Un mes y medio después
Camille esperaba nerviosa a que la fueran a buscar a la habitación. La habían dejado sola la mayoría del tiempo, solo había tenido la compañía de las estilistas y una camarera que no la dejó morir de hambre. Le hubiese gustado tener allí a su familia para que le dieran ánimos. La ceremonia se iba a realizar en un lugar muy elegante. Marcia le había dicho más temprano, que sería algo sencillo, con pocos invitados. —Todo está listo, comenzaremos en unos minutos —avisó Marcia desde la puerta. Detrás de la mujer mayor, había un hombre unos años más viejo. Según le había dicho Marcia, era su esposo. Sería él quien la llevaría del brazo hasta el novio. La joven madre se sacudió el nerviosismo del cuerpo y cuadrando los hombros, siguió a la pareja. Se sorprendió, cuando vio frente a sí a su futuro esposo, era el mismo hombre maleducado, que la hizo caer al piso mientras llovía. Ella esperaba que no la recordara, durante la corta ceremonia estuvo rezando que no le hiciera comentario alguno sobre ese día. Sin embargo, la preocupación de Camille fue infundada, él prácticamente ni le dirigió una mirada, lo hizo cuando fue casi obligatorio. El resto del tiempo la ignoró y la trató con indiferencia. Y no cambió nada cuando llegaron a la fiesta, la siguió ignorando, y no solo a ella, para él, los invitados no existían. Ni siquiera esperó que terminara el festejo, la tomó por un brazo y la sacó de allí. —Los invitados, la familia… —decía ella, mientras trataba de seguirle el paso. —Ninguno me importa, no los aguantaba más. Ya estamos casados, lo demás no importa —contestó él. Ella fue casi empujada dentro de un auto, que conducía el mismo. Sin volver a dirigirle la palabra durante todo el trayecto, la llevó a una hermosa casa. Luego la ayudó a salir y la llevó dentro de la enorme mansión. Cuando entraron al salón, le ordenó que se sentará en el sofá. —Mi boda contigo, solo fue para complacer a mi abuelo —inició él con calma, pero con un dejo de ironía—, su última voluntad es, que me case con la nieta de su mejor amigo. Así que quise satisfacerla. Pero no te equivoques, no tendremos un matrimonio tradicional. —Entendido —dijo Camille. —No te podrás meter en mi vida. Para los demás, seremos una pareja como cualquier otra. Vivirás en mi casa, fingiremos que consumamos el matrimonio cada noche, pero al igual que tú harás, tampoco me meteré en tu vida. Camille estuvo de acuerdo con todo lo que le dijo, no se atrevió a rechazarlo. Él no le agradaba, había sido un idiota con ella cuando por poco la atropella. Además, no quería que él supiera que estaba sustituyendo a otra persona para casarse con él. Si era el pandillero que Marcia decía, lo mejor era mantenerlo en la ignorancia. —¿Dónde dormiré? —prefirió preguntar—, quiero cambiarme de ropa, si es posible dormir. —Cuando subas la escalera, la segunda habitación a la derecha —respondió él y le dio las indicaciones necesarias para que la encontrara sin dificultad. Jason observó con atención a Amber Thrasher, pensó que era hermosa y tenía una apariencia casi de inocencia, no podía imaginar como alguien que se viera como ella, se podía casar por dinero. Decidió molestarla, se acercó a ella, y le dijo que, si tenía necesidades fisiológicas, él podía satisfacerlas. Camille no entendió al principio, luego le molestó que le hiciera semejante propuesta. —No gracias, estoy y estaré muy bien. —Podemos seguir con nuestras propias vidas, esto será lo para calmar un deseo —dijo él, acercándose más. Ella se alejó unos pasos, lo rodeó y subió la escalera apresurada, buscando la habitación que ocuparía a partir de ese día. Cuando entró, le puso seguro a la puerta y se recostó a esta. Luego se acercó a la cama, sacó el teléfono del bolso y llamó a su madre. —Es tarde, cariño, ¿qué pasa? —preguntó su madre medio dormida—, ¿ya terminó la fiesta de bodas? —Sí, salimos antes de tiempo y quise saber cómo estaba Darrin, disculpa si te desperté, no era mi intención —respondió Camille, tratando de no pensar en lo que acababa de pasar. —Puedes hacerlo cuando quieras, solo me preocupé porque es un poco tarde —dijo Evaline—, cuéntame, ¿cómo es el hombre que no quieren de esposo? Ella no quería preocupar de más a su madre, por tanto, maquilló un poco la interacción que había tenido con