«Mi hija Carlota siempre ha sido la luz de mi vida», comenzó. «Desde el momento en que nació, trajo alegría a nuestro hogar y llenó cada día de risas, de amor, después de tener tres hijos varones ella fue la princesita que nos enloqueció a todos, me hizo aprender a tejer trenzas, a sentarme en una m
—¿Y tú piensas mantener esta promesa? —preguntó el sacerdote.Carlotta asintió —Si pienso mantenerla para siempre.Luego le correspondió el turno a Sandro.«Cuando te conocí, no quería que nadie se me acercara debido a que me sentía molesto con la vida, porque permitió que lo perdiera todo en ese ac
El cálido sol de mayo iluminaba a los recién casados, mientras caminaban por el muelle tomado de las manos. La idea de celebrar la luna de miel en Grecia había sido de Carlotta, pero Sandro estaba muy entusiasmado con esa idea, pues a lo largo de su carrera había viajado más de lo que se hubiera ima
Sandro comenzó a abrazarla y a besarla, cuando sintió que ella se había relajado, la giró sobre su estómago y se subió encima de ella y comenzó a penetrarla de nuevo, sin dejar de acariciarla hasta que él se derramó dentro de ella y ambos gritaron el nombre del otro. Después se fundieron en un tier
―Te amo Carlotta, eres el amor de mi vida ―pronunció besándola en la coronilla. ―Yo te amo más esposo ―respondió ella con un suspiro. ―¿Y a mí? ¿Nadie me dirá que me ama más? ―ambos padres sonrieron. ―Claro que si princesa, eres el amor de nuestras vidas ―dijeron al unísono. ―Así me gusta… estab
Sinopsis Sandra Hamilton Ferrari, siempre ha sido la chica más consentida por ambas ramas de su familia, ha crecido amando la velocidad, las carreras, los autos, sin embargo, su padre se niega a dejarla entrar en el mundo de las carreras, porque por ser mujer le parece delicada, sin embargo, a pesa
Antes de llegar a la puerta, el hombre la sostuvo agarrándola con fuerza de la mano.—¿Cómo te atreves? ¡Tú una mujer a hablarme de esa manera! —gritó con una ira muy fuerte.—¡¿Mujer?! —preguntó como si no entendiera que eso significaba.—Sí ¡Mujer! ¿No es eso lo que eres? —interrogó el hombre.—Si
***** Stephano no podía estar más furioso, tomó su celular y llamó a su amigo Adolfo.—Necesito que vengas a buscarme —pidió con irritación, dándole la dirección.“¿Sucede algo?” interrogó el otro preocupado.—Sí, una idiota me puyó los ojos, no puedo ver.Al otro lado de la línea se escuchó una ca