Narra Adriana:
Termino mi delicioso desayuno con una sonrisa de satisfacción. No sabía que estaba tan hambrienta hasta que llegó el momento de comer. Tras una mañana de mucha actividad física, hemos venido a un pequeño restaurante de la costa, cerca de la cabaña que sirve delicias de todo tipo. Como no me decidía, terminé ordenando de todo un poco y no me arrepiento de nada. Panqueques, tocino, huevos revueltos, queso frito y un par de tostadas han sido mi menú, y Jeremiah ha pedido lo mismo. El camarero mi miro raro al principio, pero al ver mi plato vacío, solo negó con la cabeza.
—Debo admitir que nunca había visto comer así a una mujer — dice Jeremiah, riendo.
Tiene unas gafas de sol oscuras, un polo de cuello azul claro y unos pantalones cortos color kaki. Está más guapo que nunca, si es que eso fuera posible
Narra Adriana: Jeremiah me deja en la puerta de mi edificio el domingo por la tarde, luego de un fin de semana exquisito. Luego de la aventura en el esquí de agua, me llevó a un spa donde me miraron durante dos horas, mientras el trabajaba. El resto del domingo lo pasamos en la habitación, entre besos, caricias y mucha pasión.—¿Estás segura de que quieres quedarte? — me pregunta devorándome los labios en el auto.—Sí, mi madre me espera — susurro.—Hmm, tienes razón, pero no veo la hora de que vengas a vivir conmigo. Tenemos que poner fecha de boda.—Tranquilo, no hay prisa, ¿o sí? — pregunto sonriendo.—Será el mes que viene — concluye y yo me río.—Adiós.Me bajo sin esperar respuesta y subo a toda prisa hasta mi casa. Estoy ansiosa por ver a
Narra Jeremiah:Un lunes nunca me pareció tan ligero y liviano como el de hoy, donde, a pesar de todo el estrés y presión de la oficina, me siento como en una nube, con un estado de ánimo imposible de arruinar. A penas son las nueve y cuarto de la mañana, llevo media hora en la oficina y ya me han dado varias malas noticias: que si el pedido de los enlatados marca Gautier no ha llegado, que la declaración de impuestos que debió hacerse hace dos días tuvo un error y encima, uno de nuestros camiones distribuidores ha sufrido un accidente en la autopista, perdiendo una carga de casi ochenta mil dólares en productos, por suerte sin pérdidas humanas ni ningún herido.—Tremenda mañana, ¿no, Teresa? — le pregunto a mi asistente con una sonrisa.Está de pie junto a la puerta, con su acostumbrado traje gris. Me mira por encima de sus len
Narra Jeremiah: Miro mi reloj, nervioso, puesto que son las cuatro y quince y no hay rastros de Adriana por ningún lado. Habíamos quedado en vernos en la oficina de Emma a las cuatro en punto. Me ofrecí a recogerla, como de costumbre, pero la muy testaruda se ha negado, insistiendo en venir en su auto. Siendo ella tan autoritaria, no hubo manera de hacerle cambiar de opinión, así que no me ha quedado de otra que ceder, a pesar de que me gusta llevarla a todas partes, no solo por su seguridad, si no por el placer de su compañía. Sin embargo, quince minutos tarde es demasiado tiempo y más para mí que odio llegar tarde, así que decido llamarla para saber de su paradero. No me he decidido a entrar, porque no quiero tener que enfrentar todo eso solo. El tema de la boda sigue dándome grima, pero debo guardar las apariencias. El primero que está impaciente en saber la fecha es mi abuelo, así que necesito ponerle un día hoy sin falta. Marco su núme
