¿Será que Nikolai tendrá razon? ¡Descubrelo en el proximo capitulooo, no te lo pierdaaas!
Ahí, en el pasillo del calabozo, iluminado tenuemente por antorchas que proyectaban sombras en las paredes de piedra, Valdimir y Aelina se detuvieron. El Rey Lobo giró hacia Aelina, con sus ojos ámbar brillando con una intensidad que contrastaba con la suavidad de su gesto al acariciar el rostro de la joven. Sus dedos largos rozaron la piel suave de Aelina, trazando el contorno de su mejilla con una delicadeza inusitada para alguien de su naturaleza feroz y con la reputación que tenía…Aelina alzó su mirada, encontrándose con los ojos de Valdimir. Una sonrisa cálida se dibujó en sus labios, iluminando su rostro con un brillo que parecía desafiar la oscuridad que los rodeaba. Sin embargo, tras la fachada serena de Valdimir, una tormenta se desataba en su interior. Una voz insidiosa, fría como el hielo, susurraba en las profundidades de su mente lo que él en el fondo creía que era la verdad absoluta:«Nikolai no miente. Todos los que te rodean terminan muriendo. Ya te has visto a ti mism
Dentro del imponente salón del trono del reino de Kolgrim, la joven reina no podía evitar sentirse fuera de lugar, ya que era la primera vez que se encontraba sentada en el trono junto con Valdimir, eso le hacía recordar su posición de reina de los lobos, a pesar de todo. En ese instante, sus delicadas manos se entrelazaban nerviosamente sobre su regazo, mientras sus ojos vagaban por la sala, absorbiendo cada detalle como si quisiera grabarlo en su memoria. El roce de la tela de su vestido oscuro contra el frío metal del trono le provocaba escalofríos, recordándole constantemente que sentarse en un trono era mas profundo de lo que se veía a simple vista.De repente, las enormes puertas de roble se abrieron con un crujido solemne, y la figura de Erik se recortó contra la luz del pasillo. El corazón de Aelina dio un vuelco, y un nudo se formó en su estómago, tan apretado que por un momento le costó respirar. Sus ojos, ansiosos y algo nerviosos, se clavaron en el joven que avanzaba hacia
Luego de escuchar la orden del Rey Lobo, los ojos de Erik se abrieron desmesuradamente, sus pupilas dilatadas reflejaban el terror que lo invadía al ver alejarse a los guardias. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, erizando cada vello de su cuerpo. Sus manos, húmedas por el sudor frío, temblaban incontrolablemente mientras su mente ya se encargaba de mostrarle que quizás en ese instante recibiría una brutal golpiza que le daría el Rey Valdimir personalmente por algo que quizás hizo, pero que pasó por alto.Aelina, percibiendo la angustia del joven, giró sobre sus talones para enfrentar a Valdimir. Sus cejas se fruncieron profundamente, formando surcos en su frente. Sus ojos, usualmente cálidos, ahora brillaban con un fuego de reproche dirigido al imponente Rey Lobo.—Ya basta de aterrorizar al niño con tu aura, Valdimir —espetó Aelina, con su voz llena de frustración y desaprobación—. Míralo, está temblando como una hoja en otoño y su rostro está muy pálido. Parece un fantasma.Val
Los ojos de Aelina se dilataron por la sorpresa en el limbo temporal al ver que el muchacho se movía, ya que, esa nunca fue su intensión. Su respiración se contuvo, formando una nube de vapor frente a su rostro, como si el aire mismo se hubiera congelado. Observó, con una mezcla de asombro y temor, cómo Erik se incorporaba lentamente.El joven, como si se viera por primera vez, sacudió sus ropas gastadas y alzó la mirada. Sus ojos, antes nublados por el miedo, ahora brillaban con la tranquilidad y seriedad digna de un noble, incongruente con su aparente juventud y aspecto. Primero, su mirada se posó en Aelina, su madre, estudiando cada línea de su rostro como si quisiera grabarla en su memoria. Luego, con un movimiento deliberado, volvió su atención hacia Valdimir, su padre.El Rey y la Reina, sumidos en un silencio profundo, permanecían inmóviles. El brillo etéreo que los envolvía, producto de la magia temporal, contrastaba abruptamente con la apariencia normal de Erik. Era como si el
