12.

Las horas pasaban, interminables, a su parecer.

De tanto tiempo que llevaba sentada se le entumecieron las piernas, pero Gael le prohibía cualquier tipo de movimiento brusco mientras la trataba como a su conejillo de indias.

— Esta mascarilla rejuvenecerá tu piel y te verás como de treinta otra vez ¿No es maravilloso?

— T-tengo veinticinco. — Contesta Anastasia en voz baja.

— ¿En serio? — Avergonzada por la reacción sorprendida de Gael, ella asintió. — Cielos, que jodida estás ¡Roxanne, necesitaremos más tratamientos rejuvenecedores! ... Y cera para depilar- Mucha cera — Gritó a su asistente principal, quien salió corriendo a buscarlo. — Tranquila, niña, estás en buenas manos.

Esas ''Buenas manos'' eran lo que más le preocupaban.

Probablemente los gritos de dolor y agonía por parte de Anastasia cuando le retiraban de golpe la cera traspasaban las paredes hasta el punto en que se escuchaban por todo el edificio, múltiples veces habían entrado guardias de seguridad confirmando que no es
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