Narra Adriana: Luego del comentario de Jeremiah, Emma está extremadamente servicial, atenta y colaboradora. No es que no lo fuera antes, por el contrario, estoy agradecida por su diligencia en nuestra fiesta de compromiso, sin embargo, su interés en si estoy embarazada o no, fue algo que no esperaba porque no le he dado la confianza para ello y más aún me incomodó que me viera con esos ojos, de que solamente por eso Jeremiah se casaría conmigo. Por suerte, él mismo se encargó de ponerla en su lugar, porque de haber sido yo, no estaríamos tan tranquilas charlando como lo estamos haciendo. Ahora bien, entiendo perfectamente su punto, una boda no es nada sencillo, y menos cuando se trata de un evento tan reconocido, esperado y comentado como lo es la boda del nieto del dueño de los supermercados más famosos del estado.—Aquí tengo la lista de pendientes que
Narra Jeremiah: —Bien, el pastel está listo. Creo que la opción de dulce de leche con crema chantillí es la mejor de todas. Las rosas blancas con las azucenas azules quedan perfectas y hacen un hermoso contraste con el color que hemos escogido —Adriana tacha con un resaltador ambas cosas de la lista que le ha dado Emma — Creo que eso es todo por hoy, ya podemo ir a casa.—Me parece bien. Además, algo debe hacer ella. Para eso le pagamos — corroboro, conduciendo por la ciudad.—Sí, y en mi opinión esto es demasiado. Quizás debimos escapar al juez civil y tramitar el proceso de una buena vez. De todos modos, es una boda falsa.—Pero la gente no tiene porqué saberlo. Se supone que debemos proyectar que estamos enamorados y eso es lo que la gente hace.—Sí, supongo — murmura no muy convencida &mda
Narra Adriana: No hay nada como el olor a nuevo, esa sensación de felicidad que uno adquiere cuando compra algo por primera vez y sabe que es el primero en usarlo. Así me siento hoy: pletórica con mi auto nuevo. Nunca creí que tendría la oportunidad de tener un auto de esta gama. El que hemos escogido es un Volvo V-cuarenta. Es color azul y me encanta. Nada que ver con mi viejo auto que apenas y pasaba de cuarenta millas por hora.—¿Te gusta? — me pregunta Jeremiah, viéndome desde afuera.—¿Te atreves a preguntar? ¡Me encanta! Es genial. Gracias de verdad — lo miro y él me sonríe.—Regreso en breve. Voy a llenar los documentos. No te vayas a ir — me amenaza a modo de chiste, aunque ganas no me faltan.Sé que este auto, al igual que todo lo que me ha dado, como la ropa y demás, son cosas que, llegad
Narra Adriana: Me voy a casar. Nunca la idea se había vuelto tan real como hasta este momento. Siempre creí que sería un día único en el que me sentiría la mujer más feliz de la tierra, sin embargo, las emociones que tengo son encontradas, y ninguna de ella se acerca a la felicidad. La culpa, la incertidumbre y el miedo sí son claras, pero el gozo y júbilo no forma parte de ellas. Me miro en el espejo, vestida de blanco y un pensamiento me grita que soy indigna, porque de pureza me queda poca cosa. Mi madre a mi lado me mira orgullosa, viéndome en la prueba del vestido y su rostro de alegría me hace sentir más culpable aún, si es que fuera posible.Todo este mes ha pasado demasiado rápido y Emma tenía razón, treinta días es muy poco tiempo. Ella se ha encargado de la mayoría de los detalles de decoración y log&i
Narra Adriana: Si los lunes son difíciles, los viernes son intensos en las escuelas. Generalmente los niños están eufóricos por el fin de semana que se aproxima y es difícil conseguir que se concentren en los deberes, todo el mundo pendiente a que el reloj marque las tres. En lo personal, yo estoy mucho más nerviosa que ellos, porque, al salir de aquí no me iré de copas ni a ver una película. Inmediatamente termine, debo ir a casa a tomar mi maleta y, junto a mi madre, salir disparada hacia la finca de mi prometido. Estos días han sido tan caóticos que apenas y hemos hablado un poco por teléfono, lo que ha hecho que, inconscientemente, me encuentre anhelante, deseosa por verle.Cuando el timbre anuncia el cierre del día, me levanto de mi escritorio a toda prisa y comienzo a ayudar a los pequeños a recoger sus cosas. El pequeño Ian es el m&