14)

Me quedo un rato en blanco, mirando en la dirección por donde desapareció ese hombre. Me pregunto si la verdadera bendición de esta segunda oportunidad radica en lo que tengo o en el privilegio de ver de cerca semejante monumento… incluso sentir su presencia antes de que se esfumara de mi vista.

Salgo de mi ensimismamiento cuando una mano en mi hombro me hace dar un respingo. Me giro alarmada y me encuentro con Iris, quien me observa con curiosidad antes de alternar su mirada entre la dirección en la que veía y mi rostro aún acalorado.

—¿Dónde estabas? —le espeto, molesta—. ¡Te estuve buscando!

—Fui por unos cafés —responde, levantando los vasos con una sonrisa antes de ofrecerme uno—. ¿A quién mirabas con esa cara de boba?

—Me topé con un hombre guapísimo —suelto sin reservas—, pero era un gruñón.

—Por aquí te toparás con muchos de esos manjares —me guiña un ojo con picardía—. Pero ten cuidado cuando hables con alguien si yo no estoy. Recuerda que tienes amnesia, así que técnicamente
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