Jennifer.Ayer mi hermana obtuvo un corazón saludable, fuerte y listo para ser utilizado. Fue una operación bastante riesgosa, sin embargo, todo salió a la perfección por fortuna. Ahora, un poco cansada y adolorida por haber dormido en un sillón toda la noche, espero pacientemente que los doctores me comuniquen más acerca de Lizzi, pues lo último que supe fue que está en cuidados intensivos, a medida de rutina luego de una operación como aquella y luego estará en una habitación privada.Con café en mano espero pacientemente mientras me muerdo un poco las uñas, noticias del doctor, pero este no se aparece por ningún lado. Camino por aquí y por allá mientras los familiares de otros pacientes me miran desconcertados, pues mi nerviosismo, evidentemente los coloca nerviosos a ellos. Sé que no puedo ver a Lizzi en este momento, que muy seguramente está sedada, pero me gustaría verla siquiera desde lejos, saber desde mis propios ojos que mi pequeña hermana está sana y salva.Mientras bebo má
En cuanto se aleja de mí y comienza a charlar con un hombre como si nada, como si no hubiera dicho tal afirmación hace unos segundos, siento una vocecita en mi cabeza que me dice te lo dije. Sí, esa que todo el día me estuvo diciendo que no viniera, era un presagio y yo lo ignoré. Noto que Alexander ignora las palabras de todos y se acerca directamente a mí, me toma del brazo y me guía hacia al jardín, todo esto ante la vista burlona de Max.En cuanto nos hemos alejado del bullicio, Alexander me suelta delicadamente y me observa antes de hablar. Yo sin embargo siento el pasto seco en mis pies.—¡¿Qué carajos haces aquí?! —espete con evidente enfado en su voz.—Yo no sabía que estarías aquí —susurro. De repente estoy demasiado cansada como para discutir.—Sí, pero te pregunté por qué estás aquí.—¿Debo pedirte permiso? —le pregunto. Él frunce el ceño.—Creí que no querías hacerte, me refiero a acostarte con alguien por plata. Me lo dijiste, eso me diste a entender, sin embargo, estás a
Alexander me toma desprevenida, toma mi trasero entre sus manos de nuevo y me carga. En esa posición recorremos el pasillo un par de puertas hasta llegar a la última, la que mencionó. Con su espalda abre la puerta y luego me deja sobre el suelo. Me planta un beso en la frente que me sorprende, sin embargo, le regalo una sonrisa. Decido desnudarme frente a él ante su atenta mirada. Él hace lo mismo y juntos nos dirigimos al baño. En este momento me pierdo los detalles de la construcción de la habitación pues estoy concentrada en la sonrisa del hombre frente a mí, en su cuerpo muy bien trabajado y en sus ojos lujuriosos sobre mi cuerpo. Alex enciende la ducha, toma mi mano y me lleva hasta él para que el agua caiga sobre ambos.—Eres la mejor más hermosa que he visto en toda mi vida —dice sobre mis labios. No puedo evitar sonreír como quinceañera enamorada, él lo nota y hace lo mismo—. Quiero que sepas que eso que dije… eso que escuchaste.—No me importa —él se sorprende en cuanto lo in
Alex.Anoche ha sido una de mis mejores noches. Me sentía como un puto quinceañero en cuanto la invité a casa, como cuando tenía precisamente quince años y dormí con la primera chica en mi vida. Mis padres se habían ido de viaje como era costumbre y decidí invitarla. Recuerdo que era la hija de una amiga del club de campo de mi madre, nos conocimos allí y me gustó de inmediato, tenía la misma edad mía, pero se veía mayor, tenía culo y tetas de una mujer, de inmediato me la quise coger y así pasó. Así pasó, estaba nervioso, estaba prácticamente temblando, pero ella me hizo enloquecer pues no era virgen, sabía lo que hacía. Lo último que sube de ella es que casó con un hombre mucho mayo que nada en billetes.El caso es que anoche me sentí el Alexander de aquel día cuando tuve mi primer polvo, pero lo que realmente me enloqueció fue que ella tuviera la iniciativa, sí, yo di el primer beso, pero ella dio la orden. Me deseaba tanto como yo a ella y me lo demostró muy bien.Admito que no me
