Siento que me mareo, como si viera estrellas. Quiero apartar a Evander y decirle que esto está mal, pero no encuentro la fuerza para hacerlo. Sus labios recorren mi cuello y sus manos exploran mi cintura, dejándome sin aliento. Me aferro a la poca cordura que me queda, pero es inútil.Vuelve a besarme, hambriento, y su cuerpo firme se presiona contra el mío. Mis brazos rodean su cuello por inercia y me dejo llevar, aunque sea solo por un instante. Lo deseo tanto que me asusta. Soy una mujer casada, pero ¿qué más da? Si Cole se acuesta con su amante y ahora van a tener una hija, ¿por qué yo no puedo estar con alguien que de verdad me hace sentir viva?«Porque no es mío», me grita la conciencia.Ese pensamiento enfría mi deseo y deja en su lugar una culpa pesada, sofocante. Evander no está siendo sincero conmigo, porque está loco por Zara. Cuando descubra la verdad, que no soy ella, ¿cómo me verá? ¿Se sentirá engañado? ¿Me odiará?De repente, él se detiene. Su peso se aligera y el cuart
Escucho pasos y voces. El resplandor del sol me golpea la cara, y me remuevo con fastidio. Me doy la vuelta, queriendo dormir un poco más, pero entonces siento la piel suave y desnuda de alguien más a mi lado.Abro los ojos de golpe y me encuentro con el rostro relajado de Evander sobre la almohada. Tiene los ojos cerrados y duerme plácidamente mientras me abraza.El sueño se me esfuma como si me hubieran dado una bofetada. Los recuerdos de anoche regresan uno tras otro: fue intenso, salvaje, lleno de besos voraces, caricias, gemidos y sudor. Solo de recordarlo, la cara se me pone roja como un tomate pasado.Pero también recuerdo la fiesta. A Iris. Y el hecho de que desperté en una cama que no es la mía, con un hombre que no es mi esposo. ¿Qué demonios?Intento levantarme y buscar mi ropa. Necesito regresar. Iris seguramente me estará buscando, y Dios... no dormí en casa. Ya deben de estar inventando chismes sobre mí.—¿A dónde vas? —Evander me rodea la cintura cuando intento escapar—
Apenas llego a la mansión, el chillido preocupado de Natalia me recibe antes de que pueda dar dos pasos. Se abalanza sobre mí, escaneándome de arriba abajo. Por suerte, Evander dejó sus marcas pasionales en los lugares menos visibles de mi cuerpo, o de lo contrario estaría en serios problemas.—¿Quieres matarme de la angustia? ¿Dónde estabas y por qué no respondías el teléfono? —dispara las preguntas una tras otra, sin darme tiempo a respirar.—Señora, qué alivio que ya está aquí —Bob aparece detrás de Natalia, con el ceño fruncido, preocupado y molesto—. ¿Dónde estaba metida? Le hice innumerables llamadas.—Lo lamento —me disculpo, sintiendo el calor de la culpa en el rostro—. Estaba con Iris en su casa. Me quedé a dormir allí.—¿Cómo puede ser eso? —Bob frunce aún más el ceño—. La misma señorita Iris me pidió que la fuera a buscar y la trajera de vuelta, pero cuando llegué, no la encontré por ningún lado.«Carajo. Piensa, Zara. Haz algo»—Estábamos bastante tomadas como para saber l
Sebastián ha dejado a alguien a cargo en el mostrador y ahora está sentado frente a mí, en una mesa apartada. Mantiene las manos unidas sobre la mesa mientras me observa con evidente nerviosismo. Yo, por mi parte, intento disimular el mío. Tratar con personas del mismo círculo familiar ha sido más fácil gracias a Iris, pero esta vez ella no está aquí para darme pistas sobre él.—Es una pena que no te acuerdes de mí —dice de pronto—. He cambiado mucho, ¿verdad?Se ríe con timidez mientras se frota la nuca.—Sí, bastante —respondo con una sonrisa, intentando manejar bien la situación—. Hace mucho que no nos veíamos.Trago saliva, pero él no parece sospechar nada ni me mira raro. Es un alivio.—Oye, me apena pedirte esto, pero... —finalmente me mira a los ojos—. ¿Podrías darme un autógrafo?Casi me atraganto con mi latte. Me limpio los labios con una servilleta mientras él se pone rojo.—Es que mi hermana pequeña es tu fan —aclara enseguida—. Nunca me creyó cuando le dije que estuvimos e
