—¿Qué me estás diciendo?El batido se me va por el camino equivocado y casi lo escupo por la nariz al escuchar lo que Iris acaba de soltar sobre mi nuevo jefe.—Lo siento, con tantas cosas en la cabeza ahora que volviste, se me pasó por completo —se rasca la nuca con frustración—. Dios, hay demasiados detalles que tengo que recordarte para que no metas la pata.—¡Pero este era el más importante!—Sí, sí, bueno. Pero ya está. El punto es que Evander y tú se odian a muerte, nunca te cayó bien —lo dice con tanta naturalidad que siento la bofetada en pleno rostro—. Son polos opuestos, ¿entiendes? Nunca te importó si era tu jefe o si debías tratarlo con respeto. Simplemente no lo soportabas.Me llevo una mano a la frente mientras la escucho.—Solo sigue actuando como antes. Eras despectiva y siempre le hacías comentarios ácidos. Él te ignoraba, y eso era lo que más te sacaba de quicio. Seguramente te mantuvo en la agencia solo porque eras su modelo estrella, pero lo volvías loco con tu act
POV: Cole Harrington —Escúchame, por favor, cielo… —le suplico, pero Felicity no deja de llorar. Su rostro está húmedo y crispado por la angustia—. Iba a decírtelo, pero no encontraba la manera. No quería herirte, menos ahora que tu cumpleaños está tan cerca.—O sea que… pensabas soltarme esta bomba después de hacerme creer que sería el mejor día de mi vida… —gimotea, frotándose las mejillas con torpeza—. Eres un idiota, Cole. Me lo prometiste…—No está en mis manos —me permite acercarme y la sujeto con firmeza de los hombros—. Créeme, tampoco lo sabía. Me enteré hace poco. Zara fue a hablar con mi abuelo y, para entonces, ya estaba todo decidido.Felicity se estremece, alejando la mirada.—Entonces… ¿qué pasa con nuestra bebé? ¿Será una bastarda a ojos de todos?—No digas eso —ruego desesperado, intentando acunar su rostro entre mis manos—. Voy a solucionarlo, solo confía en mí.—No te creo —su expresión es un puñal directo a mi pecho—. No te creo nada, Cole. Me mentiste. Tienes que
POV: Zara Caldwell El bastardo pesa una tonelada. Salgo de la tina sin preocuparme por mi desnudez, aprovechando que sigue inconsciente por razones que desconozco. Estoy demasiado aturdida para detenerme a pensar en el porqué de las cosas.Como puedo, lo saco del agua y lo arrastro por el suelo, poniendo a prueba las escasas fuerzas de este cuerpo agotado. De por sí ya me dolía todo por las prácticas, y ahora este grandulón me obliga a un esfuerzo doble.Me apresuro a cerrar la puerta con seguro. Si alguien lo ve inconsciente en mi habitación, asumirán que le hice algo y vendrán mis suegros y mi cuñada a destrozarme a insultos… o peor, a golpes. Aunque, en el fondo, una parte de mí quiere que lo descubran en mi cama y crean que pasó algo.Ajusto la toalla alrededor de mi cuerpo y continúo arrastrándolo hasta dejarlo sobre la alfombra. Me arrodillo a su lado y le doy suaves palmadas en las mejillas, intentando que reaccione.—Cole —susurro, golpeando un poco más fuerte —. Despierta, C
POV: Cole Harrington El dolor de cabeza ha desaparecido. Un aroma agradable envuelve mi nariz y me siento en las nubes. Las sábanas suaves rozan mi piel, y no quiero despertarme. Algo cálido está pegado a mi espalda.Palpo con la mano y me doy cuenta de que es un brazo rodeando mi cintura. Abro los ojos lentamente, pero todo es oscuridad. La habitación está en penumbras.Coco. Ese aroma es de coco, y solo una mujer en esta casa desprende ese embriagador olor. Mi mente se aclara, y cuando asimilo la situación, ya he saltado de la cama, casi tropezando con mis propios pies. Busco desesperado el interruptor y enciendo la luz.Me quedo paralizado en cuanto veo la melena negra de Zara sobre la almohada. Está en pijama, con el medio cuerpo apenas cubierto por la sábana. Duerme tranquila, relajada, pero me acerco solo para confirmar lo que temo.Tiene marcas en el cuello. Chupones enrojecidos.¿Eso lo he hecho yo? ¿Cuándo? ¿Cómo? Mi mente está en blanco. No recuerdo bien cómo llegué aquí ni