Jennifer.Me dolió y no sé por qué. Tal vez no fue que me haya dicho ingenua, tal vez fue el hecho de que no le interesa una relación conmigo ya que salta a la vista. Alex solo quiere cogerme al igual que Max, aunque el primero tal vez no se capaz de asesinarme, no obstante, lo pongo en duda ya que toda su vida ha estado rodeado de mafiosos, droga, alcohol y sexo; no es una bonita mezcla. El hecho de que en la mañana me haya dado el sobre luego de estar toda la noche con él y ahora me diga ingenua sobre porque toda mi vida he querido ser amada y deseada por un hombre que quiera más que eso, bueno, eso me demuestra sus verdaderos sentimientos. Me siento patética y humillada y es muy común últimamente cuando estoy con él, pero a pesar de eso, ahora mismo más que indignada estoy enojada, conmigo, con él, con Max, con todos.Salgo de la casa encontrándome a Nate coordinando lo que parece ser los puestos de vigilancia a varios hombres.—Nate —lo llamo, él se gira.—¿Si, señorita?—Llévame
Después de quedarme un poco de tiempo más en la clínica, decido salir de ella, encontrándome con la noche sobre mí, lo que implica que el club ya debe estar abierto. Tomo el primer taxi que veo y le indico que me lleve hasta él, ignorando la cara de sorpresa del conductor. Después de un par de minutos llego hasta el club que hoy está a reventar, me dejan pasar sin pagar nada o hacer una fila pues técnicamente trabajo aquí, atravieso todo el lugar donde las chicas bailan prácticamente desnudas sobre los escenarios y la música está a reventar.Me estoy acercando a la oficina de Amanda cuando veo varios hombres de los que vigilan mi casa; hombres de Max así que me oculto para no ser vista. Los hombres vigilan la puerta de la oficina lo que me dice que su jefe está adentro hablando con Amanda. Después de varios minutos noto que la puerta se abre, de allí una sonriente Amanda sale de la oficina seguida de Max, se despiden de dos besos en la mejilla y el hombre se aleja por el pasillo VIP s
Alex. Golpeo fuertemente la pared más cercana que tengo, tengo tanta ira dentro de mí que no sé cómo sacarla. Ella cierra la puerta como si estuviera asustada así que es momento de irme. Comienzo a caminar por los pasillos angostos de este lugar, bajo las escaleras y llego a la salida con los pasos de Nate y Roger tras de mí. Cruzamos la calle y el primero abre la puerta de mi auto, me subo para que pueda cerrarla, Roger se sube en el asiento del piloto y Nate junto a él. Mi puño no duele, tal vez sea la adrenalina combinada con la ira, pero sé que mañana dolerá. No estoy enojado con ella, no estoy enojado por el beso, al menos no tanto cómo pensé, solo fue un beso y la conozco lo suficiente para saber que fue un momento de debilidad, que se sentía sola… realmente estoy enojado conmigo mismo porque debido a mis actitudes de hijo de puta ella se siente de esa forma. Se acabó, Alex, fueron sus palabras y me dolieron como una puta bala en el corazón. Estoy tan asustado de la idea del am
Jennifer.Bajo del taxi mientras tomo la mano de Priscila, esta intenta llevar en su mano libre la pequeña bolsa con el regalo de cumpleaños para Lizzi mientras que yo lucho con la torta y los globos. Ambas cruzamos la calle y entramos a la clínica.—Priscila cariño, deberé soltar tu mano porque de lo contrario dejaré caer la torta, pero no te separes de mí, ¿okey?—Okey —susurra con esa voz dulce que tiene mientras entramos al ascensor.Fue muy tierno cuando al abrir la puerta en la mañana, encontré a Priscila y a su madre detrás de ella, su madre debía trabajar, pero me pidió encarecidamente que llevara a su pequeña a ver a Lizzi, de inmediato dije que sí porque sé que a Lizzi le encantaría.Hace algunos días despertó del todo, se sentía muy bien y todos sus exámenes salieron excelente así que la trasladaron a una habitación enorme, casi tan grande como nuestro departamento, con aire acondicionado y una pantalla de televisión inmensa, tiene vista a la calle y es de lo más de cómoda,