Jason Norwood. —Todo saldrá bien, cariño, verás que pronto estarás libre —Evaline intentaba subirle el ánimo—. Mañana llamaré a tu padre y le contaré lo que me dijiste, pero por favor, toma cinco minutos y hazle saber cómo estás, ya sabes cuánto se preocupa. —Lo haré, lo prometo —respondió mientras se acostaba sobre su espalda. En el salón, Jason la vio correr, huyendo de él. No se movió del lugar donde estuvieron los dos, pensando, que la dejaría tranquila por ese día, pero, encontraría otra ocasión para seguir molestándola. Una sonrisa apareció en sus labios al imaginar lo mucho que se iba a divertir jugando con ella.A la mañana siguiente, cuando Camille despertó, decidió que iría a hablar con Marcia. Quería que cumpliera su promesa de pagar los gastos médicos de su hijo, cuanto antes, mejor. Se sentía maniatada sin poder hacer nada, era una mujer independiente que de un día para el otro se había quedado sin poder proveer a su hijo y a ella misma. Luego de vestirse de forma adecuada, bajó las escaleras casi en punta de pies, intentando que no se dieran cuenta de su presencia. Todo el tiempo estuvo alerta, mirando a todas partes, esperando encontrarse a Jason en cualquier momento. Suspiró aliviada cuando no lo vio. Ni siquiera estaba en la casa, o eso le informó una de las empleadas que salió en ese momento de la cocina. Después de pensarlo unos segundos, tomó el desayuno que la misma mujer le ofreció, no sabía qué tiempo estaría hablando con Marcia y no quería comer nada allí, de las manos de esa mujer no tomaría ni agua. Un tiempo después, tomó un taxi para llegar a la casa de la familia Thrash
—Pues ya no lo tenemos. No pagaré ni un peso por algo que no lo vale. —Él tono irónico no abandonaba las palabras de Marcia. Un sabor metálico llenó la cavidad bucal de Camille. La ira la hizo ver todo rojo. Cuando hizo el intento de acercarse a Marcia, dos hombres armados entraron a la habitación. —Será tu fin si te acercas más —dijo Marcia, la burla contra Camille seguía —, si no estás, el mocoso ese que tanto defiendes no tendrá tu protección. No estarás a su lado si muere. —Si me haces daño a mí o a mi familia, le diré a Jason lo que me pediste que hiciera —Camille esperaba que la amenaza funcionara. Pero no fue así, Marcia le hizo saber que tenía la sartén cogida por el mango. —Si causas problemas, no saldrás ilesa, será peor para ti. —dijo Marcia—, si Jason se entera de que su mujer tiene un hijo... bueno, no lo tomará bien. Y créeme, no será tan indulgente como yo, nadie podrá salvar a ese hijo tuyo. La garganta de Camille se atoró con las lágrimas, tenía tantos deseo
Al día siguiente, se quedó todo el día cuidando a su hijo. Evaline llevaba muchos días seguidos en el hospital y necesitaba descanso.—No me importa hacerlo, estaré aquí hasta que sea necesario —había dicho su madre.—Pero a mí sí, ¿qué haremos si te enfermas?, te necesito fuerte para todo lo que viene —le había dicho ella para convencerla.—Tú estás bajo mucho estrés, casada con ese joven y también preocupada por Darrin, lo que yo hago no es nada. Además, tu padre y tus hermanos se han quedado uno que otro día cuando no tienen trabajo. —dijo Evaline. Luego, poniendo una mano sobre la de ella, aseguró que, en cuanto regresara Marcia Thrasher y diera el dinero para la operación, estarían todos en casa. Ella sonrió, pero sintió a su corazón agrietarse al escuchar como su madre hablaba con tanta esperanza.Evaline observó a su hija, no se veía feliz a pesar de que faltaba poco para la operación. ¿Qué pasaba con ella?, ¿qué no le estaba contando su hija?—Si tuvieras problemas me lo dirí
Jason entró al bar que frecuentaba dos o tres veces al mes. A veces se reunía allí con algunos de sus socios, no era el mejor bar al que había ido, pero no estaba mal para el propósito que su gente lo usaba.—Estaba pensando que podemos trabajar con… —comenzó a decir uno de los hombres que trabajaba para él.—No —dijo Jason de forma tajante. Sabía por dónde iba y no tenía ningún interés—Pero señor…La mirada que le dio, hizo callar al hombre insistente. Lo que decía Jason, era una ley que no se atrevían a incumplir.—Si no tienes interés en trabajar con ellos, ¿con quién lo hará?—Con alguien adecuado, por supuesto. Alguien que sepa lo que está haciendo y no nos lleve directo a la policía —respondió él.—¿Y esa persona quién es?Jason tenía a alguien en mente, sin embargo, todavía estaba planeando cómo llegar a él, convencerlo de asociarse y trabajar juntos.De pronto, le pareció ver a su recién adquirida esposa. Sonrió burlándose de él mismo, eso no era posible, ella no podía estar