POV: Zara Caldwell Me entierro de cabeza en la almohada y suelto un grito ahogado de pura emoción. Los nervios siguen zumbando en mi cuerpo, pero la satisfacción de mi última mentira me envuelve como una manta calentita. Sí, soy una embustera de primera, ¿y qué? Esos imbéciles se lo merecen… y apenas estoy calentando motores.Me duele el estómago de tanto reírme. Solo recordar la cara de Felicity, con su expresión de pajarito herido, me llena de una placentera satisfacción. Y ni hablar de Cole. El muy idiota cree que no noté ese destello perverso en sus ojos cuando pensó que por segunda vez había estado con Zara.¿Y si me embarazo de otro y le encajo el hijo? Sería una jugada maestra.Otra carcajada escapa de mis labios ante la inmoralidad de la idea. Todos creen que me acosté con Cole, así que, si aparezco con un hijo, nadie se atrevería a cuestionarlo.Me levanto de la cama, eufórica, y llamo a Iris para contarle cada detalle. Su risa atraviesa el teléfono como una explosión y, ent
—¿Qué te pasó? —pregunta Iris en cuanto me ve aparecer en su casa, con la cara chupada del agotamiento y el alma a medio salir del cuerpo.Sin darle respuesta, me adentro y me dejo caer en su sofá con la dignidad de un cadáver, mientras ella me trae un vaso de agua.—Llegó visita a la mansión —murmuro, tomando el vaso como si fuera el último salvavidas en un naufragio—. Esa chica por poco no me deja venir. Me sacó el jugo con tanta energía que apenas pude seguirle el ritmo. Y ni hablar de las preguntas, parecía un interrogatorio del FBI.Iris apenas levanta la vista de su teléfono, teclea algo rápido y luego me mira.—¿De quién hablas?—De una tal Natalia, prima de Cole —respondo antes de beberme el agua de un solo trago—. Es encantadora, pero explosiva.—Oh, ¿Natalia? Ella es un amor —dice como si nada. Le lanzo una mirada mordaz—. Perdón por no avisarte, pero tengo demasiadas cosas en la cabeza. Además, Natalia solo viene en vacaciones a visitar a la familia. Siempre se ha llevado b
—¿Qué haces con eso? —espeto, acercándome aún más a la mustia—. ¿De dónde lo sacaste?—Es mío —responde, llevándose la mano al dije y ocultándolo como si fuera su posesión más preciada—. ¿También quieres quitármelo, Zara?—Eso no te pertenece —frunzo el ceño, sintiendo rabia. Algo dentro de mí grita que ese objeto es mío—. Dame eso, Felicity.Ella sonríe de una manera tan perturbadora que me revuelve el estómago. Sus ojos han perdido cualquier rastro de inocencia, su expresión... da miedo.Sin sostener esa panza que tanto protege, da un paso hacia mí, es escalofriante.—Deberías estar muerta —sus palabras me sacuden hasta los huesos—. ¿Por qué sigues viva, Zara? En este preciso momento, deberías estar ardiendo en el infierno.—¿Qué...? —me quedo congelada, el aire se atora en mi garganta.Sus pupilas se dilatan de manera antinatural, su piel está cubierta de un sudor frío y una vena late con furia en su cuello y sien. Sonríe de manera espeluznante, con los dientes tan apretados que el
POV: Cole Harrington Doy por terminada la junta directiva y regreso a mi oficina, agotado y más exhausto de lo normal. Mi mente no deja de divagar. Felicity sigue enojada conmigo, y su cumpleaños se acerca. Dudo que cualquier regalo sirva para contentarla. En realidad, ni siquiera espero su perdón. Algo así no se olvida fácilmente. Será difícil que vuelva a confiar en mí.Voy hasta mi licorera privada y me sirvo un trago, esperando que el alcohol alivie un poco la jaqueca que se instala en mi cabeza. Me dejo caer en la silla detrás de mi escritorio, mirando al vacío.Mis labios hormiguean. Otra vez. Todo este maldito día ha sido igual cada vez que pienso en ese beso. Todavía siento la presión de su boca, la textura de sus labios, el roce de su lengua. El fuerte aroma a coco que la envuelve. Cierro los ojos, tratando de recordar algo más de esa noche, alguna imagen de ella y yo en la cama, pero no encuentro nada más que un abismo de oscuridad.Miro hacia abajo y maldigo entre dientes.