pies, intentando que no se dieran cuenta de su presencia. Todo el tiempo estuvo alerta, mirando a todas partes, esperando encontrarse a Jason en cualquier momento. Suspiró aliviada cuando no lo vio. Ni siquiera estaba en la casa, o eso le informó una de las empleadas que salió en ese momento de la cocina. Después de pensarlo unos segundos, tomó el desayuno que la misma mujer le ofreció, no sabía qué tiempo estaría hablando con Marcia y no quería comer nada allí, de las manos de esa mujer no tomaría ni agua. Un tiempo después, tomó un taxi para llegar a la casa de la familia Thrash
—Pues ya no lo tenemos. No pagaré ni un peso por algo que no lo vale. —Él tono irónico no abandonaba las palabras de Marcia. Un sabor metálico llenó la cavidad bucal de Camille. La ira la hizo ver todo rojo. Cuando hizo el intento de acercarse a Marcia, dos hombres armados entraron a la habitación. —Será tu fin si te acercas más —dijo Marcia, la burla contra Camille seguía —, si no estás, el mocoso ese que tanto defiendes no tendrá tu protección. No estarás a su lado si muere. —Si me haces daño a mí o a mi familia, le diré a Jason lo que me pediste que hiciera —Camille esperaba que la amenaza funcionara. Pero no fue así, Marcia le hizo saber que tenía la sartén cogida por el mango. —Si causas problemas, no saldrás ilesa, será peor para ti. —dijo Marcia—, si Jason se entera de que su mujer tiene un hijo... bueno, no lo tomará bien. Y créeme, no será tan indulgente como yo, nadie podrá salvar a ese hijo tuyo. La garganta de Camille se atoró con las lágrimas, tenía tantos deseo
Al día siguiente, se quedó todo el día cuidando a su hijo. Evaline llevaba muchos días seguidos en el hospital y necesitaba descanso.—No me importa hacerlo, estaré aquí hasta que sea necesario —había dicho su madre.—Pero a mí sí, ¿qué haremos si te enfermas?, te necesito fuerte para todo lo que viene —le había dicho ella para convencerla.—Tú estás bajo mucho estrés, casada con ese joven y también preocupada por Darrin, lo que yo hago no es nada. Además, tu padre y tus hermanos se han quedado uno que otro día cuando no tienen trabajo. —dijo Evaline. Luego, poniendo una mano sobre la de ella, aseguró que, en cuanto regresara Marcia Thrasher y diera el dinero para la operación, estarían todos en casa. Ella sonrió, pero sintió a su corazón agrietarse al escuchar como su madre hablaba con tanta esperanza.Evaline observó a su hija, no se veía feliz a pesar de que faltaba poco para la operación. ¿Qué pasaba con ella?, ¿qué no le estaba contando su hija?—Si tuvieras problemas me lo dirí
Jason entró al bar que frecuentaba dos o tres veces al mes. A veces se reunía allí con algunos de sus socios, no era el mejor bar al que había ido, pero no estaba mal para el propósito que su gente lo usaba.—Estaba pensando que podemos trabajar con… —comenzó a decir uno de los hombres que trabajaba para él.—No —dijo Jason de forma tajante. Sabía por dónde iba y no tenía ningún interés—Pero señor…La mirada que le dio, hizo callar al hombre insistente. Lo que decía Jason, era una ley que no se atrevían a incumplir.—Si no tienes interés en trabajar con ellos, ¿con quién lo hará?—Con alguien adecuado, por supuesto. Alguien que sepa lo que está haciendo y no nos lleve directo a la policía —respondió él.—¿Y esa persona quién es?Jason tenía a alguien en mente, sin embargo, todavía estaba planeando cómo llegar a él, convencerlo de asociarse y trabajar juntos.De pronto, le pareció ver a su recién adquirida esposa. Sonrió burlándose de él mismo, eso no era posible, ella no podía estar
Jason entró a la casa con largas zancadas sin mirar atrás, seguro que ella lo seguiría, estaba furioso con su esposa. Cuando llegó al salón comenzó a caminar de una parte a la otra de la habitación. Se pasó una mano por la barbilla de arriba abajo antes de enfrentarla. No le gustó verla en aquel lugar, había sido atacada, si sus enemigos se enteraban, podían tener la idea equivocada que era débil, y eso era algo que no podía permitir.Ella lo vio caminar, estaba ansiosa por lo que le diría, pero no iniciaría la conversación. No era tan tonta, esperaría a que él dijera las primeras palabras. Si decía algo equivocado, podía afectarla a ella y a su familia. No sabía que tan peligroso podía ser. Aunque si se llevaba por lo sucedido frente al baño del bar, era capaz de muchas cosas.Él apretó la mandíbula y se detuvo frente a ella.—¿Por qué fuiste a trabajar a ese bar? —él exigió una respuesta.—Acordamos no meternos en la vida del otro, ¿recuerda?, este matrimonio es una farsa —Ella esta
Jason comenzó a reír al ver la reacción de ella. Camille levantó la nariz y siguió subiendo sin darle una respuesta. Pero no hizo falta, la reacción que tuvo fue más que una respuesta verbal.En la habitación, Camille guardó el papel en un bolso, ahí se dio cuenta de que el que llevó al bar no le dio tiempo de tomarlo. Con un suspiro, decidió recogerlo antes o después de ir a la entrevista de trabajo. Se desnudó y entró al baño, quería darse una ducha rápida para dormir. Sin embargo, cuando estuvo debajo del agua caliente, se vio los golpes que tenía en el cuerpo, las marcas de manos de esos horribles hombres. Sus hombros cayeron y las lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras agradecía la llegada de Jason, sin él, quizás ya estuviera muerta.La ducha duró más de lo esperado, pero ella sabía que eso pasaría y nada más acostarse en la cama, sus ojos se cerraron.A la mañana siguiente, Camille salió temprano de la casa, fue hasta la empresa que su falso esposo le recomendó, esperaba q
Tres días despuésJason estaba revisando unos documentos en su oficina, cuando uno de sus subordinados pidió hablar con él. Aceptó recibirlo de inmediato porque le dijo a su secretaria que traía información importante de su esposa. Después de descubrir qué estuvo trabajando a escondidas de él en un bar donde casi fue violada, les ordenó a algunos de sus hombres que la siguieran e investigaran que había hecho antes de casarse con él.—Siéntese, Wilson, dígame que ha hecho mi bella esposa esta vez.Wilson Hale se sentó y puso una carpeta sobre la mesa.—Ahí tiene toda la información —indicó el hombre—, se va a sorprender cuando vea lo que hay ahí.Jason lo tomó con cuidado, quitó el documento que minutos antes estaba evaluando y abrió el que acaba de recibir.Lo primero que vio fue una fotografía, de una mujer rubia, que reía a la cámara.—¿Quién es ella? —preguntó, queriendo saber qué relación tenía con su esposa.—Amber Thrasher —respondió el subordinado, sin agregar nada más.—Imposi