Jason entró a la casa con largas zancadas sin mirar atrás, seguro que ella lo seguiría, estaba furioso con su esposa. Cuando llegó al salón comenzó a caminar de una parte a la otra de la habitación. Se pasó una mano por la barbilla de arriba abajo antes de enfrentarla. No le gustó verla en aquel lugar, había sido atacada, si sus enemigos se enteraban, podían tener la idea equivocada que era débil, y eso era algo que no podía permitir.Ella lo vio caminar, estaba ansiosa por lo que le diría, pero no iniciaría la conversación. No era tan tonta, esperaría a que él dijera las primeras palabras. Si decía algo equivocado, podía afectarla a ella y a su familia. No sabía que tan peligroso podía ser. Aunque si se llevaba por lo sucedido frente al baño del bar, era capaz de muchas cosas.Él apretó la mandíbula y se detuvo frente a ella.—¿Por qué fuiste a trabajar a ese bar? —él exigió una respuesta.—Acordamos no meternos en la vida del otro, ¿recuerda?, este matrimonio es una farsa —Ella esta
Jason comenzó a reír al ver la reacción de ella. Camille levantó la nariz y siguió subiendo sin darle una respuesta. Pero no hizo falta, la reacción que tuvo fue más que una respuesta verbal.En la habitación, Camille guardó el papel en un bolso, ahí se dio cuenta de que el que llevó al bar no le dio tiempo de tomarlo. Con un suspiro, decidió recogerlo antes o después de ir a la entrevista de trabajo. Se desnudó y entró al baño, quería darse una ducha rápida para dormir. Sin embargo, cuando estuvo debajo del agua caliente, se vio los golpes que tenía en el cuerpo, las marcas de manos de esos horribles hombres. Sus hombros cayeron y las lágrimas rodaron por sus mejillas, mientras agradecía la llegada de Jason, sin él, quizás ya estuviera muerta.La ducha duró más de lo esperado, pero ella sabía que eso pasaría y nada más acostarse en la cama, sus ojos se cerraron.A la mañana siguiente, Camille salió temprano de la casa, fue hasta la empresa que su falso esposo le recomendó, esperaba q
Tres días despuésJason estaba revisando unos documentos en su oficina, cuando uno de sus subordinados pidió hablar con él. Aceptó recibirlo de inmediato porque le dijo a su secretaria que traía información importante de su esposa. Después de descubrir qué estuvo trabajando a escondidas de él en un bar donde casi fue violada, les ordenó a algunos de sus hombres que la siguieran e investigaran que había hecho antes de casarse con él.—Siéntese, Wilson, dígame que ha hecho mi bella esposa esta vez.Wilson Hale se sentó y puso una carpeta sobre la mesa.—Ahí tiene toda la información —indicó el hombre—, se va a sorprender cuando vea lo que hay ahí.Jason lo tomó con cuidado, quitó el documento que minutos antes estaba evaluando y abrió el que acaba de recibir.Lo primero que vio fue una fotografía, de una mujer rubia, que reía a la cámara.—¿Quién es ella? —preguntó, queriendo saber qué relación tenía con su esposa.—Amber Thrasher —respondió el subordinado, sin agregar nada más.—Imposi
—Perderás tu trabajo, te aseguro que mañana no tendrás un empleo al que ir —amenazó él.Ella levantó la mirada, tenía frente el edificio que guardaba entre sus paredes a su hijo. El cuerpo se le puso en tensión y le dieron deseos de gritar. ¿Qué mal había hecho que lo estaba pagando en ese momento? Se preguntó ella. Suspiró y dejó caer los hombros.—Está bien, estaré en tu casa en breve —dijo sintiéndose obligada a aceptar.Cuando llegó a la casa, Jason le dio un vestido, quería que ella lo usara. Camille lo miró con el ceño fruncido, el vestido era muy elegante, en nada pegaba con la vida que llevaba el gánster y sus amigos. No le dijo lo que estaba pensando, pero quería preguntarle a qué tipo de fiesta la llevaría esa noche. En cambio, al ver lo bien que le sentaba, se contempló unos minutos más en el espejo, era hermoso y no lo esperaba. Sin embargo, la mayor sorpresa la recibió cuando lo vio a él. Jason traía puesto un traje que lo hacía lucir muy guapo, no se parecía al hombre qu