El silencio que siguió a las palabras de Erik cayó sobre la habitación como un hechizo poderoso, dejando a Valdimir y Aelina prácticamente petrificados. La magia del tiempo, que hasta ese momento los tenía en ese limbo de tiempo detenido, ahora parecía como si se hubiese extendido sobre ellos, transformándolos en estatuas vivientes, inmóviles por el asombro ante la revelación de que Irina seguía con vida.Sin embargo, fue el Rey Lobo quien primero logró liberarse de ese “encantamiento” de estupor. Sus ojos, habitualmente fríos y de mirada dura como el acero de su espada, se abrieron de par en par, revelando una vulnerabilidad que rara vez permitía aflorar. En ese instante, la máscara del implacable monarca se resquebrajó, dejando entrever al hombre lobo que se ocultaba tras su coraza de indiferencia y frialdad.La mente de Valdimir, siempre ágil y analítica, se convirtió en un torbellino de pensamientos y emociones encontradas. Si su hermana estaba viva en la línea temporal de Erik, si
Aquella simple sílaba, llena de un significado tan profundo, hacía que toda la situación que estaban atravesando cobrara una realidad tangible, tanto que era como si pudieran tocarla. Erik, aquel joven que había surgido de una línea temporal alterna, de repente, de forma simbólica, se transformaba ante sus ojos. Ya no era solo un visitante del futuro, sino la encarnación viva de un amor que trascendía el tiempo y el espacio. A pesar de la paradoja que representaban todos —Aelina, Valdimir y Erik—, un sentimiento cálido y reconfortante se extendió por el pecho de Aelina. Por un instante, las paredes del castillo parecieron difuminarse, y ella pudo vislumbrar el eco de una vida familiar que ella nunca había vivido, pero su otro yo, en otra línea temporal si, y ahora podía sentirlo… era una sensación extraña y gratificante al mismo tiempo.—¿Sí, padre...? —La voz de Erik surgió temblorosa, apenas en un susurro luego de escuchar que su padre lo llamara.Sin poderlo evitar, un nudo se formó
Cuando los sirvientes del palacio real se enteraron de los planes del rey Valdimir y la reina Aelina para cabalgar esa mañana, la noticia se propagó como fuego entre la paja seca, desatando un frenesí de actividad en los pasillos de piedra. Los criados se apresuraron a preparar los atuendos apropiados para la ocasión, con sus pasos escuchándose apresurados en los corredores mientras corrían de un lado a otro, ya que no era nada común que él rey decidiera de la nada ir a cabalgar a modo de paseo. Aelina, con tranquilidad aceptó las molestias que se estaban tomando los sirvientes que parecían más emocionados que ella misma.—Aquí tiene su alteza, este atuendo es para equitación —dijo el sirviente había puesto la ropa en su habitación.—Gracias… yo me encargo del resto, puedes retirarte —respondió Aelina con una sonrisa viendo como el sirviente se marchaba con un entusiasmo que ella no comprendía. Valdimir que estaba en el baño, salió y le dijo:—Todos se están dando cuenta de que te trat
Aelina, con sus ojos azulados como el mar en calma, observaba alternativamente a Valdimir y a Erik, con una sonrisa de asombro y revelación dibujándose lentamente en sus labios dijo lo que no dejaba de pasar por su mente:—Se parecen —musitó la joven reina, con su voz teñida de una mezcla de sorpresa y ternura—. No comprendo cómo es que hasta ahora me vengo a dar cuenta —añadió, más para sí misma que para los demás, mientras sus dedos jugueteaban distraídamente con un mechón de su cabello color azabache.Erik, cuya mirada reflejaba una sabiduría que intentaba disimular lo mejor que podía, respondió con una voz suave pero llena de significado:—Porque no te habías tomado tu tiempo para verme con tanto detalle, madre —dijo, exhalando un suspiro que parecía cargar el peso de un gran secreto.Los ojos de Erik, que eran una fusión perfecta de la ferocidad de Valdimir y la calidez de Aelina, se posaron primero en ella y luego en su padre. Una nostalgia inexplicable se apoderó de él, especial