Cuando termina de hablar, contándome todo, me quedo mirándolo sin saber qué decir ni cómo reaccionar. Conocer más sobre la vida de Cole y Zara solo aumenta mi culpa, aunque, en realidad, no tenga nada que ver con ello. Estoy atrapada en una vida que no es mía, deseando a alguien a quien Zara jamás habría amado.—¿Estás bien? —Sebastián mueve una mano frente a mis ojos, sacándome de mi ensimismamiento—. Lamento hablarte de esto ahora. Debes estar desconcertada.—No, está bien —murmuro con incomodidad—. Simplemente… no lo entiendo.Claro que lo entiendo, pero no quiero saber más. La situación me abruma. Quisiera salir de todo esto, contar mi verdad y que alguien me creyera. Quisiera que Cole y los demás despertaran de ese control mental. Quisiera ser libre, vivir mi propia vida sin remordimientos. ¿Por qué es tan difícil?Saber cuánto amaba Cole a Zara me hace sentir egoísta y mezquina, porque sé que él no actúa por voluntad propia. Pero también me ha herido con sus palabras y acciones,
POV: Cole HarringtonApenas salgo del baño, noto su ausencia. ¿Se ha ido? Su armario está entreabierto, y la ropa que llevaba antes yace sobre la cama, dejando claro que se ha marchado. Es evidente que no soporta mi presencia. Al principio pensé que solo fingía para llamar mi atención, pero con el tiempo entendí que algo en Zara había cambiado. Nadie se transforma de la noche a la mañana sin razón, y menos cuando, antes de la boda, parecía empeñada en mantenerme atrapado a su lado con tanto fervor.Sí, todo cambió desde ese día. El día de nuestra boda. ¿Pero por qué? ¿Viene, pone mi vida de cabeza y luego me desecha? ¿Así es como juega esa mald¡ta mujer?No debería importarme, pero lo hace. Por culpa de su capricho, he enfrentado más dificultades de las que puedo contar. No solo mi reputación está por los suelos, también la de mi familia. Y ahora, como si no fuera suficiente, han querido arrastrar a Felicity en el proceso. Todo esto es su culpa.Me termino de cambiar para volver con
De camino a esa dichosa clínica, no puedo evitar sentirme realmente mal. Aprieto el volante con fuerza, conteniendo la rabia y el remordimiento. No sé qué me pasó en ese momento. ¿Por qué lo hice? No quería pegarle, pero me salí de control. Ahora la culpa no deja de atormentarme. Me arrepiento tanto de haberlo hecho.Unos minutos después, me bajo del auto y entro en la clínica donde, supuestamente, Zara hizo los análisis. Vi en sus ojos dolor y determinación al mismo tiempo, lo que me hizo pensar que no estaba mintiendo. Pero estoy aquí para comprobarlo. No puedo confiar en ella a ciegas, ni siquiera debería permitirme dudar. Sin embargo, una parte de mí quiere creer que está diciendo la verdad.—Necesito ver al doctor Lemarchand —le digo a la recepcionista, sin saludos ni rodeos—. ¿Dónde puedo encontrarlo?—¿Tiene una cita con él? —pregunta, observándome con una expresión tranquila.—No, estoy aquí por una consulta urgente y privada —respondo tajante—. Es importante, por favor.Ella
POV: Zara Caldwell El pinchazo de dolor me sacude y aprieto los dientes. Me reviso la boca y noto que la mejilla interna tiene una abertura; cualquier cosa que toque la zona hace que arda horriblemente.La hinchazón apenas ha bajado, pero el enrojecimiento de la piel sigue viéndose mal. No puedo salir así, es demasiado notorio. Y no es solo el moretón rojo, sino el morado que aparecerá mañana.No me he levantado de la cama desde que Cole se fue. Lloré mucho, por rabia e impotencia. No quiero seguir con esto. No es mi responsabilidad lo que pase con esta gente, con Cole o con Felicity. ¿Por qué debería importarme? Zara está muerta, y yo simplemente podría largarme.La última gota que derramó el vaso fue que Cole me golpeara. Eso nunca se lo voy a perdonar, y me da igual si está bajo ese maldito embrujo. La lástima y la empatía que sentía se esfumaron por completo.Un mensaje ilumina la pantalla de mi celular. No quiero hablar con nadie. Todo ahora está ardiendo por el escándalo con Fe